En The Last of Us, la nueva serie sensación de HBO, la especie humana se ve amenazada por el Cordyceps, un tipo de hongo mutado que infecta a las personas, transformándolas en parásitos similares a los zombies. Una mordida basta para contagiar y parasitar. La esperanza de una cura radica en Ellie, una niña de 14 años, quien parece ser inmune a la micosis.
En los últimos días, los medios han dado a conocer que el Cordyceps existe realmente y es capaz de parasitar a los insectos, dejando abierta la inquietud: ¿podrá también invadir el organismo humano y desatar una situación como la que se plantea en The Last Of Us? La respuesta es que no. Al menos por ahora.
De todas maneras, las infecciones causadas por hongos existen y varían en sus formas y niveles de gravedad. Un estudio reciente liderado por Eduardo Álvarez, académico de la Universidad de Chile, para el Fondo de Acción Global para Infecciones por hongos (GAFFI), determinó que en Chile cerca de 325 mil personas sufrirían infecciones fúngicas graves.
En personas inmunodeprimidas estas infecciones pueden tener hasta un 90% de mortalidad, pero se trata de casos extremos, que afectan a no más del 3% de la población chilena. Pero otros tipos de micosis —como se denomina a cualquier patología provocada por un hongo— son mucho más frecuentes.
Una de las más comunes es la tinea pedis, popularmente conocida como “pie de atleta”, que afecta principalmente a la piel y uñas de los pies, y que suele tener una alta proliferación de casos en el verano. Sus responsables son los dermatofitos, hongos hialinos que parasitan el tejido cutáneo de humanos y animales.
“El pie de atleta suele ser leve y no es frecuente ver complicaciones, puesto que son infecciones que sólo se dan en la superficie de la piel”, sostiene Luz Rodríguez, médica especialista en dermatología, epidemiología y medicina estética de la Clínica NúcleoSalud.
¿Cómo actúan los dermatofitos? Estos “atraviesan la barrera epidérmica de nuestra piel, pelo o uñas por causa de una fisura o ruptura, y ahí producen la infección”. Las zonas afectadas también pueden extenderse a otras zonas, particularmente a la ingle. Lo peor es la insoportable picazón que genera la infección.
¿Cómo identificar el pie de atleta?
Luis Felipe Parada, dermatólogo de Clínica Indisa, expone que entre sus principales síntomas y signos está “el sarpullido escamoso con picazón o prurito”. Menos frecuente, dice, es el mal olor que se produce por otro tipo de agentes. Se trata de una infección que se da en niñas, niños y adultos, aunque la prevalencia parece ser mayor en hombres entre 20 y 50 años.
Su prevalencia a nivel mundial llega al 15%, aunque probablemente es mucho mayor. Luz Rodíguez comenta que cerca del 20% de los portadores del hongo son asintomáticos, una situación preocupante dado su alto nivel de contagio.
“Es de transmisión de humano a humano”, explica Constanza Ullrich, dermatóloga de Clínica RedSalud Vitacura. “Es decir, si una persona toca los dedos de los pies de otras que lo tenga, usa el mismo zapato, o está en contacto con superficies contaminadas, se puede contagiar”.
Un verano fungi
La tiña de pies, como también se denomina al pie de atleta, es una amenaza durante todo el año. Sin embargo, los nuevos casos se dan especialmente en el verano: los ambientes calurosos y húmedos favorecen la proliferación de los dermatofitos y, finalmente, la micosis. “Estos hongos pueden vivir un tiempo considerable en estructuras no vivas, aunque se alimenten generalmente de piel”, afirma Ullrich. “El poco recambio de calcetines o zapatos” incita su aparición.
Su capacidad de vivir en estructuras no vivas y su alto poder de contagio se potencian en el contexto veraniego, cuando las actividades al aire libre son parte del día a día. “Las piscinas, gimnasios o campings son lugares propicios para el desarrollo y contagio de este tipo de hongos. En estos se da la combinación perfecta de humedad, calor y sudor, para desarrollar un pie de atleta”, apunta Luz Rodríguez.
Del síntoma común al extremo
Uno podría preguntarse por qué este hongo se da en los pies. Según Constanza Ullrich, esto se debe a que se trata de “un sector oscuro y cálido que tiende a ser un ambiente perfecto para el desarrollo de los hongos”. Sin embargo, la infección por pie de atleta puede propagarse a otras partes del cuerpo como las uñas y también a la ingle.
“Está comprobado que tener una infección micótica en los pies aumenta el riesgo de otras infecciones bacterianas; actúa como puerta de entrada”, expone la dermatóloga de RedSalud. Esto representa un riesgo mayor para personas inmunodepresivas, “como pacientes diabéticos, con tratamiento inmunológicos o con cáncer”, ya que pueden desarrollar infecciones bacterianas potencialmente graves. “Por lo tanto, no es solo un tema estético, sino que médico”, sentencia Ullrich.
Por otro lado, “pueden darse casos en que las personas con grietas en la piel producto de los hongos sufran el ingreso de bacterias al cuerpo y, una vez dentro, estas pueden hacer que la infección se extienda”, sostiene Luz Rodríguez.
Según la dermatóloga, otro riesgo al que se expone una persona con pie de atleta y que no tiene un cuidado adecuado es que su micosis derive en celulitis. “Puede ser causada por una infección bacteriana que ingresa en las capas profundas de la piel, en la grasa y los tejidos blandos”.
Por eso es importante reconocer la presencia del hongo lo más temprano posible. ¿Cómo identificarla? “Si detectamos un área roja de la piel, que nos duele, está caliente y sensible al tacto, es necesario tomar cartas en el asunto y pedir consulta a un especialista”, dice Rodríguez. Y agrega: “Los casos más graves puede ocasionar envenenamiento de la sangre (septicemia) o extender la infección al hueso”. Y eso ya no es tan leve.
Ya que el hongo se puede traspasar por las manos o por el uso de toallas, Luis Felipe Parada agrega que “es muy importante detectarla a tiempo y ver cuáles pueden ser los focos de infección”.
Errores comunes
Cabe preguntarse: ¿por qué le llaman pie atleta? Al parecer la infección ha sido históricamente común en deportistas. “Puede afectar a cualquier persona, pero hay quienes están más expuestas, por ejemplo aquellos que deben trabajar con zapatos de seguridad, quienes sudan intensamente, o personas que están con zapatos muy cerrados por mucho tiempo”, afirma Ullrich.
En esa línea, complementa la dermatóloga, los deportistas presentan una mayor probabilidad de contagio, “por el tipo de calzado y dado que sus pies transpiran más”.
La humedad es evidentemente un factor de riesgo. Sin embargo, es común que las personas no se preocupen adecuadamente de evitarla en sus pies. Según los especialistas, no secarse apropiadamente los pies después de la ducha ni cambiarse los calcetines diariamente son errores frecuentes que provocan la aparición de los hongos.
También lo es andar a “pata pelada” en espacios comunes, como duchas o baños, o incluso no cambiar de zapatillas o al menos ventilarlas tras su uso.
Luz Rodríguez dice que una vez que el hongo infectó a las personas, éstas generalmente dejan pasar mucho tiempo, no consultan con un dermatólogo, o bien, se automedican. “Algunos, por ejemplo, toman corticoides como betametasona, o los mezclan, lo que hace que muchas veces que el hongo empeore o no mejore”. Esto, evidentemente es un error garrafal.
“La recomendación es no automedicarse, no aplicarse sustancias irritantes pensando que se van a desinfectar como cloro, alcohol, etcétera. También evitar los secretos de la naturaleza porque a veces, además de infectados por hongos, los pacientes vienen irritados por otras situaciones”, complementa Constanza Ullrich.
Parte de los síntomas del pie de atleta es una terrible e interminable picazón, que lleva a las personas a rascarse y restregar sus pies contra toda superficie. El problema es que, al estar la piel más sensible de lo habitual, la fricción provoca que ésta se rompa rápidamente, generando heridas que agregan otro componente al malestar e incomodidad: el ardor. Por eso, Rodríguez aconseja que si hay mucha picazón, “en lugar de rascarse la zona con las uñas, es mejor poner los pies en agua fría”.
El tratamiento: sencillo, aunque sacrificado
Atendido a tiempo, el tratamiento del pie de atleta es relativamente sencillo, aunque éste varía en relación a “las formas de hongo”, como dice Ullrich. “En general, las variantes más de piel, que no afectan uñas, se trata con antimicótico en crema. Sin embargo, las personas con hongos en las uñas deben tener un tratamiento un poco más prolongado, que requiere de algunos exámenes previos, pero no es difícil de acceder y si se consulta se puede tratar”, explica la dermatóloga.
El problema del tratamiento es que puede ser algo lento y requiere de algunos sacrificios, como evitar el consumo de alcohol. “Esa es la gran limitante del por qué los pacientes no se quieren realizar los tratamientos”, asegura Ullrich.
Más vale prevenir que curar
Considerando lo anterior, lo más lógico es apuntar a la prevención: no requiere de grandes sacrificios y resulta bastante sencillo y accesible. Por un lado, en esta época del año lo recomendable es usar un desodorante para pies o talco en los zapatos o zapatillas. Por otra parte, Luz Rodríguez sugiere “mantener los pies limpios y secos, idealmente lavarlos dos veces al día, y secar meticulosamente entre los dedos después del baño”. Para eso, una posibilidad es usar un secador de pelo.
La dermatóloga de Clínica NúcleoSalud sugiere, además, usar zapatos con buena ventilación y evitar aquellos que estén hechos de material sintético. “Lo mejor es usar sandalias para que los pies se ventilen”, apunta.
Constanza Ullrich agrega que, si una persona tiene hongos y usa el mismo par de zapatos todos los días, “aunque tome medidas de higiene, la infección es casi segura”. Por lo tanto, “hay que tener también un aseo importante y ojalá un buen recambio de zapatos y calcetines”. Para quienes transpiran mucho en los pies, la recomendación es cambiarse los calcetines.
Es clave, además, tener cuidado con el uso de artículos personales de higiene, como toallas o pisos de baños, “sobre todo si alguien de la casa está infectado o se tiene la duda. Y por supuesto tratar de no compartirla con otros miembros de la casa”.
Y en lugares públicos hay que tomar medidas preventivas: usar hawaianas o sandalias en las piscinas, duchas y vestuarios. No será el Cordyceps de The Last of Us, pero con la tiña, más vale prevenir que curar.