Segunda cuenta pública: Boric reconoce cambio de prioridades y condiciona compromisos a la aprobación de reforma tributaria
El Presidente hizo este jueves su segunda rendición de cuentas ante el Congreso pleno, donde también recalcó que no ha renunciado a sus principios. Además, buscó un equilibrio en las señales que entregó a sus coaliciones de gobierno y amarró -en gran medida- el avance de sus principales promesas de campaña a un nuevo pacto fiscal que buscará consensuar en el Senado.
Durmió poco e intentó -sin mucho éxito- acortar el discurso que venía preparando hace semanas con sus equipos. El Presidente Gabriel Boric se quedó a hasta altas horas de la madrugada de este jueves recluido en Cerro Castillo, afinando con sus equipos más cercanos los detalles de la que sería su segunda cuenta pública ante el Congreso pleno, hito con el que batió un récord no menor: su alocución se transformó en la más larga desde el retorno a la democracia, tras pronunciar un monólogo de 74 páginas en tres horas y 36 minutos, superando así la extensa exposición que en 1993 hizo Patricio Aylwin.
La segunda rendición de cuentas del Mandatario se dio tras el duro fracaso en las elecciones de consejeros constituyentes del 7 de mayo pasado, tras lo cual los diagnósticos del oficialismo fueron disímiles. Por un lado, Apruebo Dignidad insistió en no abandonar las reformas más emblemáticas del programa de gobierno, mientras que en el Socialismo Democrático pidieron hacer ajustes, argumentando que los magros resultados electorales, entre otras materias, daban cuenta de una desafección ciudadana con la hoja de ruta trazada por La Moneda.
Así, se esperaba en el sector -y el propio Presidente- que esta rendición de cuentas fuera un punto de inflexión. Y, según comentan en el oficialismo, algo de eso hubo. El discurso de Boric estuvo marcado por un reconocimiento de que ante la realidad que atraviesa el país, su gobierno ha debido reorganizar sus prioridades, aunque -recalcó- eso lo hará sin renunciar a sus principios.
“Si alguien me pregunta: ¿acaso estas constataciones los ha hecho modificar sus principios? Mi respuesta es no. Seguimos convencidos de la necesidad de avanzar hacia un país que ofrezca más libertades, que practique la solidaridad para cuidar a los más necesitados, que a la vez promueve el crecimiento, distribuye de manera más justa la riqueza que genera, que se relaciona de una manera sustentable y respetuosa con la naturaleza, que defiende las diversidades y enfrenta con firmeza la homofobia, que no relativiza los crímenes del pasado”, dijo.
Y agregó: “Pero si alguien me pregunta, a continuación: ¿acaso el constatar el grado de tensiones que presenta la sociedad chilena, sus miedos e incertidumbres, y el retraso del Estado para darles respuesta, les ha hecho reordenar las prioridades? Mi respuesta es sí; tajantemente sí. Por ello, no tengo complejos en declarar aquí, ante ustedes, que al ver la situación de discordia en que estaban nuestras relaciones sociales, nuestra seguridad y nuestro aparato estatal, hemos reordenado nuestras prioridades y lo seguiremos haciendo. Las urgencias del pueblo son también las urgencias del gobierno”.
Ni profundizar en las reformas ni tampoco renunciar a ellas es la lectura -sin embargo- que hacen en el gobierno respecto de los ejes centrales del discurso del Presidente, el que se organizó en derechos sociales, seguridad pública y desarrollo sostenible. El Jefe de Estado -a quien se le vio relajado e interactuando con su audiencia en varias oportunidades- buscó un equilibrio en el tono y en los gestos que hizo a las dos coaliciones que sustentan su administración, Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático.
Así, el Mandatario hizo un llamado amplio a generar acuerdos, pero fue particularmente enfático en señalar que la clase política tenía que lograr un consenso en materia de pensiones, aun cuando ningún sector lograra imponer su ideal.
“Lo que resta de 2023 estará marcado de hitos importantes para nuestra historia. Pero sería injustificable ante la historia larga de Chile que dejemos pasar la oportunidad para llegar a un acuerdo sobre el futuro del sistema de pensiones en Chile y sobre los montos que reciben los actuales pensionados (...). Se lo debemos al pueblo de Chile. Este es el momento de hacerlo, estimados congresistas. O avanzamos por el camino del diálogo social y los acuerdos, dando respuestas concretas a las urgencias de nuestros conciudadanos, o nos arriesgamos a cíclicas indignaciones e inestabilidad. Todos, y repito, todos, tendremos que ceder, aceptar fórmulas híbridas, acuerdos subóptimos y no descansar ni levantarse de la mesa hasta encontrar un acuerdo”, recalcó.
Al mismo tiempo, Boric anunció que insistirá en el Senado -donde requiere un quórum de 2/3- en la reforma tributaria que la Cámara de Diputados rechazó en su idea de legislar (ver Pulso). Una movida arriesgada -debido a que en la derecha transmiten que no estarán sus votos para cualquier iniciativa- y que varios en el oficialismo interpretaron como una forma de desplazar a la oposición la responsabilidad de generar recursos permanentes para dar soluciones a las personas.
“Durante las próximas semanas tocaremos todas las puertas y tendremos todas las conversaciones que sean necesarias, con el mundo político, social, empresarial y laboral. Hecho esto, a fines de julio mi gobierno insistirá en el Senado para que retomemos la tramitación legislativa de la reforma tributaria, de modo de conciliar las herramientas para financiar las prioridades acordadas. Esa es mi invitación”, señaló Boric.
Y si bien Boric dio señales en línea con resolver la deuda con los profesores y la condonación del Crédito con Aval del Estado (CAE), condicionó sus compromisos -sobre todo este último- a un consenso en torno a un nuevo pacto fiscal. “Compatriotas, no podemos avanzar hacia el futuro sin reconocer las deudas del pasado. Chile tiene una deuda histórica con las y los profesores generada en dictadura. Debo ser muy sincero y responsable: el Estado de Chile no tiene ahora los recursos suficientes para hacerse cargo de toda esta reparación, y por eso necesitamos de la reforma tributaria. De aprobarse esta, inmediatamente presentaremos un proyecto para cumplir con este compromiso. Invito a esta sala a ser parte de este noble y necesario gesto de reparación”, afirmó Boric.
Como lo había hecho en su primera cuenta pública, el Presidente también se dio el tiempo de hacer autocríticas. Si en 2022 aseguró que su sector fue demasiado duro en sus cuestionamientos al manejo del gobierno del expresidente Sebastián Piñera respecto de la pandemia, esta vez hizo lo propio sobre el rol de su gobierno y su sector en la fracasada Convención Constitucional.
Además, enumeró varios de los avances de su gobierno, entre ellos, el proyecto que rebajó la jornada a 40 horas, el avance del royalty minero, la ley de Copago Cero en salud, entre otras medidas.
Foco en seguridad
-¿Aún queda paciencia?, preguntó pasadas las dos horas de discurso el Presidente a su audiencia.
Un poco en broma, un poco en serio, desde la derecha respondían que “no”, mientras dirigentes oficialistas salían del Salón de Honor para hacer una pausa ante lo extenso de su alocución.
-¿No hablamos nada de seguridad, entonces?, retrucó Boric, generando risas, para poco después entrar a detallar anuncios sobre esa agenda, la que se ha transformado en una prioridad para el Ejecutivo y ha tensionado a sus coaliciones respecto de cómo enfrentar la relación con Carabineros de Chile, obligándolos a retroceder en sus opiniones originales que apuntaban a refundar la institución.
Llamar desde el retiro a 877 carabineros, botar mausoleos y limitar funerales narcos fueron parte de sus principales anuncios en la materia. En ese sentido, comprometió un proyecto para aumentar la dotación de las policías uniformadas, como también entregar recursos para combatir el crimen organizado. “Nadie tiene derecho a amedrentar a la población y violentar los barrios por mucha que sea la pena que sienta por la partida de un ser querido”, dijo, advirtiendo que el financiamiento para esto depende de un “pacto tributario”.
En cuanto al crimen organizado, el Presidente destacó el aumento en la incautación de armas y drogas. “Una de las manifestaciones más irritantes del narco es su forma de ostentar las armas y de intimidar a los vecinos cuando se realizan funerales de los integrantes de sus bandas. Los balazos, los fuegos artificiales, los memoriales narco y las amenazas a quienes denuncian estos hechos no son tolerables. Nuestras policías hacen un gran esfuerzo por contener estos hechos, pero no es suficiente”, afirmó.
En varios pasajes de su discurso, el Jefe de Estado valoró la labor de Carabineros y también de las FF.AA., tono que fue destacado por la centroizquierda, al igual que otros guiños que hizo hacia la expresidenta Michelle Bachelet. La exmandataria -en un gesto no habitual- fue la única de sus antecesores que asistió a la cuenta pública. Llamó la atención de los presentes que la ex alta comisionada para los DD.HH. de la Naciones Unidas tomara apuntes sin cesar durante toda la alocución del Presidente.
50 años, defensa a Ávila y otros guiños a AD
“Esta conmemoración nos debe ayudar a superar los tiempos de miedo y odio, los cuales llevan, como los chilenos lo sabemos muy bien, a caminos de división, violencia, y hemos visto, cada vez más, de un porfiado negacionismo”. Ese fue el llamado que hizo Boric de cara al próximo 11 de septiembre, fecha en que se cumplirá medio siglo desde el Golpe de Estado de 1973.
El Mandatario aseguró que se tratará de “una ocasión propicia para que reafirmemos que ninguna diferencia entre nosotros (...) nos llevará a descuidar y dejar de defender la democracia y los derechos humanos”, destacando el Plan Nacional de Búsqueda que tiene como objetivo encontrar a los detenidos desaparecidos durante la dictadura.
Boric aseguró tener la esperanza de que “en este aniversario seamos capaces de tener una mirada común que, a partir de la condena histórica transversal a las atrocidades del pasado, sostenga (...) el valor universal y civilizatorio de los derechos humanos y la importancia de la democracia, que ha vuelto a estar amenazada en el mundo justamente por quienes relativizan la centralidad de dichos derechos”.
Las señales por los 50 años del Golpe fueron consideradas como un guiño simbólico a la izquierda y a su base de apoyo original. Lo mismo respecto de otros pasajes de su alocución, como en el que defendió al ministro de Educación, Marco Antonio Ávila (RD), ante la ofensiva de la derecha contra la política de educación sexual integral y que lo podría enfrentar una posible acusación constitucional.
“No sólo debemos cuidar nuestra democracia, también debemos cuidar nuestra convivencia y respeto mutuo. En un país moderno y civilizado, no es aceptable que se hostigue a una académica por ser mapuche; o enrostrarle a una diputada la muerte de su hija/o y su duelo; o que un ministro tenga que dar explicaciones especiales respecto de una política pública por ser homosexual; o que una senadora que sufrió una gravísima violación a sus derechos humanos tenga que responder a acusaciones absurdas y revictimizantes. No nos podemos acostumbrar a estos retrocesos civilizatorios”, dijo aludiendo también a Elisa Loncon, a la senadora Fabiola Campillai y a la diputada Marisela Santibáñez tras ser agredida por el autodenominado “pastor Soto”.
Otro elemento que se valoró desde Apruebo Dignidad fue que el Presidente acogiera la propuesta de la diputada Karol Cariola (PC) para terminar con los aumentos tarifarios en las cuentas de luz durante el invierno.
Tras finalizar su extensa cuenta pública, el Mandatario partió rumbo a Cerro Castillo, donde continuaba al cierre de esta edición, para grabar una cadena nacional, que iba a ser emitida la noche de este jueves.
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