Desde los años setenta y hasta comenzado el siglo XXI, el sinónimo absoluto de relojes digitales era Casio. La firma tecnológica japonesa logró establecerse e imponerse como la marca líder en relojes de pulsera de todo tipo: con calculadora, música, videojuegos y múltiples diseños, tamaños y variedades, con opciones para todos los gustos. Más allá de la competencia, que tenía muy buenas opciones, Casio la llevaba y con gran ventaja.

La firma fue creada en Tokio en 1946, inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial. Pero no fue hasta 1957 que su fundador, Tadao Kashio, estableció la Casio Computer Co., con el debut de la primera calculadora compacta electrónica. Y el primer reloj digital de pulsera fue bautizado como Casiotron, en 1974. Pocos años después, Casio ya se había consolidado como un confiable fabricante de productos electrónicos compactos, como cámaras fotográficas e instrumentos musicales de entrada —como los teclados eléctricos, que cada vez tenían más popularidad—, todos al alcance del público general.

Pero fueron los relojes de pulsera con los que Casio se hizo mundialmente famoso. Primero, al introducir los modelos de cuarzo, tanto digitales como análogos y, luego con su vasta oferta de relojes digitales para todo tipo de usuarios. Durante esos años, Casio se convirtió en la marca genérica de relojes digitales de avanzada a precios asequibles en todo el mundo.

Pero con el cambio de siglo llegó la revolución de los celulares inteligentes, y con ello —al menos hasta la salida de los smartwatches— la casi nula necesidad, más allá del diseño, de contar con un reloj digital en la muñeca. Pero Casio nunca dejó de creer en ellos.

De hecho, su submarca G-Shock, orientada a la vida deportiva y outdoor, sigue vivita y coleando, al día con las nuevas tecnologías disponibles. Hace poco probamos el G-Shock GBD-H1000, un atractivo coloso de pulsera que lo hace un gran compañero para quienes gusten de experiencias extremas al aire libre.

Especificaciones:

  • Dimensiones: 63.0 x 55.0 x 20.4 mm
  • Peso: 101 gr
  • Pantalla: LED monocromática de 1.02″ (26 mm aprox.) de cristal mineral
  • Sensores: óptico (monitor de frecuencia cardiaca); acelerómetro (contador de pasos); imán (brújula digital); presión (altitud/presión barométrica); temperatura (termómetro).
  • Medición de posición: GPS, GLONASS, Michibiki (QZSS)
  • Conectividad: Bluetooth (iOS y Android)
  • Duración batería: Entre 14 horas (con función entrenamiento activada) y 34 meses (con función de ahorro de energía activada).
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Un tanque en la muñeca

Al sacar el G-Shock de la caja, inmediatamente llama la atención el gran tamaño del accesorio. Quizás sea el reloj de pulsera más grande en términos de volumen que he usado, lo que no es algo necesariamente malo. A quienes les gusta usar pulseras de tamaño abultado, cuyo peso se sienta sobre la mano, este modelo no va a defraudar.

Una vez puesto resulta imponente. Es algo pesado y definitivamente llama la atención desde lejos, gracias a su brillante color rojo anaranjado —que fue el que nos tocó probar—, aunque también está disponible en otros colores centrados en el negro. No es algo nuevo para Casio, por supuesto: la línea G-Shock siempre se ha caracterizado por tener modelos más bien robustos. Además, su protuberante carcaza garantiza la protección del reloj ante golpes, caídas o amenazas externas. Además se puede sumergir hasta 200 metros de profundidad bajo el agua, aunque curiosamente el reloj no mide rutinas de deportes acuáticos.

Foto: Alejandro Alaluf.

Y esa es quizás una de las características más destacables de la marca: el diseño Casio se reconoce a distancia: las formas, sus inscripciones, sus cuatro imperecederos remaches frontales y hasta sus botones laterales son inconfundibles para toda una generación, especialmente quienes alcanzamos a usar esos futuristas relojes en los 80. Este, eso sí, es harto más grande que aquellos, y no es como que se pueda esconder bajo una manga.

Ultra resistente y buena conectividad, pero anticuada interfaz

El reloj está lleno de detalles en su diseño, desde las inscripciones en su carcasa de resina fina con fibra de vidrio —que agarra el reloj alrededor de su contorno—, hasta los botones antideslizantes que presenta en sus costados. La pantalla es LCD y monocromática, aunque con un gran nivel de contraste en todo tipo de condiciones de luminosidad, y se ve muy bien. La correa de uretano es suave y al mismo tiempo posee un buen agarre. Sus diversos orificios mejoran la ventilación y proporcionan ajustes finos que facilitan el uso y la comodidad del reloj.

Tiene cinco botones repartidos en los costados, los que hay que apretar firmemente para activarlos. A la derecha hay un botón para la luz (muy vieja escuela) y otro para devolverse. A la izquierda hay dos botones para navegar por los distintos modos y pantallas del sistema, y un gran botón en el centro para activar el modo actividad física.

Claramente, hay una combinación entre diseño clásico de reloj outdoors con las características de los nuevos smartwatches. Insistimos: el reloj es grande y voluminoso, una especie de mini tanque robot en la pulsera. De color rojo brillante, todas las protuberancias protectoras del reloj destacan, al igual que sus remaches y sus inscripciones. Lo anterior no es algo necesariamente malo, pero el diseño apunta a un nicho muy específico de usuarios. El calce del reloj, eso sí, resulta fácil, cómodo y, la verdad, no tan pesado en la muñeca como uno se podría imaginar. Aunque el gusto de andar en el día a día con un reloj de este tamaño será un tema absolutamente subjetivo.

Como ya es tradición, hay que descargar la aplicación de rigor —G-Shock Move, disponible gratis en Play Store y App Store— para parear el reloj con el celular y tener un control anclado y personalizable en el dispositivo. Así se podrá revisar de mejor manera toda la data generada, desde planes de entrenamiento para principiantes hasta la lectura detallada de registros y resultados de una actividad. También, si uno lo desea, está información es posible de revisar en un navegador web. Pero la app es clara y entrega lo que promete, aunque hemos visto otras aún más detalladas en su muestra de datos.

Más allá de la data de actividad física, las características métricas del reloj son algo limitadas. Se destaca su cronómetro, la hora mundial, el calendario y la alarma, aunque no vamos a decir que esas son funciones realmente novedosas hoy en día. Las notificaciones que se pueden traspasar desde el smartphone al G-Shock incluyen llamadas entrantes, correos electrónicos, mensajes de texto, notificaciones de calendario y recordatorios, entre otras de menor importancia. Pero sí podemos destacar que por primera vez incluye un monitor de ritmo cardíaco.

Pero fue en la interfaz del reloj donde me encontré con la mayor cantidad de dificultades. Hay que decirlo: no es un display muy amistoso y hay que estar constantemente apretando botones para “subir” o “bajar” por los menús, una mecánica similar a la de décadas atrás (y poco relacionada con el fluido movimiento touch de los actuales relojes inteligentes). Se requiere de harta prueba y error para poder acostumbrarse, con una plataforma que en realidad es bastante básica en la entrega de su información. Una obvia y notable mejora sería hacer la pantalla táctil, y de paso agregarle algo de color a la misma.

Batería con carga solar (¡y puede durar hasta tres años!)

La iluminación de fondo es LED, con sensores de automatización, y funciona bien al mover la muñeca. En cuanto a su autonomía, la batería del reloj es generosa, principalmente gracias a su pantalla monocromática. De hecho, el fabricante asegura que la carga de la batería podría llegar a durar hasta 36 meses si se ocupa en el modo más ahorrativo, y unos 12 si es que no se activa la función entrenamiento. Eso sí que es novedoso.

Pero lo mejor es el sistema de carga solar, con el que se puede prescindir de los enchufes y la electricidad. La batería completa se carga con alrededor de ocho horas bajo iluminación fluorescente o artificial en interiores (500 lux), o en apenas un par de horas si estamos al aire libre durante un día soleado (10.000 lux). Mientras, el sistema de carga tradicional es compatible con cable específico (requiere un dispositivo con terminal USB tipo A) y demora alrededor de unas tres horas en lograr llegar al 100%.

Así se realiza la carga eléctrica de la batería del G-Shock GBD H-1000. Foto: Casio.

Veredicto Práctico

El Casio G-Shock GBD-H1000 es grande, distintivo y definitivamente atractivo para quienes gusten vestir relojes de abultado tamaño y llamativo color en sus muñecas. Tiene buenas características generales: una muy duradera batería, que se complementa con paneles de carga solar (todos los smartwatches deberían cargarse así), GPS y todas las herramientas y métricas necesarias que busca un corredor o un montañista.

Pero el reloj no se decide entre ser un objeto vintage actualizado o de verdad posicionarse como un smartwatch que quiera competir con las grandes marcas similares que ya han cautivado al mercado. Es un tipo de reloj inteligente muy distinto a los que usualmente fabrican gigantes tech como Apple o Samsung, pero casi al mismo precio, lo que no le hace mucha justicia. Pero para fans de Casio y su submarca G-Shock —como también para deportistas, amantes del fitness y gente que de manera frecuente pasa varios días al aire libre—, este modelo puede llegar a ser un gran compañero de aventuras.

Nota: ⭐⭐⭐★★

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*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 2 de junio de 2022. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.