Multa por voto obligatorio: gobierno reabre debate por sufragio de extranjeros y oficialismo intenta frenar reforma
Si bien hay una opinión mayoritaria en el Congreso para sancionar al elector que no vote, existe un debate detrás respecto de si la obligatoriedad debiera aplicarse a los migrantes, que -aunque no estén nacionalizados- son incluidos forzadamente en los padrones electorales cuando tienen 5 años de avecindamiento.
Al inicio de la sesión de este martes, antes de que empezara el debate, el senador Juan Ignacio Latorre (Frente Amplio) pidió la palabra para pedir una segunda discusión de proyecto de ley, impulsado por senadores de oposición, que fija una multa de 0,5 a 5 UTM (desde 32 mil a 325 mil pesos, aproximadamente) a los electores que no sufraguen en elecciones generales (presidenciales, parlamentarias, regionales y municipales).
La jugada de Latorre, respaldada por el gobierno y gran parte del oficialismo, buscaba ganar tiempo para que la iniciativa que tendría un impacto electoral en los próximos comicios no se votara este martes.
En respuesta, la jefa de bancada de la UDI, Luz Ebensperger, pidió que el proyecto se votara este miércoles. Sin embargo, a continuación la jefa de los senadores comunistas, Claudia Pascual, solicitó que la tabla de este proyecto se viera en la reunión de comités del próximo lunes, lo que obligaría a postergar su discusión al menos una semana más.
Finalmente, al no haber acuerdo, el día de votación de esta reforma quedó en suspenso.
El tira y afloja tenía un trasfondo: el temor que existe en el oficialismo por el efecto del voto de extranjeros, en especial venezolanos, que -en teoría- son críticos de la izquierda.
Si bien hay una opinión en mayoritaria en el Congreso de fijar una sanción pecuniaria para reforzar el carácter obligatorio del voto -ya consagrado en la Constitución-, existe un debate detrás respecto de si la obligatoriedad debiera aplicarse a los migrantes residentes, que son incluidos forzadamente en los padrones electorales cuando tienen 5 años de avecindamiento y sin necesidad de estar nacionalizados,
Inscripción automática
La razón de ese fenómeno responde a una norma de origen de la Constitución del 80 que le concedía el voto a los extranjeros, esencialmente europeos, que vivían en Chile hace muchos años, pero que nunca se nacionalizaron para no perder su nacionalidad de origen.
El problema es que con la inscripción automática, que además instauró, entre 2012 y 2024, el voto voluntario, todos esos extranjeros fueron incluidos en el registro electoral sin consultar su voluntad. No obstante, una vez que el Congreso decidió volver al sufragio obligatorio, no se modificó el carácter automático de la inscripción electoral.
Hasta antes de 2012, la incorporación a los registros electorales siempre fue voluntaria. Hoy, en la práctica, existe una doble obligatoriedad (al quedar inscritos automáticamente en el padrón y luego para votar), que se extiende a chilenos y extranjeros.
Nacionalización
El efecto de esta reforma, que es impulsada esencialmente por la derecha, fue planteado nuevamente por el ministro secretario general de la Presidencia, Álvaro Elizalde (PS), quien la sala del Senado, planteó que el debate del voto de extranjeros no está zanjado.
“Chile de un debate respecto al voto obligatorio... Lo que corresponde es que el marco regulatorio legal resuelva y consagre la obligatoriedad del voto. Pero sí creemos que Chile no ha dado el debate respecto del voto de los extranjeros”, dijo.
“La regla general es que los extranjeros no votan en los países donde viven. En los países donde se autoriza el voto de los extranjeros, la regla general o mayoritaria es que pueden participar solo en elecciones municipales y regionales. Y donde pueden participar en elecciones de jefe de Estado y jefes de gobierno, no existe inscripción automática, tienen que inscribirse, el tiempo de avecindamiento o residencia tiene que ser mayor y no existe sanción en caso de incumplimiento”, comentó.
Elizalde agregó que “debe darse un debate en profundidad sobre el voto de los extranjeros... Imaginemos el día mañana una ola migratoria de un país vecino. 500 mil, un millón. Y a los 5 años van a estar definiendo una eventual segunda vuelta en la elección presidencial”.
“Si una persona quiere formar parte de una comunidad política y, por tanto, participar de esa comunidad política, por regla general, no basta la residencia. Ese trámite se llama nacionalización”, concluyó.
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