Cómo cuidar y limpiar correctamente tu alfombra
No solo es necesario para mantener su vida útil, sino que también para que no se transforme en un depósito de desechos y microorganismos. Pero ojo, no es llegar y lavarla: se requiere de algunos conocimientos que acá revisamos.
Pocos objetos en casa tienen la cualidad de atraer tanto las miradas como el polvo: la alfombra, ese tejido de historia milenaria, tradicionalmente ataviado de intrincados símbolos y figuras, sigue decorando los suelos de nuestros hogares (y también juntando mugre).
Hoy hay variedades de alfombras para todos los presupuestos y gustos, que varían según su material: algodón, lana, yute y otras fibras naturales, bambú, acrílico, polipropileno, poliéster, PVC y vinílicas, por nombrar solo los más comunes.
Su prestigio también varía según su origen: las preciadas alfombras persas —que hoy provienen de países como Afganistán, Pakistán o Turkmenistán, o de culturas como la baluchi, caucásica, india, tibetana, turca o china— hasta llegar al modernismo europeo, cuyos estilos difieren tanto como la manera en que las componen. A estas clasificaciones se suman moquetas o alfombras que van de muro a muro, tapices y tapetes.
Las alfombras, además de decorar, ofreciendo un descanso visual que puede ser tan relajante como placentero, también entregan comodidad así como protección al frío de los suelos.
Sin embargo, estos beneficios tienen un contrapeso: la suciedad que acumulan. Estudios científicos aseguran que en ellas se pueden juntar hasta 4 mil veces más microorganismos que en un inodoro.
“Está claro que la alfombra influye en nuestra exposición a partículas y compuestos volátiles, al actuar como reservorio de contaminantes ambientales y como superficie que soporta transformaciones químicas y biológicas”, expone un estudio publicado en la National Library of Medicine de Estados Unidos.
Lo que no está tan claro es qué tanto puede esta exposición afectar la salud de las personas. No es muy descabellado pensar que quienes sufre de alergias pueden verse afectados por los ácaros y el polvo que se acumula en una alfombra. Quienes tienen mascotas, niñas o niños, o bien, sólo por el hecho de utilizar zapatos sobre una alfombra, pueden arrastrar hasta ella desechos orgánicos, como restos de heces, que quedarán alojados entre los hilos y nudos del tejido, lo que evidentemente puede significar una fuente de infección.
Entonces, ¿qué? ¿No conviene tener alfombras en casa? Las hemos usado por miles de años y no hay ningún registro que indique que se tiene a un asesino silencioso en el piso, ni vemos a los hospitales atochados de infectados a causa de sus alfombras.
No se trata de eso, sino de la necesidad de mantenerlas limpias e higienizadas. Algo que no sólo es recomendable para nuestra salud, también lo es para nuestro bolsillo: la limpieza regular de éstas será fundamental para evitar su deterioro y alargar su vida útil, la que puede llegar incluso más allá de los 100 años —si son persas.
No tan rápido
Claro que limpiar una alfombra requiere de ciertos conocimientos; de lo contrario, se le pueden generar daños irreparables. A veces, estos se producen lentamente, de forma imperceptible, hasta que el daño se acumula y en el mediano o largo plazo se hace evidente: lo que era un lindo dibujo ahora es cualquier cosa, y el maravilloso tejido se convierte en un trapo deshilachado .
Un mal lavado y secado, además, puede producir un efecto contraproducente y fomentar la aparición de hongos y, con ellos, el mal olor y el descolorido del tejido.
“No recomiendo para nada lavar en casa las alfombras”, dice tajantemente Omid Khan, empresario de origen iraní y dueño de Alfombras Omid Eiman Khan, negocio que abrió en 1998 y que cuenta con un local en Vitacura. “Hay mucho riesgo de que se corra el color, se achique o se agrande. Algunas personas lavan con jabón sus alfombras, pero eso hace que el color se opaque. Se necesita conocimiento para una buena limpieza”.
“Las alfombras persas o iraníes pueden durar más de 100 años con un buen cuidado”, dice. Eso se debe a los materiales nobles que se solían utilizar para la fabricación de cada ejemplar. Lana de oveja para hacer el tejido y plantas varias para teñirlo. Todo natural y de calidad.
“Los persas tenían buenas ovejas, buenas lanas y buen clima para la producción de seda virgen. Lamentablemente, por un tema económico, en las últimas tres o cuatro décadas ha habido mucha mezcla”, comenta Khan. La reducción de costes en la mano de obra y la introducción de materiales sintéticos y de origen industrial en la fabricación, han afectado la calidad de las alfombras.
“Antiguamente, para limpiarlas se utilizaban materiales naturales como sal, vinagre, jugo de limón o leche; así se quitaban las manchas de las alfombras de fibras naturales. Hoy, como combinan muchos tipos de fibra, no sirve ese tipo de lavado; se necesitan químicos. Por lo mismo, debe hacerlo gente con conocimientos profesionales, porque sino pueden dañar la alfombra”.
Errores clásicos
Pero la mayoría no tiene una alfombra persa en casa, sino que otros tipos de tapices, tapetes o moquetas. Pese a las diferencias radicales que puedan haber entre una y otra, la importancia de la limpieza es la misma si se quiere aprovechar al máximo su vida útil.
¿Cuántos años puede durar una alfombra que no es persa pero sí de calidad? “Depende principalmente del cuidado diario que le den, a la zona de la casa en la que se encuentre (si es de alto tráfico o no), si hay mascotas o niños”, responde Melissa Sánchez, dueña de Me Limpia, una empresa de aseos de casa y departamentos. “Pero con buenos cuidados, mantenciones profesionales periódicas, una alfombra de calidad puede durar en buen estado hasta 20 años o más”.
Sánchez cuenta que uno de los errores más comunes en el cuidado y mantención de alfombras se da cuando aparece una mancha. “Ya sea de comida o de animales, que son las más comunes, las personas no la tratan de manera inmediata”. Este es un error que suele imposibilitar la eliminación total de la suciedad, incluso para un servicio de limpieza profesional.
Lo que corresponde hacer ante una mancha es intentar absorber la mayor cantidad de líquido, con una toalla de papel, justo después del accidente. “Si se trata de pipí o caca de mascotas, usar productos enzimáticos para tratar la mancha y el olor; si es por suciedad de otro tipo, usar algún limpiador de tapices comercial para tratarla y así evitar que pueda quedar marcada”, agrega Sánchez.
Para eliminar al 100% los rastros de esta mancha, será fundamental un lavado profundo, idealmente hecho por un servicio profesional. Mientras más tiempo pase sin que se haga esto, más difícil será quitarla.
Otros errores comunes en el cuidado y limpieza de alfombras es el uso de productos abrasivos, como el cloro o el vinagre puro. También mojar el tejido en exceso: “normalmente no se cuenta con aspiradoras especiales para eliminar el exceso de agua, y esto provoca que puedan mancharse o que queden con mal olor”, explica Sánchez.
Omid Khan dice que el uso de aspiradoras a mucha potencia tienden a dañar el tejido de las alfombras. “Debilita la lana y la rompe, por eso es mejor ocupar lo menos posible la aspiradora o hacerlo a potencia suave”, aconseja. Algo similar ocurre con el uso de escobas o cepillos de cerdas duras, cuyo rose tenderá a romper el textil más que a limpiarlo.
¿Cómo limpiar una alfombra?
Ya está dicho que lo ideal es dejar la limpieza profunda a los profesionales. Pero ¿con qué periodicidad se debería hacer esto? De acuerdo a los profesionales, el rango varía de 6 meses a un año, dependiendo de si la alfombra se encuentra en un lugar de mucho tránsito —como un pasillo, una habitación o la sala de estar— o no.
La limpieza doméstica debería realizarse una o dos veces a la semana, para asegurarse de que ésta no se transforme en un depósito de polvo, ácaros, pelos y otras suciedades. ¿Cómo se debe realizar esta tarea? Acá un paso a paso:
- Despejar la zona, para poder trabajar con mayor comodidad.
- Aspirar (a potencia suave) toda la alfombra, en sus cuatro sentidos, para asegurar la eliminación de la mayor cantidad de polvo y mugre que se puedan encontrar en ella.
- Si tienes mascotas y la alfombra está llena de sus pelos, Melissa Sánchez recomienda usar un cepillo de cerdas suaves levemente húmedo y pasarlo por cada sección de la alfombra con movimientos circulares.
- Sánchez también sugiere espolvorear bicarbonato y, si es necesario, “aplicar un poco de agua con un pulverizador y dejar actuar durante 30 minutos a una hora”.
- Tras esto se debe aspirar todo el exceso de bicarbonato que quede en la alfombra. También será necesario aspirar el piso bajo la alfombra.
- Para eliminar las manchas, será necesario el uso de un limpiador de tapices (diluido en agua fría, no caliente). Aplicarlo con un paño de microfibra blanco (los de color pueden manchar la alfombra). Sánchez recomienda utilizar un cepillo de cerdas suaves para eliminar las manchas más complejas.
Ahora, Sánchez recomienda utilizar el limpiador de alfombras Dr. Beckman, ya que éste viene listo para su aplicación directa y cuenta con un cepillo en su envase.
Limpiador Alfombras Dr. Beckmann 650 ml
Si posees una alfombra persa, quizá prefieras evitar este paso, como recomienda Omid Khan, para dejar el trabajo a profesionales.
Para secar una alfombra, lo preferible es colocarla en un tendedero o superficie que permita el secado simultáneo por ambas caras. “Así evitar que por contacto pueda crear mal olor”, dice Sánchez. Por otro lado, se debe tener cuidado de dejarla demasiado expuesta al sol, ya que éste puede dañar el color del textil.
Una vez seca, se puede instalar nuevamente en el hogar, pero procuran que la superficie se encuentre limpia.
*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 9 de febrero de 2024. Los valores y disponibilidad pueden cambiar.
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