Símbolos de poder, legado y riqueza. También de compromiso, amor y pertenencia. Objeto de creencias, de protección o simplemente un simple accesorio. Desde las antiguas civilizaciones de Egipto, Mesopotamia y Grecia hasta nuestros días, los anillos han adornado los dedos y manos de mujeres y hombres, poderosos y humildes.

Incluso J. R. R. Tolkien —por qué no mencionarlo— utilizó su potencia simbólica para representar al frágil equilibrio entre el bien y el mal en la exitosísima saga El señor de los anillos.

Generalmente están hechos con materiales nobles como oro, plata, bronce y cobre, y en ocasiones adornados por piedras preciosas como diamantes, zafiro, rubí, esmeralda, turquesa, entre otras. La vida útil de los anillos varía según la calidad de dichos componentes, pero también del cuidado que le entrega cada persona.

“La vida útil de un anillo, dependiendo de sus materiales y de que esté bien manufacturada, debería alcanzar entre dos y tres generaciones”, asegura Jaime Rosselot, orfebre dedicado a la joyería desde hace 40 años, y miembro del colectivo Taller Villaseca, en el que imparte clases de esta materia y artesanía.

Las piedras preciosas suelen ser más resistentes al uso y al desgaste, gracias a sus propiedades intrínsecas. “Mientras mayor dureza en la escala de Mohs —que ordena de menor a mayor la dureza de los minerales, siendo el diamante el de mayor rango—, menor deterioro sufren”, explica Rosselot.

El interés por tener y usar anillos, eso sí, parece no ir tanto de la mano con la preocupación por su cuidado. “Creo que son pocos los que cuidan con esmero sus joyas; más bien lo contrario”, sostiene Rosselot.

Un ejemplo de este descuido, que bien puede deberse al desconocimiento, es el uso de más de un anillo en el mismo dedo. Para Rosselot, esta práctica es la que más daño genera en este tipo de joyas. “Es una costumbre arraigada; el roce constante va desgastando uno contra otro, y si eso se prolonga en el tiempo, el resultado es desastroso”.

Mantener un cuidado adecuado de las joyas no es algo complejo. Al contrario, requiere de acciones bastante simples. No hay métodos especiales para cuidar y mantener las joyas, dice Rosselot. “Muchas veces, si incluye piedras, deja de ‘trabajar’ bien cuando se acumulan restos orgánicos en los intersticios y en su interior. Eso hace que las piedras pierdan buena parte de sus propiedades, como el brillo, la transparencia y la iridiscencia”.


Errores frecuentes en el cuidado de anillos

Antonia Rojas se inició en la joyería en 2016 y hace cinco años fundó su propia marca, Talisma, inspirada en la antigua tradición del uso de anillos como objetos de protección, tanto física, como mental y espiritual.

“Admiro la belleza atemporal de las joyas y me motiva la oportunidad de crear piezas únicas que encapsulen momentos significativos en la vida de las personas”, dice sobre su oficio.

Algunos factores que inciden en el deterioro de los anillos, explica Rojas, son ambientales, como el viento y el agua. Ambos tienden a oxidar los materiales, que comienzan a perder su tonalidad original para tomar un color verdoso.

1) Bañarse con los anillos

De ahí que ducharse con anillos, lanzarse a nadar o incluso lavarse las manos continuamente con los anillos puestos sea un error, que perjudica el estado de las joyas y deteriora sus materiales. La sal, el cloro, y componentes químicos como los contenidos en el jabón, son un problema para su cuidado, en especial si hay perlas y nácares, cuyo origen es orgánico.

“El agua salada puede ser corrosiva para ciertos metales utilizados en la fabricación de anillos. Este fenómeno puede resultar en la decoloración y el desgaste prematuro de las joyas. Por eso se recomienda evitar el uso de anillos mientras se está en el mar”, alerta Rojas, previendo que se avecina el verano y con ello, el riesgo de que muchas y muchos caigan en este tipo de errores.

En caso de que esto ocurra, Rojas dice que “después de la exposición, se deben limpiar los anillos suavemente con agua dulce y un paño para ayudar a preservar su calidad”.

2) Hacer aseo sin guantes

A los factores ambientales, se suma la exposición a otros agentes cotidianos, como los productos de limpieza doméstica y de higiene personal.

“Los productos para el cabello, como lacas y aerosoles, pueden tener un impacto negativo en la apariencia de los anillos”, advierte Rojas, ya que “los residuos acumulados de estos productos pueden afectar el brillo y la limpieza de las joyas”.

Productos de limpieza del hogar, como cloro, amoníaco y limpiadores abrasivos, pueden ser altamente perjudiciales para los anillos. “Estos químicos agresivos pueden causar corrosión y daño en la superficie de los metales, afectando su integridad y apariencia”, apunta la fundadora de Talisma Joyas.

Por todo esto, agrega la especialista, es aconsejable usar guantes o quitarse los anillos antes de utilizar cualquiera de estos productos. “Esperar a que las manos estén completamente secas antes de volver a colocar los anillos”, y limpiarlos regularmente para prevenir la acumulación de residuos y, así, mantener su calidad y aspecto original.


Cuidado con la limpieza

“Las joyas deben estar siempre secas para que no se deterioren”, dice por su parte José Luis Araneda, un joyero independiente, dedicado a la orfebrería hace poco más de una década, y que está estrenando su nueva marca Contraste.

Araneda cree que, en general, las personas sí se preocupan de cuidar sus joyas. El problema, dice, es que “inconscientemente, ya sea por desconocimiento o incluso exageración, las terminan ensuciando y dañando con productos que tienen otra función”.

El uso de cepillos y pastas de diente para la limpieza de anillos es común entre sus usuarios y, también, recomendado por joyeros. Sin embargo, Araneda llama a la precaución en su uso.

“Con un cepillo de dientes de cerdas duras, los metales nobles se rayan”, dice. Y continúa: “por lo general, la pasta de dientes los limpia, pero con un uso continuo terminará desbastando cualquier baño de metales que tenga, sea rodio u otro. Y al no secar las joyas, los espacios que no están expuestos y que no tienen roce generarán unas capas pequeñas de óxido cambiarán el color del metal”.


¿Cómo limpiar un anillo?

La limpieza de un anillo puede variar según sus materiales, por eso es fundamental seguir las instrucciones de cada fabricante. Sin embargo, hay ciertos consejos de limpieza que funcionan por igual para la mayoría de estas joyas.

De acuerdo a los entrevistados, el más seguro y efectivo es el siguiente:

  1. Sumergirlos en agua tibia —a unos 60ºC—, con detergente antigrasa disuelto, durante unos 10 o 15 minutos. Esto, dice José Luis Araneda, hará que la suciedad “se ablande”.
  2. Luego, con un cepillo de cerdas suaves, “remover toda la suciedad con movimientos circulares, hasta que las joyas queden del color original del metal”.
  3. Secar bien con un paño de algodón.
  4. Una vez secos por completo, se termina la limpieza frotando los anillos con delicadeza, utilizando el mismo paño de algodón seco o un paño de microfibras de algodón.

Jaime Rosselot recomienda hacer esta limpieza en un recipiente enlozado o de acero inoxidable, nunca en uno de aluminio, “porque tiñe el metal”. Y si la joya cuenta con piezas intrincadas o grandes, se deben secar lo más rápido posible, una vez que se retira del agua. Para ello, el orfebre aconseja el uso de papel absorbente o aserrín tibio.

Antonia Rojas dice que, para la limpieza de anillos de plata, se puede utilizar nada más que un paño de terciopelo, que permite pulir y remover la suciedad con delicadeza, sin dañar ni rayar el metal.

Paño para joyería 15x18cm


“Para limpiezas más profundas, existen soluciones comerciales que pueden ser efectivas, como las de la marca Connoisseurs, que ocupamos joyeros y clientes. Es fácil de utilizar, no es cara y dura harto”, agrega Rojas. Pero ojo, no sirve para la limpieza de enchapes de oro ni de piedras.

Líquido para limpiar plata Connoisseurs 236 ml


Consejos finales

Si uno los usa, los anillos siempre se van ensuciar. No sólo por la exposición al ambiente, sino que también por la transpiración y la grasa de cada cuerpo. De ahí la necesidad de una limpieza regular en casa. Antonia Rojas recomienda, además, reaizar cada cierto tiempo una mantención exhaustiva por parte de un joyero profesional.

Por más lindos que sean, y por más que se quieran lucir, los anillos no deberían utilizarse todo el día, todos los días. Jaime Rosselot dice que un error habitual es utilizarlos mientras se hacen tareas domésticas, o que implican exigencia física, como cocinar, jardinear y, también, hacer deporte. “Eso los deteriora y bastante”, dice el orfebre. “No hay que olvidar que son joyas. Yo le digo a mis clientes que uno no ara la tierra con un Rolls Royce: para eso hay tractores”.

La recomendación es que, mientras no se utilicen, se mantengan los anillos en estuches o joyeros, resguardados del ambiente. “Y siempre, al momento de guardarla, limpiarlos con un paño de algodón para sacarle la grasa que se acumula naturalmente con su uso”, dice José Luis Araneda. Y nunca dejar estos en el baño o lugares húmedos.

En el caso de las perlas, su conservación puede requerir algo más, ya que incluso el pH de la transpiración puede provocar algún tipo de deterioro. “Se mueren y pierden su claridad u ‘oriente’”, dice Rosselot. Lo mejor es asesorarse al momento de comprar un anillo que las incorpore.

Es importante, además, considerar que anillos de metales nobles, como el oro y la plata, suelen estar aliados a otros que no lo son, como el cobre. Esto, dice Araneda, “les da dureza, pero también facilidad para oxidarse con el ambiente”. El platino y los baños de rodio ofrecen mayor resistencia, tanto a los golpes como a la oxidación. “Por eso son más preciadas y costosas, y necesitan menos cuidados de limpieza y deterioro”, agrega el fundador de Contraste.


*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 16 de noviembre de 2023. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.