La semana pasada, la Dirección Meteorológica de Chile publicó el Boletín de Tendencias Climáticas, en el que dio a conocer su “Pronóstico Estacional” para el trimestre mayo, junio y julio. Y si bien establece que el inicio del invierno tendrá lluvias por debajo “lo normal” para la Región Metropolitana y la Región del Maule, se espera que otras, como Valparaíso y Coquimbo, tengan un nivel de precipitaciones por sobre el rango habitual a esta época del año. El sur, en tanto, se mantendría dentro de los niveles de otras temporadas.
A lo anterior, añadió el anuncio de mañanas y tardes más frías, principalmente en la zona centro sur del país. ¿Qué significa todo esto? Que más vale que vayas sacando del encierro tus chaquetas y abrigos, si es que quieres tenerlas en condiciones para cuando el tiempo te demande su uso. A quien madruga dios le ayuda, reza el dicho.
Y no sólo es importante sacar estas prendas de la bodega, el lado oscuro del clóset, el baúl, o donde sea que hayan pasado los últimos seis u ocho meses. También es fundamental lavarlas. ¿Por qué es tan importante hacerlo? “Porque los ácaros y la acumulación de polvo hacen que las telas adquieran un mal olor”, responde Paula Aliste, dueña de Lavandería Castillo, con más de 20 años de experiencia en el área del lavado y secado.
Ahora, lavar chaquetas y abrigos no es tan simple como hacerlo con una polera o un poleron de algodón, prendas que basta echar en la lavadora, programar el ciclo correspondiente y voilà. El asunto tiene sus complejidades. Y si es así se debe a dos factores, principalmente, que podríamos catalogar de internos y externos.
Entre los internos, consideramos los materiales con los cuales se confeccionan generalmente los abrigos y chaquetas: el tipo de tela, su grosor, lo delicado de su entramado y de sus accesorios; características que demandan ciertos requerimientos para un lavado efectivo que no implique un daño sobre las prendas.
En tanto, los factores externos se refieren tanto a los productos que se utilizan para llevar adelante el lavado —el tipo de detergente y si utiliza o no suavizante— como al rol que puede jugar el clima en todo esto. Y seamos claros: no es fácil lavar ni secar en medio del frío y la lluvia.
La temperatura ambiental
Salir de la cama y enfrentar el frío matinal, aun medio dormido, puede ser una tortura. Más aún si el agua de la ducha no logró calentarse adecuadamente, por lo que te la pasaste tiritando adentro y afuera de ella. El problema quizá estuvo en que las bajas temperaturas del ambiente helaron demasiado las cañerías y, así, difícilmente podrías disfrutar de un buen baño caliente.
El mismo fenómeno puede afectar a la hora de lavar los abrigos. Y si bien las prendas no la van a pasar mal por estar muertas de frío, sí pueden presentar otro tipo de problemas. De acuerdo a la marketing manager de LG Electronics Chile, Pamela Castro, si el agua está demasiado fría “puede resultar más difícil que se disuelvan los detergentes y se elimine la suciedad y las manchas de las prendas”.
Pero ojo, que la idea no es utilizar agua hirviendo ni muy caliente. Esta también puede derivar en problemas, según Castro. “Puede dañar ciertos materiales o telas, provocando la decoloración de las prendas”, por ejemplo.
Humedad
Esto es casi de Perogrullo, pero si hay mucha humedad ambiental —tanto en la intemperie como al interior del hogar—, las prendas tardarán más tiempo en secarse adecuadamente después del lavado. Esto puede afectar a cualquier tipo de ropa, pues muy probablemente se generarán malos olores debido al desarrollo de moho o bacterias. Pero no es lo único, según Pamela Castro. La humedad, incluso, puede provocar “deformaciones en las prendas si no se secan adecuadamente”.
Todas estas amenazas son mucho más sensibles en el caso de ciertas chaquetas y abrigos, sobre todo de aquellas que no son impermeables y están hechas con materiales gruesos que retienen por más tiempo la humedad. Un secado relativamente rápido es fundamental, en estos casos.
Viento
Las corrientes de viento pueden ser un gran aliado para secar ropa en un día frío, sobre todo cuando se vive en departamento y no se tiene acceso a un patio en el cual colgar la ropa recién lavada. La falta de viento, en cambio, puede hacer más largo el período de secado, con el riesgo de que ello termine provocando la aparición de moho, bacterias y malos olores sobre las prendas.
Pero Pamela Castro sostiene que el viento no siempre jugará a favor. Y puede hacerlo bastante en contra, sobre todo si arrastra polvo y suciedad en suspensión del ambiente, “lo que podría afectar la limpieza de las prendas recién lavadas”.
Materiales complejos
Como mencionamos anteriormente, el material con el cual están confeccionadas las chaquetas y abrigos son cruciales para determinar la dificultad y el modo en que se deben lavar adecuadamente.
La lana
Los abrigos y chaquetas de lana, como las de cachemira o lana de oveja, son delicadas y pueden encogerse o deformarse si se lavan de forma inadecuada, advierte Pamela Castro. En el caso de las chaquetas, “se recomienda lavarlas a mano con agua fría o utilizar un ciclo adecuado para este material —que puede variar según el modelo de lavadora que se tenga—, utilizando un detergente suave”. Ideal que este último sea específico para lana. En el caso de los abrigos, la recomendación es llevarlo directamente a un servicio especializado de lavandería.
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Plumas o relleno de plumón
Las chaquetas y parkas con relleno de plumas o plumón pueden perder su forma y capacidad de aislamiento si se lavan incorrectamente. Por ello, dice Castro, “suelen requerir un lavado delicado, preferiblemente en una lavadora de carga frontal, utilizando detergentes suaves y siguiendo las instrucciones del fabricante”.
Cuero
Las prendas de cuero exigen cuidados especiales (como lo explicamos en este artículo). Por ejemplo, no se les puede lavar con agua. Si se llega a hacer, lo más probable es que éstas se acartonen, partan, destiñan, encojan y/o se deformen de manera irreversible.
Para limpiar el cuero existen algunos productos específicos, como cremas y bálsamos, aunque sin duda lo más recomendable es encomendar la tarea a especialistas. “No hay muchos lugares especializados”, lamenta Paula Aliste. Sin embargo, aún sobreviven algunos viejos aliados, como la Cueroteca Sur, en Santiago, que mantiene un par de locales a los cuales se pueden acudir.
Pieles
Las prendas de piel natural requieren de cuidados especiales, por lo que deben ser limpiadas por especialistas en estos materiales. “La limpieza en seco profesional es la opción recomendada para mantener su apariencia y calidad”, asegura Castro.
Materiales sintéticos con detalles decorativos
Poniéndose a tono con una producción más amigable con el medio ambiente, muchas marcas han optado por reutilizar materiales para generar telas y fibras sintéticas. Eso permite, por ejemplo, emular al denim, la mezclilla o los jeans sin el gasto energético y de recursos que significaría fabricarlas de cero.
Sin dudas es una muy buena iniciativa, pero puede ser también, por otro lado, un dolor de cabeza cuando se trata del lavado. “Son complejas, en el sentido de que no se pueden utilizar químicos muy fuertes porque se decoloran o simplemente se comienzan a desgastar y tienden a romperse”, asegura Aliste.
A los materiales sintéticos se suman detalles decorativos, como tachas, bordados o adornos que sirven de accesorio en el diseño, y que pueden ser sensibles al lavado. En estos casos, dice Pamela Castro, “es importante revisar las instrucciones de lavado y considerar un ciclo suave o el lavado a mano según las recomendaciones del fabricante”.
Esos clásicos errores habituales
No todas las dificultades del lavado de chaquetas y abrigos vienen de los materiales con los cuales estos fueron confeccionados, ni tampoco del clima o los químicos se utilizan para la tarea. Muchas veces un mal lavado o, peor aún, uno que termina con prendas rotas, encogidas, desteñidas o arrugadas de por vida, se debe única y exclusivamente a nuestros propios errores.
- No leer las instrucciones de cuidado: El más clásico, por lejos. “Este error parte al momento de comprarlas”, dice Paula Aliste. “Si alguien compra una chaqueta, no lee su etiqueta y cree que la puede lavar en casa, estamos en serios problemas. He recibido abrigos que se han achicado o que sus telas han cedido por culpa de esto”, agrega la especialista. Cada prenda tiene diferentes requisitos de lavado y cuidado, por lo que no leer las instrucciones puede dañar o deformar la prenda para siempre. Aquí puedes encontrar una explicación detallada de qué significa cada símbolo.
- Usar el ciclo de lavado incorrecto: Un error llama a otro error. No leer el etiquetado puede llevar a elegir mal el ciclo de lavado y eso, dice Pamela Castro, “puede ser perjudicial para las chaquetas y abrigos”. Por ejemplo, si se selecciona un ciclo de lavado demasiado agresivo o con alta velocidad de centrifugado, lo más probable es que se dañen los materiales delicados.
- No cerrar los cierres o abrochar los botones antes de lavar: Este error llevará a que cierres y botones se enganchen en otros tejidos durante el proceso. Lo esperable, entonces, es que estos salgan dañados o, incluso, desgarrados de la lavadora.
Consejos
A modo de resumen, para lavar tus chaquetas y abrigos considera lo siguiente:
1. Revisa las etiquetas
Antes de lavarlas, es importante asegurarse de leer la etiqueta para conocer las instrucciones de lavado. Algunas prendas requieren una limpieza en seco, mientras que otras pueden lavarse a máquina a temperaturas específicas. Si es lavado en seco, no te queda otra que llevarlo a un servicio especializado.
2. Usa detergente suave
Los químicos fuertes pueden tener efectos abrasivos, lo que puede redundar en el daño de las fibras de tus chaquetas y abrigos. Esta advertencia incluye el uso de blanqueadores y suavizantes, los que aconsejamos evitar.
3. Lavar a temperatura adecuada
Nuevamente, lo primero es leer el etiquetado. Pero generalmente este tipo de prendas requiere de un lavado con agua tibia o fría. De esta manera evitarás que se encojan o pierdan su forma original. Si es posible, se aconseja utilizar un ciclo de lavado delicado.
4. Secar al aire libre
Tal como el agua caliente puede tener efectos indeseados sobre las prendas, el calor de la secadora puede llevar a que se dañen fibras o termines con tus chaquetas y abrigos totalmente deformados. Por eso, la recomendación es secarlas al aire libre. ¿Qué pasa si no se cuenta con espacio suficiente o el clima no es favorable para esta tarea? Paula Aliste sugiere apoyarse en el uso de ventiladores o de un calefactor que, a distancia, provea de una corriente de aire que facilite el secado.
5. Cuidado donde guardas tus abrigos y chaquetas
Aliste dice que este es un tema importante. En general, la ropa debe quedar guardada en lugares que no tengan humedad y a los que no les llegue luz directa, “para evitar que se destiñan”. Lo ideal es utilizar porta chaquetas —esas fundas que también sirven para guardar trajes—, el que además mantendrá a tus prendas libres de polvo.
6. Lavar periódicamente
Lavar las chaquetas y abrigos sólo una vez al año no es la mejor idea. ¿Por qué? “Porque las prendas se percuden”, responde Aliste. Es decir, la suciedad penetra las fibras, lo que hace mucho más compleja su limpieza. La periodicidad del lavado depende de la frecuencia de uso que se dé a la prenda y al color de ésta.
“En los colores claros se nota más rápido el roce, sobre todo en los puños y cuello”, explica la especialista. “Si no se utiliza a diario, podría lavarse una vez cada dos meses”, agrega. Pero si la prenda se utiliza prácticamente todos los días, la señal será justamente el desgaste de puños, cuellos y codo. “Cuando comience a notarse el roce, se debe mandar a lavar, porque de lo contrario, la suciedad se pegará y costará mucho que vuelva a su estado original”.
*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 18 de mayo de 2023. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.