Actualizado el 16 de marzo de 2023.

Hace un buen rato que los pasillos de supermercados dedicados a las cajas de diversas leches vegetales son más amplios y largos. El público que lleva una dieta vegana ha crecido considerablemente, y otros, a partir de la crisis climática, han tomado consciencia de que usar productos de origen animal, más que nutrirlos a ellos, sólo alimentará las terribles condiciones medioambientales de las que ya somos víctimas. Existen también los intolerantes a la lactosa, que ven en estos productos un sucedáneo amigable para cortar el café o hacer un batido.

Como sea, las leches vegetales se han hecho cada vez más populares en nuestro país. Ya no sólo marcas extranjeras sino también locales están haciendo su producción. Es el caso de Vilay, que en 2018 proyectó que 2 de cada 10 personas estarían consumiendo bebidas vegetales en nuestro país para el 2020.

Personalmente, dejé los lácteos hace un buen rato, porque no estaba de acuerdo con las condiciones en las que los animales, en este caso las vacas, dan leche. No estaba pensando en el calentamiento global, ni en el activismo: un día solo miré a mis perros —tengo cuatro— y pensé que entre ellos y las vacas no hay diferencias. Ya no comía carne y no sentí más ganas de comer leche ni queso (también hay reemplazos veganos y muy ricos). Bajo ese argumento, me alejé de los lácteos, sin titubear. Efectivamente, solía acompañar el café, los cereales o incluso hacer recetas de repostería con leche, pero me las arreglé con estos sucedáneos de origen vegetal, y no la eché de menos ni tuve abstinencia. Sí se puede.

Cómo las probamos

Sometimos siete leches vegetales distintas, todas adquiridas en tiendas con alcance nacional, a temperaturas altas, las mezclamos con café, con cereales, en batidos con fruta y el clásico de muchas onces en Chile: el plátano con leche. Las características que tuvimos en cuenta fueron la textura, el olor, el color y por supuesto el sabor. Y aunque hay leches vegetales que pueden superar los 4 mil pesos, acá ninguna cuesta más de 3 mil el litro. Ese es un dato importante.

¿La ganadora? Si alguien extraña mucho el sabor de la leche y busca un sucedáneo, la Not Milk es la respuesta. ¿Mi favorita? La Orasí de soya, que viene en versión azucarada o también sugar free.

Elección Práctico: Not Milk

La Not Milk (de la marca chilena Not Co) tiene todo para ser la opción favorita de las viudas y viudos de la leche animal. Su sabor es casi idéntico a la de vaca. De hecho, los veganos que conozco, y que no eran fanáticos de la leche antes de dejarla, odian este producto, porque se asemeja demasiado a la verdadera: es muy blanca y muy densa.

A simple vista, no hay diferencias. Alguien desprevenido podría no darse por enterado de que está siendo engañado con una mezcla de repollo, proteína de arveja, piña y hasta aceite de coco. Su parecido, para quienes no la han probado, es muy similar a las leches semidescremada de las cajas convencionales. La mejor forma de tomarla es helada.

Por sus ingredientes, el olor resulta un poco dulzón. Ahí se nota la piña, de manera muy disimulada, quizá el único momento en el que uno puede sospechar de que no es leche de vaca. Al calentarse en una olla, la Not Milk no cambia su composición ni sabor, por lo tanto es perfecta para armar salsas y aliños. Su contra: a diferencia de otras, no se puede hacer mayonesa.

Como esa escena de Ratatouille, en la que el crítico gastronómico tiene un flashback a su infancia luego de probar un plato; lo mismo me pasó a mí cuando mezclé la Not Milk con plátano. Excelente servicio. La textura es grasosa, espesa y queda con espuma. Me sentía devuelta en los años 90, mientras veía Doraemon en tv abierta después del colegio, acompañando la leche con plátano de una marraqueta con queso.

Con el café, en cambio, esta bebida se corta un poco y no se produce ese característico colo café con leche. El consejo para una mejor reacción es calentarla antes y mezclarla de a poco, sin tirar el chorro directo a la taza. También funciona perfectamente para comer con Chocapic o cualquier otro cereal dulce.

Not Milk Original 1 lt


Favorita personal: Orasì de soya

La Orasì —marca italiana que hace sus bebidas con soya cultivada en ese mismo país— no sabe a leche, pero sí tiene esa consistencia un poco grasa y de alta densidad. Es completamente versátil, porque al igual que la Not Milk —aunque esta sí tiene sabor al grano de soya—, no es empalagosa y sirve para hacer repostería e, incluso, para realizar yogur en una yogurtera, como lo comprobé en la Yogurt Maker digital de Oster. Dicen mis cercanos entendidos que también se puede hacer lactonesa con ella, pero no puedo dar fe de eso.

Es la única leche de este listado que no corta el café, sino que, por el contrario, le da una consistencia cremosa. Su olor es muy agradable, y a diferencia de otras bebidas de soya, esta realmente podría tener el rótulo de leche, porque no es aguada. Por lo mismo, funciona perfecto para hacer smoothies y mezclarla con frutas o incluso en batidos con verduras.

Además, sobre todo para la gente que lleva una dieta sin animales, Orasì de soya viene fortificada con vitamina D y B12. Y sus ingredientes principales son agua y semillas de soya, además azúcar de caña (en el caso de la que viene azucarada) Según el envase, además de ser vegana, no contiene gluten y tiene la rotulación de “NO GMO”.

Bebida de soya Orasí 1 lt


Una buena sorpresa: Sow de chía

¿Una bebida vegetal de chía? No me lo imaginaba. Creo que la chía queda bien en el yogurt o en panes con otras semillas, por ese efecto crocante que produce al morderla, pero nunca ha destacado por ser muy sabrosa. Sin embargo, en esta bebida tiene un gusto dulce, una contextura espesa y resulta bastante saciadora, aunque sólo tiene 42 calorías por porción.

Con el café funciona perfecto; es más, le agrega un sabor extra, casi chocolatoso. Es una excelente idea como una especie de “gustito”, pero no si lo que se busca es algo que derechamente reemplace a la leche. Por su rico sabor, también se comporta bien en batidos y frutas. Pero repito: no es un sucedáneo de la leche como tal.

En su envase hay sellos que dicen que no contiene soya y que también es libre de gluten. Una buena receta: esta bebida fria, con frutos rojos y una cucharadita de mantequilla de maní, hacen un perfecto postre.

Bebida de chía Sow 1 lt


La almendra decepciona

Lo he intentado muchas veces, pero el sabor de las leches de almendra nunca me convence. Siento que tiene un gusto ahumado, como si se les hubiera pasado la cocción. Sin embargo, la marca Great Value trae una opción canadiense que tiene 28 calorías por porción (la que no está endulzada con azúcar), y su textura, al venir de un fruto seco, sí consigue ser grasosa como la leche de vaca. Pero su sabor no es disimulado, sino que bastante fuerte.

A diferencia de otras bebidas de almendra, esta no es aguada y funciona en batidos, pero no en el café. Ni lo intenten en casa. Se corta —a menos que se use el tip de calentar la leche por separado, pero no siempre hay tiempo para eso— y le da al café ese sabor ahumado que ya mencioné.

Sus ingredientes principales tampoco me convencen mucho, aunque la caja diga que es “orgánica”: está hecha principalmente con agua filtrada, base de almendra en agua y almidón orgánico de tapioca. También trae zinc, D2 y B12. Pero la recomendación es dejarla pasar.

Bebida vegetal de almendra Great Value 946 ml


Coco y arroz, las últimas de la fila

La mejor leche de coco que he probado, porque cumple con todas las otras categorías de sucedáneo de leche de vaca —aunque se corta con el café igual— es la Coconut Dream, pero sobrepasa los 3 mil pesos el litro. No hay bolsillo vegano que aguante. Sin embargo, la marca chilena Vilay tiene sus versiones. Sus sabores no son malos, aunque un poco sintéticos. Sobre todo la de coco, no así la de arroz.

Además, hay que agitarlas mucho antes de abrirlas; sino sale una sustancia acuosa separada del suero. En el café no funcionan y en los smoothies tampoco, porque efectivamente es como tomar agua saborizada. No me dejaron satisfecho. Tienen otras versiones chocolatadas que no probé, pero en cuanto a su consistencia, no pasaron la prueba. Lo positivo: son las más baratas de la lista y no superan los 2 mil pesos. Y tienen sus versiones sin azúcar también.

Bebida de coco Vilay 1 lt


Bonus track imperdible

Siguiendo con los recuerdos de infancia, tengo una imagen vívida de mí en sexto básico, arrastrando una mochila a ruedas, con la lonchera colgando y una cajita de leche chocolatada que hacía sonar hasta que no le quedara una gota. Así como en el comercial.

Loncoleche no hace tanto sacó su versión de bebidas vegetales, y la de soya con sabor a chocolate es prácticamente igual a la clásica de su marca. La probé en el café y fue como hacer un mocaccino vegano, la mejor decisión que tomé ese día y que repetiré toda la semana. Su cuerpo también es espeso, graso, muy parecido al de la leche animal. Vale la pena probarla y me declaro un nuevo fanático de este producto.

Bebida de soya chocolatada Loncoleche 1 litro


Finalmente, siento que de todas las opciones vegetales, la soya en cualquiera de sus formatos es la más versátil. No sólo para saciar el hambre en un vaso, cuando no queda nada qué comer, sino también para hacer cosas más elaboradas en la cocina. Eso sí, se abre con ella otro debate que arde en foros de veganos: muchos dicen que su producción resultaría casi tan dañina para el medioambiente como la del ganado, y que su consumo potencia distintos tipos de cáncer y otras enfermedades degenerativas. Está lleno de opiniones a favor y en contra, porque hay estudios para avalar cada postura hoy en día, pero por ahora, y sintiéndome relativamente sano, me quedo con esa opción.


*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 16 de marzo de 2023. Los valores y disponibilidad pueden cambiar.