Antes de fin de año, los dos mayores colosos de la industria de videojuegos —Microsoft y Sony— medirán fuerzas, una vez más, para tratar de acaparar el mercado del entretenimiento más lucrativo de las últimas décadas. El reto no es menor. Pero hay una marca que últimamente se ha mantenido algo más discreta en relación a su competencia, que ha desplegado con los años otra estrategia, la que le ha permitido, también una vez más, transformarse en una favorita. Nos referimos, por supuesto, a Nintendo, la única compañía que ha estado presente en todas las generaciones de videojuegos, ahora con su última consola, la Switch.
Lanzada oficialmente en marzo del 2017 —tras la fallida experiencia comercial que fue su anterior consola, la Wii U—, la japonesa decidió reinventarse una vez más y dio un buen golpe a la cátedra gracias a una colorida consola híbrida, con múltiples posibilidades de ser utilizada y orientada a una gran audiencia. Además, claro, de contar con juegos para gente “de cero a 99 años”, según aseguraron sus propios ejecutivos y como es tradicional en Nintendo.
Un año después de su lanzamiento, la Switch ya contaba con más de 14 millones de unidades vendidas. Con esa cifra, ya superaba las ventas totales que había tenido la Wii U en toda su existencia. A comienzos del 2018, se había transformado en la consola más rápidamente vendida en Japón y en Estados Unidos. Y hasta marzo de este año, acumulaba 55 millones de ventas alrededor del mundo. Nada de mal.
Pero como ya lo hemos mencionado, la Switch corre casi por una avenida paralela a su competencia tradicional: juegos más abiertos y simpáticos, muchísimo título independiente y la posibilidad de poder llevar la consola a todos lados han permitido que sea una de las plataformas de videojuegos más solicitadas por el público. Pues bien, acá va una breve lista con cinco títulos imperdibles para la consola que, de paso, han ayudado a cimentar su fama.
The Legend of Zelda: Breath of the Wild (Nintendo, 2017)
El último capítulo en la popular saga de aventuras creada por Shigeru Miyamoto y Takashi Tezuka para la Nintendo original, en 1986, es para muchos fanáticos el mejor título de toda la franquicia y, acaso, de la misma Switch. Estamos hablando de un ambicioso juego de acción con elementos de rol, aventuras y, sobre todo, exploración. Sus escenarios están llenos de vida, secretos y maravillosos detalles a descubrir, y nuevamente tenemos a Link como nuestro protagonista, quien, después de despertar de una “siesta” de 100 años, debe rescatar al reino de Hyrule del malvado Ganon.
Más allá de la historia, lo mejor del Breath of the Wild es su experiencia. Porque por primera vez Nintendo se atreve con un título de mundo abierto, de espacios vastos y mecánicas de juego que apenas tímidamente había mostrado en títulos anteriores. Cierto, con ello Nintendo no descubrió la pólvora, pero sí logró refinar la fórmula a niveles que se han transformado en un estándar para la industria. Por lo mismo, el juego es un placer de principio a fin. Ya sean sus combates, su exploración a cavernas secretas, sus distintos escenarios y personajes —o simplemente cocinar bajo el claro de la luna y luego cabalgar por las planicies de Hyrule al son de un delicado piano—, hacen que la experiencia de juego sea entretenida, desafiante, pero especialmente placentera.
Super Mario Odyssey (Nintendo, 2017)
Mario es claramente el personaje más popular de Nintendo y el que más juegos ha protagonizado. Se entiende. Y su última aventura, la primera para la Switch, es original, ambiciosa y por primera vez lo pone en contacto con seres humanos en una ciudad, muy alejado del Reino Champiñón. Como siempre, nuestro gasfiter favorito debe rescatar a la Princesa Peach, a través de distintos mundos y obstáculos, de las garras del malvado Bowser. Pero esta vez a Mario lo acompaña Cappy, un personaje-gorro que le permite transformarse en distintos personas a lo largo del juego. Es, probablemente, la aventura más extraña que haya enfrentado Mario desde el iconoclasta y hoy ya clásico Mario 64, pero no por eso la experiencia es menos fascinante. Muy por el contrario.
Lo mejor del Super Mario Odysssey es que el juego asume que uno conoce la saga y al personaje. Así, los distintos mundos que Mario y Cappy van visitando están repletos de guiños a juegos anteriores, personajes y chistes varios, junto con múltiples sorpresas. Pero todo mantiene su esencia tradicional, es decir, plataformas. Incluso, hay ciertos pasajes del juego que son en 2D, lo que le otorga un refrescante cambio de velocidades a los imponentes entornos abiertos 3D. La experiencia es realmente encantadora y fresca, además de muy entretenida.
Mario Kart 8 Deluxe / Super Smash Bros. Ultimate (Nintendo, 2017, 2018)
Clásicos imperdibles de cualquier plataforma de Nintendo, estos dos títulos son los más vendidos en toda la historia de la Switch. Y por algo es así. Los dos son juegos que (casi) no necesitan presentación: por un lado, tenemos al Mario Kart 8 Deluxe, acaso el mejor videojuego arcade de carreras del mercado. Originalmente desarrollado para la Wii U, esta nueva versión “deluxe” incluye todo el material descargable, además de varias mejoras técnicas, gráficas y nuevos personajes. Entretenido, divertido, visualmente hipnótico, es el juego más vendido de la Switch, con más de 25 millones de copias vendidas a la fecha.
Y por el otro, tenemos al Super Smash Bros. Ultimate, la quinta y última versión de juego de peleas todos-contra-todos en donde están presentes prácticamente todos los personajes del universo Nintendo, además de algunos invitados de otros lares. Son muchos personajes —más de 80— y esa es, al final, la gracia, junto con la posibilidad de jugar en distintas modalidades solo o con varios amigos, de manera local o en línea. Un detalle: Super Smash Bros. Ultimate es el juego de peleas más vendido de toda la historia, con cerca de 20 millones de copias vendidas.
Super Mario Maker 2 (Nintendo, 2019)
La secuela a “cómo hacer tus propios niveles de Mario” no solo abre horizontes respecto a cómo aprender a diseñar niveles de videojuegos, utilizando múltiples elementos de construcción provenientes del universo Mario; además, es un gran juego en sí mismo. Porque la idea es construir tus propios niveles y luego, ojalá, compartirlos con la comunidad. Así, es cosa de pensar en la casi infinita cantidad de niveles creados por millones de jugadores que están disponibles para el usuario. El factor rejugabilidad de Super Mario Maker 2 se hace entonces imbatible.
El concepto del juego es sencillo, pero atractivo y estimulante: construir, probar y compartir niveles. Para ello existe un generoso set de herramientas que toma elementos de todos los juegos de Mario, incluyendo su evolución gráfica y sonora desde los años 80s. De hecho, el clásico compositor del clásico tema de Mario, Koji Kondo, es el director de sonido del juego. Esta secuela, además, incluye la posibilidad de modos de creación cooperativos. Original, entretenido y muy creativo. Especialmente, para quienes sueñan con diseñar videojuegos.
Animal Crossing: New Horizons (Nintendo, 2020)
Lanzado en marzo de este año, sin duda esta ha sido la gran sorpresa de la temporada. Este título, el quinto en la saga de simuladores sociales de Nintendo, debería haber estado incluido en el anterior texto sobre videojuegos relajantes, porque esa es una de sus principales características, que lo han transformado en no sólo en un favorito de los usuarios de la Switch sino que también en un pequeño fenómeno de ventas gracias a su tranquilo, sencillo y simpático sistema de juego.
En Animal Crossing: New Horizons se asume el rol de un personaje, creado a la medida por el jugador, que debe hacerse cargo, en tiempo real, de una isla desierta que puede ser recorrida libremente. En el intertanto, hay que recolectar alimentos y objetos básicos, construir elementos y, eventualmente, transformar la isla en una comunidad. Por cierto, hay elementos cooperativos y en línea, pero lo más interesante que ha generado el juego, más allá de las buenas críticas y ventas, es que para muchos usuarios de la Switch, este juego se ha transformado en el escapismo perfecto para estos tiempos de cuarentena. No los culpamos.