Si no fuiste tú misma, es muy probable que a alguna amiga o familiar le haya tocadoexperimentar candidiasis. Un artículo de Harvard Health Publishing detalla que, a lo largo de su vida, el 75% de todas las mujeres tienen probabilidades de tener al menos una infección vaginal por candida, y hasta el 45% lo sufren dos veces o más. La candidiasis, como se conoce generalmente a la vulvovaginitis candidiásica, es una infección causada por distintos hongos del tipo cándida.
“La Candida albicans es el más frecuente”, señala Alessandra Dulanto, jefa de salud ocupacional en Pulso Salud. A diferencia de lo que mucha gente cree, este cuadro no proviene de un contagio vaginal, sino que es una infección que ocurre a través de la propia persona.
“Este hongo vive comúnmente en la vagina y en el intestino. A pesar de que está presente en pequeñas cantidades, no suele causar síntomas”, explica Dulanto. Pero cuando las mujeres se encuentran sometidas a estrés y les bajan las defensas, ya sea debido a una mala alimentación, a falta de sueño, a enfermedades o, bien, por estar embarazadas o tomando antibióticos, tienden a tener más probabilidades de contraer candidiasis vaginal.
Las mujeres con diabetes o enfermedades inmunosupresoras, como el VIH, también corren un mayor riesgo. Estas externalidades son finalmente factores de riesgo que “pueden hacer que el hongo crezca más de lo habitual”, afirma.
Aunque no la veamos, la microbiota vaginal existe y es una pieza fundamental del equilibrio de nuestro organismo. “Es el conjunto de microorganismos, como bacterias, hongos o incluso virus, que habitan de manera natural en ciertas partes del cuerpo y que no causan daño”, profundiza Sara Parada, directora de Obstetricia de la U. Andrés Bello en Santiago.
El gran problema con la microbiota es que como no la vemos, la ignoramos fácilmente. “Los lactobacilos, por ejemplo, son los principales responsables del mantenimiento y protección del ecosistema vaginal”, comenta Parada. Por eso es habitual que las infecciones cervicovaginales sean una consecuencia de alteraciones de la microbiota —ya sea por una dieta desequilibrada, una higiene incorrecta o un episodio de estrés—, lo que conlleva una disminución de la inmunidad local.
¿Cómo se manifiesta?
Por lo general, la candidiasis vaginal suele ser leve y controlable, según el tratamiento indicado por el médico. Sin embargo, algunas mujeres pueden desarrollar infecciones graves, que implican enrojecimiento, hinchazón y grietas en la pared de la vagina.
”Las manifestaciones clínicas que la mujer puede presentar son prurito, enrojecimiento de genitales, dolor vaginal, dispareunia (dolor en la actividad sexual), disuria (ardor al orinar) y flujo vaginal de aspecto blanquecino, espeso o de olor ácido. En casos más severos pueden aparecer fisuras o lesiones por grataje”, dice Parada.
Dulanto sintetiza los signos así:
- Eritema: piel de color más rojizo
- Edema inflamatorio: inflamación por acumulación de líquido en la piel y las mucosas
- Aumento de secreción vaginal: en ocasiones maloliente, de color y características blanquecinas, algo espeso y grumoso. También puede ser un poco denso y acuoso.
El problema, dice la profesional de Pulso Salud, es que “la mayoría de las mujeres no puede saber si tienen una candidiasis genital”, plantea como problema Dulanto, ya que en ocasiones, los síntomas de la infección son muy similares a los síntomas de otras patologías.
“La mejor forma de determinar si una mujer tiene candidiasis genital es acudir a una consulta médica y, a través de un cultivo vaginal, que es la prueba adecuada para determinar la presencia de hongos, ver de qué tipo de infección se trata”, explica Dulanto.
Tratamiento de la candidiasis
“En general, el tratamiento médico se indica después de la evaluación clínica y de revisar la misma historia clínica de quien consulta. Sin embargo, el tratamiento siempre es local y sistémico, aunque varía según cada condición”, comenta Parada.
La candidiasis vulvovaginal, complementa Dulanto, suele tratarse con comprimidos orales, con óvulos vaginales y crema vulvar. “En ocasiones, el tratamiento farmacológico no es suficiente para curar un episodio, y son muchas las recomendaciones para realizar un proceso completo y exitoso”, detalla.
Un proceso médico contra la candidiasis también suele incluir el consumo de probióticos, los que ayudarán a mejorar la diversidad de la microbiota vaginal y así potenciar el sistema defensivo de esa zona.
“Si no mejora después de completar el tratamiento, deberá volver al médico”, dice Dulanto. A veces eso significa repetir el tratamiento, pero en la mayoría de los casos se tendrá que cambiar de medicación o estrategia. “A nivel general, no parecen existir diferencias en cuanto a la eficacia entre los diferentes tratamientos, ni entre las distintas pautas”, comenta.
¿Y qué pasa con la pareja?
Si bien la mayoría de las candidiasis vaginales no se transmiten sexualmente, si la pareja es masculina y muestra síntomas de Candida balanitis —enrojecimiento, irritación y/o picazón de su glande—, es posible que también él necesite tratamiento.
Esto es algo que debe preguntarse sí o sí en la consulta médico tras el diagnóstico, ya que la única manera de controlar la situación, si es que ambas personas la están viviendo, es de manera conjunta. “El tratamiento de la pareja por candidiasis también incluye tratamiento oral y crema tópica”, añade Dulanto.
Cómo prevenir la candidiasis
Cualquiera que haya sufrido de candidiasis sabe lo desagradable que es. Y a quien nunca le ha pasado, esperamos de corazón que jamás les afecte, ya que se trata de una infección incómoda, dolorosa y muy desmoralizadora.
Pero tenerla o no tenerla no depende de la suerte. Existen algunas medidas que pueden tomarse para evitar el desequilibrio bacteriano que la provoca. En el siguiente listado, Dulanto propone acciones, hábitos y consideraciones que ayudarán a prevenirla.
- Mantén tu zona genital limpia y seca: al bañarte, evita el jabón y enjuagua solo con agua.
- Evita las duchas vaginales: aunque muchas mujeres se sienten más limpias si usan duchas vaginales después de la menstruación o una relación sexual, esto puede realmente empeorar el flujo vaginal. Estas duchas eliminan las bacterias sanas que recubren la vagina y que la protegen contra las infecciones.
- Consume yogur natural: fíjate que tenga cultivos vivos de Lactobacillus acidophilus. Si no, también puedes consumir probióticos en tabletas que contengan esta cepa, especialmente si estás tomando antibióticos.
- Usa condones: para evitar contraer o diseminar otras infecciones en tus relaciones sexuales.
- Evita el uso de aerosoles: cualquier fragancia o polvo de higiene femenina en la zona genital puede ser contraproductente.
- Elude los pantalones extremadamente apretados: esto puede causar irritación y una sudoración excesiva, lo que promueve la aparición de hongos.
- Usa ropa interior de algodón: las telas sintéticas, y también la seda, pueden incrementar la sudoración y humedad en la zona genital, lo cual lleva a la proliferación de más hongos.
- Si tienes diabetes: mantén un buen control del nivel de azúcar en la sangre.
- Evita usar trajes de baño húmedos o ropa deportiva por mucho tiempo: cámbiate y lava la ropa húmeda o sudada después de cada puesta.