Era septiembre de 1995 cuando Javiera Parra y su banda Los Imposibles sorprendieron con Corte en trámite, álbum que se transformaría en un emblema del sonido nacional de los noventas. Parte de ese éxito se debió a canciones como “Te amo tanto”, a la aplaudida versión de “Compromiso”, originalmente de Cecilia, y también a “Humedad” y su dulce melodía.

Con el tiempo, se supo que éste último single fue compuesto por Álvaro Henríquez, líder de Los Tres, dedicado a su entonces compañero de banda y hermano de Javiera, el guitarrista Ángel Parra, quien en ese tiempo sufría una pena de amor que más tarde tendría un final feliz. Pese a la aclaratoria, contenida en un libro biográfico de la banda penquista, no faltaron las múltiples interpretaciones de la letra de “Humedad”; las más atrevidas señalaban que se trataba de una referencia a la lubricación vaginal y al orgasmo femenino.

“¿Qué es esta humedad que siento? / Un viento que arrasa dentro”, reza el coro. No deja de ser curioso cómo la desinformación da paso a falsas verdades y potenciales mitos. El sexo y la sexualidad, así como “Humedad”, está plagado de ellos.

“Hablar de sexualidad es complejo para la mayoría de las personas. Se conversa con muy poca gente, y cuando lo hacen, quieren quedar de bacanes, como si se tuviera una vida sexual completamente satisfactoria”, comenta Rosa Veas, diplomada en sexualidad y terapia sexual pero también fundadora de Sexpláyate, tienda virtual de productos eróticos que también ofrece talleres y conversatorios sobre sexo.

La lubricación femenina es uno de los tantos temas tabú, rodeado de falsas creencias. Muchas mujeres, por ejemplo, desconocen que a lo largo del ciclo menstrual los niveles de lubricación de su cuerpo varían. “Por eso, en algunos momentos del mes podemos sentir mayor sequedad que en otros”, expone Loreto Vargas, gineco-obstetra de la Clínica Indisa.

“Otros cambios hormonales, como los producidos en el embarazo, el posparto, la menopausia o algunos cuadros específicos, también pueden reducir la lubricación”, agrega la también diplomada en Sexualidad y sexóloga en formación en la Universidad de Almería.

Por suerte, cuando se sufre de sequedad vaginal se puede acudir a lubricantes, que no sólo permiten disfrutar de la actividad sexual per se, sino que también a vivir con más comodidad en el día a día. Su principal función, como se sabe, es “suavizar la penetración, sea esta de dedos, juguetes o penes, y de esa forma proteger los tejidos de la vagina”, explica la educadora sexual Tamara Villanovoa, fundadora de Regina Educa, miembro de Sociedad Chilena de Sexualidades (SOCHISEX), y autora del libro Mi cuerpo sexual. La educación que siempre quise. Pero las especialistas concuerdan en que no es la única razón para utilizarlos. De hecho, se pueden utilizar siempre.

Pese al déficit general de educación sexual, la tendencia muestra un importante incremento en la demanda por productos sexuales. Según Statista, portal alemán de estadísticas en línea, se espera que el mercado mundial de juguetes sexuales —que incluye a los lubricantes— crezca alrededor de un 9% anual para 2026, pasando de unos 28.640 millones de dólares en 2019 a los 52.700 millones.

Mitos y errores comunes

Uno de los grandes mitos en torno a este tema es asociar el uso del lubricante a una patología o a la edad de la usuaria. Que quien lo necesita es porque tiene un problema. “Es un error creer que el lubricante no puede ayudar a mejorar o hacer fluir cualquier relación íntima y que exista en ella más placer”, dice la gineco-obstetra Vargas. “Debiese ser un producto de uso frecuente en cualquier encuentro íntimo”, afirma.

No es el único bulo. Rosa Veas dice que hay “chiquillas conservadoras que no ocupan lubricantes porque creen que es para mujerzuelas o personas que solo piensan en sexo”. Otras sienten vergüenza de admitir que necesitan del apoyo de estos productos. “Muchas terminan comprando por internet sin una asesoría de por medio o van casi que camufladas a una tienda”, comenta la fundadora de Sexpláyate.

Asimismo, muchos hombres —probablemente incentivados por los estereotipos de la pornografía— son reacios al uso de estos productos bajo la premisa de “no lo necesito, porque yo mojo a las mujeres”. Y a falta de lubricación, lo que utilizan es la saliva. “Creen que con eso resuelven todo”, apunta Veas.

Lo cierto es que el clítoris tiene cerca de 8 mil terminaciones nerviosas —más que cualquier otra parte del cuerpo humano—, y por lo tanto necesita de una buena lubricación para ser manipulado tanto en la masturbación, en el uso de juguetes sexuales o en el contacto con otros genitales.

El ano tampoco se lubrica por su cuenta, por lo que es necesario usar este tipo de productos para proteger sus tejidos. Además muchos preservativos, como los de látex, no vienen lubricados y eso significa un mayor riesgo de roturas.

Por otro lado, quienes sí están abiertos al uso de lubricantes y suelen utilizarlos, tampoco están ajenos a los errores. Uno común, según Vargas, es “no informarse y comprar lo más barato”. Esto puede llevar a malas experiencias que, de paso, pueden incluir reacciones alérgicas. Otro, es creer que un estimulador o intensificador es lo mismo que un lubricante.

Rosa Veas dice que ese tipo de confusiones es común. Pasa también con los aceites de masajes. “Incluso en algunas partes se venden indiscriminadamente como lubricantes”, asegura. El problema de esto, argumenta, es que “si este aceite tiene azúcar entre sus compuestos y lo aplicamos en la mucosa vaginal, nos exponemos a infecciones severas, como una candidiasis. En la vagina no puede entrar nada que tenga azúcar, porque debilita nuestra flora natural y nos deja expuesta a bacterias”.

Otra equivocación es lanzarse a comprar una marca o modelo determinado de lubricante solo por recomendación de otra persona. Cada cuerpo es diferente y las reacciones químicas a ciertos productos pueden ser drásticamente distintas. En otras palabras, no es llegar y comprar un lubricante. Es importante saber cuál es el adecuado y también para qué se usará.

Los tipos de lubricantes

Aunque su composición puede variar, los principales tipos de lubricantes varían según el elemento base en el que están hechos.

1. Agua

Son los más universales debido a su neutralidad. Tamara Villanovoa dice que es el más recomendado para “pieles sensibles”. Es compatible con el uso de todo tipo de barreras de protección, “como condones u otros preservativos, y su uso con juguetes de silicona es muy seguro ya que no causa ningún daño al material del juguete”. Su único “contra” es que se seca con mayor rapidez.

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2. Silicona

Están hechos principalmente de dimeticona. No se absorben en la piel, ya que generan una película suave que se puede mantener por horas sobre ella. “De hecho, cuando una se limpia, igual te puede quedar resbalosa la zona durante todo el día”, dice Rosa Veas. Son muy recomendables para el sexo anal, para preservativos y, en algunos casos, “para personas que están pasando por una resequedad vaginal severa, causada por la menopausia, por consumir antidepresivos u otros motivos”. ¿Otro plus? Con poco alcanza para mucho.

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3. Híbridos

Se componen generalmente de un 80% de agua y 20% de silicona. Esto permite que no se absorba con tanta facilidad. Se recomienda para todo tipo de uso, incluido en juguetes de silicona.

4. Aceite

Tienden a dejar la piel más humectada y suave. Su gran plus, dice Villanovoa, es que son impermeables, por lo que al igual que los lubricantes de silicona, son aptos para el sexo en el agua y también para el sexo anal, debido a su durabilidad. Sus contras, eso sí, son varias: no se pueden utilizar con preservativos de látex ni se recomiendan en juguetes de silicona, debido a que los deterioran con facilidad. Además, especialistas como Loreto Vargas, no los recomiendan debido a que son más proclives a generar reacciones alérgicas.

Cómo elegir el adecuado

Lo más relevante al momento de comprar un lubricante es asegurarse de que este se encuentre dermatológicamente testeado, algo que está cubierto por la gran mayoría de las marcas disponibles en el mercado y que se puede chequear en su empaque. Luego, es fundamental conocer los componentes de cada producto, sobre todo si alguien es sensible a generar reacciones alérgicas.

El alcohol suele ser un componente problemático en los lubricantes, y por eso según Vargas es bueno revisar bien los componentes del producto y si éste aparece, mejor evitarlo. De todas formas, la mejor manera de prevenir un mal rato, dicen las especialistas, es probar los lubricantes. ¿Cómo? Aplicando muy poco en una superficie menor de la vulva o en el glande y observar si genera alguna reacción. Otra opción, dice Villanovoa, es aplicarlo en la mucosa bucal. De no ocurrir nada extraño, a por esa milanesa.

Como los ciclos de lubricación natural varían en una mujer, la compatibilidad que se tenga con los lubricantes artificiales puede también cambiar dependiendo del día, apunta Rosa Veas. “Es un factor al que también hay que ponerle atención”.

¿Para qué se utilizará específicamente el lubricante? Esa es una pregunta que conviene hacerse antes de elegir el producto, ya que toda práctica requiere de distintos tipos de lubricantes, aunque se pueden complementar unas con otras.

Si se busca para contrarrestar la sequedad vaginal —la que incluso puede hacer incómodo el uso de la ropa interior—, puede bastar con un lubricante en base a agua o uno híbrido. Un lubricante de silicona, por ejemplo, es muy recomendable para el sexo anal, pero se sugiere no utilizar junto a juguetes del mismo material, debido a que los deteriora al punto de causarles un daño irreversible.

Villanovoa comenta que algunos lubricantes están hechos específicamente para el sexo anal, como los que incluyen jojoba entre sus componentes, componente que actúa como relajante de los tejidos. Por el contrario, no recomienda los que contienen anestésicos, “ya que al no sentir con total claridad, aumentamos el riesgo de provocar una fisura o pequeñas heridas en el recto”.

Lubricante anal Starsex 100 ml


El formato del dispensador también es importante, según la fundadora de Sexplayate, porque influirá en la continuidad o no de un momento erótico. “Por ejemplo, si el envase es incómodo, cuesta echarse lubricante o deja todo manchado, te puede matar toda la escena y no vas a querer ocupar esa marca de nuevo”.

Algunos detalles extra

Como está dicho, lo óptimo es contar con asesoría especializada en estos temas. Al menos para comenzar y conocer tu cuerpo y sus variaciones en cuanto a la lubricación natural. “Es normal que cambie”, dice Veas. “Lo que no es normal es que siempre haya sequedad”, dice Veas.

En cuanto a cómo usar el lubricante, lo ideal es hacerlo en poca cantidad —lo que hablará también de la calidad del producto— y de la manera que provoque mayor comodidad. “El lubricante es un juguete más”, dice Villanovoa. Veas, en tanto, recomienda primero utilizarlo en solitario, llamar a la imaginación y dejarse llevar por lo que más erotice y evoque a las fantasías. “Después, cuando lo ocupemos con la pareja, recordaremos todo esto. Es como la memoria emotiva pero a nivel sexual, lo que ayudará a ver este producto como parte de la sexualidad y goce personal”. Quizá así termines cantando, feliz de la vida: “¿Qué es esta humedad que siento?”.


*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 10 de noviembre de 2023. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.