Que está intenso el vivir, que Santiago está caro, que la ciudad es puro caos y ruido, que con el tráfico ya no se puede, etc. A cada vez más personas las razones les sobran para decidirse por un cambio de aire que le signifique refugiarse lejos de la capital: la tranquilidad del campo, el aislamiento de la montaña, la brisa marina del litoral, el verano eterno del norte, el verde frondoso del sur.

Poco más de dos años de pandemia en el país, y si algo se ha visto en este período, más allá de la enfermedad propiamente tal, es la reconfiguración de ciertas ciudades y localidades más pequeñas, merced de una ola migratoria proveniente no sólo desde el exterior, sino también del interior del país. Abandonar las grandes ciudades para partir en busca de un nuevo hogar más apartado, cambiar de rubro laboral o terminar una larga relación, son parte de las decisiones trascendentales que motivó el “apocalipsis covid”.

“La pandemia se ajusta con precisión a la definición real de un dilema, donde no hay respuestas correctas. Y cuando un lugar no te da las respuestas, muchas veces la opción es emigrar, salir, cambiarse de casa para construir nuevamente”, sostiene al respecto Christian Ovalle, psicólogo clínico y psicoanalista en formación por la ICHPA.

La idea de alejarse de la urbe no es nada nueva. Ya en 1845, Henry David Thoreau la puso en práctica cuando dejó su natal Concord, al noreste de Estados Unidos, y se refugió en un bosque cercano al lago Walden, donde se construyó una cabaña. “Me fui porque quería vivir deliberadamente, enfrentar únicamente los hechos esenciales de la vida y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar, no sea que cuando estuviera por morir descubriera que no había vivido”, explicaría más tarde.

La experiencia quedó plasmada en su libro Walden, la vida en los bosques, un diario de vida devenido en ensayo en el que reflexiona acerca de la naturaleza, la soledad, la libertad, la vida en la sociedad industrial, y la economía doméstica, entre otros temas, que hoy recobran fuerza en la sociedad así como la figura de Thoreau, considerado uno de los padres de la literatura estadounidense.

Aunque la actual tendencia a abandonar la ciudad difícilmente se relacione al ascetismo que buscaba experimentar Thoreau, es inevitable el deseo por alejarse del dinamismo frenético y continuo que propone la vida urbana. Uno de los factores que aparecen hoy como soporte para un cambio de vida es el teletrabajo, formato que permite cumplir con las labores desde cualquier lugar con acceso a Internet.

Pero que ahora haya facilidades no significa que sea fácil mandarse a cambiar. “Desde lo psicológico, un cambio de casa siempre es un duelo. Se busca un bienestar futuro, incluso una especie de nueva sobrevivencia, pero se está dejando algo atrás que involucra una pérdida”, afirma Ovalle.

Awto

Rumbo al sur

Durante 2021, el servicio de mudanzas Mudango —presente en Chile, Colombia y México—, realizó más de 20 mil traslados y espera que este 2022 la cifra llegue a los 50 mil. Según Roberto Picón, CEO y cofundador de esta empresa chilena, el aumento de sus registros tiene más que ver con la digitalización del servicio que con otra cosa.

“A modo de referencia, las búsquedas de la palabra mudanza en Chile crecieron más del doble desde la pandemia. Eso te da una idea de que hay mucha más gente usando canales digitales para contratar estos servicios”, comenta Picón.

Así como ha aumentado la cantidad de mudanzas que realiza Mudango cada año, también lo ha hecho el número de servicios interregionales. “Prepandemia tuvimos una composición de mudanzas entre distintas regiones que estaba en torno al 25 y máximo 30%. Es decir, la gran mayoría eran dentro de una misma ciudad, principalmente Santiago. Pero hoy, más del 40% de nuestros servicios son entre distintas ciudades, lo que da cuenta de que hay un mayor movimiento interurbano de personas que se van está yendo a vivir, a trabajar, o pasar un tiempo prolongado en otras regiones”, expone Picón.

¿Adónde se están yendo los santiaguinos? Según los registros de Mudango, las regiones preferidas para instalarse en un nuevo hogar son, en orden descendente, Valparaíso, Biobío, Los Lagos, La Araucanía y El Maule.

Antonio Lira, fundador de Transportes Charly, también ha visto cómo es que en diez años las mudanzas se han diseminado desde el centro al resto del país. “En la semana, hacemos al menos dos viajes a otras ciudades”, agrega.

Lira es transportista independiente y dice que lo más lejos que le ha tocado ir con una mudanza hacia el norte es al Valle del Elqui. Hacia el sur ha llevado camiones hasta Caburga, Villarrica y Pucón. El traslado más requerido por ahora sigue siendo al litoral central.

Errores comunes: no tan distintos

Es posible que la idea de cambiar de aires se te haya cruzado más de alguna vez por la cabeza. Pero basta pensar en todo el trabajo y dinero que debe costar llevar adelante la empresa para borrar la fantasía de un plumazo.

El valor del transporte depende de una serie de factores que van desde los kilómetros a recorrer (entre $1.000 y 1.500 el kilómetro) a la cantidad de personas que requiera el trabajo, considerando también si el servicio incluirá alternativas como el embalaje, el acarreo de las pertenencias, y otros. La cantidad de carga a llevar es otro factor a evaluar para determinar el precio del servicio. Punto que se presta para los mayores errores, según comentan los expertos en la materia.

“El problema que se repite es pensar que tienes pocas cosas para trasladar, pero una vez que vas embalando y desarmando resulta ser mucho más. Eso retrasa mucho la mudanza”, alerta Antonio Lira. El tema es tan común que en Mudango la visita de confirmación es obligatoria cuando el destino está en otra ciudad. “En esa visita, el equipo ve de primera mano todo lo que hay y así nos evitamos problemas”, dice Picón.

Si bien la mudanza a una región distante puede tener un costo muy alto, Mudango ofrece la opción de realizar un traslado compartido, es decir, unir billeteras con otras personas que tengan el mismo destino. Algo poco usual en Chile, donde esta alternativa no supera el 20% de los servicios realizados por la empresa. Pero en Colombia, por ejemplo, los viajes compartidos y los exclusivos se reparten la torta e incluso, dice Picón, la primera opción alcanza el 60%. “El hecho de que Chile sea un país largo y angosto no hace tan complicado el servicio exclusivo. Pero en un país donde la red de autopistas es más compleja, como en Colombia, los servicios compartidos son mucho más usuales”, explica.

La mudanza compartida no sólo permite abaratar costos, sino que además “tiene un impacto medioambiental positivo, porque la huella de carbono es menor”, apunta Picón.

Mejor planificación, menos imprevistos

Dicen los expertos que mudarse dentro de Santiago o hacia otra ciudad no tiene mayor diferencia. El punto de partida es el mismo: la fecha del cambio. Por más obvio que parezca, el “Día D” debería ser sagrado; sin embargo, suelen presentarse cambios de última hora, ya sea porque adelantan o atrasan la fecha de entrega o por el motivo que sea. Esto puede ser perjudicial para la planificación de la mudanza —un paso crucial— e incluso podría llevar a perder el transporte. “Mientras mejor esté definida la fecha, mejor podemos empezar a planificarla. Y mientras mejor planificada, menos imprevistos”, dice Picón.

¿Qué imprevistos se pueden presentar? Uno es la falta de la documentación requerida para realizar mudanzas. La más importante es el salvoconducto que demuestra que quien abandona una residencia lo hace sin dejar deudas. De no contar con este documento, si llegan a ser controlados por Carabineros el transporte puede ser redirigido hacia una comisaría o bien —en caso de lograr demostrar que está todo en regla— continuar la mudanza con una multa bajo el brazo, la que puede ir entre los 50 mil y los 300 mil pesos.

Otros documentos más específicos pueden ser requeridos, dependiendo del sector o la comunidad que se abandona o a la que se llega. Por ejemplo, el permiso de estacionamiento del camión puede ser solicitado en ciertas calles del centro de Santiago. También la carta de solicitud de salida, aunque éste, dice Picón, “se pide en casos bastante particulares”. Mientras estos últimos se pueden conseguir en la municipalidad respectiva, el salvoconducto de mudanza se debe solicitar en una notaría. Dato: en Mudango se pueden obtener directamente desde la plataforma web como parte del servicio.

Otro imprevisto que puede surgir en una mudanza interregional tiene que ver con el acceso del lugar de destino. A diferencia de Santiago, donde abundan los estacionamientos y no es tan rato encontrar ascensores, en locaciones más aisladas el ingreso a la nueva residencia puede ser todo un desafío. “Cuando se va a regiones, a un lugar más aislado o a una parcela, hay que tener claro cómo es el acceso, cómo se llega, para que después los camiones no tengan problemas. Por ejemplo, los viajes a Matanza, Maitencillo o los alrededores de Puerto Varas tienen más dificultades de acceso”, advierte Picón.

El clima es otro punto relevante a considerar, en especial cuando el viaje es hacia el sur. “De eso depende el tipo de vehículo que se escoja para realizar el traslado. Con un clima estable, un vehículo abierto que permita mayor capacidad de carga es una buena alternativa. En ese caso, se deben proteger los artículos con lonas y amarras que den firmeza y seguridad para tomar velocidad en carretera”, detalla Antonio Lira.

Una vez definida y sacramentada la fecha de mudanza, se puede comenzar con la tarea de embalar las pertenencias. Ya está dicho que la gente suele creer que tiene menos cosas de las que realmente posee. Y sobre eso mismo, los expertos explican que es común que durante el orden aparezcan cachivaches y pilchas que no se ocuparon más o que, incluso, nadie se acordaba de su existencia. Lo importante, entonces, es elegir qué se llevará y qué no. ¿Qué hacer con el resto? Venderlo, regalarlo, donarlo, reciclarlo.

El embalaje

Acá la clave es ser ordenados y rotular, dice Antonio Lira. “Las cosas frágiles y pequeñas seleccionarlas y rotularlas. No esperar a que llegue la empresa de transporte para recién desarmar la casa. Es responsabilidad de quien se muda saber qué se trasladará; hay que ser honestos al contratar el servicio”. Marcar cada caja, además, permite ordenar de forma más eficiente una vez que se llega al destino.

Para los objetos frágiles, Lira recomienda utilizar plástico burbuja para envolverlo antes de embalar. Útiles, aunque menos efectivos en cuanto a la protección, son el film plástico y el papel de diario. Este último, de hecho, “no se recomienda para la loza, porque lo puede manchar”, comenta Picón.

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Otro producto que suele dar buenos resultados por su capacidad y nivel de protección es el baúl de plástico, que sustituye a las cajas de cartón. “Son apilables y muy resistentes, te evita muchos problemas”, dice Picón.

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Contar con cartones firmes que sirvan de esquineros para el pickup de los camiones de transporte y para los ascensores es muy necesario. Los muebles —en especial sillones, colchones o cualquier cosa que tenga tapiz o pueda rayarse— deber ir envueltos en plástico burbuja, cartón corrugado o film plástico, algo que varios servicios de mudanza incluyen en su trabajo.

Y una ayuda esencial, sobre todo para quienes sufren de problemas a la espalda, es la que ofrecen los carros de carga, conocidos popularmente como yeguas. “En ellas puedes mover artículos de gran tamaño y peso como refrigeradores, cajas con loza, libros y más”, apunta Lira. Si bien todos los camiones cuentan con un par, tener uno extra siempre será de gran ayuda.

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Con todo lo anterior en mente, no queda más que decir buen viaje. No olvides echarle bencina al auto y recuerda: si optas por dejar Santiago, procura no llevártelo contigo.


*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 4 de abril de 2022. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.