Cómo lavar correctamente la ropa de lana
Se acerca el momento de sacar las prendas abrigadas de sus escondites de verano. ¿Les hace falta un paso por la lavadora? Si son de lana, primero lee este artículo para no arrepentirte después.
Lentamente están bajando las temperaturas y con ello reaparecen los tejidos más abrigados en el closet. Muchas de esas prendas, en especial las de lana, llevan varios meses guardadas, por lo que no les haría mal un reponedor lavado que les quite el olor a guardado.
Pero con la ropa de lana no es llegar y tirarla a la lavadora. Cuando se lava en el ciclo incorrecto, las prendas de este material pueden perder su forma o incluso encogerse. Por el contrario, si aplicas las técnicas correctas, puedes prolongarle su vida útil y mantenerla por muchos años.
La lana está hecha de fibras naturales provenientes de animales como ovejas, alpacas o llamas. Estas hebras, muy ricas en queratina, tienen la cualidad de ser elásticas y muy capaces de retener el calor. Por eso sigue siendo uno de los materiales insignes para protegerse en los días fríos.
Además son hebras versátiles y durables, siempre y cuando las cuides bien. Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Investigación del Consumidor (SIFO) de Noruega aclaró varios mitos populares sobre cómo cuidar la lana, destacando las siguientes tres premisas:
1. Es necesario que tu detergente sea compatible con las lanas
Las hebras textiles son como fibras de cabello. Por lo mismo, para que se mantengan suaves deben estar apropiadamente desinfectadas y humectadas por un producto que sea compatible con ellas. La sugerencia es probar con detergentes para ropa delicada, que digan ser aptos para lana. También puede funcionar el jabón neutro.
2. Prefiere ventilar antes que lavar
Como textil, la lana tiene una mayor capacidad de ventilación que otros materiales, especialmente los sintéticos. Esto significa que, a veces, solo con dejarla expuesta a una corriente de aire es suficiente para quitarle malos olores.
Los lavados, incluso los delicados, siempre significan un desgaste de la fibra. Por eso, la ventilación es una buena alternativa para cuando la ropa no está realmente sucia y solo necesita “cambiar de aire”.
Obviamente, esto dependerá de qué tipo de prenda sea. Una ropa interior de lana, como calcetines, medias o camisetas, seguramente va a requerir un lavado. Mientras que un chaleco o una chaqueta sí podrían ventilarse y recuperar su estado original.
“Ventile sus prendas de lana dejándolas colgadas afuera durante la noche, preferiblemente en condiciones de humedad. Si el olor a rancio no desaparece después de que la prenda haya pasado la noche colgada afuera, entonces es el momento adecuado para lavarla”, sugieren en el sitio especializado Steameary.
3. Las prendas de lana pueden mancharse fácil
La lana es naturalmente resistente a las manchas: la superficie de la fibra tiene una capa cerosa que repele los líquidos. Sin embargo, si la mancha es más profunda —como las de aceite, las de salsa de tomate o las de vino— esta tiende a adherirse a la superficie del tejido, por lo que la recomendación siempre es tratarla con rapidez, ojalá de la forma más gentil y suave, procurando no gastar la fibra del tejido.
“Usa tus manos suavemente para masajear las fibras con agua y jabón, pero no frotes. Deja que la prenda se seque naturalmente y guárdala en un área bien ventilada para que las fibras respiren”, detallan en el sitio especializado en limpieza Cleanipedia.
La lana: el material por excelencia
Para mucha gente, ponerse un sweater de lana es como llevar puesto un abrazo que te mantiene a buena temperatura todo el día. Al ser un material naturalmente rizada, se crean mini espacios entre una fibra y otra. Es justamente esta superposición lo que convierte a los tejidos de lana en transpirables, naturalmente elásticos y muy eficientes para retener el calor corporal.
Entre las grandes cualidades que tiene la lana, según explican en el sitio especializado Gear Patrol, está su gran capacidad de absorber humedad, “hasta un 35 por ciento antes de sentirse húmeda en la piel”. Gracias a esta propiedad, el tejido es más resistente a los olores y a la estática.
Otro detalle es que muchas de las lanas, especialmente las de buena calidad, tienen una capa natural de lanolina, la que las hace más repelentes al agua y resistentes a las manchas. Para que esto último no sea problema, y tal como lo explicamos en el punto tres, la velocidad es tu mejor amiga: mientras antes actúes sobre la mancha, será mucho más factible removerla.
Entre los tipos de lana que puedes encontrar entre tus prendas o textiles de casa está la lana de alpaca, angora, cachemira, llama, lambswool, melton, merino, mohair o shetland. Iguales en concepto de abrigo, pero diferentes en sus cualidades, además de que provienen de distintas fuentes.
Por ejemplo, la lana lambswool es de corderos muy jóvenes, por lo que los tejidos son de extrema suavidad, hipoalergénicos y, por lo tanto, muy exclusivos: solo por una vez en la vida la oveja genera esta “lana infantil”.
Otra de las lanas exclusivas es la cachemira, por ser suave, ligera y difícil de obtener, ya que cada cabra de la que se extrae esta lana —proveniente del norte de China— luego genera menos material.
La lana merino es otra de las variedades más codiciadas, especialmente por deportistas y aficionados a las actividades de montaña o intemperie. “Yo sugiero siempre elegir prendas, sobre todo si son suéters, que sean 100% lana. Y si uno puede ponerse más quisquilloso, que ojalá entre los materiales tenga algún porcentaje de lana merino”, nos decía Cris Miranda, diseñador de moda sostenible y académico de la Universidad Andrés Bello, en una entrevista pasada sobre cómo elegir el mejor sweater.
Lo especial de la lana merino es que conserva muy bien el calor en su fibra y al mismo tiempo puede es capaz de hacer transpirar la humedad, por lo que te mantiene seco y a buena temperatura. En verano también es capaz de aislar el calor, por lo que es un material al que puedes sacarle el jugo todo el año.
¿Cómo lavar prendas de lana?
En aquella oportunidad, Miranda explicaba que una chomba 100% de lana jamás debe ser lavado a máquina. “Siempre a mano, con detergente neutro y con mucho cuidado, por supuesto”.
Sin embargo, la respuesta exacta de cómo lavar tu prenda de lana la tienes tú, en tus prendas. La gran mayoría de los productos de vestuario tienen en su etiqueta todas las instrucciones para cuidar el producto lo mejor posible.
Si se trata de un producto más artesanal, tejido por algún familiar o al que simplemente le cortaste la etiqueta o se borró la información, Miranda explicaba que el camino seguro es lavar a mano, con agua fría y jabón neutro, y dejar secar a temperatura ambiente. “Así evitarás cualquier tipo de estrago”, aseguraba.
El medio especializado The Spruce plantea que, mientras la etiqueta lo permita, puede lavarse tanto a mano como a máquina. Si se hace a mano, mencionan que el remojo debe ser de por lo menos 30 minutos, luego estrujar con las manos y después absorber la humedad restante con una toalla. La idea es que el secado sea en un espacio con sombra para cuidar que la fibra no se deteriore. Si está directo al sol, el tejido de lana puede desteñirse.
En cuanto a lavar a máquina, sugieren que cada prenda o textil deben estar dentro de una bolsa de lavado, como esas de malla. Luego el ciclo a elegir es delicado o especial para lanas (wool cycle o lana delicados, como puedes ver en la imagen). La idea es que el agua que uses esté fría y el ciclo en el que gire la máquina sea el más bajo y lento. Todas estas precauciones son a favor de cuidar las hebras naturales del tejido, ya que al maltratarse, un tejido puede fácilmente estropearse dentro de una lavadora.
Respecto a la frecuencia de lavado, y teniendo en cuenta esto último, lo ideal es ojalá no lavar tanto las prendas de lana. En The Spruce recomiendan darle unos siete a diez usos antes de lavar. Tomando en cuenta toda esta información, las buenas prácticas de cuidado de lanas pueden resumirse en:
- Revisa siempre tu etiqueta para analizar si tu prenda puede ser lavada a mano o lavada a máquina. En caso de no saberlo, preferir lavar a mano.
- Evalúa ventilar antes de lavar; de esta forma se conserva mejor la fibra
- Prefiere un detergente neutro o especial para la fibra del textil
- Trata las manchas apenas aparezcan. De lo contrario, la mancha puede permanecer en las hebras o cambiar la coloración al frotar muy activamente
- Si tu prenda tiene una forma rara, estírala mientras se mantiene húmeda para que recobre su forma
¿La lana puede centrifugarse?
El estudio de SIFO hizo un experimento lavando lana con tres ciclos de centrifugado diferentes: 400, 900 y 1400 revoluciones por minuto. Con ninguno de ellos hubo contracción de tejido. La creencia popular es que el tejido, una vez en la centrifugadora, puede encogerse o deformarse. Antes de echar a centrifugar tu prenda o textil, debes leer la etiqueta.
Si la etiqueta lo permite, ¡hazlo! Pero si no está indicado, lo mejor es escuchar la voz de la experiencia, seguir el camino lento pero seguro del lavado a mano, estrujar delicadamente y secar el exceso de humedad con la toalla, para luego secar al aire en una zona sombreada.
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