Teillier en siete momentos: el exjefe militar del PC que trajo de vuelta a los comunistas al poder
A los 15 años ingresó a las JJ.CC. y desde ahí dedicó su vida a la actividad partidaria. En 1974 fue detenido y torturado, pero al ser liberado tres años después, se negó a partir al exilio. Vivió en la clandestinidad y nunca pudo volver a ser atrapado por los organismos represivos. En 2005, tras la muerte de Gladys Marín, asumió la dirección del PC imponiendo su tesis de que debían volver a ser parte del establishment político pactando con la centroizquierda. Eso sí, sin dejar la calle.
1.- A los 15 años ingresa a las Juventudes Comunistas
Guillermo León Teillier del Valle nació en Santa Bárbara, Región del Biobío, el 29 de octubre de 1943. Su educación básica la hizo en tres escuelas rurales -Freire, Los Laureles y Lautaro- y en 1958, a los 15 años ingresó a militar a las Juventudes Comunistas (JJ.CC.), luego que el partido recuperara su legalidad, tras la derogación de la llamada Ley Maldita.
A fines de los años 60, cuando sus amigos y compañeros de universidad se encandilaban con Charles Atlas, Elvis Presley, La Nueva Ola, el joven de rasgos caucásicos, fue cautivado por textos de Marx, Engels y Lenin en las escuelas de formación que tenía el PC en la Región de La Araucanía.
Ahí conoció a “compañeros” de toda la vida y de tantas batallas que, en ese entonces, nunca imaginó -como relató en uno de sus libros-. Entre ellos, su gran amigo, Patricio Palma Cousiño.
En 1959, siendo secretario regional de la “Jota” en la capital de La Araucanía y en Valdivia, terminó su enseñanza media en el Liceo Pablo Neruda de Temuco. Y, al igual que su primo mayor, el destacado poeta Jorge Teillier (1935-1996), entró a estudiar Literatura a la Universidad de Chile, sede Temuco (actual U. de La Frontera). Luego se cambió a la U. Austral de Valdivia, donde se tituló de profesor de Castellano (hoy Lenguaje).
El dirigente comunista estaba acostumbrado que le dijeran “Jorge”, en vez de “Guillermo”, lo que le daba pie para contar alguna anécdota vivida con su primo el poeta.
2.- Golpe de Estado en Valdivia
En las elecciones parlamentarias realizadas -en marzo de 1973-, Teillier fue candidato a diputado por Valdivia en la lista de la Unidad Popular. No fue electo, -siendo superado por mil votos por el socialista Carlos Lorca- y continuó haciendo clases de Castellano en esta ciudad, pero cada vez más ligado a la política, esta vez como secretario del senador comunista Ernesto Araneda Briones.
El Golpe Militar pilló al joven dirigente junto al río Calle Calle, pero -como contó varias veces- no fue sorprendido. “Un trabajador de Entel, que en ese entonces era una empresa de telecomunicaciones estatal, me llamó como a las 4 o 5 de la mañana del “11″ por teléfono y me dijo: “Escuché un llamado telefónico de Valparaíso a Puerto Montt al hermano del general (Gustavo) Leigh, que le decían que la escuadra estaba por zarpar y que la cosa venía sí o sí”, contó en una entrevista en La Tercera en 2018.
Esa advertencia hizo que la mañana del “11″, Teillier quemara las fichas de decenas de militantes comunistas de su distrito (salvándoles la vida a muchos de ellos) y decidió no entregarse a las nuevas autoridades, pasando por primera vez a la clandestinidad.
“Cuando murió (Salvador) Allende en La Moneda, dijimos “esto se acabó”, podíamos ser muy optimistas, pero veíamos que venía una noche negra, aunque nadie pensó serían largos 17 años”, agregó en la entrevista antes citada.
Durante meses -como él relató en varias conversaciones- los militares lo buscaban en Valdivia como en el antiguo Far West, con avisos con su foto en los diarios locales y letreros pegados en los postes.
Pero Teillier no sólo era astuto, sino que en poco tiempo había tejido una amplia red de contactos en la capital, además de pertenecer a una familia con contactos al más alto nivel, especialmente en la Novena Región.
En junio de 1974 fue detenido mientras participaba de una reunión secreta en la periferia de Santiago.
Estuvo dos años preso, pasando por distintos recintos de detención y tortura. “Primero me llevaron a la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea (en el sector oriente de la capital), donde estuve seis meses en un subterráneo, torturado con electricidad, drogas y todo lo posible. Vendado, sin dormir, de pie y sin tomar agua. Mataron gente a mi lado y violaron a mujeres, recordó en otra entrevista a este diario.
En su novela testimonial De Academia y Subterráneos (2007), narra esa terrorífica experiencia en tercera persona, bajo el nombre de Fernando.
Luego, fue enviado a campos de concentración en Ritoque, Puchuncaví y Tres Álamos. De este último fue liberado en noviembre de 1976 junto a muchos otros presos.
Más que las torturas y los apremios -contó en 2013-, lo más duro fue no saber nada de su mujer -Nidia Viveros- y de sus tres hijos -Fernando, Lorena y Pablo-.
En 1977, el partido le ofreció partir al exilio a distintos países, pero Teillier optó por volver a vivir en la clandestinidad y, desde ahí, intentar recomponer la dirección del PC, cuyos miembros habian sido detenidos y hechos desaparecer.
Y como si nada hubiera pasado, empezó a trabajar en una empresa constructora de un pariente y, en forma paralela, a rearticular al PC junto a otros sobrevivientes que habían decidido quedarse en Chile, entre ellos, Gladys Marín, la dirigenta dos años menor que él, con quien había compartido en el gobierno de la UP.
A fines de ese año, con el secretario general del PC desde 1958, Luis Corvalán en el exilio -en la entonces Unión Soviética- le pidieron a Teillier ser parte de la nueva directiva en la clandestinidad.
Él primero respondió que buscaran a otra persona, porque había estado preso y ya lo tenían fichado. Pero le respondieron que justamente esa era su ventaja. Nadie sospecharía de un dirigente que tuviera ganas de volver a meterse en las patas de los caballos tras haber sido liberad, narró Teillier años después.
3.- Carrizal Bajo y atentado a Pinochet
En 1980, a sus 36 años, el profesor sureño fue nombrado jefe militar del PC y encargado de las relaciones con el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), que en ese entonces dependía de la colectividad.
Desde ese año, Teillier viajó en varias ocasiones a La Habana y en 1984 comenzó a abordar con Fidel Castro la idea de desarrollar una lucha más frontal contra el régimen militar con miras a 1986, “el año decisivo” para la caída de Pinochet –como lo llamó el PC y el FPMR-.
En uno de esos encuentros, según él relató, conversaron sobre la necesidad de trasladar armamento para el FPMR en Chile.
La historia es conocida. Cuba cumplió con éxito la operación y en 1986 hizo de las armas al FPMR en la caleta pesquera de Carrizal Bajo en la Región de Atacama.
Sin embargo, los errores de inteligencia de los chilenos hicieron fracasar la operación en tierra y el arsenal fue incautado por la CNI el 6 de agosto de 1986.
Tras el golpe que significó la fallida operación, Teillier autorizó el atentado al general Augusto Pinochet, en el camino al Cajón del Maipo, en el que murieron cinco escoltas.
La tarde de aquel 7 de septiembre del mismo, Teillier se encontraba en un cómodo departamento en Las Condes, solo, a dos o tres cuadras de la casa de Pinochet en Av. Presidente Errázuriz -como él contó en una entrevista al periodista Juan Cristóbal Peña, autor del libro Los Fusileros. Crónica secreta de una guerrilla en Chile-.
4.- “El Príncipe”
En la década de los 80, sus tareas eran tan delicadas y riesgosas, que “tenía que llevar una vida clandestina hasta al interior de mi propio partido. Nadie podía saber en lo que yo andaba”, recordó en otra entrevista a La Tercera.
Pasó varios años de casa en casa, la mayoría de ellas en el barrio oriente de Santiago, sin poder ver a sus hijos, a quienes debió abandonar para no exponerlos.
Cambió varias veces de nombre y cédula de identidad. Se llamó José, Roberto, Fernando, Carlos y Sebastián Larraín, su chapa definitiva. Su estatura alta, pelo claro, tez blanca y roce social calzaban perfecto con su nuevo nombre y apellido
También modificó constantemente su apariencia -usó bigotes, barba y bisoñé- y “ejerció” varias profesiones: además de profesor y empresario, fue médico.
Los servicios de inteligencia, que nunca pudieron volver a atraparlo, lo apodaron “El Príncipe”.
5.- La vuelta al establishment, pero con un pie en la calle
En 2002, el profesor de Castellano fue electo secretario general de su colectividad, cargo en el que estuvo hasta 2005, en que pasó a ser su presidente, tras la muerte de Gladys Marín, el 6 de marzo de 2005, tras una dura lucha contra el cáncer.
Al año siguiente (2006), fue confirmado en la dirección del partido. Rápidamente, buscó imponer su idea de que la colectividad debía dejar el ostracismo político, volver al Parlamento y a ser parte de una alianza de gobierno, para lo cual había que sumarse al establishment político y hacer alianzas con los partidos de la Concertación. Eso sí, sin dejar la calle, como reiteró muchas veces.
Aunque debió luchar contra muchos detractores del ala dura de la tienda, entre ellos el actual alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, logró dar su primer paso al llegar a un acuerdo con la Concertación en alcaldes -en las elecciones municipales de 2008-.
Luego, repitió la fórmula en las parlamentarias de 2009, donde el PC volvería a tener presencia en el Parlamento tras 36 años, siendo electos diputados él, Lautaro Carmona y Hugo Gutiérrez.
Entre 2014, el PC formó parte del gobierno de Michelle Bachelet, junto a los partidos de la exConcertación, a través de la nueva alianza llamada “Nueva Mayoría”.
Terminaban así 40 años en la oposición, desde la Unidad Popular, los comunistas volvían a ser parte del oficialismo.
Instaló a dos leales compañeros como ministros -Claudia Pascual y Marcos Barraza- y, pese a que algunos dudaban de la convivencia entre el PC y democratacristianos, el bloque se mantuvo intacto durante los cuatro años del segundo período de Bachelet, el cual estuvo marcado por el caso Caval -y como posteriormente lo ha reconocido la propia exmandataria- por la irrestricta lealtad de Teillier.
“No fue fácil de asumir, pero el balance es positivo, tenemos la capacidad de estar en un gobierno”, dijo el dirigente a La Tercera, el 11 de marzo de 2018.
“Alguien podrá acusarnos de que nos excedimos quizá en hinchar por las reformas, pero es una acusación que, bueno, nos da más mérito que desmérito”, agregó en la misma conversación.
Otra de sus acciones clave, fue darle tiraje a la chimenea de la centenaria tienda, fortaleciendo a las Juventudes Comunistas y la presencia de mujeres en cargos directivos.
Esta lucha interna tampoco fue fácil en un partido conservador, en el que históricamente costaba mucho ir ascendiendo y en el que el camino se hacía cuesta arriba para las mujeres y para la diversidad sexual.
Pablo Monje, encargado electoral del partido y quien acompañó a Teillier en este camino, se refirió haces unos meses en La Tercera al crecimiento electoral del partido, señalando que éste era el “mejor momento del PC en las últimas tres décadas”.
En el PC, cuentan que Teillier nunca perdió la calma al enfrentarse a los sectores internos más radicales, quienes le reprochaban estar bailando al ritmo de una centroizquierda neoliberal y abandonando los principios marxistas, como varias veces se lo encaró Jadue.
6.- El fallido espolonazo a Piñera y la derrota constituyente
Tras el estallido social, el entonces diputado no dudó en sumarse al coro de voces que al interior de su partido justificó la violencia callejera y pidió la salida del Presidente Sebastián Piñera.
“El Presidente debe levantar el Estado de Emergencia ahora porque el pueblo ya no le cree. Tengo la impresión de que el pueblo no le tiene miedo, no le tiene miedo a la represión. Y esto puede todavía ser peor entonces”, dijo el 19 de octubre de 2019.
Un mes después, el PC se marginó del Acuerdo por la Paz y una nueva Constitución, entre otras cosas, por no estar de acuerdo con el alto quorum para aprobar las normas. “¿Cómo vamos a firmarlo si no estamos de acuerdo con un punto esencial que es el quorum? Si lo logramos cambiar, dijimos si es 3/5, lo firmamos”, explicó esa noche, antes de la concreción del histórico acuerdo, al cual se sumó el Presidente Gabriel Boric.
Pese a los cuestionamientos provenientes de un amplio abanico político y a la propia participación de constituyentes comunistas en la convención, Teillier siguió defendiendo su decisión y justificando las protestas que continuaron por varios meses en el sector de Plaza Italia.
La misma frialdad la mostró el histórico dirigente el año pasado, ante la dura derrota de la opción Apruebo, en el plebiscito del 4 de septiembre.
“El triunfo del Rechazo es una derrota electoral, con visos de derrota política, pero no es una derrota estratégica”, señaló a en esa oportunidad.
“No descarto que se instale de nuevo una opción Rechazo”, afirmó ocho meses después -el 9 mayo de 2023- en el diario El Siglo, consultado por el nuevo proceso constituyente.
7- Su despedida y la compleja sucesión que viene
El domingo 4 de junio, en el acto de la conmemoración de 111 años del PC, fue el último mensaje político enviado por Teillier a su partido antes de morir la madrugada de este martes 29 a los 79 años en el hospital Clínico de la Universidad de Chile, a causa de distintas complicaciones que arrastraba desde que se contagió de Covid en plena pandemia.
Quizás presagiando que sus problemas de salud no le permitirían estar presente en un nuevo aniversario, el líderdel PC hizo un enérgico llamado a la unidad del PC, que fue aplaudido entre los militantes presentes esa mañana en las frías gradas del Teatro Caupolicán.
“La unidad de nuestro partido ha sido fundamental para resistir momentos difíciles, de persecución, de dictaduras e incluso de ilegalidad, como ocurrió con la Ley maldita. La unidad de acción ha sido nuestra principal fortaleza y herramienta para hacer avanzar nuestra política, que busca la justicia y un mejor vivir para nuestro pueblo”, fue parte de la carta leída por Lautaro Carmona, y para muchos su despedida.
Mencionando a las principales figuras del PC chileno, llamó a “cuidar al partido, tal como lo hicieron Recabarren, Teresa Flores, Corvalán, Volodia Teltelboim y Gladys Marín”.
También pidió apoyar al gobierno de Boric y a darle “suma importancia” a la conmemoración de los 50 años del Golpe.
En las últimas décadas, la sucesión en la colectividad siempre estuvo prácticamente resuelta. En 1990, tras el retiro de Corvalán, fue ungido Teitelboim, quien fue reemplazado en 1994 por Marín. Tras la muerte de la emblemática dirigente, nadie cuestionó el mejor de derecho de Teillier a reemplazarla.
Hoy, en cambio, no existe un sucesor natural que sea apoyado en forma unánime.
“Teillier ha logrado gobernar la tensión transgeneracional entre esas distintas formas de hacer política inscritas en el comunismo chileno; pero todo indica que esta sigue y seguirá manifestándose con fuerza…, por lo que será todo un desafío para el partido encontrar un nuevo liderazgo que pueda contenerla de la forma que lo ha hecho el actual presidente”, señaló el historiador Alfredo Riquelme, en un artículo sobre el PC en La Tercera, realizado en marzo de 2022.
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