Oficialismo dividido y una oposición atrincherada: la ardua tarea de Elizalde para revertir la mala racha del gobierno en el Congreso
En la oposición, además, ya comienzan a levantar críticas a la gestión del titular de la Segpres, quien desde que asumió aún no se reúne con los diputados de la UDI ni del Partido Republicano ni con los senadores de RN.
Al igual que la selección chilena de Eduardo Berizzo, el gobierno ha tenido pocas oportunidades para abrazarse en las últimas semanas en materia de logros legislativos en el Congreso.
En el oficialismo y en la oposición coinciden que desde los triunfos que se anotó el ministro secretario general de la Presidencia, Álvaro Elizalde (PS), en julio pasado, con la elección del diputado DC Ricardo Cifuentes en la presidencia de la Cámara y el rechazo de la acusación constitucional al entonces titular de Educación, Marco Antonio Ávila, el Ejecutivo no ha vuelto tener victorias emblemáticas en el Parlamento.
Por el contrario, la oposición le propinó una derrota sentida a La Moneda con las modificaciones introducidas a la Ley de Usurpaciones, que el gobierno ya anunció que presentará un veto para intentar corregir el proyecto.
A ello se han sumando otros infortunios de carácter más simbólico que ha sufrido el oficialismo con resoluciones de la Cámara, que no tienen mayor efecto más que cuestionar o incomodar al Ejecutivo, como la solicitud de renuncia del entonces ministro Giorgio Jackson o la reivindicación de la declaración de los diputados de 1973 que antecedió al Golpe de Estado. En estos últimos puntos, la política del ministro Elizalde ha sido no desgastarse en negociaciones para intentar ganar declaraciones que no son vinculantes ni tienen consecuencias legales.
Sin embargo, desde el Ministerio Secretaría General de la Presidencia rebaten el pesimismo argumentando que desde agosto se han despachado más de 20 iniciativas legales, en su mayoría de la agenda de seguridad, que fue asumida como una de las prioridades del trabajo legislativo.
El problema es que los mismos proyectos de seguridad también han terminado generando costos políticos para La Moneda. De partida, la Ley de Usurpaciones (que endurece medidas contra las tomas de propiedades), además de no haber alcanzado una redacción óptima para el Ejecutivo, quebró a alianza gubernamental. De hecho, al final las bancadas del PC y el Frente Amplio rechazaron algunas enmiendas del propio Ministerio del Interior y de la Segpres que buscaban atenuar el texto.
No obstante, a pesar de que la agenda de seguridad está tensionando fuertemente a los dos almas del oficialismo, se mantiene como uno de los puntales del trabajo de la ministra del Interior, Carolina Tohá (PPD), y Elizalde, cuyas carteras son las responsables de monitorear y empujar su avance.
Hasta esta semana ya se había completado la tramitación de 14 de las 31 iniciativas priorizadas en un acuerdo suscrito el 14 de abril entre el gobierno y el Congreso. En todo caso, aún falta por resolver los temas más conflictivos para el oficialismo como la penalización del porte de combustible, la nuevas reglas de uso de la fuerza, el sistema de protección de víctimas y el mismo proyecto que crea el Ministerio de Seguridad Pública.
Fuera de esa agenda, las dudas sólo se acrecientan. La reforma de pensiones y la reactivación del debate tributario (nuevo pacto fiscal), en el propio gobierno creen que serán discusiones que continuarán el próximo año. En ambas materias, Elizalde tiene la misión de apoyar las negociaciones que llevan la ministra del Trabajo, Jeannette Jara (PC), y el jefe de Hacienda, Mario Marcel (indep. PS).
“Hace un mes y medio que no tenemos contacto con el gobierno respecto de la agenda de pensiones. El gobierno dio por cerrado el diálogo de las mesas técnicas, sin ninguna conclusión”, comenta el diputado Frank Sauerbaum, jefe de bancada de RN e integrante de la Comisión de Trabajo.
Un camino un poco más despejado podría tener para La Moneda para la agenda de DD.HH. recientemente anunciada por Elizalde y el ministro de Justicia, Luis Cordero (indep.), que tiene como foco principal apoyar el Plan de Búsqueda para casos de detenidos desaparecidos. Desde la oposición adelantan que no tiene reparos de fondos esos proyectos o indicaciones que presente el Ejecutivo.
El clima político que dejó la conmemoración del 50 años del Golpe es otro factor que podría pesar en las gestiones de Elizalde para tratar de recomponer el diálogo. La polarización y el quiebre entre oficialismo y oposición ha sido reconocida por los dirigentes opositores, que han optado por atrincherarse en sus posiciones.
Ese ambiente era incluso más notorio, a juicio de algunos legisladores, ya que al día siguiente del 11 de septiembre, el gobierno no tenía una agenda sustantiva para cambiar inmediatamente el tema de conversación de la clase política. De hecho, las iniciativas más importantes recién se reactivarán tras el receso por las fiestas patrias.
Desde la bancada UDI cuestionan que La Moneda sigue sin poner dinamismo al trabajo legislativo. Tras el rechazo de la reforma tributaria en marzo de este año y el período en que el gobierno divagó si presentaba su insistencia a través del Senado, se perdieron varios meses, comentan en el gremialismo.
En la oposición, además, ya comienzan a levantar críticas a la gestión de Elizalde, quien desde que asumió aún no se reúne con los diputados de la UDI ni del Partido Republicano ni con los senadores de RN.
Solo hubo un almuerzo protocolar con los senadores de la UDI y una cita en La Moneda con algunos diputados de Renovación el primero de agosto.
Desde la Segpres sostienen que el ministro optó por esperar que bajara la crispación política por los 50 años para reanudar sus contactos.
“No he tenido ninguna conversación con el ministro Elizalde por reformas. Yo no sé con quién conversa él. Soy el jefe de bancada y no conversado temas legislativos en el último tiempo”, comenta Sauerbaum, quien participó en todo caso en la reunión en La Moneda donde 10 legisladores de RN le presentaron al ministro un paquete de propuestas en materia de probidad y transparencia.
“Hasta ahora las conversaciones con el ministro Elizalde han sido escasas o nulas, al menos en lo que conocemos oficialmente como bancada. Creo que ha sido la tónica de este gobierno de querer imponer visiones, más que dialogar y escuchar”, señala la subjefa de bancada de diputados de la UDI, Flor Weisse.
El diputado y vicepresidente del PS, Leonardo Soto, defiende a Elizalde y le endosa a la oposición la responsabilidad de frenar la agenda legislativa. “Sin duda la agenda ha avanzado en cámara lenta y muchas veces ha estado detenida por la estrategia de bloqueo de la oposición… Estamos hoy en el peor de los mundos en materia legislativa. Estamos saliendo de un momento de mucha polarización, sin tener caminos claro si vamos a contar con la oposición para las reformas. El ministro Elizalde tiene un enorme desafío, ya que todos los puentes que había construido durante el mes de septiembre fueron destruidos por la polarización. Va a costar mucho diálogo”, dijo Soto.
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