Ese sentimiento de recibir el paquete tan esperado, que contiene el autorregalo que tanto crees merecer, pero al momento de probarte la prenda terminas viendo a Hulk frente al espejo: la camisa que no se puede cerrar, apenas cruzando entre tu masa —digamos que muscular—, los pantalones transformados en calzas o, peor aún, que no suben más allá de las rodillas. O bien al revés, y la polera que compraste, en vez de ajustarse a tus medidas, parece ser una invitación para cuatro personas a acampar bajo tus narices.
Comprar ropa online puede parecer una pesadilla para quienes se han visto forzados a recurrir a este formato, dadas las restricciones sanitarias impuestas por las autoridades. Sobre todo cuando probarse, ver y tocar las prendas es una imposibilidad. Sin embargo, es importante considerar que hay formas de disminuir los errores y también de solucionarlos. Porque no se trata de un mercado negro que desaparece al momento en que ingresas tu clave bancaria de internet.
Por el contrario, el e-commerce está regulado y muchas de las tiendas online tienen años de experiencia operando y captando nuevos clientes —la personalización parece ser uno de los puntos clave—, logrando además un crecimiento que, durante 2020, alcanzó según los medios los calificativos de “boom” y “explosivo”.
Un informe de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS) muestra que las ventas online registraron un incremento del 55% durante el año pasado, teniendo un peak del 119% en abril, cuando se vivían las primeras cuarentenas. Todo lo contrario a lo que ocurrió con el retail presencial, cuyas transacciones cayeron en un 20%.
“Increíblemente, el año pasado ha sido el mejor que hemos tenido”, cuenta Valentina Bordalí, cofundadora de Ovando, marca chilena creada en 2018 y cuyo fuerte está en la fabricación de jeans. Algo que se repite en otras tiendas independientes de diseño local, como Palosanto, que desde 2015 diseña colecciones que evocan la moda francesa de los 70s, utilizando telas de manufactura nacional.
“Las personas siguen comprando ropa porque les gusta verse bien para ellas mismas, no importa si van a estar encerradas”, dice Tatiana Campos, fundadora de Palosanto, a propósito del alza de compras pese al confinamiento.
Así, las redes sociales y los sitios web se han instalado como las nuevas vitrinas a las que se puede acceder, sin levantarse de la cama siquiera. Y ofrecen a marcas como MO-Store, que en 1997 nació como una tienda física en el Drugstore, ampliar su alcance y comercializar sin límites geográficos.
“Nos compran mucho desde regiones y desde el extranjero”, dice Magdalena Olazábal, creadora de esta marca de diseños autorales para hombres y mujeres, que apelan a la comodidad, lo funcional y lo atemporal, y que desde 2008 cuenta con tienda web.
Consultamos a Bordalí, Campos y Olazábal sobre algunas consideraciones a tener en cuenta al momento de comprar ropa online, de manera que al recibir esa esperada compra, la autosatisfacción sea plena y la culpa por el gasto la menor posible. Se suman a las recomendaciones Matías Letelier, dueño de Below —tienda de ropa unisex, creada en 2015, con un estilo ligado al imaginario skate— y Constanza Moreno, la diseñadora detrás de la marca de calzado local Obras de Mano. Acá sus consejos.
Conocer tu cuerpo
“Es importante conocer su cuerpo, saber qué cortes le quedan bien”, dice Tatiana Campos. La clave está en contar siempre con una huincha de medir en casa, a la que se pueda recurrir al momento de comprar ropa online. De esa manera, se podrá medir la espalda, busto o pecho, cintura y la cadera (alta y baja). Y agrega: “Nunca se debe medir estando vestidos, siempre hay que hacerlo en ropa interior, que es la primera capa”.
La foto sirve, pero no hay que engañarse
Matías Letelier, de Below, comenta que la gente suele preguntar acerca de la talla que está usando la persona que sale en la foto. ¿Sirve? “Sí, sobre todo de referencia, como saber cuánto mide el modelo”, asegura. Algo que, en el caso de Ovando, suelen reforzar detallando la altura de las personas que aparecen en el sitio web modelando sus pantalones.
Sin embargo, Olazábal, de Mo-Store, advierte que no se puede cometer el error de “esperar que lo que se ve bien en una foto se vaya a ver igual en ti”. A modo de ejemplo, dice, “si tienen las piernas muy gruesas o musculosas, ese es un calce regular. Una persona con piernas delgadas puede comprarse un slim fit y le va a quedar bien”.
Algo similar ocurre en el caso de poleras y camisas. “Una persona que quiere estar cómoda, sentada y relajada, no puede comprar slim fit”, dice la diseñadora.
Entender qué marca se está comprando
Olazábal sostiene que si se va a comprar vestuario de procedencia extranjera, es clave fijarse de dónde proviene exactamente. “Si es ropa asiática, las tallas suelen ser enanas. En cambio, la americana es mucho más grande. Tienen hasta doble XL”, advierte. Lo que lleva al siguiente consejo:
No arriesgarse mucho: compra local
La dueña y diseñadora de MO-Store asegura que lo más recomendable es “elegir marcas locales, que diseñan en base a la morfología de los cuerpos nacionales”. A ello se suma el detalle, no menor, de que cuando la compra es en el extranjero, se corre el riesgo de no recibir respuesta en caso de no estar satisfecho con el producto.
No todas las marcas tienen las mismas dimensiones
Cuenta Valentina Bordalí que lo primero que le pregunta la gente que llega a Ovando es si las tallas son “normales, chicas o grandes”. Ella contrapregunta: ¿Cuál es la talla normal? “¡No existe!”, dice. “Cada marca tiene sus medidas”.
“Nosotras tenemos nuestra propia tabla de medida, que construimos en base a 100 mujeres que son clientas. Pero más que decirte cuánto mide el pantalón encima de la mesa, lo que entrega es cuánto da cada talla. Por ejemplo: una mujer que tiene de cintura 60 cm, y otra que tiene 68 cm, pueden usar la misma talla”, explica Bordalí. Hasta ahora, el método les ha funcionado, pues de su más reciente colección solo ha debido responder a cuatro solicitudes de cambio.
Por su parte, Olazábal dice que intenta ofrecer la mayor descripción posible de la prenda en el sitio web de MO. Pero, además, cuenta con una atención especializada por Whatsapp y telefónica para “acompañar la compra”.
Muchas marcas, de igual manera, ofrecen el detalle de sus tablas de medida, que sirve de referencia para los clientes.
Chequear si la prenda es elástica o plana
La materialidad de las prendas es clave para dimensionar cómo será el calce de estas, dice Tatiana Campos. “Una tela plana se comporta distinto a la de punto. La primera sería como una chaqueta de mezclilla, que es rígida. La otra, en cambio, tiene elasticidad, entonces se ajusta al cuerpo, como los body, las calzas o los beatles”, explica.
“Lo ideal es comprar telas con elasticidad, que te permitan moverte”, dice Olazábal. A modo de ejemplo, cuenta que sacaron una línea de pantalones formales de gabardina, llamados Taruca, con un 2% de elasticidad. “Eso hace que, si tienes que estar sentado, no te apriete atrás de las rodillas. Es cómodo, porque se adapta a tu cuerpo”, explica.
Ante la duda, siempre elige la talla más grande
Esto lo puedes repetir como un mantra. “Si te queda más grande, se puede mandar a arreglar. No así si queda más chica”, apunta Campos. Olazábal también recomienda inclinarse por prendas de tallas únicas y oversize. En el caso de Below, esto no suele ser problema, pues los diseños están pensados para ser holgados.
Cambio y devolución
Según los entrevistados, uno de los temores más frecuentes entre quienes recién experimentan con las compras en línea tiene relación con la posibilidad de pedir un cambio del producto o, simplemente, la devolución del dinero en caso de que éste presente un problema. Matías Letelier es tajante al asegurar que la posibilidad siempre está: “No es que te vayas a casar con el producto cuando lo compras”, dice. Y apunta a que, en ese aspecto, “el desafío de las marcas es tener un buen servicio de posventa”.
“Intentamos ser lo más flexibles que podemos cuando un cliente pide un cambio. Y los tenemos bien regaloneados, porque, cuando son de Santiago, vamos directo a su domicilio, a costo nuestro, le llevamos la nueva talla y nos llevamos la que no les quedó bien”, comenta Letelier.
En caso de comprar zapatos
Constanza Moreno lleva cinco años fabricando zapatos para mujeres y hombres bajo la marca Obras de Mano. Forma parte de una generación de zapateros que rescató la manufactura del calzado a nivel nacional. “Junto a tiendas como Bestias, Camille o Polca Zapatería”, sostiene.
Al momento de comprar zapatos, recomienda fijarse siempre en el largo y ancho del pie. “Se mide desde la punta del dedo gordo hasta el talón. Y el ancho en relación a la planta del pie”.
Actualmente trabaja con sistema pre-order, el que permite personalizar el zapato que se quiere comprar. De esta manera, quien tiene un empeine más ancho, por ejemplo, puede pedir que esto se considere al momento de manufacturarlo.
Diferenciar emprendimiento de retail
Bastante agua ha pasado bajo el puente desde que Adán y Eva cometieron el pecado original, llevando al humano a ocupar ropas para apaciguar el pudor. O desde que los homínidos ocuparan piel de animales para soportar el ambiente paradisíaco que ofrecía la Glaciación. También desde que la Revolución Industrial abriera la posibilidad de la producción masiva y la comercialización de vestimenta a un precio accesible no sólo para la aristocracia.
Pero menos tiempo llevamos desde que la tecnología trajo nuevas posibilidades para el comercio, derribando las barreras que el espacio y el tiempo suelen imponer a la venta física. Se está, entonces, en medio de una especie de revolución que ha permitido el acceso y la visibilidad a pequeños emprendimientos que, a diferencia del retail, trabajan a baja escala de producción. “Traemos de vuelta el valor del oficio, la combinación entre el trabajo del artesano y el diseño”, dice Constanza Moreno. “Es importante que la gente entienda el valor que hay en eso y que detrás de cada producto hay un trabajo y un esfuerzo mayor”, agrega.