Pocos deben saber que sobre nuestras almohadas y colchones no solo dormimos nosotros (y quienes invitemos a pasar la noche). Hay individuos que se meten a nuestras camas y se acuestan a nuestro lado, sin ninguna invitación ni consentimiento. ¿Quiénes son estos depravados?

Sí, estamos hablando de ellos, los ácaros, quienes además de vivir en alfombras y tapices, también habitan en los lechos. Puede ser perturbador saber que aquel lugar que te permite relajarte y descansar tienen a su vez esta otra realidad, no visible, que está llena de estos pequeños y no muy agradables seres vivos.

"Hola, soy un ácaro. ¿Quieres dormir conmigo?".

¿Qué son los ácaros?

Los ácaros son los parientes minúsculos de las arañas —también son arácnidos, es decir, tienen cuatro pares de patas—, que generalmente miden menos de un milímetro de longitud, y que a diferencia de ellas suelen ser parásitos de otros animales o plantas.

La gran mayoría de los ácaros no son visibles al ojo humano, por eso es que no ves un desfile de ellos en la superficie de tu almohada o en la blanda extensión de tu colchón. Que no se vean, por supuesto, no es sinónimo de que no estén ahí, porque siempre van a figurar en nuestras casas o cosas, en especial si no las has lavado en un buen tiempo.

¿Cada cuánto debiesen lavarse las almohadas?

“Las almohadas deben limpiarse con regularidad para ayudar a prevenir la acumulación de bacterias y olores”, acuñan desde la fundación Sleep, donde además explican que hay que tener cuidado con la limpieza de ellas para evitar el daño del relleno.

En el sitio de Martha Stewart sugieren que, como mínimo, las almohadas deben someterse a un buen lavado cada seis meses. El ideal es lavarlas al menos cada tres meses o, lo que es igual, unas cuatro veces al año. Las fundas de las almohadas deben lavarse al igual que las sábanas: ojalá una vez a la semana.

Con respecto a la frecuencia con la cual deberías cambiar una almohada, o cuál es su vida útil óptima, Brian Sansoni, miembro del American Cleaning Institute, explica que las almohadas deberían ser cambiadas cada uno o dos años. Si bien es un rango que está respaldado por la National Sleep Foundation, esto puede ir variando según el tipo de almohada y la cantidad de uso, porque hay algunos modelos —aquellos que tienen las últimas tecnologías— que pueden durar un poco más.

¿Cómo lavar una almohada?

“La mayoría de las almohadas, incluidas las rellenas de algodón, plumas, plumón y relleno de fibra, se pueden limpiar en una lavadora con agua tibia en el ciclo suave”, comenta Sansoni. Siempre es necesario, eso sí, revisar la etiqueta de cada una para comprobar si tiene otra indicación específica.

En este video puedes ver cómo la popular tiktoker Chantel Mila limpia sus almohadas en la lavadora con un ciclo suave. Una vez que las mete a la secadora, usa una pelota de tenis para provocar ese efecto esponjoso en las almohadas.


Ese truco no funciona con las almohadas memory foam, que están hechas de espuma y generalmente son un bloque completo. Si metes una de ellas a la lavadora o secadora, esta se desintegraría en pedazos y, si no se seca de forma correcta, podrían generarse hongos y bacterias.

Para estas almohadas, Sansoni sugiere usar otro método: “puedes lavar la funda removible (si hay una) de acuerdo con las instrucciones de limpieza en la etiqueta” y, para limpiar la espuma, puedes “usar un accesorio de aspiradora para eliminar la suciedad o el polvo que haya en la almohada”.

Si tu máquina lavadora es muy pequeña como para lavar tu almohada, o simplemente no tienes una, puedes hacer este proceso a mano en la tina de tu baño con detergente en polvo. La tiktoker Kate DeLaue, que tiene una cuenta dedicada exclusivamente a cómo limpiar cada rincón de tu casa, sugiere también poner bicarbonato de sodio y bórax. Las almohadas deben remojarse al menos entre cuatro y seis horas. Luego, la tina debe ser drenada y las almohadas deben ser enjuagadas con la ducha para posteriormente estrujarlas y tenderlas por días hasta que se sequen. Como se ve, este procedimiento conviene hacerlo solo en verano, cuando las altas temperaturas apuren el secado.


Pero si necesitas lavarla en otra época del año, la secadora también es buena opción, porque así te aseguras de eliminar con el calor a todos los ácaros que pudieran estar viviendo en las almohadas. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado con el tiempo: aquí no te puedes pasar tres o cuatro pueblos, porque la funcionalidad de la almohada puede verse afectada. En un artículo de Wirecutter explican que dejar una almohada por más tiempo del que se debería puede alterar su integridad, despojándola de aceites y dañándola permanentemente. Ellos mismos sugieren que la secadora con aire caliente debería emplearse máximo por veinte minutos; luego se debe graduar a media temperatura o baja para el resto del secado.

Para lograr que la almohada se seque uniformemente, recomiendan sacar la almohada de la secadora cada veinte minutos y sacudirla, para que así el agua se extraiga completamente. Probablemente, la tiktoker Chantel Mila se ahorra este paso al poner la pelota de tenis, pero eso ya es decisión de cada uno, ya que todo a su vez dependerá del tipo de almohada, del modelo de secadora y de lavadora que se tenga.