Irse o estar de vacaciones se trata de relajarse, desconectarse y eludir las rutinas, pero también, si se sale en familia, de llenar largas horas vacías con actividades divertidas, que involucren a cada integrante del grupo y que interese a todos por igual. Una tarea que, entre más sofisticada y producida sea, más posibilidades tiene de fracasar: excursiones fallidas, nauseabundos viajes en bote y aburridos paseos a cascos antiguos los han vivido hasta las mejores familias. Al final, las mayores risas veraniegas suelen aparecer alrededor de una mesa, seguramente de noche, con una baraja de cartas o un tablero de fichas, todos siguiendo las simples reglas de un juego que de seguro han jugado ya mil veces.
Pero la diversión de clásicos como el Uno, el Jenga o el carioca, aunque parece infinita, se puede terminar agotando si uno los exprime demasiado. En la variedad está el gusto, dice el dicho, así que nunca estará demás agregar otra alternativa a los viejos títulos que se repiten año tras año en cada vacación. Tres divulgadores y entusiastas de los juegos de mesa nos recomiendan sus favoritos para entretenerse con la familia en vacaciones.
1. ¡Aventureros al tren!
Según Gloria Cárdenas, del podcast especializado El Entreturno, este es un infaltable en cualquier casa familiar. Aquí cada jugador tiene varias decenas de trenes, los que debe tratar de colocar en un mapa lleno de rutas y ciudades —los hay de Estados Unidos y Europa, además de expansiones con otras zonas del mundo— según las misiones que le vayan tocando en las cartas que hay que se pueden sacar en cada turno. Por ejemplo, llegar desde Nueva York a Miami, o de Ámsterdam a Vilna, impidiendo además que el resto pueda cumplir sus objetivos. “Es sumamente fácil de asimilar”, dice Cárdenas, “pero a la vez va creciendo a medida que lo juegas. Llevo muchos años jugándolo y hacerlo contra gente que también tiene experiencia en él se puede volver una actividad bastante agresiva, jaja”. “Así es, “agrega Felipe Campos, del blog El Meeple Chileno. “Los rivales se pueden interponer en tu ruta y tú en la de ellos. Es un juego súper tenso, porque a medida que avanza la partida se llena el tablero. Pero es sencillo, bonito en mesa, y rápido: la partida no dura más de 30 o 45 minutos”.
2. Draftosaurus
Algo así como si Jurassic Park hubiese sido un éxito, sin ambiciones desmedidas ni velociraptors sueltos: Draftosaurus es un juego que recrea un parque cuyas principales atracciones son dinosaurios. Inofensivos, coloridos, incluso tiernos, que cada jugador debe colocar en su tablero personal según lo que sugieran los dados. Cada zona y cada dinosaurio entrega puntajes diferentes, entonces dependerá de nuestras decisiones el puntaje que tendremos al final. “Es muy fácil de explicar”, dice Hugo Méndez, del canal La Ruta del Meeple. “Funciona bien con hartos jugadores y es muy accesible”.
“Cualquiera puede entenderlo rápidamente; yo lo juego con mi mamá”, cuenta su compañero Diego Varas. “Cuando tienes el ritmo y la dinámica, este mismo juego ofrece, al dar vuelta el tablero, una nueva configuración un poco más difícil. Es un desafío un poquito mayor pero igualmente entretenido”. A Gloria Cárdenas le parece “hermoso, divertido y súper rápido, cada partida dura 15 minutos. Además, a quién no le gustan los dinosaurios, especialmente tan bonitos”.
3. Cocos locos
Para las familias con niñas o niños más chicos, este juego puede ser capaz de divertirlos a ellos y también a los adultos. Basado en el Rey Mono, personaje mitológico chino, lo recomienda Felipe Campos: “cada jugador tiene un monito que, con un resorte, lanza cocos hacia un tablero lleno de vasos”, explica. “Si en tu turno le achuntas a un vaso, te lo quedas y los vas apilando”. La diversión se expande cuando uno de tus cocos cae en el vaso de tus rivales, ya que automáticamente ese pasa a ser tuyo. “Además hay cartas especiales que te permiten soplar cuando un rival quiera avanzar, o lanzar dos veces. Es muy sencillo, y muy muy divertido”.
4. Camel Up 2.0
¿Tu familia es adicta a las apuestas? Este juego puede saciar su sed de adrenalina y competitividad, sin perder dinero ni pasar vergüenzas. “Camel Up se trata de una carrera de camellos en el desierto, en la cual debes apostar por quién resultará el ganador”, explica Hugo Méndez, de La Ruta del Meeple. Su dinámica es simple de entender, sobre todo para los adultos con tendencia a la ludopatía, que se sublima con la calidad de su diseño. “Tiene un tablero pop up que se levanta al abrirlo, con palmeras y una pirámide, donde van los dados, muy vistosas y coloridas”.
5. Fantasma Blitz
“Es increíble cómo este juego les cuesta mucho más a un adulto que a un niño”, dice Gloria Cárdenas, de El Entreturno. Por eso lo sugiere, ya que puede provocar una instancia donde los más chicos predominen por sobre los grandes. Aquí hay cinco objetos de madera: un fantasma blanco, una botella verde, un sillón rojo, un libro azul y un ratón gris, y un mazo de cartas. En cada turno se da vuelta una carta, que muestra dos de esos objetos, a veces correctamente pero en otras con algunos errores: en ocasiones el fantasma es rojo o el sillón azul. Lo que los jugadores deben hacer es tomar el objeto que está bien representado en la carta o, si ninguno sale tal como es, el que no aparece ni en color ni en forma. El primero que lo toma se queda con la carta, y el que acumula más cartas al final del juego gana. “Te quema el cerebro, te hace un cortocircuito tremendo, pero provoca muchas risas”, explica Cárdenas. “Eso sí, hay que tener cuidado con las uñas, porque se puede poner intenso”.
6. Código secreto
A estas alturas ya es una especie de clásico, pero no por eso lo dejan de recomendar los miembros de La Ruta del Meeple. “Nunca lo he pasado mal jugando Código secreto”, dice Diego Varas sobre este título en el que hay que encontrar la conexión entre distintas palabras o imágenes que a priori no tienen nada que ver entre sí. Se arman dos equipos —pueden jugar desde 4 hasta 8 o incluso más jugadores—, en los cuales uno de sus miembros debe tratar de encontrar un concepto que junte estas cartas disímiles y el resto adivinarlas. “Si por ejemplo en estas cartas estuviera una zanahoria, un hueso y agua, el informante puede decir ‘cazuela 3’. Esto significa que son tres palabras y que se vinculan a través de la palabra ‘cazuela’”. Existen muchas versiones de Código secreto, algunas con temáticas Disney o Marvel, “por lo tanto se puede adaptar a los gustos familiares”, dice Hugo Méndez.
7. Llama
Felipe Campos compara este juego de cartas con el Uno, solo que con una pizca más de estrategia. “Es igual de sencillo y genera casi la misma sensación”, dice. “A todos los que se lo muestro les encanta y se lo quieren comprar”. Tienes 7 cartas, que van del 1 al 6, y la séptima es la llama, y en tu turno debes bajar una carta que sea igual o consecutiva a la que está en la mesa. Si no tienes carta, puedes tomar una del mazo o pasar. “Se acaba la ronda cuando todos pasan o alguien queda sin cartas. El que queda con menos puntos —los números de las cartas— gana, pero si no pudiste botar la llama, son 10 puntos menos”.
8. Illusion
Otro juego de cartas, pero todavía más simple y que se basa simplemente en sus diseños y colores. “La gracia es que su preparación es fácil, tiene pocos componentes”, dice Hugo Méndez, de La Ruta del Meeple. “El objetivo es identificar si una carta tiene más o menos cantidad de un determinado color de las que ya se pusieron en el juego”, explica Diego Varas. “La pones a la derecha si crees que tiene más o a la izquierda si tiene menos”. La gracia es que en cada turno puedes o jugar una carta o dudar de toda la cadena que se ha formado. “En ese momento, las cartas se dan vuelta al reverso, donde están los porcentajes exactos de color”. Si tu duda fue correcta, ganas. Sino, pierdes una carta de victoria. “Es muy familiar, lo pueden jugar tanto grandes o chicos”, agrega Méndez.
9. Pictures
No es el Pictionary, pero se trata de representar un concepto. Tampoco son las charadas, pero hay que intentar de que el resto adivine una palabra sin decirla. Se llama Pictures, y el objetivo de este party game es decir algo pero con materiales muy extraños: cubos de colores, cartas, piedras o cordones. “Es súper loca la forma en la que cada jugador trata de representar la imagen que le tocó, así como también las reacciones del resto de su equipo”, dice Gloria Cárdenas. Este título fue el último ganador del premio Speil des Jahres 2020, el más prestigioso de la industria.
10. Splendor
Aquí la historia nos lleva al Renacimiento, donde cada jugador interpreta a un mercader que debe juntar oro y piedras preciosas para luego canjearlas por cartas que le permitan avanzar en puntaje y desarrollo. “Cierta combinación de fichas te da cartas, las que a su vez te pueden dar cartas más avanzadas, y así ir evolucionando en el juego”, explica El Meeple Chileno. “Los jugadores tienen la sensación de ir creando un motor, una mejora, porque al final de la partida se siente que uno hizo algo. Es una apuesta de diversión segura”.
11. La tripulación: en busca del noveno planeta
Este juego acaba de llegar, y estaba siendo muy esperado, porque también recibió el Spiel des Jahres 2020. Su gracia es que, a diferencia de todos los anteriores, aquí no se compite entre los jugadores, sino que entre todos deben ganar. “Es un juego cooperativo, donde todos forman una tripulación que está en el espacio. Son 50 misiones, al comienzo sencillas pero luego más complejas, y cuya principal dificultad es que los jugadores no pueden hablar entre ellos: solo se comunican por un sistema de comunicación creado por el juego. “Pero se explica relativamente fácil, un niño de 10 años lo puede entender rápido, y tiene este sistema de progreso con mucha jugabilidad”, dice Diego Varas. “Al escucharlo, suena más complejo de lo que es. Pero cuando lo juegas, te vuela la cabeza cómo te plantea y diseña las estrategias”.
12. Just one
Otro juego colaborativo, pero esta vez sin una temática tan cinematográfica. Just One es un party game en el que todos deben darle pistas a uno de los jugadores, que va cambiando según el turno, de una palabra secreta que apareció en una carta. La dificultad es que “antes de que él abra los ojos, el resto va a mostrar la pista que escribió en secreto. Si alguna se repite, no lo podrán exhibir, por lo tanto hay que ser lo menos obvio posible pero tratando siempre de ayudar a ganar el juego”, explica Cárdenas. “Es un juego entretenidísimo, que saca muchas risas, y que en tiempos de pandemia es muy fácil de implementar en videollamada, solo hace falta que uno tenga una copia. Ideal para compartir con la familia y reírse un rato”.
13. Crokinole
Felipe Campos cierra con un Juego típico canadiense, que data de fines del siglo XIX, pero que se construye en Chile. “Ya por su tablero, que es de madera y muy atractivo, vale la pena”, dice. El juego es de pura destreza. “Uno tiene unas fichitas y en el medio del tablero hay un hoyo, al que uno tiene que tratar de que caigan. Hay palitos que dificultan la tarea y a su vez los rivales te mueven las fichas”. Se participa en parejas y la que tiene más puntos, según cuantas fichas haya acertado, gana. “La primera vez que lo jugué”, cuenta Campos, “estuve 3 horas seguidas. Es más caro que el resto, pero lo vale. De hecho, el tablero lo tengo colgado de la pared”. Consultar por precios y disponibilidad acá.
*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 10 de febrero de 2021. Los valores y disponibilidad pueden cambiar.