“Siri: ¿cuál es la edad del Presidente de la República?”. “Alexa: ¿cuántos países hay en el mundo?”. “Hey, Google: pon canciones de los Beatles”. Todas estas preguntas y comandos —unas más útiles que otras— pueden ser pedidos desde la comodidad de nuestro sillón favorito, como si fuera una escena futurista de Los Supersónicos.
Gracias a las posibilidades tecnológicas y especialmente, al avance de la inteligencia artificial, hoy nuestros aparatos móviles son perfectamente capaces de escuchar, entender y ejecutar una orden, cualquiera que ésta sea. Muchas veces, con un nivel de claridad y respuesta que a veces puede llegar a incomodar por lo certero, como si fuesen pequeños robots atentos a nuestras necesidades de voz. De hecho, para las nuevas generaciones, conversar con sus máquinas ya es algo enteramente natural.
El concepto, por cierto, tiene ya sus años y no es algo tan reciente. Porque luego de variados experimentos, fue en 1962 que IBM logró presentar la “Shoebox”, una calculadora que funcionaba con comandos de voz. Casi dos décadas más tarde, en 1981, la misma IBM logró que su nuevo computador personal lograra identificar 16 palabras habladas y los dígitos del cero al nueve. Hubo varios casos experimentales que buscaron integrar la voz humana con el entendimiento digital. Pero eso no sucedió hasta la década de los 90s. Antes de eso, todo fue más bien rudimentario.
Previo al cambio de siglo, con la llegada de internet y de los nuevos avances tecnológicos, la posibilidad de integrar asistentes de voz comenzó a tener más sentido y más viabilidad operacional. La misma IBM siguió insistiendo en su computadores, pero también en los primeros celulares que desarrollaban por esos días, como fue el caso del IBM Simon, en 1994. De la mano con ello, también comenzaron a aparecer los primeros software de digitalización de voz, capaces de transcribir a texto –cuando funcionaban correctamente– hasta 100 palabras por minuto.
Ya en este milenio, el reconocimiento de voz comenzó a estar presente en múltiples plataformas de mensajería instantánea, como fue el caso del MSN Messenger de Microsoft. Ejecutaban órdenes sencillas, sin duda, pero fueron los antecesores de los asistentes más evolucionados que conocemos hoy en día.
De hecho, fue Apple la que primero integró un asistente de voz: fue en octubre del 2011 que Siri debutó como una de las características del iPhone 4S. Su misión inicial: asistir vía comandos de voz a realizar llamadas, enviar mensajes de texto, revisar el clima o programar una alarma. Algunos años después, el 2014, Amazon anunció a Alexa, su actual asistente digital. Y en mayo del 2016, Google presentó su propio asistente que, curiosamente, no cuenta con un nombre de fantasía. Así, en el último lustro, el desarrollo, pero también la integración de estos asistentes de voz con distintas apps y servicios, han sido fundamentales para lograr una usabilidad y una ayuda doméstica que va mucho más allá de simplemente reproducir una canción o saber cómo está el clima.
La base de estas aplicaciones radica en el concepto de “procesamiento natural de lenguaje”, campo de la computación y la lingüística que comenzó a ser desarrollado en los años cincuenta por gente como el mismísimo Alan Turing. Varias décadas después, la inteligencia artificial y la técnica del machine learning se han encargado de perfeccionar los sistemas de reconocimiento de voz, que cada vez ofrecen más posibilidades. Tanto, que más allá de que estén disponibles de manera nativa prácticamente en cualquier smartphone, el concepto ahora ha pasado a nuestros vehículos y también a nuestras casas.
Puede que en nuestro país estos aparatos aún no sean de gran popularidad, pero en Estados Unidos y otras partes del mundo sí lo son. Según datos del portal eMarketer, se estima que el 2020 cerca de 130 millones de personas utilizaron alguno de estos aparatos al menos una vez, un alza de más del 11% en relación al 2019. La data final sin dudas sería mayor si consideramos el factor cuarentena, en una industria donde los millennials y los niños –según el estudio– son los que más las utilizan. Por eso, su proyección de crecimiento para los próximos cinco años es de más de 45 mil millones de dólares.
Los modelos más populares
Si existe interés en la compra de uno de estos aparatos, una de las claves a considerar es la integración o compatibilidad que éste tenga con otros aparatos o sistemas operativos que existan en la casa, con el fin de controlar cosas como el termostato, la alarma o la luces del living. La mayoría de los electrodomésticos inteligentes, eso sí, se pueden vincular a los tres asistentes más populares, que son los que describiremos a continuación:
Echo (Amazon)
Amazon, la compañía fundada por Jeff Bezos, ha sido líder en esta área. Alexa —el sistema— debutó en noviembre del 2014, y hasta hace sólo un par de años tenía más del 60% de la participación de mercado en Estados Unidos. Lo anterior, principalmente por su accesibilidad y su generosa posibilidad de interconectarse a múltiples aparatos, como una lavadora, hornos microondas, impresoras, etc. Es la materialización de la Internet de las Cosas (o IoT), que le llaman.
Funciona a partir de un dispositivo/parlante llamado Echo, que viene en distintos tamaños y con o sin pantalla, entre otros detalles. Se conecta vía wifi y dentro de los comandos de voz que reconoce se incluyen la interacción vocal general, reproducción de música o videos, información en tiempo real del clima o el tráfico y videollamadas, además, claro, de la posibilidad de controlar cientos de artefactos y electrodomésticos, entre otras funcionalidades.
Google Nest
El alcance de Google ha logrado que su homónimo asistente virtual esté prácticamente presente de manera ubicua en cualquier dispositivo que funcione con Android. Esto le permite obtener una participación de mercado que ha ido creciendo en los últimos años, desde que apareció en 2016.
Recientemente, eso sí, la plataforma cambió de nombre: de Google Home a Google Nest. Similar a Alexa, Nest permite, a través de distintos dispositivos y de acuerdo a las necesidades del usuario, interactuar, solicitar información cotidiana en tiempo real, recordar eventos y fechas, realizar llamadas telefónicas (con manos libres), reproducir y controlar música, videos o fotos, entre muchas otras características. Pero lo esencial es que también se integra con productos domésticos de terceras partes para ser activados vía comandos de voz.
Actualmente, existen tres modelos de Google Nest, donde uno de ellos tiene una pantalla de 7″, y todos se conecta vía wi-fi o Bluetooth. Se han vendido más de 50 millones de unidades y está disponible en más de 30 idiomas.
Una de las características del asistente de Google que nutre a Nest es que muchas de las respuestas que da a sus usuarios fueron escritas por redactores del periódico satírico The Onion y por guionistas de Pixar, con el fin de darle algún tipo de “personalidad” al sistema. Junto con ello, es capaz de reconocer hasta seis voces (o cuentas) distintas y adaptarse correctamente a la persona que está hablando. Desde el 2019 también es capaz de integrar a su sistema productos de Apple o Amazon.
HomePod (Apple)
Considerando que Apple fue una de las compañías pioneras en el uso de asistentes virtuales, es entendible entonces que la compañía liderada por Tim Cook apueste cada vez más fuerte por Siri. Tanto, que hoy el asistente virtual también se puede encontrar fuera de un iPhone, en un aparato doméstico que vio la luz a inicios del 2018, algo más tarde que su competencia.
Aunque, por cierto, es más caro que el resto, a pesar de que existe una versión más económica, la Mini. Lo anterior puede que sea justificado, en primera instancia por ser un producto Apple, y después por otros detalles, que van desde su diseño hasta su calidad de sonido, muy superior a la competencia.
Según los comentarios, tiene buen alcance de respuesta y Siri, en general, contesta todo lo que le preguntan. Pero por otro lado, el HomePod de Apple sólo puede ser integrado vía iOS (ahora tvOS) y funciona exclusivamente con los servicios que ofrece la manzana, como Apple Music. Así, queda ausente por ahora la multi compatibilidad que sí poseen Alexa o el Asistente de Google con otros productos o servicios. En ese sentido, se recomienda el HomePod solo a quienes sean usuarios de productos Apple o estén suscritos a sus servicios. Para el resto, mejor considerar las opciones anteriores.
*Los precios de los productos de este artículo están actualizados al 25 de enero de 2021. Los valores y disponibilidad pueden cambiar.