No es novedad que la relación entre humanos y perros está en pleno cambio cultural. Pasamos en pocas décadas de una visión funcional —ser guardianes o compañía— a una plenamente emocional —“es uno más de la familia”—, con una intensa consciencia sobre las necesidades y también sensibilidades de los animales.

Este nuevo vínculo despertó a todo un mundo de emprendedores y empresarios que atiborran cada barrio con negocios pensados para mascotas. La consultora internacional Euromonitor estima que, tan sólo a nivel del e-commerce, las ventas de productos para mascotas crecerán un 962% entre 2015 y 2025, superando los 1.638 millones de dólares. Y observa que el latinoamericano es el mercado de mayor auge, siendo Brasil, México, Colombia y Chile los principales referentes.

En toda esta vorágine de cambios, las nuevas lógicas se van imponiendo a tradiciones que, en algunos casos, se resisten a ceder. Es el caso de la vieja costumbre de atar las correas de paseo directamente al collar del perro, en contra de la actual tendencia de utilizar un arnés. Una práctica cada vez más extendida, pero que puede tener aún algunos cuestionamientos. ¿Por qué cambiar?

“Conectar la correa al collar causa grandes problemas en los perros, como daños respiratorios por lesión en la tráquea, disminución del flujo sanguíneo por la tensión constante, contracturas musculares en el cuello —que son muy dolorosas—, e incluso daños en la glándula tiroides”, explica Carolina Delgado, médico veterinario zootecnista y especialista en etología, quien atiende en su clínica veterinaria Welfare.

Esa visión la comparte Ana Francisca Soto, etóloga y secretaria de la Comisión Nacional de Tenencia Responsable del Colegio Médico Veterinario, quien dice que diversos estudios hechos con distintos tipos de collares concluyen que “ninguno proporciona una presión que se considere adecuada para mitigar el riesgo de lesiones en un tirón de la correa”.

En otras palabras, pasear a los perros con arnés es necesario, porque disminuye el riesgo de afectar o dañar a la mascota y además permite un mayor y mejor manejo por parte de sus tutores. ¿Pero cualquier arnés sirve?

Tipos de arnés

Una búsqueda rápida en Google sobre arneses para perros arroja más de 2 millones 340 mil resultados en 0,52 segundos. La variedad de formas, tamaños, colores y materiales parece infinita, aunque los más comunes son de nylon, algodón, cuero, poliéster y neopreno. Es en su funcionalidad, sin embargo, donde están las mayores diferencias.

1. Anti-tirones

Los arneses anti-tirones son muy populares. Su función es impedir que la mascota presione por avanzar más rápido que el ritmo que lleva la persona. Según Carolina Delgado, esto tiene una finalidad educativa y suelen ser útiles para las etapas de entrenamiento, ya sea para “aprender a pasear” o para fomentar la obediencia.

Arnés anti-tirones Halti

$31.900 enBest for Pets

Generalmente, en este tipo de arnés el sistema de sujeción se ubica en el pecho del animal. “Si el perro tira, se ejerce una presión que obliga a su tren anterior a girarse hacia un costado. Este movimiento puede resultar molesto para el perro, pero es mucho más amigable y respetuoso que otros métodos”, dice Camila Hernández, médico veterinario y máster en Etología Clínica.

Esos “otros métodos” a los que hace referencia son, por ejemplo, aquellos que se abrochan en el hocico del perro, “generando que ante un tirón de la correa, su cabeza se gire hacia el costado”, o los collares de púas, eléctricos y otras formas aversivas de entrenamiento “que se encuentran contraindicados, porque afectan al bienestar del animal”.

2. Arnés en H

Es otro tipo de arnés bastante popular aunque levanta discusión acerca de lo recomendable que puedan ser. En teoría, este formato se recomienda para perros que poseen mucha fuerza. Su sujeción se centra en el pecho y en el tórax del animal, distribuyendo la fuerza de manera uniforme y en sintonía con su bienestar. Sin embargo, Carolina Delgado sostiene que estos arneses “afectan el movimiento de la escápula —los dorsales donde comienzan las patas delanteras— ”, y podrían provocar una lesión en la zona.

Por su lado, el consultor español Raúl Hueso, conocido como Mr. Hueso, señala en su blog que este tipo de arnés “no condiciona el movimiento de las escápulas” y más bien permite que el caminar del perro sea lo “más similar a no llevar arnés” que existe.

Arnés tipo H Zee.Dog Skull

$13.990 enAmigales

3. Arnés en Y

Los arnés en Y lucen más sencillos: cuentan de menos tiras y cubren menos el cuerpo de la mascota. “Se conoce como ‘no-restrictivo’, concentrando la fuerza en el pecho con dos puntos de sujeción”, describe Camila Hernández. Una de sus ventajas es que es simple de colocar, sin necesidad de manipular en demasía al animal. Además, dice Delgado, “se adapta al cuerpo de la mascota, con buena contención y con los hombros libres para no bloquear las articulaciones, permitiendo una correcta movilidad”.

Arnés ajustable con malla Zee.Dog

$13.990 enAmigales

Existen otros tipos de arneses más específicos: están los de tiro, para la realización de deportes como el canicross (correr o trotar acompañado por la mascota) o el bikejoring (lo mismo, pero en bicicleta), los cuales suelen ser más alargados y con su punto de anclaje más retrasado en la espalda. También se puede encontrar el arnés anti-escape, pensado justamente para evitar que la mascota se logre quitar el arnés y salga corriendo como si fuera el fin del mundo. Otros arneses están pensados para ayudar a animales con movilidad reducida. Y así la lista continúa expandiéndose.

En el siguiente video puedes observar cómo diversos tipos de arneses afectan el modo natural de caminar de un perro.

Cómo saber cuál elegir

Habiendo tanta variedad y discusión, surge la pregunta: ¿cómo elegir? Un buen primer paso sería definir para qué quieres el arnés. Es decir, qué función necesitas que cumpla. Si es para pasear relajadamente será distinto que para entrenar.

“En el caso de querer utilizar un arnés anti-tirones, recomendaría utilizarlo únicamente como medida provisoria de manejo mientras se trabaja por mejorar el problema. No para uso permanente y menos definitivo”, señala al respecto Camila Hernández.

También es necesario considerar la raza, la edad, el tamaño y la condición física que tenga el animal, porque no todos los arneses sirven para todos los perros.

“Si son razas de pelo voluminoso, como es el caso de los poodles, se recomienda un arnés ligero, y para razas de trabajo un arnés acolchado, que permita una óptima movilidad escapular”, sintetiza Delgado.

Se recomienda tomar las medidas del perro, especialmente en los puntos de sujeción, y elegir la talla que corresponda. La idea es que el arnés se ajuste de buena manera al cuerpo de la mascota, sin afectar su movilidad ni significar un riesgo de heridas a causa del roce, como en sus axilas. En ese sentido, para Hernández es buena alternativa que el arnés “posea correas ajustables, para adaptarlo a la anatomía de cada perro”.

Por otro lado, dice la etóloga, es muy importante fijarse en que la sujeción “no vaya directamente por la zona del cuello, ya que este podría ejercer la misma presión que el collar al tirar”. Esto es especialmente relevante en razas de tipo braquicéfalas —como los bulldogs, pugs, boxers, entre otros— “ya que suelen presentar mayor predisposición a tener problemas respiratorios”.

En el caso de perros delgados, rápidos y escapistas, como los galgos u otros lebreles, es mejor optar por un arnés “que se ajuste a su anatomía y no se salga por la cabeza, como los de tres puntos, y que no ejerza presión en el cuello, ya que entregan mayor seguridad y distribuyen mejor la fuerza del tirón en caso de que quieran escapar”, apunta Hernández.

Arnés anti escape Más Perros

$19.990 enMás Perros

La posición de la argolla de anclaje y el material del cual está hecho el arnés son otros puntos clave. Sobre el primero, lo recomendable es que la argolla se encuentre en la espalda, para que se distribuya de mejor manera la presión sin afectar la movilidad ni dañar zonas como las axilas o el pecho. Las lesiones en dichas zonas y en el pelaje podrían deberse también al material del cual está fabricado el arnés. Lo que recomiendan los expertos es que éste sea suave y transpirable.

Ana Francisca Soto recomienda el nylon, ya que los demás tienen “más posibilidades de dañarse tanto en las costuras como por el roce”. Algunos materiales, además, “pueden encogerse o estirarse al tener contacto con el agua, mientras que el neopreno, por ejemplo, transpira y genera humedad”.

Para Mr. Hueso es fundamental que el arnés no retenga humedad ni que cubra demasiado el cuerpo del animal. Por un lado, porque pueden acabar siendo un “perfecto hábitat para ácaros, hongos, bacterias y parásitos”. Y por otro, porque cada perro tiene su propia resistencia a la temperatura externa, siendo el pelaje un termorregulador natural. Un arnés grueso, que recubra el cuerpo más de lo necesario, puede afectar la regulación térmica propia de la mascota, y de paso su bienestar. No es raro, en esos casos, que los perros se muestren más irritables.

Tampoco se recomiendan arneses que cubran mucho el cuerpo en perros con pelaje encrespado, como es el caso de los poodles, ya que podría provocarles la aparición de nudos y otros problemas en la piel.

En resumen, Mr Hueso dice que “cuánto más sencillo mejor, cuanto menos tejido mejor, cuanto menos afecte al animal mejor, cuanto menos cubra al animal mejor y cuanto menos interfiera en su temperatura mejor, porque los perros tienen una piel y pelaje que les ayuda a regular su bienestar y salud”, resume Mr. Hueso.

Por otro lado, no se aconsejan los arneses en los que uno debe levantar al perro o a sus patas para ponérselos, ya que esto puede producir malestar y rechazo a la manipulación, según Soto. Tampoco que tenga partes móviles, ya que “modifican el punto de equilibrio del perro y condicionan su caminar”.

La fuerza de la costumbre

Si crees que al comprar el arnés está todo listo, te equivocas. Aún cuando sea el adecuado para tu mascota, no es tan simple como llegar, colocárselo y esperar que esté todo bien. De no haber un trabajo de socialización del perro con el implemento, puede que le tome cierto nivel de aversión.

“Es importante siempre educar a nuestra mascota a nuevos hábitos haciendo una socialización adecuada desde un comienzo”, sostiene Carolina Delgado. “Desde el momento en que se comience a utilizar, el perro debería verlo como algo amigable y positivo”, agrega Camila Hernández.

Para familiarizar a la mascota con el arnés se puede comenzar a usar sólo dentro de casa “por intervalos de tiempo acotados, sin la correa y premiar por tenerlo puesto”, dice Hernández. Incluso, puede asociarse a un momento de juego o de caricias durante el día. “Cuando asocie que el arnés es positivo conviene proceder a enganchar la correa”.

Al contrario, no se recomienda obligar al perro a ponerse el arnés, porque podría generar una asociación negativa que terminará complejizando todo. “Si no tolera el arnés, debería valorarse si es la talla o el modelo adecuado para él, o consultar a un especialista en comportamiento canino para que entregue herramientas amigables para este proceso”, advierte la etóloga.

Durante el paseo, tirar de la correa para que el perro avance es también una mala práctica, que no sólo será perjudicial para la habituación de éste al arnés sino que además podría afectar la calidad y duración de las caminatas. Como dice Hernández: “El arnés es un método de sujeción, no un manubrio de dirección”.

Más sobre mascotas en Práctico


*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 20 de julio de 2022. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.