Hace casi cinco años, mi madre, una persona extremadamente alérgica, fue de visita al departamento que en esos años yo compartía con amigas universitarias. Llegó a eso de las seis de la tarde. Dos horas después, se “le cerró la garganta”, o eso era lo que intentaba decirme con un hilo de voz: era como si estuviese ahogada. Su cara era fucsia y su expresión de desesperación, que sigue grabada en mi mente, era tal que corrí a una farmacia a comprar el medicamento al que recurre en caso de crisis.
Ella vive en Punta Arenas y cada vez que visita Santiago se le desata la alergia. Pero a la mala calidad del aire, la sequedad del ambiente y la cantidad de polen que circula en estas fechas, ahora hay que sumarle otro factor: el encierro pandémico, que puede agravar los síntomas.
“El confinamiento hizo que mucha gente estuviera metida entre cuatro paredes por tiempos largos, que añadido al clima frío, hace que la ventilación de las habitaciones y la casa disminuya”, comenta Jorge Bahamondes, otorrinolaringólogo de Clínica Indisa. “Eso hace que se acumule polvo y que la concentración de alérgenos, que siempre están, se acentúe”.
Este invierno, con los inusuales calores y la poca lluvia, la primavera parece haberse adelantado y con ella los problemas para los alérgicos. Bahamondes, al menos, ha recibido más pacientes con estos problemas que en años anteriores, aunque para Pablo Raby, inmunólogo de la Clínica Santa María, esto es relativo. “Hubo un adelanto de la polinización de algunos árboles, pero no es que esto sea muy claro„ porque las fechas de polinización varían entre año y año”.
“Pero esta temporada, por los calores de julio, pudo haberse adelantado un poco”, dice. “Llegan pacientes preguntando sobre alergia estacional, pero normalmente hay algunos que son alérgicos a árboles que empiezan a polinizar en agosto”, agrega, y ejemplifica con el más polémico de todos: el plátano oriental, una especie que “normalmente empieza a brotar a fines de agosto”.
¿Por qué se activan las alergias?
“Las alergias pueden aparecer a cualquier edad o momento de la vida”, dice Pablo Raby, quien además es miembro del directorio de la Sociedad Chilena de Alergia e Inmunología. “En parte hay determinaciones genéticas que nos hacen ser de mayor o menor tendencia a desarrollar alergias, como un niño que tiene padres alérgicos; es mucho más probable que él también lo sea durante su infancia en comparación a un niño que no tiene ese antecedente”, analiza.
Así como está la predisposición genética, también existen factores externos que pueden incentivar a que las alergias se activen. Raby menciona que en varios estudios del últimos tiempo “ha habido un aumento en la temperatura promedio a nivel global, y eso se ha correlacionado con un aumento en la intensidad de la polinización de las plantas que pueden producir alergia y como también del tiempo en el cual polinizan”.
En la Fundación Nacional de Educación Ambiental (NEEF) de Estados Unidos, destacan que “los niveles elevados de dióxido de carbono han dado lugar a una fotosíntesis reforzada, haciendo más grandes a las plantas productoras de polen”, por lo que “plantas de mayor tamaño producen más polen, lo que genera una mayor cantidad de proteínas alergénicas”.
“Factores como la contaminación ambiental pueden hacer que los pólenes sufran cambios que los hagan ser más proclives a crear una reacción alérgica”, comenta Raby. En la NEEF detallan que “el aumento de las temperaturas ha contribuido a un cambio en la distribución geográfica del polen”.
Por otro lado, durante la pandemia varias personas han adoptado perros y gatos para acompañarse en el encierro. Sin saberlo, a varios se les han activado alergias relacionadas a la caspa de estos animales. “Independientemente de que su casa, habitación o departamento sean pequeños, hay personas que han adoptado mascotas y han tenido una cercanía mayor que cuando uno circula libremente”, complementa Bahamondes.
En cuanto a la caspa de gatos y perros, estas son células animales que están muertas, pero de igual manera “tienen proteínas y elementos bioquímicos propios de una célula, una entidad genérica viva”, expresa. Al inhalar este alérgeno, estos llegan a la nariz y así a la mucosa respiratoria, lo que provoca en varios la reacción alérgica.
¿Cuáles son las alergias más comunes?
Aquí depende de la edad. “En los niños, sobre todo en los primeros años de vida, son las alimentarias”, cuenta Raby. En los adultos, en cambio, “son las respiratorias ambientales”.
En cuanto a la realidad nacional, las más comunes aquí son las alergias a los pólenes. En climas más tropicales, es común que las personas tengan reacciones alérgicas a los ácaros. Para Tamara Pérez, inmunóloga de Clínica Biobío, en este periodo pandémico han aumentado las consultas “desencadenadas por alérgenos de interior, como los ácaros del polvo y la caspa de las mascotas”, considerando que las personas han pasado más tiempo en sus casas.
“Las enfermedades que tienen relación con alérgenos exteriores, como los temas de polinosis, rinitis, conjuntivitis o asma desencadenada por polen, malezas y árboles, han mostrado una disminución en su expresión de síntomas y signos por la misma razón: los pacientes han permanecido con menos contacto en la naturaleza”, analiza.
Hablemos de tratamientos
Bahamondes explica que hay tres formas de clasificar los tratamientos para enfrentar a las alergias.
1. Los tratamientos curativos
Son aquellos donde se administra cantidades del alérgeno en dosis pequeñas para provoca la reacción y así aumentar gradualmente la tolerancia a éste. “De manera que cuando más adelante, se enfrente con el alérgeno, la respuesta no sea exagerada”, respalda el otorrino.
“Este tratamiento tiene algunos inconvenientes, porque tiene mejor pronóstico cuando eres alérgico a uno o dos elementos, pero cuando eres alérgico a múltiples cosas, se hace más difícil esa tarea”, explica el especialista, advirtiendo que el proceso puede ser largo. “A veces son años en los que debes ir a las citas y pierdes tiempo. Suelen ser engorrosos y lo peor es que es caro: porque además del pago de los insumos, está el pago de las consultas, los traslados y el tiempo que tienes que ocupar”. Y según él, no hay muchas garantías de que el alérgico se mejore.
2. Los tratamientos preventivos
Aquí depende mucho del propio paciente: “uno como médico le encarga que se fije bien en qué circunstancias, bajo qué elementos, en qué lugares y con qué alimentos se le desencadenan las crisis, de manera que al futuro no se repitan”.
3. Los tratamientos sintomáticos
Aquí los especialistas “tratan de aliviar los síntomas que tiene la persona que está consultando”. Generalmente se recurre a los antihistamínicos, que son medicamentos que tratan las reacciones de las alergias, bloqueando el efecto de la histamina. “Uno como médico tratante ‘juega’ con esas combinaciones”, añade Bahamondes, y “si se tiene una buena experiencia con un medicamento, lo va a usar más que otro, pero va dependiendo de cada paciente”.
Los medicamentos pueden ser de acción sistémica, que son “cuando uno los ingiere y actúan en todo el cuerpo”, o “de acción local, como son los inhaladores”, los que a veces pueden contener corticoides y que generalmente son de uso prolongado para que causen efecto.
Entendiendo los antihistamínicos
Estos medicamentos pueden ser clasificados según su acción. Aquellos que son de respuesta rápida, por lo general sirven para las crisis, porque funcionan de forma intensa y veloz. Su principal desventaja, según Bahamondes, es que “habitualmente tienen corticoides, así que no pueden usarse por tiempos prolongados”.
Los medicamentos de acción lenta no funcionan para las crisis, sino que son de uso sistémico. “Para que sirva, tiene que ser consumido de forma regular, porque empieza a hacer efecto a las 48 horas”, agrega el otorrino. “Alcanzan una meseta que se mantiene solo en la medida en que se siga usando el medicamento”. Esto quiere decir que si estás en el campo, tienes una reacción alérgica y te tomas una loratadina, probablemente no te provoque nada: para que funcione, debe ser administrada día a día para mantener la meseta.
“Los antihistamínicos son medicamentos de venta libre y la verdad es que son bastante seguros”, respalda Raby, siempre y cuando “se usen con la dosis indicada, que generalmente es un comprimido al día en adulto”.
Los anthiestamínicos también pueden clasificarse según su generación: los de primera —como clorfenamina y hidroxicina—, que son de venta libre, “tienen algunos efectos adversos, como la somnolencia, que puede ser relevante, por ejemplo, en un paciente que lo ingiere y tiene que conducir”, apunta Raby.
Los de segunda generación —que son los más nuevos— normalmente no causan somnolencia y son seguros de usar. “Si la persona tiene síntomas leves, que son controlables con ese tipo de medicamento, no veo problema de que los usen por su cuenta, pero ojalá que sean los que no provocan sedación”, añade el inmunólogo.
Cuidados y consideraciones
Desinfectantes
Pedro Mardones, director médico del Centro del Alérgico, comentaba meses atrás de las consecuencias del excesivo uso de desinfectantes durante la pandemia, lo que podría tener un efecto en las reacciones alérgicas. “Un 9% de las personas tienen alergia a las esporas de hongos, pero si ves manchas de humedad en alguna parte, es probable que estén provocando efectos respiratorios o de otro tipo. Eso empeora cuando las personas tienen bajas defensas o algún problema en los bronquios o senos paranasales”, nos explicaba el especialista.
Pueden “jugar un rol agravante de las enfermedades alérgicas, porque en su mayoría son productos muy irritantes tanto para las vías respiratorias como para piel y mucosas”, agrega la inmunóloga Tamara Pérez.
Limpieza
Lo primero es aspirar con frecuencia con una máquina con buen filtro, pues eliminan ácaros, polvo y caspa de animales. En el caso de los hongos, estos aparecen donde hay goteras o filtraciones, como también en los baños por la acumulación de humedad. Apenas aparezcan estos indeseados, se debe limpiar con productos destinados a su extinción. Otra sugerencia de Mardones es impermeabilizar las paredes y techos del baño con pintura antihongos.
“Los ácaros generan una de las alergias más comunes”, complementa Pérez, por lo que es imperativo “tener una casa aseada, con la menor cantidad de polvo posible y que ojalá que este aseo se haga con paños húmedos”.
Ventilar a ciertas horas
Ya lo mencionamos antes: al haber más polen, éste se propaga con las corrientes, por lo que Raby sugiere mantener los ventanales cerrados de la casa o departamento durante todo el día y “ventilar durante momentos acotados, como por ejemplo durante una hora en la mañana”, manteniendo el resto de la jornada las ventanas y ventanales cerrados.
Ducharse al llegar a la casa
Si eres una persona alérgica —sobre todo al polen— un buen consejo en época de polinización es ducharte cuando llegues a casa, “porque uno puede quedar con mucho polen encima del cuerpo y eso después provoca problemas en la noche”, añade Raby.
Usa anteojos para salir
Para pacientes que tienen síntomas oculares, Raby les recomienda el uso de anteojos o gafas, “para evitar el contacto directo del polen con la mucosa ocular”. También les sugiere “andar en auto con los vidrios cerrados y limpiar el filtro del aire del auto”.
Cumplir con las indicaciones médicas
“Siendo la rinitis alérgica un cuadro crónico, de larga evolución, es importantísimo que el paciente maneje un mínimo de información, porque va a convivir con esto durante mucho tiempo”, comenta Bahamondes. Es necesario que el alérgico confíe en el médico tratante, porque “solo así van a seguir en el tratamiento e indicaciones”. “Si hay confianza, el paciente cumple, entiende y acepta”, dice.