¿Cómo saber si mi perro tiene distemper (y qué hacer si se contagió)?

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¿Cómo sé si mi perro tiene distemper (y qué hacer si se contagió)?

También conocida como moquillo canino, es una enfermedad viral bastante común y que en cachorros y mayores puede llegar a ser fatal. Expertos veterinarios señalan cómo identificarlo, tratarlo y prevenirlo.




Hace casi un mes, el comediante Pollo Castillo, conocido por sus videos en redes sociales y presentaciones de stand up, dedicó el final de uno de sus shows a su perrita Nala. “Hace tres semanas se presentó en mi camino un alma llena de bondad y cariño”, dijo. “Conecté con un criaturita con quien anhelaba pasar muchos años de juegos, responsabilidades y aventuras, pero la vida quiso otra historia”.

Tristemente, en los 21 días que estuvo junto a Castillo, Nala no pudo contra el distemper, enfermedad que traía el nacimiento. “Mientras siento el amargor del momento y me invade la pena, me cuestiono el por qué de muchas cosas y me quemo la cabeza intentando buscar respuestas que solo el tiempo me responderá”.

El distemper, conocido también como moquillo en perros, es una enfermedad viral altamente contagiosa, que afecta a los perros y otros animales. Se propaga principalmente a través de la exposición a fluidos corporales contaminados, y es particularmente grave en cachorros.

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“Es altamente peligroso, debido a que puede producir el rompimiento de células o citólisis, el debilitamiento drástico del sistema inmune e incluso afectar el sistema nervioso”, explica Karen Valenzuela, coordinadora de Vinculación con el Medio de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Las Américas. “Afecta principalmente a cachorros de 3 a 6 meses, tiempo en el que disminuye la inmunidad materna”, y el riesgo de muerte en esos casos es alto.

“En el contexto doméstico y urbano sólo afecta a los perros, pero el distemper también se contagia a otros animales”, comenta Felipe Lillo, director de la carrera de Medicina Veterinaria de la U. Andrés Bello Viña del Mar. Por ejemplo, a mamíferos silvestres como chungungos y quiques, que habitan cerca de las ciudades. “Por eso es muy importante la tenencia responsable, porque un perro puede transmitir el virus a otro animal y puede provocar serios impactos en la biodiversidad”.

¿Cómo se transita el distemper?

Ciro, el primer perro que tenemos junto a mi pololo, llegó a la casa con dos meses y medio de vida, sin vacunas y con gusanos. Cumplió con su periodo de cuarentena de cachorro y cumplió con su esquema de vacunación. Cuando estaba en la flor de su etapa de socialización, comenzó a tener problemas; como a los siete meses, expresó síntomas de resfrío. Pensé que tenía una alergia, hasta que comenzó a vomitar y hacer deposiciones con sangre. Lo llevamos a una urgencia veterinaria: después de media semana de exámenes, confirmaron que estaba infectado con distemper.

Cuando nos mencionaron esa enfermedad, de inmediato pensamos en aquellos perritos tiritones a los que se les cae el trasero. Este cuadro, aclara Lillo, se llama paraparesia o paraplejía, pero no es una secuela frecuente del distemper. “Puede ocurrir, pero no es lo más común”, asegura. Las manifestaciones pueden ser muchas y de distinta intensidad. “El distemper tiene diferentes presentaciones o síndromes, con distintos signos y síntomas”, afirma el académico UNAB. Las principales son:

  • Vía cutánea: es una de las expresiones menos graves, pero aún así afecta la calidad de vida. “Se produce una hiperqueratosis, que es el engrosamiento de la capa más externa de la piel, y que también afecta a la nariz y las patas”, apunta.
  • Vía respiratoria: “puede aparecer una neumonitis intersticial”, menciona. Entre los síntomas asociados, figura la secreción nasal y ocular, que puede ser acuosa o mucosa, con estornudos y fiebre. Por eso se le llama también virus del moquillo. Muchas veces se confunde este cuadro con un resfriado canino o con la tos de las perreras, pero siempre conviene hacer los exámenes correspondientes para descartar o confirmar el distemper.
  • Vía gastrointestinal: es común que ocurra una pérdida de apetito, vómitos y diarrea sangrienta. Eso conlleva letargo, debilidad y decaimiento.
  • Vía neurológica: a veces aparecen convulsiones, temblores musculares, parálisis parcial o completa y comportamientos de personalidad inusuales. Lillo menciona que puede desarrollarse una meningoencéfalomielitis o una encefalomielitis miálgica, que es una enfermedad cerebral discapacitante y muy compleja.

Cada paciente es distinto

Si tu perro tiene distemper, es posible que transite por alguno de estos escenarios. Algunos lo resisten mejor que otros, y todo eso depende del animal, su condición genética y otros factores. En el caso de Ciro, me tocó verlo transitar por las etapas respiratoria y gastrointestinal, pero su cuerpo tuvo la capacidad de hacerle frente a la infección.

“Estos cuatro síndromes pueden aparecer habitualmente en conjunto pero no al mismo tiempo”, explica Lillo. “El síndrome neurológico, eso sí, puede aparecer solo, ya que hay una forma de transporte detrás del nervio olfatorio que le permite al virus, en algunos casos, llegar al cerebro directamente”. Otra reacción que puede ocurrir es una conjuntivitis, algo que no es grave, pero que puede ser molesto para tu compañero.

“El cuadro clínico del virus es variable y siempre dependerá de la capacidad inmune del paciente. Lo principal es que el tutor siga las indicaciones médicas”, dice Valenzuela. De todas formas, un perro que está con las vacunaciones al día, bien nutrido, libre de estrés y en un ambiente confortable, tiene más posibilidades de presentar signos leves y superar la enfermedad. Por el contrario, un paciente que no posee su calendario sanitario al día puede cursar con un cuadro clínico capaz de comprometer su vida del paciente, presentando vómitos, diarrea, fiebre, anorexia, pérdida de peso, depresión y signos neurológicos, como movimientos involuntarios de los músculos y convulsiones.

“Si el paciente se recupera, puede tener secuelas y ahí los tutores deben apoyar a su mascota constantemente”, ahonda Lillo. En el caso de “los perros que quedan con convulsiones, su diagnóstico es una epilepsia adquirida, por lo tanto requiere controles médicos y neurológicos veterinarios. Otros, incluso, pueden resultar con problemas de movilidad permanentes; hay casos en los que necesitarán de un carro para desplazarse”.

Ahora bien, si el paciente tiene un sistema inmune capaz de sobrellevar la enfermedad, en aproximadamente 14 días esta debería quedar remitida. “Sin embargo, en este caso el paciente debe quedar en cuarentena por 21 días, para asegurar que no contagie a otros perros”, destaca. Por otro lado, en caso de pacientes inmunocomprometidos, es decir, sin vacunaciones o con un sistema inmunológico debilitado, “el cuadro se puede extender por un tiempo más prolongado”.

Prevención y acción

Desde el momento en que Ciro fue diagnosticado, nos advirtieron que el éxito en el combate contra la infección dependía de su organismo, y que el distemper podría expresarse de diferentes maneras. Una vez que distingues una expresión, lo mejor es que te comuniques con tu veterinario, quien te guiará con alternativas para paliar aquello que le esté molestando. Detectar oportunamente estos síntomas de cada etapa también es relevante, ya que existen medicinas que ayudan a combatirlos.

“Lo más importante es reforzar la vacunación, para que el perro esté en condiciones de resistir el virus, y la tenencia responsable, para que no exista contacto con un animal silvestre”, ahonda Lillo. La vacuna contra el distemper tiene muy buen desempeño. Si está vacunado existe un riesgo mínimo de contraerlo”, dice el especialista, pero el cuadro es mucho más leve y menos peligroso.

En el caso de Ciro, él se vacunó y de igual forma contrajo el virus. Fue la excepción que confirma la regla. Pero por eso pudo sobrellevar la infección y quedar casi sin secuelas: su único problema, al menos por ahora, es una mayor sensibilidad estomacal.

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“La vacunación tiene una excelente performance preventiva ante la infección del virus”, comenta Lillo. Si bien no la anulan ni evitan completamente, “disminuye muchísimo los signos y hace que la sintomatología sea menos grave. Por eso es muy importante la vacunación oportuna y la re-vacunación anual”. Para producir esa protección por el resto de la vida se necesita entregar esta carga de inmunidad. En caso que tengas dudas si le toca o no vacunar a tu perro, lo mejor es siempre corroborar con el médico veterinario o el carnet de vacunación.

La población más riesgosa de adquirir distemper son los cachorros y los perros viejos, dos grupos en los que “las respuestas inmunológicas no suelen ser tan eficientes como en los adultos”, dice el académico UNAB. Por eso, dice Valenzuela, “cada vez que se adopte un cachorro hay que acudir a un control médico veterinario. En la primera visita, el médico entregará las primeras directrices para prevenir las enfermedades infecciosas que afectan a los cachorros”.

El distemper puede ser fatal o dejar consecuencias para siempre. Tal como lo sufrió Pollo Castillo, en pocos días la ilusión y la vida de una nueva mascota pueden desvanecerse. Aunque no siempre se pueda evitar, las vacunas al día ayudarán a los perros y cachorros a resistirla mejor.

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