Casa inteligente: qué artículos sí y cuáles todavía no
Los artículos se vuelven cada vez más smart: desde parlantes hasta refrigeradores y ampolletas, todos tienen el potencial de ser controlados y automatizados desde el celular. ¿Pero qué tan disponible está esa tecnología hoy para los usuarios comunes? Tres académicos, expertos en informática y redes, evalúan el presente de la domótica y qué tan cerca estamos del futuro.
¿Es inteligente empezar hoy a tener una casa inteligente? En la última década, la promesa de controlar desde el computador o el celular diversos aparatos y funciones domésticas —como el encendido de luces, el programa de la lavadora o el cierre de las cortinas— se intensificó en los medios y los avances de las compañías tecnológicas, pero en la práctica, el ciudadano común seguía necesitando un control remoto para cada cosa que tuviera en su casa. ¿Es el 2020, finalmente, el año de la automatización del hogar?
Eso es lo que pretenden, al menos, los tres gigantes de Silicon Valley. Google, Amazon y Apple están en el apogeo de una batalla por el predominio de la domótica, que es como se llama a los sistemas capaces de controlar la automatización de una vivienda. Aunque no son los creadores de estas tecnologías —que se viene desarrollando desde mediados del siglo XX, y que se expandió, al menos en Estados Unidos, a comienzos de la década pasada—, sí son quienes consiguieron acercarla al público común. Principalmente, gracias a sus asistentes de voz: Siri (de Apple), Alexa (de Amazon) y Google (de, hum, Google).
Pero esa masificación no significa aún que la domótica esté al alcance de cualquiera, ni que todos los electrodomésticos o artefactos que prometan ser controlados y automatizados a distancia valgan la pena de ser instalados. Lo que sí parece inminente es que ese será nuestro destino.
“Desde 2010, se ha comenzado a observar en el país una creciente tendencia hacia un mayor control sobre los sistemas eléctricos, de seguridad, confort y entretenimiento, implementados en cualquier tipo de proyecto de edificación”, dice Felipe Ruiz, profesor del área de Electricidad y Electrónica en Inacap y exdirector ahí del postítulo en Instalaciones Eléctricas Inteligentes.
Hoy, agrega Ruiz, ya podemos controlar básicamente todo: interruptores, enchufes, iluminación y equipos electrónicos, como parlantes y televisores. “Además”, agrega, “podemos medir consumo el eléctrico, temperaturas, gases, humedad. Y al conectar todos estos artefactos a internet, podemos emparejarlos a apps de iOS o Android y vincularlos a aplicaciones de inteligencia artificial, como los asistentes virtuales Siri, Alexa y Google Home, entre otros. Todo esto nos permite automatizar nuestro hogar de forma sencilla, modular y escalable, a un costo asequible”.
“Se suele pensar”, dice Jorge Vignolo, director de Ingeniería en Duoc UC Antonio Varas (en las líneas Infraestructura y Plataformas Tecnológicas, y Conectividad y Redes), “que la domótica es vivir en un hogar del futuro o con ciertos tintes de películas de ficción, pero hoy es factible controlar aspectos simples, como poner música o prender las luces a cierta hora, tareas manejables con sensores y dando directrices desde el celular”.
Es cierto: hace rato que hay disponibles en el mercado parlantes que se controlan desde el teléfono, o incluso ampolletas que se pueden apagar, atenuar o cambiar de color con un toque en la pantalla del móvil. Pero cada una de estas requiere de su propia aplicación, lo que llena el celular de apps y dificulta un control coordinado.
Tres ampolletas inteligentes LED multicolor Nexxt Solution (compatible con OZOM)
Aquí es cuando aparecen los famosos hubs, como se conocen a los dispositivos que centralizan y “coordinan” al resto de los aparatos inteligentes. Son una especie de puente entre el usuario y el resto de las máquinas. Así, en vez de controlar a cada aparato por separado, a través del hub —que idealmente debe ser capaz de enviar, recibir y decodificar información a través de señales bluetooth, wifi, z-wave y zigbee, los principales “idiomas” de la domótica— los podemos manejar a todos desde el mismo lugar.
Para no confundirse, hay dos tipos de hubs. El de hardware, que es un aparato físico, más poderoso y robusto, y cumple el rol de comunicador central que une al resto de los dispositivos inteligentes del hogar. Es la mejor opción si tienes muchos elementos smart en tu casa, o tienes planeado incorporarlos pronto. Por supuesto, se conecta a internet para que puedas monitorearlo todo a través de una sola app.
Los hardware hubs mejor evaluados son el Samsung SmartThings, el Amazon Echo Plus —que también es un parlante y asistente de voz— y el Wink Hub 2.
Amazon Echo Plus Hub
Y está el hub de software, que es más bien una sola aplicación que tiene la capacidad de aglutinar a buena parte de las demás —la de las ampolletas, la del parlante y la de la aspiradora, por ejemplo— y así controlarlas de forma centralizada. Es la opción para quienes tengan solo un par de aparatos inteligentes en casa y quieran comenzar a experimentar la domótica.
Los más conocidos son Yonomi e IFTTT, aunque esté último funciona más para coordinar apps y redes sociales, y su oferta de aparatos es más limitada. Sistemas como Google Home —y su hub llamado Nest—, a pesar de tener hardware incorporado, no son, según el sitio especializado TheIotPad.com, “verdaderos hubs de hogar inteligente, ya que solo funcionan con wi-fi y no incluyen otros protocolos de automatización como z-wave o zigbee”. Eso limitaría mucho su rango de acción y compatibilidad con otros dispositivos.
El mayor problema que hoy ve Gonzalo Huerta, profesor de la Facultad de Ingeniería de la U. Adolfo Ibáñez —y doctor en Información y Comunicaciones— con los dispositivos inteligentes y los sistemas domóticos es justamente la falta de un estándar común. Amazon, Google y Apple lo están disputando sin cuartel. No es algo raro, sino lo que pasa casi todas las veces que irrumpe una nueva tecnología: sucedió con el VHS, que le ganó la pulseada al Betamax como formato de video universal en los ochentas, o el Blu-ray, que venció rápidamente a su competencia, el HD-DVD. Pero hasta que uno de los formatos prevalezca, el usuario debe tomar la decisión, con el riesgo —como les pasó a quienes compraron su casetera Betamax con mucha ilusión— de que el producto o sistema elegido quede pronto en la obsolescencia.
La diferencia hoy es que no se ve —como ocurrió con el CD o el DVD, donde existió un trabajo conjunto, previo a la comercialización, entre enormes multinacionales como Sony y Philips— un ánimo colaborativo en las empresas de Silicon Valley. Al contrario: pretenden dirimir esto a través de las ventas.
“Mientras los tres buscan conseguir la hegemonía —aunque veo que la pelea se dirimirá solo entre Google y Amazon, ya que la mayoría de las empresas está desarrollando cosas compatibles con esos dos sistemas—, los usuarios deben decidirse por qué hub usar, preocuparse si es compatible o no con los aparatos que ya tienen en casa, y fijarse muy bien, cada vez que compran un nuevo dispositivo, si pueden integrarlo a su sistema”.
En esa pelea, Huerta ve con interés lo que está haciendo Samsung con su hub SmartThings. “Funciona muy bien: sus electrodomésticos no son tan automatizados, pero son fiables, que es lo que al final uno más espera de un refrigerador, una lavadora o un televisor: que cumplan su función primaria”.
Samsung SmartThings Hub
Su lavadora, por ejemplo se puede programar desde el teléfono, lo mismo la TV —desde la cual puedes subir o bajar las luces, por ejemplo—, la aspiradora robot la puedes hacer funcionar a distancia y el refrigerador te dice, a través de la app central, qué alimentos te quedan y qué no, para saber qué comprar. “Todos se integran muy bien”, dice Huerta. Lo único que no se integra tanto es el precio: un refrigerador inteligente Samsung cuesta, en oferta, casi un millón y medio de pesos.
Refrigerador 625 litros Samsung Family Hub
Lo interesante del sistema de Samsung es que no solo es compatible con sus propios productos, sino que tiene muchos otros, de muy variadas marcas —y que van desde candados y enchufes hasta alarmas y cámaras.
Para Gonzalo Huerta, el otro problema actual que enfrenta la domótica hoy es la capacidad que tengan las redes domésticas de soportar tantos aparatos conectados a internet.
“Con el confinamiento, todos en nuestras casas hemos visto las dificultades de tener cuatro o cinco dispositivos conectados simultáneamente a la misma red. La velocidad se reduce, la conexión se cae y la experiencia no es muy satisfactoria. Imagínate cuando sean 20 o 30 cosas, entre computadores, televisores, teléfonos, tablets, el hub, el refrigerador, las luces, la lavadora, el parlante… será un problema”.
En lo que todos coinciden, eso sí, es que la domótica —más allá de que nos haga todavía más flojos de lo que estamos— permitirá también reducir considerablemente el gasto energético de los hogares, lo que será beneficioso en el largo plazo para nuestro bolsillo y para el planeta.
Huerta lo ejemplifica así: “si el aire acondicionado, vinculado a un termostato inteligente, consigue encenderse por sí mismo solo cuando la temperatura sea realmente alta, y al mismo tiempo se coordina con las cortinas, que se bajan simultáneamente para reducir la entrada del calor, el consumo será mucho más eficiente”.
“Al tener artefactos cada vez más inteligentes”, dice Felipe Ruiz, de Inacap, “nos permitirá optimizar el uso de la energía”.
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