Actualizado el 22 de marzo de 2023
Todo lo relacionado a las bicicletas parece aumentar: crecen los viajes que se hacen en ella —un 23% desde la pandemia—, se incrementan los kilómetros de ciclovías, pero también suben los robos. Uno de cada tres ciclistas, de acuerdo a una encuesta del 2021, dice haber sufrido el hurto de su bici, y si se considera que sus precios se elevaron en casi un 25% desde el 2020, no queda otra que asegurarla bien si se la quiere usar como medio principal de transporte.
El único método infalible para evitar un robo es teniéndola siempre a la vista. Pero como no puedes sentarla a tu lado en el cine ni ingresarla a la sala de clases —tampoco es recomendable llevarla al despacho de tu jefe—, hay momentos en que debes confiarla a algún elemento de seguridad, como cadenas, cables o candados.
¿Lo malo? Ninguno es cien por ciento irreductible. Todos, incluso los más pesados y caros —hasta ahora—, pueden ser destruidos por alguna sierra o esmeril angular. ¿Lo bueno? Si lo eliges y usas bien, incluso al mejor ladrón le tomará mucho tiempo abrirlo, por lo que buscará una opción menos trabajosa de robar.
“El objetivo es hacerles la pega lo más difícil posible”, dice Pedro Castro, gerente de Importadora Burgos Valera con más de diez años de trabajo en el barrio de San Diego. “Y que la bici se vea tan segura que desincentive al ladrón de intentar llevársela”.
De esto no solo deben preocuparse quienes tengan bicicletas caras. Pablo Carvajal, socio de la tienda especializada Bicicosas, cuenta que en el último tiempo han visto “una ampliación del tipo de bicicleta que se roban. Antes eran principalmente las de gama media para arriba, pero hoy, con el aumento del delivery, se llevan cualquiera: las venden en 30 o 40 lucas en redes sociales y alguien las puede usar como herramienta de trabajo”.
Toda bicicleta, entonces, debe ser protegida. Hay varias maneras de hacerlo: aquí repasaremos las principales, veremos cuáles son los productos más confiables y de qué forma conviene usarlos.
Cadena, cable o candado
Antiguamente, no era extraño ver a ciclistas circulando con una cadena enrollada en el soporte del sillín. Ante la falta de implementos de seguridad específicos para las bicicletas, la gente recurría a ellas para estacionar sus vehículos, fijándolas con un candado tradicional. Muchos kilos de peso extra para un elemento que hoy se puede vulnerar muy fácilmente: cortarlas con un napoléon o cortacadenas —que cuestan alrededor de 20 mil pesos— toma solo un par de segundos.
Hoy, en cambio, existen muchísimos productos mucho más prácticos y confiables para asegurar las bicicletas. Según Pedro Castro, los podríamos dividir en tres grandes grupos: los cables reforzados, los candados con forma de U —o u-lock— y los candados plegables.
1. Cables reforzados
Son los más económicos y masivos. Los venden en supermercados, tiendas para el hogar, mall chinos e incluso ferreterías. Hay de distintos grosores, colores y longitudes, y aunque algunos parezcan bien firmes y seguros, lo cierto es que no es mucho lo que protegerán tu bici: con un napoleón, un ladrón es capaz de destruirlos en pocos segundos.
“Sus únicas virtudes es que son livianos y flexibles”, explica Castro, las que no alcanzan a compensar su gran debilidad: la facilidad con la que se pueden romper. Hace poco, de hecho, compró una bicicleta usada que venía con un cable encadenado a su marco. Como su anterior dueña no se acordaba de la clave, tuvo que cortarlo con una sierra manual: se demoró poco más de tres minutos.
“Como vendemos productos basándonos en nuestra experiencia como ciclistas, en Bicicosas eliminamos todo lo que tenga que ver con cables, porque no entregan seguridad”, dice Pablo Carvajal. “Algunos se ven gigantes y muy robustos, pero al final es solo la apariencia. Hay cadenas que sí son más seguras pero son extremadamente pesadas. Alcanzan los 6 kilos, que se justifican para una moto o la rueda de un jeep, pero no para andar trayendo con la bicicleta”.
Su flexibilidad les permite adaptarse a distintos soportes —como postes, faroles, rejas o bicicleteros—, pero en realidad solo conviene usarlos como complemento de sistemas de protección más seguros.
2. Candados con forma de U (U-lock)
Este formato, en general, es el más seguro y así lo demuestran sus ventas: el mercado global movió unos 1.314 millones de dólares el año pasado, y se espera que crezca un 5,5% anual durante esta década.
Si bien no son incorruptibles —este reportaje de Wirecutter muestra que ningún modelo se resiste a un esmeril (y hay ladrones que andan con esmeriles inalámbricos)—, los buenos modelos sí pueden disuadir muchísimo a los delincuentes.
¿Cuál sería un buen modelo? “Un buen candado en U debe ser grueso, ya que así costará mucho más cortarlo”, opina Castro. ¿Qué tan grueso? “Si sus barras son de 10 o más milímetros de grosor, ya no lo puedes cortar con un napoleón chico”, explica Carvajal. “Ahí se necesitan herramientas grandes, ruidosas y que quitan tiempo”.
Existen muchas marcas que los fabrican, pero hay tres que lideran el mercado por la calidad de su diseño, la durabilidad de sus materiales y las alternativas que entregan. Son Kryptonite, OnGuard y ABUS.
Entre esas marcas, Castro no cree que haya grandes diferencias. “Para mí, lo importante es que sea y se vea robusto”. Él tiene un OnGuard 8010C Bulldog Combo, con 13mm de grosor, cierre con clave y un índice de seguridad 65/100. “Mi bici regalona es cara, cuesta cerca de un millón de pesos, y la he dejado con ese candado en Ahumada con Huérfanos. Todavía la tengo”.
Candado en U OnGuard 8010C Bulldog Combo
Una de sus puntas está curvada —bent foot, como se llama en inglés—, lo que la engancha mejor al anclaje e impide que se lo pueda torcer con facilidad. En este video, además, se demuestra que es capaz de resistir las mandíbulas de un napoleón de más de un metro. Para el precio que tiene en el mercado —cercano a los 30 mil pesos—, es un candado resistente y confiable.
Pero el candado en U que lidera buena cantidad de ránkings y listas a nivel mundial es el Kryptonite New-U Evolution Mini-7, un producto caro pero de lo más seguro que existe. Es de acero endurecido, tiene 13 mm de grosor y doble cerradura. Esto significa que un ladrón debe realizar dos cortes —uno en cada extremo del grillete— para soltar la bicicleta. Incluye un cable de acero de 1,2 metros y en total pesa poco más de un kilo y medio. ¿Sus desventajas? Muy caro y un poco corto: solo 17,8 cm, lo que no permite anclarlo a cualquier poste o estructura.
Candado en U Kryptonite New-U Evolution Mini-7
“Un candado de mayor gama tiene más desarrollo y más fierro”, explica Carvajal. “Pero siempre tratamos de explicarle a la gente que no es necesario comprarse de inmediato uno de tremenda gama, sino primero pensar en el uso que le vas a dar y qué bici tienes”.
No es lo mismo, dice, si uno va en bicicleta solo desde el estacionamiento del edificio al de la pega —ambos con guardias y vigilancia—, que circular por distintos puntos de la ciudad, muchos de ellos expuestos a gente desconocida. En este último caso —más aún si la bicicleta es cara— conviene invertir en un buen candado.
Carvajal sugiere optar por un candado que cueste alrededor del 15-20% del valor de la bicicleta. Esa proporción, cree, suele ser razonable y suficiente.
3. Candados plegables
Este tercer formato es más reciente y no tan conocido aún. Se trata, por lo general, de eslabones de acero endurecido conectados por remaches de alta resistencia. La principal ventaja que tienen es su portabilidad, ya que pueden compactarse y caber incluso en un bolsillo, pesando menos de un kilo.
Otra virtud es su adaptabilidad: a diferencia de los candados en U, los plegables se pueden ajustar a distintas condiciones —como postes gruesos o barandas alambicadas—, siendo a la vez más resistentes que un cable y más livianos que una cadena.
“El pero que tengo con ellas”, dice Castro, “es que sus remaches, al igual que los de la cadena de la bicicleta, son un punto débil no tan difícil de romper”. Los vendió durante un tiempo en su tienda “pero no les fue muy bien ni me dieron mucha confianza”.
Los remaches de los candados plegables suelen ser de 3mm de grosor, insuficientes —según Wirecutter— para resistir la acción de un taladro, por ejemplo. El sitio español Pedalia también los recomienda solo para paradas rápidas o lugares relativamente seguros, ya que “puede ser violado con ciertas herramientas, por lo que no será la mejor alternativa para quien requiere dejar la bici desatendida por periodos prolongados”.
De todas formas, el mejor evaluado en esta categoría por ambos medios fue el Kryptonite Keeper 585, un modelo con cerradura de cilindro y recubierto de plástico para no rayar la pintura de la bicicleta.
Candado plegable Kryptonite Keeper 585
Carvajal no los mira con tanta sospecha. “Tienen la seguridad de un candado de gama media pero con las prestaciones de un cable”, dice. “Son más caros, porque son más sofisticados”.
Él, de hecho, usa regularmente el modelo plegable K9 de OnGuard, que es de gama media pero “lo tengo uno hace seis o siete años y anda perfecto”. Para alguien que busque más seguridad recomienda el modelo Bordo UGrip 5700 de la marca alemana ABUS.
Candado plegable OnGuard K9 8115 (con clave)
Cómo encadenar
Pero de poco sirve tener el mejor candado del mercado si es que se usa mal. Para hacerlo bien no importa solo el cómo sino también el dónde.
Hace poco, por ejemplo, se viralizó un video en el que se ve a un delincuente, a un costado del cerro Santa Lucía de Santiago, rompiendo una señalética de tránsito para llevarse la bicicleta que estaba encadenada a él.
Parece un caso extremo, pero si la estructura a la que encadenamos la bicicleta —sea un bicicletero, un poste o el letrero de la calle— no se encuentra bien fijada, ningún candado podrá mantenerla a salvo. “Pasa que a veces los pernos del suelo quedan sueltos o los cortan y los maquillan con cintas plateadas, para engañar”, dice Carvajal. Lo mejor es siempre preferir los bicicleteros con forma de U invertida, ya que garantizan buen apoyo y seguridad para enganchar la bici. Eso es lo primero.
Lo segundo es cómo encadenarla. Para empezar, la regla fundamental es que nunca jamás siquiera pienses en asegurarla solo desde una de las ruedas. “Conocemos un montón de gente que ha sufrido un robo por encadenar su bici a una de las ruedas”, cuenta el socio de Bicicosas. “Al volver se encuentran con el candado intacto y la rueda, pero no el marco ni el resto de la bicicleta”.
Algo parecido sucede cuando se encadena solo un lado de la horquilla, especialmente si es la delantera. Ahí el ladrón puede desmontar la rueda y luego simplemente levantar la bicicleta: el candado caerá como un anillo al suelo y el delincuente se puede ir con el conjunto completo.
Para que esto no pase, la manera más eficiente de usar un candado es que este enganche marco, rueda y bicicletero. Esto, por un lado, hará que soltar la rueda sea inútil para llevarse la bicicleta, y por el otro dará menos espacio para maniobrar con herramientas destructivas.
Para Pedro Castro, la rueda ideal para hacerlo es la trasera. “Es la rueda más cara —tiene el piñón y su masa suele ser más costosa— y además si se la llevan te deja en pana completamente”.
Carvajal, en cambio, prefiere encadenar a la delantera, ya que al ser más fácil de desmontar conviene protegerla.
Como sea, ambos —y en general todos los expertos en ciclismo urbano— coinciden en que hay que asegurar sí o sí rueda y marco. Mejor aún si se utilizan elementos extra, como un candado para cada rueda —lo que puede significar mucho peso, eso sí— o agregar un cable acerado para espantar aún más a los ladrones.
¿Por qué no solo del marco? A menos que sea un candado estrecho y muy seguro, al encadenar solo del cuadro desde su parte horizontal es posible que la bicicleta no quede firme y deje espacio de maniobra para napoleones, sierras o taladros.
Cualquiera pensaría que un ladrón, al ser visto con herramientas muy grandes o escandalosas, sería alertado, ahuyentado o incluso detenido por las personas que lo observen y pasen por su lado. Pero no: un tipo se grabó “robando” sus propias bicicletas a plena luz del día en la ciudad de Nueva York, con todo tipo de implementos —¡incluso frente a una comisaría!— y nadie de las decenas de peatones que lo vieron hizo o dijo algo.
¿Clave o llave?
La mayoría de los candados más seguros —que son con forma de U— vienen con llave, pero muchos modelos tienen también la opción de ser abiertos y cerrados con una combinación numérica. ¿Un formato es más seguro que el otro?
No: es solo cosa de gustos y comodidad. “Yo prefiero usar la combinación”, dice Castro, que tiene mejor memoria que orden. “Me sale más práctico, las llaves se me suelen perder”. En ese último caso no está todo perdido: las marcas más prestigiosas —Kryptonite, OnGuard y ABUS— incluyen un código en sus llaveros, con el cual uno puede comprar una llave extra.
Con la combinación no queda otra que acordarse. “Personalmente soy más de llave”, dice Carvajal. “Primero, porque es más rápida de abrir y cerrar que andar moviendo las rueditas con los números. Y segundo, porque las llaves se pueden recuperar; la clave si se olvida, se olvida”.
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*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 22 de marzo de 2023. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.