Publicado originalmente el 14 de mayo de 2020. Actualizado el 2 de noviembre de 2021.
A menos que te dediques a la venta de mascarillas, a la importación de respiradores mecánicos o seas accionista de Amazon, el coronavirus y su crisis seguramente han golpeado, más fuerte o más despacio, tu economía doméstica. Se estima que el desempleo podría llegar al 18 por ciento, casi 400 mil trabajadores se han tenido que acoger a la Ley de Protección del Empleo y el número de personas que se han declarado en quiebra aumentó en un 40 por ciento durante abril.
Son números tristes y que todavía pueden empeorar. “Entraremos en una crisis súper fuerte”, anticipa
Los chilenos no tenemos mucha fama de ahorradores. La Encuesta Anual de Ahorro, que hace tres años realiza la Mutual de de Seguros de Chile, muestra que durante el 2019 —última edición realizada–, el 40 por ciento de los consultados no había ahorrado ningún peso. De ellos, el 57 por ciento quiso pero no pudo: no le alcanzaron los ingresos para guardar algo de plata.
Eso quizá se explica por nuestros niveles de deuda: según un informe del Banco Central, el total de los hogares registró el 2019 un stock de deuda récord, equivalente al 75 por ciento de los ingresos. Es decir, tres cuartos de lo que se gana termina destinado a pagar créditos.
Independiente de eso, según Aurora Sepúlveda, contadora-auditora, con cuyo emprendimiento LaContadora.cl —@lacontadora.cl en Instagram— asesora y educa a personas y negocios en temas tributarios y financieros, “la mejor herramienta para enfrentar la crisis es el ahorro”. No es fácil y menos ahora, con altos niveles de incertidumbre y una inflación que ha encarecido el costo de vida.
“Pueden ser muchos los motivos (para no ahorrar)”, dice Omar Larré, gerente de inversiones de la administradora de fondos Fintual. “Por ejemplo, estar muy endeudado. Pero hay personas que, teniendo la capacidad de ahorro, no lo hacen porque es mucho más tentador comprar algo que te gusta y te causa gratificación instantánea que pensar en el futuro y ahorrar hoy. El segundo motivo que vemos es que es difícil comenzar a hacerlo, ya que la mayoría de las cuentas de ahorro o inversión son complicadas de abrir o de entender para el público general”.
Para sortear esas dificultades —y para sobrevivir mejor a los complicados meses que se avecinan—, ambos entregan a Práctico algunos consejos para comenzar a ahorrar y hacerlo con eficiencia.
Todo al excel
Lo primero es anotar y registrar todos los ingresos y gastos del hogar. Según Aurora Sepúlveda, es menos difícil de lo que parece —aunque tan aburrido como suena. “Requiere de sentarse y dedicarle un par de horas, pero es la única manera de saber cuánto tenemos y dónde podemos ahorrar”.
No es necesario, dice la creadora de @lacontadora.cl, ser un usuario avanzado de Excel ni manejar todas las funciones de las planillas. De hecho, si se le tiene espanto o fobia a las cuadrículas, ella recomienda hacerlo como probablemente lo hicieron tus padres o abuelos durante la crisis del 82: en un cuaderno.
“Lo importante es tomar todos los gastos familiares —y todos son todos”, dice: “desde el arriendo hasta el café en la esquina— y evaluarlos. Ver cuáles son esenciales y cuáles no. Dónde se puede cortar un poco y así ir generando una reducción consciente del gasto”.
Aurora sugiere, por ejemplo, dividirlos en gastos fijos —como las cuentas básicas o la mercadería— y en otros variables, los que ella también llama “hormiga”, como el helado después de almuerzo o el delivery el fin de semana. “Por ahí es donde se ‘filtra’ plata que podría ahorrarse”.
Si el Excel te da arcadas pero ya se te olvidó escribir con lápiz y papel, Omar Larré aconseja leer este artículo de Fintual, donde además de algunos tips comparten una planilla de ingresos y gastos lista, a la que solo tienes que agregarle tus números.
Con eso se hace más sencillo “ordenar tus gastos, escribir o enumerar al menos las ‘cuentas mentales’ que todos llevamos dentro, y reducir los consumos innecesarios o excesivos. Así, la capacidad de ahorro puede subir de un 5 a un 20 por ciento, incluso”.
Sigue la lista
Teniendo claro los ingresos y egresos domésticos, y viendo por dónde se pueden reducir los gastos, llega el momento de la planificación. O mantener con disciplina el orden que se acaba de hacer. “Es importante el orden para balancear bien tus gastos”, dice Larré, “pero algo más importante es la disciplina de hacerlo y respetar tus ahorros, respetar tu ‘yo futuro’, que algún día necesitará esos ahorros”.
Donde se puede generar un ahorro importante es en la planificación de las compras esenciales, como las del supermercado. Revisar qué es lo que falta, anotarlo en una lista y apegarse ciegamente a ella mientras llenemos el carro en los pasillos. E, idealmente, ir con la guata llena.
“No vayas a comprar mercadería con hambre”, dice Aurora Sepúlveda. “Está comprobado que así compras más y peor”. Un estudio de la Universidad de Cornell, el 2013, demostró que la gente que estaba en ayuno, o se había saltado una comida, no solo compraba más alimentos sino que además eran productos más calóricos y grasosos.
La Contadora también recomienda hacer un menú semanal con lo que se cocinará en casa, tanto para que no falte nada —y no baje la tentación de pedir o comprar comida de afuera— como para que no sobren alimentos que luego se echan a perder.
“Es bueno estar atentas a las ofertas de los supermercados”, agrega Aurora, “saber los días que hacen descuento y aprovechar cualquier rebaja”. En este artículo de Chócale, sitio especializado en servicios económicos, aparecen los días en que las cadenas de supermercados ofrecen mayores descuentos.
Esconder la plata
Si el orden y la disciplina surtieron efecto, ¿qué se hace con lo ahorrado? ¿Cómo evito no gastármelo durante la noche de un día triste en una oferta de AliExpress, o en botellas de un alcohol que beberé solo un domingo en la tarde, viendo capítulos repetidos de Seinfeld (igual no es tan mal panorama?
“Hay que separar la plata”, aconseja Aurora Sepúlveda, “esconderla en otra cuenta a la que nos cueste acceder. Darla por perdida. Hacer como que no existe”.
O, como sugiere Omar Larré, saber que existe pero que tiene otro propósito: enfrentar el incierto futuro.
“Si nunca has ahorrado, el paso más importante es abrir una cuenta de inversión o de ahorro, y poner al menos un peso”, dice. “Suena como algo fácil, pero comenzar a ahorrar es lo que detiene a un gran porcentaje de personas. Si ya estás ahorrando, lo más importante es continuar haciéndolo, ojalá periódicamente, por ejemplo, con algún depósito mensual”.
Larré cuenta que en Fintual tienen un blog de educación financiera, donde una vez publicaron cómo al comprar un café menos al día podías, además de ahorrar, invertir esos 2 mil pesos diarios y juntar mucho para tu jubilación. “Mucha de nuestros usuarios, después de leer eso, programaron un ahorro automático de $2.000 al día”, dice.
Proyectarse
Por último, Aurora Sepúlveda, @lacontadora.cl, recomienda hacer una proyección de lo que serán nuestras vidas y dineros de aquí a seis meses más. “Pensar cómo estaremos en un semestre más, si nuestros ingresos se mantendrán en el tiempo, si seguiremos recibiendo ayudas del Estado, etc. Así sabremos si será necesario ir ajustando más los gastos o si habrá que conseguir ingresos extras”.
Es necesario, dice, ser realistas y conscientes, ya que eso evitará que caigamos en un sobreendeudamiento, escenario que le parece muy peligroso. “Hay que tratar de no contar con las líneas de crédito ni con las tarjetas. Chutear los gastos que se puedan, aunque afecten un poco nuestro estilo de vida. Pero el riesgo de que esas deudas se junten y aparezcan juntas en el mediano plazo es muy grande. El que pueda, que lo evite”.