Se fue el verano, llegó el otoño y, con él, las mañanas cada vez más frescas. El termómetro bordea los 10 grados cuando amanece en la Zona Cental, y sitios como Meteored ya pronostican las primeras lluvias de la temporada: atención al martes y miércoles de la próxima semana.

Más de alguien habrá reforzado a esta altura la ropa de cama con frazadas y plumones gruesos. Así como también no falta quien esté tentado a sacar del olvido su estufa regalona, esa que el año pasado, en tantas ocasiones, lo salvó de la hipotermia mientras le daba al teletrabajo.

Pero antes de que cometas ese error —porque eso es, un error y garrafal en esta época del año—, dejamos algunos tips entregados por expertos en construcción y eficiencia energética. Porque alternativas de sistemas de calefacción hay por montones y para todos los bolsillos, pero la idea es no recurrir a ellos cuando la solución puede ser aún más práctica y esencial.

Sellar las filtraciones

Lo primero es chequear el estado de la “cáscara envolvente” de la casa, sostiene Gabriela Sabadini, jefa de proyecto del área técnica de Chile Green Building Council, una corporación global cuyo objetivo es fomentar la sustentabilidad.

¿A qué se refiere con cáscara envolvente? A que no hayan filtraciones en ventanas, puertas e, incluso, muros que dan hacia el exterior, por donde se cuela el descortés aire frío de las mañanas.

Estas se originan “por una mala construcción, o porque un temblor o terremoto desencajó algo”. Pero independiente de los motivos, explica la arquitecta e ingeniera industrial, ahí es cuando se producen puentes térmicos por los que entra el aire.

“Esto es como limpiar las canaletas antes del invierno, para que no se te inunde la casa”, compara el arquitecto Patricio Larraín. Para sellar, una de las soluciones de mayor impacto, y al mismo tiempo más económica —aseguran los entrevistados—, es el uso de la silicona, una sustancia de fácil manipulación, que suele tener buena adherencia a diversas superficies, como cerámicas, metales, baldosas, vidrios y aluminio, entre otros. Y se puede encontrar en cualquier ferretería.

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Como dice Sabadini, “puedes tener el mejor sistema de calefacción, el más eficiente, pero si se te escapa el calor por una rendija, no te sirve de nada”.

Aprovechar el sol de la mañana

Si tu hogar sólo tiene orientación sur, es probable que poco te servirá este consejo. Para el resto, dice Patricio Larraín, entender la relación entre el recorrido del sol y el lugar en el que se vive es una de las consideraciones fundamentales.

“El sol de la mañana es el que más tenemos que aprovechar. Hay que preocuparse de que las ventanas que dan hacia el oriente, que es por donde éste aparece, tengan las cortinas abiertas y mantenerlas así mientras haya luz solar. Si hace algo de calor, abrir también las ventanas, para que ese sol entre en la casa”, agrega.

Así, la clave está en abrir y cerrar ventanas en la medida que el viejo Ra —como se le denomina en la mitología egipcia— circunda hacia el poniente los cielos del territorio nacional.

Larraín compara este ejercicio, que se beneficia del “efecto lupa” que se produce cuando el sol da directo a los vidrios, con lo que puede ocurrir en el interior de un auto. “Si te quedas encerrado con las ventanas cerradas, te carbonizas. Y eso lo evitas abriéndolas. Lo mismo pasa con una casa”.

La académica de la Escuela de Ingeniería Civil en Obras Civiles de la Universidad de Talca, María Luisa Del Campo, concuerda respecto a la importancia de saber utilizar la energía solar. Y recomienda que, en caso de estar rediseñando el jardín —o si se está pensando en hacerlo—, “preferir arbustos de hoja caduca —los que pierden sus hojas durante el otoño—, para no tapar la entrada del sol”.

Una recomendación similar hace Larraín para quienes instalan sombreaderos en el patio durante el verano: “no olviden sacarlos para el invierno”.

Ventilar estratégicamente

La ventilación del hogar es parte de esas tareas domésticas que se aprenden en la infancia. “Se trata de barrer el aire, de renovarlo, pero no de perder temperatura”, explica Del Campo. Es clave también para desinfectar el entorno, más aún en el actual contexto sanitario.

Sin embargo, ¿cuántos lo hacemos de manera estratégica, considerando el recorrido de oriente a poniente del sol? En general, no muchos, ya que la mayoría sólo ventila mientras hace el aseo, algo que se suele realizar a primera hora de la mañana; y luego, se abren y cierran las ventanas azarosamente durante el día.

Del Campo plantea que “si se pudiera retrasar un poco la hora del aseo —y ventilación—, para cuando no haga tanto frío, podría ayudar a que no se enfríe demasiado la casa”.

Aunque depende de la cantidad de integrantes que haya en el hogar, se recomienda ventilar tres veces al día, por unos diez minutos. Si se hace de forma cruzada —permitiendo el ingreso y egreso del aire desde un extremo a otro en distintos sectores de la casa—, bastan cinco minutos. “La idea es distribuirlas en las 12-16 horas que uno está activo”, agrega la también directora del Centro Tecnológico Kipus, cuya investigación se centra en la eficiencia energética.

Aíslar térmicamente

“Una casa mantiene su temperatura según la capacidad que tengan los elementos que la conforman de conservarla”, dice Del Campo. Las paredes, el piso, los muebles, las alfombras, las cortinas, todo va acumulando calor durante el día, contribuyendo a la sensación térmica. El desafío está, entonces, en mantenerlo acumulado en el interior.

Las ventanas termopanel han ganado terreno en las últimas décadas, ya que además de contar con propiedades de aislación térmica —que permiten disminuir el gasto en electricidad y gas—, son una solución también para reducir los ruidos exteriores. Su valor varía según el tamaño; sin embargo, son sumas que se pueden considerar como “una inversión”.

Pero si no se cuenta con los recursos para invertir en ventanas termopaneles, existen otras alternativas más económicas. “Las cortinas de doble forro o las térmicas ayudan mucho”, dice Larraín. “Así se genera una capa adicional en el lugar más vulnerable, que es donde están las ventanas”.

Utilizar postigos y/o persianas exteriores, cerrándolos una vez que el sol haya cambiado de orientación, también ayuda, según Del Campo.

Para aislar puertas y ventanales que dan hacia el exterior, el burlete —un tiro de tela o goma— aparece como una alternativa sencilla, económica, y que suele estar disponible en toda ferretería.

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Otros refuerzos de aislación térmica son la lana de vidrio o lana mineral, también el poliuretano proyectado, que sirven de revestimiento para hogares que, por ejemplo, cuentan con entretecho. Eso sí, Gabriela Sabadini advierte que la instalación de este tipo de materiales debe hacerse “de forma cuidadosa”, para que garanticen una aislación continua. “De lo contrario, al descontinuarse, aparecerá el puente térmico por donde se escapará el calor”.

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Que tu smartphone sea un aliado

Del Campo dice que lo ideal es que la temperatura ambiental durante el otoño-invierno sea de 19 o 20 grados. Por ello, aconseja poner atención a lo que ocurre en el exterior. Una vez que el termómetro marque dichas temperaturas durante la tarde, será hora de cerrar las ventanas.

En otros tiempos, este seguimiento requeriría de un esfuerzo titánico. Pero dios salve el alma de los Steve Jobs de este mundo, porque ahora el celular hace ese trabajo por nosotros: solo basta con apoyarse en la aplicación del clima en el celular, que viene preinstalado en casi todos los smartphones.

Los artefactos liberan calor: aprovéchalos

“Acá se trata de aprovechar la energía pasiva, en el sentido de que no se está enchufando nada para calefaccionar el hogar”, dice Larraín. Él apunta a sacar el mayor provecho posible del uso de electrodomésticos, como el refrigerador —que para enfriar, necesita liberar calor—, para acumular energía térmica.

“La secadora, por ejemplo, es una estufa. Así que cuando se esté ocupando lo ideal es tener abierta la puerta de la logia o espacio donde se encuentra, para así obtener un beneficio adicional”, ejemplifica.

Sabadini explica que este provecho extra que se consigue de algunos artefactos es una práctica muy común en zonas rurales y del sur del país. “Es algo bien arraigado en el sur que la cocina sea el centro que le otorgue calor a toda la casa”.

Es imprescindible, de todas maneras, ventilar adecuadamente los espacios donde se encuentran estos artefactos, de manera de evitar accidentes.

Soluciones caseras

Si no está en tus planes gastar un peso en reforzar la aislación térmica de tu hogar, existen otras alternativas. “Se puede ocupar papel de diario o masking tape en los vidrios para las noches más heladas”, dice Larraín. “Hay quienes utilizan toallas para cubrir las rendijas de ventanales, en especial las que son más viejas, como de madera o fierro”, agrega.

Puede, además, que haya espacios de la casa que se ocupen más durante el verano y menos en invierno, o viceversa. “Esos espacios pueden clausurarse un poco en la época de frío y habilitarlos más para cuando vuelva el calor”, propone el arquitecto.


*Los precios de los productos publicados en este artículo están actualizados al 16 de abril de 2021. Los valores y disponibilidad pueden cambiar.