Piñera versus Boric: Una historia marcada por desencuentros y tensiones
Desde que era dirigente estudiantil hasta convertido en candidato presidencial, el tono duro que el diputado tuvo hacia el Mandatario se mantuvo casi intacto. Solo en contadas ocasiones, hubo entre ambos algunos puntos de encuentro, los más recordados: la Comisión de Infancia y el Acuerdo por la Nueva Constitución.
La relación es diametralmente opuesta, no solo por las ideas que a lo largo de los años han defendido, sino también por la cantidad de veces que se han referido el uno al otro.
Desde que Gabriel Boric (Apruebo Dignidad) entró en la escena pública, en diciembre de 2011, tras imponerse a la ahora diputada Camila Vallejo en la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh), son cientos las declaraciones que el mandatario electo ha realizado para marcar contrapuntos con el Presidente Sebastián Piñera. En cambio, con una trayectoria política de décadas y dos veces como líder de gobierno, el Jefe de Estado solo se ha referido en contadas ocasiones al diputado.
De hecho, cuando Boric y José Antonio Kast (Frente Social Cristiano) ganaron su paso al balotaje, Piñera no mencionó a ninguno de los abanderados, sino que expresó un mensaje amplio, llamando a “la moderación”. “Quiero pedirles sentidamente, desde el fondo del alma, y con mi experiencia como Presidente de Chile, que busquen siempre los caminos de la paz y no de la violencia, los caminos de la unidad y no de la división, los caminos del diálogo y no la descalificación, los caminos de la responsabilidad y no del populismo, los caminos de la verdad y no de los engaños, los caminos de la moderación y no de la polarización”, dijo el Presidente la noche del 21 de noviembre, desde el Palacio de La Moneda.
Y aunque sin pronunciar su nombre, el tema de la violencia ha sido uno de los ejes que el Mandatario ha remarcado en varios de sus emplazamientos al grupo de dirigentes estudiantiles opositores a su gobierno, en particular, debido a los desórdenes que varias manifestaciones han dejado como consecuencia en distintas ocasiones en el país.
Así, por ejemplo, en agosto de 2012, tras una marcha estudiantil que terminó con disturbios y tres buses del Transantiago quemados, Piñera calificó como “delincuentes” a los autores de estos hechos. “Hay enemigos poderosos enfrente: los delincuentes, los que ponen bombas, los que incendian las casas, los encapuchados, los que incendian buses, los que atentan contra nuestros niños. Pero, además, nunca faltan los que están siempre disponibles para defenderlos o justificarlos”, acusó en esa oportunidad.
La respuesta de Boric vino a través de Twitter, donde afirmó que la violencia es consecuencia de la “exclusión social y cerrazón de la política” y que la “intransigencia y visión cortoplacista del gobierno genera indignación en estudiantes y la ciudadanía”.
En enero de 2013, ambos protagonizaron un áspero cara a cara. En medio de una visita de Piñera a Punta Arenas, antes de un viaje a la Antártica, el Presidente ingresaba al Teatro Municipal de Punta Arenas cuando sorpresivamente se encontró con Boric, quien acusó a su gobierno de seguir “defendiendo instituciones” que lucran, “como la Universidad del Mar”. “Este es el primer gobierno en hacer cumplir la ley”, respondió Piñera, y le enrostró al expresidente de la FECh que “las decisiones en un país democrático no se toman en las calles”.
Más allá de ese tenso momento, en los últimos meses, no ha sido Piñera sino que sus ministros y subsecretarios quienes han enrostrado a Boric que algunas de sus acciones, iniciativas y planteamientos son contrarios a los llamados a la paz y el orden público. En particular, por su respaldo al indulto a las personas acusadas de ilícitos en el marco de las manifestaciones tras el estallido social.
Uno de los casos más recordados se dio el 28 de octubre de 2020, cuando Boric y sus compañeros de Convergencia Social (CS) Gonzalo Winter, Gael Yeomans y Diego Ibáñez ingresaron a la Cámara un proyecto de resolución para pedirle al Presidente que desistiera de las querellas sobre posibles delitos atribuibles a la Ley de Seguridad del Estado, por hechos ocurridos durante las manifestaciones del 18 de octubre de 2019. Además, el documento planteaba la creación de una comisión que trabajara en una ley de indulto general a quienes denominan “presos políticos”.
La respuesta del gobierno vino por parte del subsecretario del Interior, Juan Francisco Galli, quien argumentó que “los hechos de violencia ocurridos con posterioridad al 18 de octubre son graves y condenables. Nuestra legislación penal establece una sanción y lo que corresponde es que se investigue y, si se determina responsabilidad, que sean sancionados conforme a la ley”. En ese sentido, Galli remarcó que “establecer indultos que parecieran dar la señal de que esas conductas son perdonables o deberían no ser sancionadas, creo que son señales equivocadas y parecen validar la violencia que vivimos en esa época”.
Las diferencias por la agenda estudiantil
Los cruces entre Boric y Piñera comenzaron ante la expectativa de la segunda cuenta pública del Jefe de Estado, en mayo de 2012, cuando el joven dirigente estudiantil -entonces de 26 años-, junto a su par de la FEUC, Noam Titelman, y la vicepresidenta de la FECh, Camila Vallejo, presionaban en el Congreso y con giras a regiones por la agenda estudiantil.
Los dirigentes centraban sus propuestas en cuatro ejes: financiamiento, calidad, acceso y democratización. La principal “bandera de lucha” en ese entonces era el “fin al lucro” y una mayor regulación del sector privado, cuando el caso de la Universidad del Mar comenzaba a escalar.
Pero, a diferencia de los dos años anteriores, el 21 de mayo de 2012 el Presidente Piñera no hizo nuevos anuncios en materia educacional, sino que dedicó varios minutos de su discurso para dar cuenta de los proyectos y logros alcanzados por su administración, entre los que destacó el aumento en la inversión pública.
Y mientras en las afueras del Congreso, los líderes del movimiento estudiantil encabezaban manifestaciones en contra del Mandatario, Piñera dijo: “Valoro a los jóvenes idealistas y rebeldes que quieren construir un mundo mejor que el que heredaron de sus padres. Pero deben recordar que también tienen deberes”.
Tras la cuenta pública, el entonces timonel de la FECh expresó su disconformidad, asegurando que existía una “dicotomía” entre lo que piden los estudiantes y lo que propone el Ejecutivo. En esa línea, sostuvo que “nosotros queremos que la educación se entienda como un derecho garantizado por el Estado, y Piñera insiste en platas más y platas menos”.
Más drástico, no solo contra Piñera sino que, además, en contra de quienes terminaron siendo sus aliados en esta última campaña presidencial, fue a mediados de ese año. En entrevista en Pulso, el 11 de junio de 2012, Boric dijo: “Tenemos la convicción que los problemas se arrastran producto de las reformas estructurales que se hicieron desde la dictadura cívico militar en los 80′, los que fueron administrados y profundizados por los gobiernos de la Concertación y de los cuales el gobierno del Presidente Sebastián Piñera no es más que una continuidad”.
A fines de junio de ese mismo año, durante una gira por México y Brasil, el líder del oficialismo nuevamente se refirió al movimiento estudiantil, dichos que fueron repudiados por los dirigentes universitarios. Entrevistado por Televisa, Piñera planteó que el movimiento “está influenciado por ideas equivocadas, ya que sus principales dirigentes pertenecen al Partido Comunista”.
En respuesta, Boric acusó un doble discurso del Mandatario, diciendo que “a esta altura, no sé si creerle al Presidente que alaba al movimiento estudiantil en la ONU o al de México, que dice que somos todos comunistas”. Esto, pues en septiembre del año anterior, durante su alocución ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Jefe de Estado calificó las movilizaciones estudiantiles como “una causa noble, grande, hermosa”.
Pocos meses después, en septiembre de 2012, una comisión mixta aprobó la reforma tributaria propuesta por el Ejecutivo -iniciativa que luego sería ratificada por ambas cámaras- y el entonces ministro de Educación, Harald Beyer, subrayó que uno de sus objetivos era recaudar mil millones de dólares para cobertura educacional, asunto que calificó como una “tremenda transformación”, que permitiría una “educación mucho más equitativa”.
“Ese acuerdo no cuenta con el respaldo del movimiento estudiantil”, respondió entonces el líder de la FECh, y criticó el proyecto asegurando que “fortalece la educación con copago, que es la que genera más segregación en nuestro sistema educacional y, además, es la que tiene fines de lucro”.
Con Piñera nuevamente como candidato de la centroderecha, en mayo de 2017, anunció que, de llegar a La Moneda por segunda vez, eliminaría el Crédito con Aval del Estado (CAE), que ya había modificado en su primera administración, bajando la tasa de interés del 7% al 2%, estableciendo un copago contingente al ingreso y sin cobro mientras la persona está estudiando. Pero su propuesta se enfrentó al rechazo del movimiento estudiantil y de miembros del Frente Amplio, quienes pedían la eliminación del CAE para establecer la gratuidad. “Hoy, todos están por terminar con el CAE, que es logro del movimiento estudiantil. Ahora debemos preocuparnos del sistema de reemplazo y de los actuales endeudados’”, afirmó Boric.
Puntos de encuentro
6 de enero de 2014. Sebastián Piñera había llegado caminando hasta el palacio Brown Menéndez, en Punta Arenas, para realizar una cuenta pública de su gestión en la Región de Magallanes. Allí se encontró con Boric, quien había resultado electo como diputado por la zona en los comicios de fines de 2013. A diferencia de lo ocurrido en el encuentro anterior, en esta ocasión, el Presidente dedicó amables palabras al exlíder de la FECh, a quien saludó y le deseó éxito en su futura labor parlamentaria. “Espero que usted tenga una gestión como diputado como se lo merece Magallanes y como se lo merece Chile”, le dijo Piñera, cerrando la conversación con un apretón de manos.
El arribo del ahora Presidente electo a la Cámara Baja ocurrió el 11 de marzo de 2014, y su popularidad comenzó a subir rápidamente. Es más, en una encuesta de Canal 13 y Cadem de julio de 2016, Boric ya lideraba la lista de políticos nacionales, con un 56% de respaldo a su gestión.
A mediados de agosto de ese mismo año, la encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) midió por primera vez al líder y fundador del Movimiento Autonomista en su lista de personajes políticos. En ese ranking, el parlamentario sorprendió en el tercer lugar, con 37 puntos de valoración positiva, misma cifra que obtuvo Piñera -quien había terminado su primer mandato en marzo de 2014-, pero con 33 puntos de rechazo, uno más que lo registrado por el exmandatario.
A pesar de una zigzagueante evaluación en las encuestas, el legislador se había convertido en uno de los líderes de la centroizquierda, ocupando en la mayoría de los sondeos los primeros lugares en términos de aprobación ciudadana. Apostó, de esa forma, parte de su capital político en distintos desafíos, entre estos, la creación del Frente Amplio y la candidatura presidencial propia del bloque, encarnada por Beatriz Sánchez, para las elecciones de 2017.
Con un sorprendente 20% de los respaldos, la periodista quedó en tercer lugar, detrás de Sebastián Piñera y Alejandro Guillier (Nueva Mayoría). Pese a la distancia que una y otra vez habían demostrado hacia Piñera, tras la primera vuelta, el FA determinó dejar en libertad de acción a sus electores y los llamó a votar “de acuerdo a sus convicciones”. Recién el 14 de diciembre, tres días antes de la segunda vuelta, Boric y distintos dirigentes de su coalición salieron de la ambigüedad para apoyar al candidato de la Nueva Mayoría, en un contexto en que diversas encuestas de opinión y los propios dirigentes de la centroderecha daban por seguro que Piñera ocuparía por segunda vez el sillón presidencial.
En ese momento, en todo caso, el legislador de CS evitó criticar al entonces candidato de Chile Vamos y -en entrevista con Radio Biobío-, planteó que “no creo que Piñera tenga asegurado un triunfo, creo que Guillier tiene la tremenda posibilidad de convocar a una mayoría por las transformaciones en Chile y que logre ganar en segunda vuelta”.
Una vez que Piñera ganó el balotaje, el ahora exabanderado de Apruebo Dignidad hizo un llamado al próximo gobierno a priorizar la protección la infancia y de los niños en situación de vulnerabilidad, diciendo que “hay temas en que, más allá de las legítimas diferencias, tenemos la obligación de ponernos de acuerdo. Conmino respetuosamente al próximo gobierno a que, acogiendo el llamado que hiciera Carolina Goic, lidere un acuerdo nacional para enfrentar la crisis del Sename. Aquí encontrará disposición”, sostuvo.
Su propuesta -al parecer- fue escuchada, y un día después de asumir el mando, el 12 de marzo de 2018, el Jefe de Estado convocó al Acuerdo Nacional por la Infancia. La Comisión ad hoc fue convocada por Piñera a comienzos de abril, extendiendo la invitación a Boric y a la diputada Natalia Castillo (ex RD), lo que generó críticas al interior del FA, en particular, por parte de la diputada Pamela Jiles (PH), quien presidía la Comisión de Familia de la Cámara y no fue invitada a formar parte de la instancia. Ese sería el inicio de una historia de rivalidad entre ambos legisladores, pues Boric se mantuvo en el equipo convocado por el Mandatario, cuyas propuestas fueron entregadas al gobierno a fines de mayo.
Y si existe un hecho en que el nuevo mandatario estuvo a contrapelo de su sector y en consonancia con el Presidente Piñera fue en la firma del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución, que distintos sectores políticos sellaron en la madrugada del 15 de noviembre de 2019, como una forma de salir de la crisis social que había enfrentado el país desde octubre de ese año. El propio Piñera había hecho un llamado a alcanzar acuerdos un par de días antes y, tras una extensa jornada de conversaciones entre líderes de todo el arco político, Boric terminó firmando a título personal el acuerdo.
Su determinación le costaría severas críticas y “funas”, además del distanciamiento con varios personeros de su partido, incluido el alcalde de Valparaíso, Jorge Scharp, quien renunció a la colectividad junto a otros 70 militantes. Incluso, en marzo de 2021, el diputado -ya convertido en candidato presidencial de CS- fue acusado por Pamela Jiles de haberle “salvado el pellejo” a Piñera por sumarse a ese acuerdo.
FA agudiza las críticas
La firma del Acuerdo del 15N fue prácticamente el último hito en que Boric y el FA tendieron puentes hacia el gobierno y otros sectores políticos. De ahí en más, el bloque tuvo más coincidencias con el PC y, hacia el Ejecutivo, las críticas se agudizaron.
De hecho, el 19 de octubre de 2019, con el país en estado de excepción constitucional, el FA anunció que se pondrían “del lado de los ciudadanos” y varios de sus dirigentes concurrieron a las manifestaciones. En plena Plaza Baquedano, Boric encaró a los militares que estaban en el lugar, hecho que le ha sido enrostrado hasta hoy al parlamentario.
Además, una semana después, fue el propio líder de Apruebo Dignidad quien informó que estaban estudiando una acusación constitucional en contra del entonces ministro del Interior, Andrés Chadwick, debido a “las graves violaciones a los derechos humanos que ha habido y que han sido denunciadas por el INDH”. Y el 27 de octubre, sostuvo que su bancada se ponía “a disposición” para acusar constitucionalmente también al Presidente Piñera.
La acción en contra del Mandatario se cayó dos días después; en cambio, Chadwick sí fue acusado y sería el diputado frenteamplista uno de los encargados de defender lo aprobado por la Cámara. Así, el 10 de diciembre, Boric subrayó en la sala del Senado que “esta acusación trata sobre la responsabilidad institucional de un ministro de Estado (...) y no de las virtudes o defectos del señor Chadwick”, y enfatizó que “alguien tiene que responder por las vulneraciones ocurridas en medio de la crisis”.
Ante nuevos intentos por destituir al Mandatario a través de una acusación constitucional, Boric expresó una y otra vez su respaldo. Finalmente, la acción fue presentada en la Cámara a un mes de la elección, pero terminó siendo rechazada por el Senado pocos días antes de la primera vuelta.
Como uno de los episodios más tensos en la relación Boric-Piñera quedará, de todos modos, la advertencia que lanzó el diputado en el debate presidencial que enfrentó con Daniel Jadue (PC) el 22 de junio de este año. Fue a raíz de una pregunta de la ciudadanía sobre la situación de Venezuela que el candidato presidencial del FA aprovechó de cuestionar -al igual que su contendor- que en el debate de los candidatos de Chile Vamos no se tocara el tema de derechos humanos, usando ese momento para advertir al Presidente. “Es insólito que a cuatro exministros de Estado de un gobierno que ha violado los derechos humanos en democracia de manera brutal no se le haya hecho ninguna pregunta respecto de eso, pero sepan que a quienes sean responsables los vamos a perseguir nacional e internacionalmente con todas las vías de la ley. Así que señor Piñera, está avisado”, dijo, generando una dura respuesta del gobierno.
Con la llegada de la pandemia del Covid-19 al país, el Presidente electo también dirigió sus críticas hacia Piñera y la forma cómo estaba manejando la crisis sanitaria. En ese sentido, en entrevista con La Tercera, el 6 de abril de 2020, planteó que “uno de los problemas del Presidente Piñera es que él venía ya muy profundamente cuestionado de manera transversal por la sociedad chilena y pareciera que el Presidente vio en esta crisis (por el coronavirus) una oportunidad para redimirse, pero su visión de redención es a partir del excesivo protagonismo personal y él no es una figura unitaria hoy”.
Boric también se enfrentó al gobierno por distintas de las iniciativas tomadas para prevenir la propagación del virus, como el aumento de sanciones para quienes violaran las cuarentenas u otras medidas restrictivas y la extensión del estado de excepción constitucional.
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