Tatiana Klima: “Hoy día Gabriel Boric es un Presidente mesurado”

Tatiana Klima: “Hoy día Gabriel Boric es un Presidente mesurado”
Tatiana Klima: “Hoy día Gabriel Boric es un Presidente mesurado”

La exasesora presidencial relata las dificultades de los primeros años de gobierno y los giros que tempranamente tuvo que hacer el Presidente Boric. Sostiene que el viraje hacia el pragmatismo ha sido su gran proceso de maduración, además de deslizar críticas contra Miguel Crispi: “Cuando un asesor del Presidente genera noticia durante dos años, tiene que dar un paso al costado”.


El Presidente Gabriel Boric se acerca a su último año de mandato. El próximo 11 de marzo no sólo marcará el tramo final de su gestión. También el nuevo diseño sin su ministra del Interior, Carolina Tohá, que acaba de saltar a la cancha presidencial con el mandato de ser su “continuadora”.

En estos tres años de gobierno, Boric ha debido transitar varios caminos y ajustar su ímpetu inicial al contexto que marcó el país y también a los giros que fue dando la misma ciudadanía que lo eligió.

Tatiana Klima lo acompañó en esa travesía, y lo hizo desde que comenzó la campaña presidencial. Al llegar a Palacio -lugar que Klima conocía muy bien- asumió como directora de Comunicaciones de la Presidencia. Rápidamente, se convirtió en una asesora influyente y una figura muy cercana al Mandatario, hasta que renunció en diciembre de 2023.

¿Por qué se fue? Ella explica que, en lo fundamental, “había diferentes formas de trabajar entre parte del Segundo Piso y mi manera de gestionar el trabajo”.

¿Y cuáles eran esas diferencias?

Sinceramente, creo que mi salida tuvo más que ver con mi forma de ser. Lo digo como una autocrítica. No le voy a echar la culpa a la gente que se quedó. Básicamente, mi ímpetu es gestionar y, quizá, en alguna parte puedo haber dejado heridos en el camino. Eso es algo que yo no sopesé bien.

¿No fue un quiebre con el Presidente?

No, para nada. Más bien creo que había necesidad de que hubiese un equipo menos intenso y con otra visión.

¿Por qué otra visión?

Porque yo me enfoqué mucho en la figura presidencial y, tal vez, descuidé otras cosas. Lo hice porque siempre he estado segura de que el Presidente Boric es el mejor vocero del gobierno.

Los cambios de Boric

Trabajó en los gobiernos de Lagos y Bachelet. ¿Cómo fue volver a La Moneda de la mano de un Presidente con otro estilo y con un programa ambicioso que tuvo que ir ajustándose?

Fue difícil. Pero yo tenía una experiencia anterior con Nicolás Eyzaguirre que, si bien no era tan joven -tenía 42 años-, también tenía un sello muy distinto a los otros ministros de Hacienda. Entonces, llegar a la campaña y conocer al Presidente Boric fue descubrir una manera absolutamente distinta de hacer política.

¿Qué tan distinto?

Primero, el tipo de liderazgo del Presidente Boric. Es muy horizontal. Obviamente, él tiene la última palabra en la toma de decisiones, pero le gusta escuchar, consultar a sus ministros y colaboradores. Es muy reflexivo.

¿Cuánto y cómo fue cambiando el Presidente en el ejercicio del poder?

Lo primero es marcar un cambio en manera en la que se ingresó al gobierno y cómo se transitó después. Eso muestra que hoy día el Presidente Boric es un líder progresista, pero pragmático. Y lo remarco porque ese pragmatismo le ha permitido transitar con fuerza en una ruta que -si bien no era todo lo ambiciosa que él quería- le está permitiendo sentar las bases de un sistema social para seguir construyendo.

Convengamos en que fue un pragmatismo forzado por las circunstancias, ¿no?

Es que hay dos cosas. Cuando el Presidente Boric gana la elección, rápidamente el péndulo se movió y la sociedad comenzó a cambiar de opinión respecto de las cosas que quería. Eso tuvo mucho que ver con la perfomance de la primera Asamblea Constituyente, que generó hastío y la agenda del país giró hacia otras demandas.

¿Ese fue el punto de quiebre? ¿El primer proceso constituyente?

Fue un golpe fuerte, pero no comparto que haya habido un punto de quiebre. Básicamente, cambió el contexto, y cualquier gobierno sabe que debe ajustar las cosas con criterio de realidad. Eso es gobernar.

A su juicio, ¿cuál es la renuncia más profunda que ha tenido que hacer el Presidente en estos años de gobierno?

No hablaría de renuncia. El Presidente modificó la ruta, la velocidad de los cambios, porque entendió que no iba a llegar a ciertos fines que él quería, pero que sí podría dejar pavimentado el camino.

¿Y no renunció a su ideario inicial, a sus banderas?

Más que renunciar, él tomó las banderas de lo que la gente quería. Hay quienes le critican su juventud, su ímpetu, pero nadie ha destacado el acto de pragmatismo y de madurez política que ha demostrado en este tiempo. No tardó en asumir que para avanzar había que buscar otras maneras y recoger el sentir ciudadano. Ahora, ¿eso es suficiente para las personas? Probablemente, no. La gente no siente que hoy tenga más plata en el bolsillo ni se siente más segura...

Esas son las criticas que se le hacen desde la oposición. De ahí que algunos analistas digan que la experiencia de este gobierno le abrió la puerta a la extrema derecha.

¡Por favor! Ese es un fenómeno mundial. Lo que sí hay que analizar es que, efectivamente, la extrema derecha fue muy hábil para capitalizar el desprestigio del primer proceso constitucional. Eso es cierto.

El ascenso de una figura como Johanes Kaiser quiere decir algo, ¿no?

Por supuesto. Quiere decir que lo que pasó posestallido, lo que pasó con la Asamblea Constituyente, hizo que el péndulo girara a que la ciudadanía se pusiera un poco más conservadora.

¿No será que rechazó la agenda identitaria con la que se llegó?

Puede haber pasado al principio, pero hoy día Gabriel Boric es un Presidente mesurado. De hecho, ha tratado de avanzar en su agenda asumiendo un rol dialogante que nadie creyó que se iba a tener. Entonces, aquí se han hecho muchas caricaturas también.

¿El Presidente no es el mismo que asumió hace tres años? ¿Fue mutando?

En esencia, el Presidente sigue siendo el mismo. Sigue teniendo los mismos ideales, pero la experiencia de gobernar, de conocer el Estado por dentro, de entender la situación en la que estaba Chile y la complicación de gobernar con un Parlamento como el que tenemos hoy día, acrecentaron su pragmatismo.

Me refería al cambio de un Presidente joven, que llegó con un estilo más informal…

Quizá, al comienzo tenía ciertas facetas de su etapa como diputado. Pero él ha cambiado la forma de hacer política, de gobernar. Sin embargo, no ha cambiado en su cercanía, su convicción de ser un Presidente en terreno. Sigue siendo la persona humilde y desapegada del poder que ha sido siempre.

¿Diría que Boric cambió la forma de ejercer la autoridad en Chile?

Un poco sí… Porque a pesar de que lo han criticado por asumir equivocaciones, por compartir sus reflexiones, el Presidente Boric ha humanizado el cargo. Y la gente lo asume así. Mi impresión es que aquí se han exacerbado las críticas al gobierno.

Pero ha tenido problemas de gestión. Hasta el alcalde Tomás Vodanovic sostuvo que había que dejar atrás el relato y concentrarse en gestionar…

A todos los gobiernos les cuesta agarrar el tranco del funcionamiento del Estado. También le pasó a Sebastián Piñera. Hay que subirse a un caballo que va al galope. Además, aquí había un recambio generacional, un grupo de personas que se instalaban por primera vez. Eso requiere un tiempo de aprendizaje. No quiero decir con esto que se hizo todo bien al comienzo. No. Se cometieron muchos errores, eso es verdad.

Habitar el poder

En su experiencia cerca del Presidente, en el plano personal, ¿él ha tenido que hacer muchas renuncias? Es un Presidente joven…

La gente siempre supo que elegía a un Presidente joven. Entonces, cuando se publican fotos de él tirándose en un parapente o andando en bicicleta, a la gente no le molesta. Puede que al principio fuera un poco disruptivo, o se tomara como un descuido, pero la gente ya lo asume como parte de su forma de ser. Ahora, efectivamente, el Presidente Boric ha tenido que llevar una vida mucho más privada. Seguramente, lo que más le ha costado es no poder salir a caminar solo, andar como un ciudadano más.

“Moverse con escoltas para todos lados fue un tema al inicio. Nos decía: ¿Pero qué me va a pasar? Quiero ir a la feria a comprar mis cosas o ir a Providencia a elegir un disco. ¿Cómo no lo voy a poder hacer?”. En eso sí lo ha limitado. Su libertad ha cambiado, pero es la exigencia del cargo.

En el ejercicio de gobernar, todos los presidentes han hablado de la soledad del poder. ¿Boric la ha sufrido?

No creo. Por su propia forma de ser, a él le gusta estar muy cerca de los demás. De repente sale de su escritorio, cruza el pasillo y va directo al despacho de algún ministro para consultar alguna cosa. Y aunque él tome las decisiones, siempre ha estado muy bien acompañado por su equipo de ministros y asesores.

Uno de sus asesores, Miguel Crispi, ha estado en el centro de la polémica en más de una ocasión. ¿Cree que eso le pudo haber hecho daño al Presidente?

Me cuesta contestar la pregunta, porque conozco a Miguel Crispi hace mucho tiempo. Sin embargo, yo soy de la vieja escuela y considero que cuando un asesor del Presidente o un ministro genera noticia durante dos años, y que no va en la línea del éxito del gobierno, tiene que dar un paso al costado.

¿Y por qué no lo ha dado, a su juicio? ¿Por qué el Presidente no se lo ha pedido?

Es una decisión presidencial. Yo sólo doy mi opinión. Y si el Presidente considera que Miguel es una persona que le aporta y que eso está por sobre lo que provoca que salga a cada rato en la prensa, bueno, es su decisión. El Presidente manda. Pero yo soy criada en la escuela de que cuando un asesor daba mucho de qué hablar, tenía que dar un paso al costado. De hecho, eso fue lo que hizo Giorgio Jackson. Se lo ha valorado poco, pero Jackson supo rápidamente que si no se iba, el gobierno tendría problemas para aprobar sus proyectos en el Congreso. Él tuvo la hidalguía de renunciar e irse del gobierno.

¿A Crispi le falta esa hidalguía?

…Quizá él no opina lo mismo que yo, pero cuando la agenda de un gobierno se ve empañada por una noticia de un asesor, se debe reflexionar sobre los pros y los contras de seguir en su cargo.

En algunos momentos se ha criticado a sus equipos que el Presidente haya quedado muy expuesto, sin la protección que normalmente ejercen los ministros o asesores. ¿Lo ve usted?

Eso pasó en algún momento, pero ha ido cambiando. De hecho, ahora dicen que mutó para el lado completamente opuesto y que el Presidente habla muy poco. Lo importante y indesmentible es que el Presidente Boric es el líder del gobierno y de su coalición.

¿Por qué hacer ese punto?

Fundamentalmente, porque en estos días se han instalado muchas caricaturas. La última es que algunos andan diciendo que Carolina Tohá era la Presidenta. ¡Por favor! Yo trabajé en el gobierno del Presidente Lagos y el peso que tenían ministros como José Miguel Insulza o Nicolás Eyzaguirre era enorme, pero nadie hubiese dudado quién era el líder. Son comentarios malintencionados.

¿Para qué?

No lo sé. Puede que tengan ver con la edad del Presidente. Sin embargo, muchos olvidan que él tiene un 30% de apoyo sostenido durante estos tres años de gestión. Te invito a que busquemos qué otro mandatario tiene ese nivel de aprobación en su último año. No es menor mantener el mismo apoyo desde que llegaste al gobierno.

¿Es un capital personal o del gobierno en general?

Siempre he pensado que el Presidente tiene una aprobación propia. Ese 30% es totalmente de él.

El legado del FA

Frente a su generación, ¿Boric sale fortalecido? Hay sectores del Frente Amplio y del PC que en privado dicen tener un gustito amargo respecto a lo que no pudo hacer este gobierno…

Toda esa gente que no ha terminado de entender de qué se trataba gobernar, va a quedar con un gusto amargo. Por lo tanto, si hay una parte del Frente Amplio o de otras personas que hoy trabajan con el Presidente y que están molestos o frustrados es porque no entendieron nada de este proceso de maduración.

Es inevitable la frustración cuando las cosas no son como querían…

Es que no se trata de frustrarte. Se trata de entender que tú querías Z, pero que el contexto del país y el tamaño del Estado te impusieron un sentido de realidad. Eso no significa que no vayas a llegar a Z en algún minuto. Significa que el camino es mucho más largo, no más. Por eso vuelvo al punto: una de las grandes virtudes del Presidente es que haya tenido la hidalguía de reconocer que los contextos son importantes.

¿No es lo que se le criticó a la Concertación?

Sí, pero, finalmente, el FA ha terminado por entender -y ese es el principal aprendizaje de este gobierno- lo complejo que es gobernar. Quizá les ha costado asumir que ciertas cosas que querían tuvieron que ser pausadas, menos ambiciosas de lo que se quería, pero se ordenaron detrás del Presidente.

Lo último, ¿Carolina Tohá representa una izquierda distinta a la de Boric?

No sé si distinta. Mi análisis va más por otro lado. El hecho de haber participado en este gobierno le otorga a Carolina Tohá la frescura de una generación nueva, pero en que, además, recupera una generación perdida de la Concertación. Entonces, tiene el legado de una Concertación que a ratos muchos extrañamos y que, básicamente, es el legado del expresidente Ricardo Lagos. De esa forma de hacer política.

¿Será eso lo que busca la gente?

Pienso que la gente quiere firmeza, seguridad, cambios paulatinos. No creo que Chile quiera un gobierno autoritario. Por eso, lo más importante -y ahí sí hay una falla comunicacional importante- es que la persona que encarne ese proyecto tiene que ser capaz de mostrarle a la ciudadanía el país que queremos, que lo pueda imaginar. Eso no existe hoy día. No lo hemos hecho nosotros. Tampoco lo está haciendo la derecha.

El Presidente le dijo a Carolina Tohá que fuera su continuadora. ¿Qué le pareció?

…Creo que el cambio de gabinete pudo haber sido un poco más sobrio. El Presidente tiene el deber de seguir gobernando y guardar total prescindencia sobre la carrera presidencial.

De alguna manera, ¿ungió a Tohá?

No sé si la ungió. Era muy importante que el Presidente le hiciera un reconocimiento a una ministra tan importante para su gobierno y le agradeciera todo lo que ella logró en su gestión. Hasta ahí me hubiese quedado. El resto, el tema presidencial, me lo hubiese ahorrado completo.

¿Por qué?

Porque habrá una primaria y ahí se verá quién es el candidato o candidata. Siempre es mejor evitar fricciones innecesarias. Imagino que para cualquier presidente de partido de la coalición ese gesto le pudo haber generado un poquitito de dolor de guata.

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