En la última década, según la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica, el número de personas que ingresan al quirófano en búsqueda de una intervención estética se ha triplicado. Y desde inicios de este siglo, los tratamientos mínimamente invasivos aumentaron en un 200%.

Conocida como el procedimiento de mejillas de Hollywood —por lo que han pasado Angelina Jolie, Jennifer Lawrence y casi todas las Kardashian— hace algunos años que la bichectomía, una intervención que promete dejar un rostro armonioso con mejillas más delgadas, resaltando pómulos y mandíbula, ha tomado fuerza también en Chile.

“No es nada nuevo”, dice Ángel Lazo, cirujano plástico de Clínica Santa María. “Está de moda en el país, pero existe hace varios años y es muy habitual”, apunta. “Se hacen desde los años 60, en Europa o Norteamérica”, lugares en los que “es común que a los 19 o 20 años las muchachas se saquen las Bichat. Allá no es algo censurado o mal visto, porque es una práctica muy normal”.

¿En qué consiste una bichectomía?

En la zona de las mejillas, justo debajo de los pómulos, existen unas pequeñas bolsas formadas de tejido adiposo llamadas Bolas de Bichat. “Todos las tenemos y están alojadas entre el músculo y la mucosa de la mejilla”, explica Lazo.

La bichectomía, entonces, se refiere a la “extirpación de este tejido, que en ocasiones abulta de manera muy importante la cavidad oral”, complementa Juan Carlos Gallardo, médico cirujano de Clínica El Arrayán.

La incisión se hace en la pared interna de la mejilla, desde donde se libera y se extirpa el tejido graso, “de manera suave y sin dolor”, según Gallardo. “Para finalizar, se colocan puntos de sutura, los cuales se retiran después de 7 días, en el primer control”.

¿Cuál es la función de las bolsas de Bichat? Al ser un tejido graso, actúan como almohadillas durante los movimientos de masticación, facilitando el deslizamiento de los músculos masetero y buccinador, que son los que actúan mientras trituramos la comida en nuestra boca. También son fundamentales durante el amamantamiento, responsables de la succión que hacen las guaguas al tomar leche, y por eso es que ellas suelen ser tan cachetonas. Al crecer, lo normal es que las bolsas disminuyan su tamaño en proporción al resto de la cara.

En los adultos, dice el cirujano Lazo, “esta bolsita es pequeña: pesa entre 8 a 10 gramos, y de volumen tiene entre 8 y 10 cms³”. Según él, este tejido “no tiene ninguna función mayor en la cara, más que dar un poco de soporte y relleno a la mejilla; por lo tanto, al sacarla no genera ninguna secuela funcional”.

Aunque es poco riesgosa, lo cierto es que se ubica en un área delicada de la cara, muy cercana a algunas terminaciones del nervio facial, de vasos sanguíneos y del conducto parotídeo, espacio por el que viaja la saliva desde la glándula parótida hacia la boca.

De todas formas, la gente se las extrae “para afinar un poco la mejilla y dar una sensación de hundimiento bajo el pómulo, lo cual se ve más armónico”, expresa.

Con Bichet y sin Bichet.

¿Quién se puede hacer una bichectomía?

El factor edad

“Según la literatura médica, se recomienda que esta intervención solo la hagan personas menores de 40, ojalá máximo a los 35 años”, comenta Lazo. Después de esta edad, la piel pierde elasticidad “y se comienzan a adelgazar los tejidos”.

El médico de la Clínica Santa María explica que “si alguien tiene la cara delgada y le sacas las bolsas, se va a ver muy hundido, como cara de enfermo”. Ahí el efecto que se produce es el de verse mucho más envejecido y no el de obtener una apariencia más estilizada y juvenil”.

“Normalmente, las personas menores de 35 años se ven muy favorecidas con esta cirugía, pues se obtiene un rostro mucho más anguloso y definido”, dice Carlos Gallardo. Como aún no existe pérdida de su volumen óseo ni del tejido graso, y tampoco existen alteraciones estructurales de la piel —como la pérdida de colágeno, elastina y de ácido hialurónico—, lo más probable es que no hayan complicaciones.

“Si bien la anatomía facial es muy diversa y distinta en cada paciente”, relata el doctor de Clínica El Arrayán, esta intervención solo se suele hacer “en personas que presenten gran prominencia de sus mejillas, que tengan un adecuado volumen de sus pómulos y que no posean gran deflación de su tercio medio facial, ya que podría dar a un aspecto más envejecido y de manera prematura”, puntualiza.

Esa justamente es una de las principales consecuencias de la bichectomía. Ante la masificación de esta intervención en Brasil, que no siempre se hacía por profesionales acreditados ni con diagnósticos certeros, desde la Sociedad de Cirugía Plástica de ese país hicieron una fuerte campaña publicitaria, donde advirtieron que “la bichectomía puede generar importantes distorsiones anatómicas que con el envejecimiento se agravarían, dándole a la cara un aspecto más envejecido en comparación con la edad cronológica”.

"La bichectomía no es tan simple como parece", advierte la Sociedad Brasileña de Cirujanos Plásticos.

Cuestión de peso

Para Lazo es importante que el paciente no tenga sobrepeso. “Mucha gente se las saca innecesariamente, porque tienen expectativas que su cara va a cambiar mucho”, pero luego notan que las diferencias resultan más sutiles de lo que esperaban”.

Cuando una persona con sobrepeso quiere someterse a alguna intervención quirúrgica facial, el doctor cuenta que para estos pacientes no solo hay que sacar las Bolas de Bichat: depende del caso y del resultado que se quiera obtener, pero “puede ir acompañado de una liposucción o de resecar el exceso de mucosa”.

Periodo de recuperación

La bichectomía es un procedimiento cuya proceso posoperatorio suele ser rápido. “Es más o menos de una semana, tiempo en el que el rostro estará inflamado y un poco delicado. Después de esos siete días, ya debiese estar bien”, dice Lazo. Los efectos, según él, se notan posterior a un mes, “siempre pensando que éste va a ser un cambio sutil y moderado”. El primer control suele ser al séptimo día tras la intervención y en él se retiran los puntos de sutura.

Lo barato cuesta caro

“En países como México o Estados Unidos, la bichectomía se la hacen personas muy jóvenes” advierte el médico de la Santa María, “entre los 18 y 20 años”. Si bien este procedimiento no es nuevo, sí ha agarrado más fuerza estos años a través de redes sociales.

Probablemente, en tu cuenta de Instagram te aparecen cada vez más opciones u ofertas de este tipo de intervención —sobre todo si le preguntaste a un motor de búsqueda— y es que en el último tiempo se ha transformado en “grito y plata” para algunos profesionales, los que no siempre están calificados para hacer estas intervenciones.

“Tristemente, hoy día la bichectomía se ha transformado en un negocio BBB, siendo que no es así: no es ni tan barato, ni necesariamente bonito, ni está indicado para todas las personas”, afirma Lazo. Si bien hay gente que se deja llevar por los “tentadores precios”, o por la simpleza del procedimiento —que tarda alrededor de una hora—, es algo que debe ser ejecutado por un médico “cirujano plástico, un cirujano cabeza y cuello o un especialista de la anatomía de la cara”, ya que de otra forma pueden surgir muchas complicaciones.

“El ideal es que esta cirugía sea muy suave y gentil, porque al inflamar, al golpear o machucar los tejidos, se hace más difícil la extracción”, cuenta Lazo. En promedio, un profesional experimentado suele extraerlas en unos quince y veinte minutos, sin embargo, “hay veces que la bolsa no se entrega tan fácil, y todo ese exceso de manipulación hace que salga parcialmente o rota, provocando que una zona quede más hundida y la otra menos”.

Complicaciones

Lazo y su equipo recibe bastantes consultas por resultados de bichectomías asimétricas. “Harto paciente se las saca en lugares sin certificación y llegan disconformes”, dice. Cuando este procedimiento no lo ejecutan profesionales especializados en la anatomía del rostro, “puedes llegar a lesionar el conducto parotídeo, la glándula parótida, lesionar ramas del nervio facial o producir hematomas por un exceso de manipulación”.

Antes de realizar esta intervención, “todo paciente debe tener una evaluación previa, donde su cirujano tratante pueda explicar detalladamente el procedimiento, cuidados postoperatorios y posibles complicaciones asociadas”, añade Gallardo. “A pesar de una correcta elección de paciente, una correcta intervención y cuidados perioperatorios adecuados, pueden presentarse complicaciones poco frecuentes como sangramiento, hematomas, infecciones, colecciones en la mejilla, y otros aun más infrecuentes, como lesión de ramas de nervio facial y parálisis secundaria, lesión del conducto de la glándula parótida o asimetrías faciales importantes”.

De acuerdo a éste artículo del Colegio Mexicano de Cirugía Bucal, una complicación derivada de la bichectomía es la fibrosis que ocurre con posterioridad a un hematoma, “lo que traería insatisfacción estética de nuestros pacientes, puesto que la fibrosis representará el volumen que antes ocupaba el panículo adiposo”. O sea, si se hace mal, se puede perder todo lo ganado.

También hay que tener una dentadura limpia, sin caries “ni grandes puntos de vista inflamatorios o infecciosos”, comenta Lazo. Como se trata de una herida que va a quedar abierta, “la persona que realice la extracción debe ser competente y poder manejar alguna eventual complicación”.