Siempre hay padres y madres aplicados y planificados, que antes de salir de vacaciones ya tienen todos los materiales y uniformes escolares comprados. Son la envidia del resto, que suele ser la mayoría: los que dejan todo para los últimos días de febrero, aferrándose a las últimas horas de vacaciones como un náufrago a una tabla en el mar.

Pero no es tan terrible: más allá del tiempo, porque habrá que hacerlas con apuro, lo importante es que las compras sean bien informadas, para así no tener que lamentarse por la mala calidad de los productos. En especial con los uniformes, que será la ropa que los niños y niñas usarán todos los días durante el resto del año. Una compra apresurada, basada solo en el precio, a los pocos meses se traducirá seguramente en costuras rotas, rodillas peladas y elásticos gastados.

¿Es posible, o se trata de una utopía, comprar uniformes cómodos y resistentes, capaces de aguantar hasta diciembre? Repitan conmigo: sí se puede. Para saber cómo lograrlo, conversamos con dos especialistas en la materia, quienes compartieron sus secretos para elegirlos y mantenerlos.

Resistencia

Scolari, una empresa dedicada por más de treinta años al diseño y confección de ropa escolar y de trabajo, hoy elabora los uniformes de más de 35 colegios, además de tener una fábrica con los más altos estándares de la industria.

“Lo primero en lo que uno debe fijarse”, dicen desde Scolari, “es la calidad de la tela, para que sea resistente al uso que tendrá la prenda”, asegura. Es decir, que si estamos comprando un buzo para hacer deporte, la tela no puede ser delgada ni porosa; al revés, debe ser ojalá firme y densa, ya que “esto permitirá una mejor confección y resistencia de las costuras”.

En eso coincide Marcela Morales, emprendedora y fundadora de Mono, un atelier de confección cuya especialidad son los buzos. “Para que una tela sea buena no debe sentirse “traposa, con el tejido abierto”, dice. Entre menos luz deje pasar si la ponemos contra una lámpara, más tiempo durará.

¿Qué materiales son los más resistentes? Según explican en Scolari, para pantalones y polerones de educación física, la tela que ellos fabrican suele ser de una franela con 50% de algodón y 50% poliéster con carda. Esa mezcla reúne firmeza, comodidad y la suavidad del algodón.

Pero también tienen una franela 100% sintética, hecha solo con poliéster. “Estas telas tienen más peso y dan una mejor caída a la prenda. Además, son resistentes a lavados y uso diario de los alumnos”, explica.

Cuidado con las ofertas: lo barato puede salir caro en pocos meses.

Para poleras de uniforme formal, Scolari hace un piqué que también es mitad algodón y mitad poliéster. Eso hace que sean suaves pero al mismo tiempo firmes y transpirables. Para las poleras de deporte ya han incorporado las telas dry fit, “que son más livianas, absorben mejor la transpiración y tienen un secado más rápido”, cuenta como una de las innovaciones.

Calce

Este es el segundo punto de suma importancia según Scolari. ¿Qué significa el calce? Básicamente, que la ropa quede ajustada al cuerpo de quien la usa. “La prenda debe quedar cómoda y permitir un adecuado movimiento de las niñas, niños o adolescentes”, detallan.

Para eso, es necesario contar con la talla adecuada, lo que significa que no le apriete ni quede tirante, pero también que no le sobre. Unas mangas que quedan largas, por ejemplo, tienen tan poco futuro como unas que quedan cortas, puesto que al sobrepasarse se van a gastar con mucha facilidad.

Si no estás seguro seguro de las tallas de tus hijos —no todos los niños y niñas coinciden con la numeración estándar—, lo mejor es medirlos bien en casa y comparar esos centímetros con una tabla de tallas.

¿Es buena idea comprar uniformes crecedores?

“Cómprale una talla más grande, si los niños crecen y así le dura hasta el próximo año”, te dirá alguien como consejo. Gracias por la idea, pero no gracias. Eso es lo que responderían ambos entrevistados.

“La talla debe ser acorde a las medidas del niño”, opinan en Scolari. “Siempre hay excepciones, por la contextura y altura de cada persona, pero en general la recomendación es comprar la talla que mejor calce al momento de usarla”. Comprar “crecedor”, dice, “puede afectar la comodidad y movilidad de los alumnos en el deporte u otras actividades”.

Por más que uno se tiente mirando al futuro, hay que pensar los uniformes para el año presente. Eso es lo que piensa Morales: una ropa que queda grande trae incomodidad y se desgastará tanto o más que una que se ajusta a la talla de los niños.

“Si le compras un buzo muy grande, probablemente se rompa antes de que dure mucho tiempo. Es mejor apegarse a la talla”, dice. Si es de buena calidad, probablemente se pueda usar al año siguiente, o sino venderla a otros apoderados del colegio.

¿Cuántos uniformes comprar?

Ya que sabemos que hay que fijarse en la resistencia de la materialidad y la elección de la talla correcta. Pero ahora la pregunta es: ¿cuántos uniformes son necesarios para sobrevivir a la semana? Porque por muy buena que sea la calidad de la ropa, si se usa la misma prenda todos los días por varios días a la semana, difícilmente llegará a fin de año.

Según dicen en Scolari, depende de cada colegio y de la periodicidad con que utilizan los uniformes formales y los de deporte. Sin embargo, según su experiencia lo ideal es que cada alumno tenga al menos dos uniformes completos —dos formales, dos de deporte— para poder intercambiarlos y lavarlos con frecuencia.

Si un día llega con una mancha de pintura o de tierra y en la casa no hay secadora, ¿con qué ropa se vestirá la jornada siguiente? Tiene que haber algún plan B. Si no hay mucho presupuesto, este bien podría ser la ropa que sobrevivió al año anterior —y que le quede bien, por supuesto— o alguna prenda que se compre usada.

Si son niñas o niños pequeños, que solo usan buzo todos los días, por la experiencia de nuestros entrevistados y de los padres de nuestro staff, recomendamos que tenga al menos tres juegos. Puede parecer mucho, pero no hay que olvidar que durante cinco días a la semana los usarán para jugar, saltar, correr, tirarse por resbalines, rodar por el suelo y muchas otras actividades más.

En cuanto a las poleras y camisas, lo mejor sería contar con una para cada día de la semana (o sea cinco), ya que es muy difícil, al menos durante la época más calurosa, que estás se pueden usar dos jornadas seguidas: el sudor, la tierra y los materiales, entre otras cosas, de seguro las mandarán directo a la ropa sucia.

Esto mismo aplica a los calcetines: como mínimo necesitas cinco pares. Sin embargo, para los días de deporte es bueno contar con pares extra que se puedan cambiar una vez que termine la clase. El aroma de tu casa te lo agradecerá.

¿Cómo saber si un calcetín es bueno? Hay que fijarse en los materiales. Si es sintético, mejor no lo compres, puesto que se ponen más hediondos y tienen menos resistencia. A menos que sean deportivos y tengan una tecnología especial, los que son más caros pero sí pueden ser recomendables para quienes hagan deportes más intensos. El nailon, la poliamida y el elastano son los mejores materiales para garantizar firmeza y transpirabilidad. En este artículo sobre calcetines de verano puedes encontrar más información.

Para los calcetines de invierno, el material estrella para preservar el calor es la lana merino, la que lamentablemente es muy cara. Si buscas algo más económico, el algodón grueso o peinado es buena opción: gracias a su mayor densidad, mantienen con más eficiencia la temperatura de los pies y duran más tiempo.

Cómo dejar blancas las poleras y camisas

El proceso básico

“La acumulación y permeabilidad de la mugre también dependerá de la tela con la que se haya confeccionado el uniforme”, afirman desde la marca de ropa. Como sea, para sacar manchas de forma más rápida, el gerente de Scolari recomienda humedecer la ropa que esté muy sucia antes de llevarla a la lavadora. “Desmugrarla primero con jabón, o aplicar un quitamanchas, y luego lavarlas junto con las demás prendas, siempre separando bien la ropa blanca de la de color y bajo los 30° de temperatura”, sugieren.

Siempre usar desmanchador

Respecto a los buzos, Morales aconseja no ponerlos en la secadora, “porque se achican mucho”. En general, recomienda lavarlos con agua fría y desmancharlos antes con productos especiales. “A mi me gusta el Vanish. Está en jabón y en líquido, y es muy bueno porque ayuda a desmugrar esta ropa que suele llegar muy cochina”, sugiere.

Quitamanchas en barra Vanish 75 g


Para blancos relucientes

¿Cómo es que una polera de piqué blanca se fue volviendo gris? ¿Por qué la camisa, alba como la nieve, ahora es casi amarilla? A medida que pasa el tiempo, y se usan a diario, las prendas agarran tonalidades no muy atractivas, que hacen que luzcan sucias aunque hayan salido recién de la lavadora.

No te angusties, porque hay opciones para recobrar el blanco y, afortunadamente, internet tiene varias sugerencias. En muchos sitios recomiendan llenar un recipiente con agua tibia y mojar las prendas antes de meterlas a la lavadora. Ayudándote de un jabón en barra, debes refregar toda la ropa a mano, ojalá con guantes para proteger la piel. Luego, debes dejarla remojando toda la noche, para que vaya botando la suciedad. Si es ropa 100% blanca, conviene agregar una medida de cloro. Después de ese proceso, hay que lavar la ropa a máquina, siempre separada de la de color. Una vez que está listo el ciclo del lavado, déjala secar sobre un colgador o tendedero, para así maximizar la vida del textil.

Cloro para ropa Clorox 960 g


Ojo con la secadora

¿Para qué se tiene una secadora sino es para secar la ropa? Buena pregunta. Pero si afuera hay sol o no hace frío, Morales recomienda no echar ahí los buzos —pantalones y polerones—, ya que “se achican mucho”. En casos de emergencia puede ser, pero no con mucho calor ni cuando están recién lavados: mejor darles un tiempo de secado a temperatura ambiente. No digan que no les advertimos.

Respecto a las otras prendas, siempre debes fijarte en las instrucciones de la etiqueta. En algunos casos, dependiendo de la materialidad, no hay problema con echarlas a la secadora. Para otras, como buzos o chalecos, mejor tener paciencia.


*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 27 de febrero de 2024. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.