Obligados por el encierro, no deben ser pocos los que han fijado su vista, antes distraída en las desventuras del mundo exterior, en los desagradables detalles de su entorno más inmediato: la opaca mesa de centro, el descascarado barniz de la puerta o el triste aspecto del velador, muebles que seguramente, y por muchos años, no han recibido más cariño que el semanal azote de un apurado paño viejo.
Una repisa de fierro y vidrio o un marco de bronce solo necesitarán del químico apropiado y algo de fuerza en los brazos, ¿pero qué hay de la madera? ¿Una buena cantidad de lustramuebles es suficiente para revivir —y luego mantener— el maltratado comedor de pino?
“El lustramuebles es veneno”, dice José Tomás Guzmán, mueblista y socio de Muebles Barquillo, emprendimiento que diseña y elabora proyectos en madera. “Yo soy amigo de los lustramuebles”, opina, en cambio, Diego Moreno, “rescatador” en Muebles Pura Sangre. ¿Cómo es la cosa?
Cada uno, desde su rincón —uno un constructor de muebles y el otro un restaurador—, entrega distintos consejos para cuidar la madera, pero ambos coinciden en una cosa: que los chilenos, como habitantes de un país maderero, debemos mejorar nuestra relación con este material.
¿Barniz o no?
Antes de recomendar nada, Guzmán dice que el mundo de la carpintería, y por lo tanto de la madera, es muy amplio, y que hay un abanico infinito de trucos y cuidados según la terminación y material que se hayan usado. En Muebles Barquillo trabajan principalmente con pino oregón, una madera que se usa en muchos productos, y para ella, en vez de barnices sintéticos, recomienda aplicar ceras naturales.
“Es lo mejor”, dice al teléfono desde Matanzas, donde tiene su taller. “Imagínate que la madera fuera una peluca, llena de pelos muy pequeñitos: mientras el barniz tradicional lo que hace es ponerle como una laca superficial, que deja todos los pelos tiesos, la cera vendría siendo como un acondicionador, que penetra en estos pelos, mientras los protege y embellece”.
Hay varios métodos artesanales, como aplicar cera de abeja, aceite de linaza o incluso de oliva, pero el producto que a Guzmán más le satisface, y que se puede obtener en casi cualquier tienda, es el impermeabilizante Sol & Lluvia.
Impermeabilizante Sol & Lluvia ¼ de galón
“Es al agua, limpio, no tóxico, amigable, hecho en Chile y tiene poca huella de carbono”, describe el hombre de Muebles Barquillo. “Yo lo uso en mis terminaciones y funciona muy bien, tanto para interior como exterior”. Su gracia es que consigue entrar en la madera y protegerla tanto de los rayos UV como del agua. “La hace hidrófuga”, explica, “es decir, que repele la humedad”.
Para aplicarlo, Guzmán recomienda raspar antes la madera —”con una lija al agua, mayor a 200 (o sea, bien fina)”— y luego, cuando el barniz o la pintura antigua hayan salido, ponerlo según las instrucciones.
Para resultados más exigentes, o superficies que tienen más tránsito, como el mesón de la cocina o la mesa del comedor, José Tomás Guzmán también usa el aceite-cera alemán Osmo, hecho a base de productos naturales. “Es un aceite que regenera la madera”, dice, pero su gran rendimiento también lo hace más caro.
Aceite-cera para madera Osom Topoil 500 ml
Diego Moreno, socio de Muebles Pura Sangre —donde recuperan y restauran muebles antiguos—, no es tan contrario de los barnices tradicionales. “Una buena barnizada, aunque hecha por un profesional, debería durar unos diez años”.
Pero en casa, dice, también uno puede hacer una revitalización del mueble. “No hay que tenerle miedo a los tutoriales”, agrega. “Hay algunos muy buenos y haciendo se aprende. Esa, además, es una excelente manera de conocer tu mueble, de agarrarle cariño y finalmente admirarlo, todas cosas que no pasan con la cultura de lo desechable”.
“No hay que ser artista para arreglar un mueble, y de toda la gente que he inducido en esto”, dice, “no conozco a nadie al que le haya cargado”.
Para eso, recomienda tener los siguientes materiales: prensas (“para apretar las partes que peguemos con cola fría”), una jeringa (“para aplicar la cola con precisión”), y una pulidora, herramienta que se puede obtener adaptando una lijadora.
“Si es para usarla en la casa, cualquier sirve”, dice Moreno. “Pero la Makita funciona bastante bien”.
Lijadora orbital eléctrica Makita
“Una vez lijada muy finamente la superficie, sugiero el barniz en spray Rust-Oleum —que tiene distintos tonos—, muy fácil de aplicar y que luego solo requiere pasarle lustramuebles para mantener el brillo y la protección”.
Barniz poliuretano en spray Rus-Oleum 312 grs
Mantención
Una vez barnizada (o aceitada), ¿cómo mantenerla? Si se usaron los productos o ceras naturales sugeridos por José Tomás Guzmán, no hace falta más que limpiarla con un paño cada vez que sea necesario.
“Esos productos impiden que las manchas penetren profundamente”, explica. “Si sobre una madera nueva se te cae aceite, por ejemplo, verás cómo esta lo absorve rápidamente. Pero con las ceras naturales, o el impermeabilizador Sol & Lluvia, la mancha solo quedará en la superficie”.
Ahora, si la mancha consigue ser persistente, lo que Guzmán sugiere es usar tres números de lija (como el 200, bien fina), y raspar largo y suave en favor de la veta, hasta que salga la suciedad. Luego, rellenar con el mismo producto. “El lijado debe ser largo, para no guatear la madera”.
Diego Moreno, en cambio, se queda con el lustramuebles de toda la vida. “Son fundamentales”, dice. “Le recuperan la frescura al mueble, le reflota las propiedades”. ¿Alguna marca? “Son todas similares. El secreto, en realidad, está en el paño. Debe estar limpio y ser suave. El lustramuebles hay que aplicarlo cuando el mueble lo pida, cuando se vea opaco o sucio, pero no todos los días”.