Chile es un país hermoso, pero acontecido. Nuestra geografía es variada, y por ende, tenemos diferentes frentes de amenaza que podrían ocurrir entre deslizamientos de tierra, incendios, olas de calor, sismos, lluvias torrenciales, incluso hasta tsunamis. Por más que nos cueste entender, la naturaleza se encuentra en un proceso permanente de movimiento y transformación, además de reacción frente al accionar del humano.
A pesar de que se habla de “desastres naturales”, es un término mal empleado comenta Simón Inzunza, Geógrafo UC y profesional del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN). La palabra correcta para referirse a estos eventos es desastres socionaturales. “Un tsunami o una erupción volcánica no son un desastre como tal, sino que es nuestra exposición y vulnerabilidad como seremos humanos, los que convierten estas amenazas en desastres”, explica.
Es debido a nuestro contexto geográfico que pueden desarrollarse los desastres socionaturales. “Chile es un país constantemente expuesto a diversas amenazas naturales: terremotos, tsunamis, olas de calor, aluviones y erupciones volcánicas”, comenta Insunza y menciona que somos de los países más sísmicos del mundo. “Por este motivo, es nuestro deber identificar las dinámicas de nuestro entorno –casa, barrio, colegio, universidad, lugar de trabajo, etc– así como también las amenazas naturales que nos pueden afectar, y saber, por ejemplo, si estamos cerca de una quebrada, volcán, falla geológica, bosque, ribera de río o en zonas aledañas al mar, en donde se pueden generar diversas amenazas”, ahonda el profesional CIGIDEN, algo que se le conoce como educación geográfica.
Educación geográfica
Ante el desconocimiento siempre pueden haber reacciones abruptas. “Mediante la educación geográfica, se comprende que un terremoto, un tsunami, una erupción volcánica, un aluvión, etc., no son un desastre como tal, sino que finalmente son nuestras decisiones y condiciones como seres humanos –construir en zonas expuestas, viviendas de material ligero, escasa educación, pobreza– las que convierten las amenazas naturales, en desastres”, analiza el académico.
Es mejor prevenir que lamentar es lo que dice el dicho popular y aplica totalmente a los desastres socionaturales. Si existe organización, es probable evacuar la zona y reducir el riesgo de desastre. “De ahí la importancia de la ingeniería en construcciones, los planes de emergencia, la planificación territorial, la educación y la protección de los ecosistemas”, señala.
En la guía Aprendamos a ¡prevenir los desastres!, texto (https://www.unisdr.org/2004/campaign/booklet-spa/Booklet-spanish.pdf) elaborado por Estrategia internacional para reducción de desastre (EIRD) junto a Unicef explican que una amenaza “es un fenómeno o proceso natural o causado por el ser humano que puede poner en peligro a un grupo de personas, sus cosas y su ambiente, cuando no son precavidos”. Tres son las variables principales que destaca el texto:
-Si la gente vive en lugares peligrosos, es decir, cerca de un volcán activo, en laderas con peligro de deslizamientos, o cerca de ríos caudalosos que pueden desbordarse.
-Si se produce un fenómeno extremo, ya sea natural o causado por ciertas actividades humanas.
-Si además, el fenómeno provoca muchos daños, particularmente en aquellos lugares en donde no se ha tomado ninguna medida preventiva.
“Uno de los puntos importantes para evitar que las amenazas naturales se conviertan en desastres, es la sensibilización y preparación ante las diversas amenazas naturales”, asegura Insunza.
Prevención vs. Amenaza
Olas de calor
Esta es una de las más recientes y es que estamos en pleno centro de la ola. “Esta semana tuvimos la tercera temperatura más alta registrada en la historia de Santiago (37,3°) y en algunas localidades de la zona central se superaron los 40°”, dice Insunza y menciona que los golpes de calor son lo más peligroso de esta amenaza. “El llamado de las autoridades es a informarse de las condiciones meteorológicas, evitar exponerse al sol entre las 11.00 y 17.00 hrs, estar atentos a la temperatura corporal de niños, niñas y adultos mayores, mascotas, hidratarnos y usar protector solar”, afirma.
Incendios forestales
Los días de olas de calor son propicios para su propagación. El investigador explica que entre las condiciones favorables para que se puedan desarrollar es cuando existen más de 30°, vientos sobre 30 km/h y humedad relativa bajo el 30%. “Casi el 99% de los incendios forestales tiene causa humana y en este sentido, debemos evitar situaciones de riesgo, principalmente tirar colillas de cigarro o prender fuego/fogatas cerca de pastizales, matorrales o bosques”, asegura.
En caso de incendio forestal, se debe llamar al 130 de la CONAF, además de estar atentos a las señales de las autoridades en caso que sea necesario evacuar. En este caso se usa mensajería SAE en nuestros celulares. “Se recomienda también usar paños húmedos sobre la nariz y boca para mitigar los efectos del humo”, aconseja.
Erupciones volcánicas
Pueden ser un poco menos comunes, pero no imposibles. Ante el contexto actual de “vacaciones” es que Insunza recomienda conocer con antelación las zonas de peligro, vías de evacuación y zonas seguras dispuestas por las autoridades. “En muchas zonas, hay señaléticas con cada una de estas áreas, para que los habitantes se puedan familiarizar…. En caso de observar fumarolas, sismicidad u otro asociado al volcán, se debe dar aviso a las autoridades”, advierte.
Otro dato no menor es que organismos como SERNAGEOMIN y el SENAPRED establecen diversos niveles de alerta en caso de probabilidad de erupción volcánica. “Nos hace estar más preparados en caso que debamos evacuar, por lo que el llamado es a informarse”, dice y si por esas casualidades te ves en medio de cenizas volcánicas, “al igual que con los incendios, se recomienda usar paños húmedos sobre la nariz y boca”.
Sismos
“Gran parte de nuestras construcciones están preparadas para terremotos, a excepción de aquellas que son de adobe o auto-construcción”, cuenta Insunza, por lo que su recomendación principal es mantener la calma. Frente a aquellos que son de mayor magnitud, la idea es ubicarse en zonas de protección sísmica , es decir, lugar de la casa donde no se caigan muebles u objetos. El detalle de esto es que debemos protegernos siempre bajo un elemento firme, como una mesa, recomienda el geógrafo UC.
“Si estamos en la costa y el sismo no permite mantenernos en pie, debemos evacuar inmediatamente a zona segura”, señala Insunza y destaca que siempre debemos tener un plan de emergencia al interior de nuestras familias.
Amenazas naturales en medio de las vacaciones
No pasa, hasta que te pasa. Y es que en medio de las vacaciones puede ocurrir algo así de forma inesperada. Es como cuando viajas a la playa y llega un huracán. Ante esto, el experto señala que lo ideal es que siempre que viajemos, nos informemos de las condiciones meteorológicas o características geológicas de la zona, algo que cuenta tanto para Chile como para viajes en el exterior
“Si es en el extranjero, lo óptimo es que nos informemos de los números de emergencia y si existen medidas o planes de emergencia ante las amenazas”, aborda Insunza y menciona que ha ocurrido, por ejemplo, “chilenos que viajan a Mendoza y se encuentran con el viento Zonda o viajan al Caribe y ocurre un Huracán, que para nosotros son fenómenos desconocidos, y como no nos informamos, no sabemos cómo actuar ante ellos”, dice.
Para Chile aplica el mismo consejo y ejemplifica: “si alguien de Santiago va a la costa, a zonas como Cartagena, Viña del Mar o La Serena y ocurre un terremoto y posterior tsunami, debería saber con antelación cuáles son las zonas de amenaza de tsunami, vías de evacuación y zonas seguras, además de contar con un kit de emergencia.”
Otro dato importante es que no es recomendable evacuar en auto. “Lo mismo si viajamos a una zona con riesgo volcánico como Pucón, de igual manera debemos reconocer zonas de amenaza, vías de evacuación y zonas seguras. Y así con todas las amenazas posibles … eso también es parte de la educación geográfica”, explica Insunza.
Mochila básica
En caso de tener que evacuar tu zona por el desarrollo de una amenaza natural, la recomendación del investigador CIGIDEN es contar con un kit o una mochila de emergencia. En cuanto al contenido sugiere contener elementos, para el menos 72 horas, entre ellos:
-Las botellas con dos litros de agua (por persona, al día),
-Botiquín de primeros auxilios,
-Medicamentos
-Comida enlatada
-Barritas de cereal o proteína,
-Abrelatas,
-Pilas,
-Radio portátil,
-Linternas,
-Dinero en efectivo,
-Llaves de repuesto de la casa.
Se debe considerar, además, que niñas, niños, tercera edad y personas con discapacidad pueden requerir algún otro tipo de necesidad.
Salud mental en contexto desastres socionaturales
Vivir un momento de alta tensión como los que crean los desastres socionaturales puede ser un hito en la vida de una persona. Javiera Castañeda, psicóloga UC e investigadora de CIGIDEN comenta que es importante entender que los desastres son eventos disruptivos en la vida de todos. Están quienes los viven directamente, es decir, por ejemplo, alguien que está viviendo un incendio, un terremoto o un accidente de tránsito. Pero también está la otra forma de afectar, cuando las personas lo viven de forma indirecta, como cuando se lee un titular en televisión y tienes familia que está en la zona afectada.
“El miedo, la ansiedad y la vulnerabilidad, la incertidumbre son parte de reacciones naturales del cuerpo frente a estos eventos que son disruptivos”, dice la profesional y frente a esto el hacer ejercicios de respiración puede ayudarnos a regularnos. “Siempre es bueno y se dice que quienes están siendo afectados por un desastre, primero tienen que resguardar por supuesto su vida, y una vez que están en un lugar seguro, se pueden practicar todas estas técnicas, que son técnicas de respiración que ayudan a la calma”, detalla. En estos contextos la primera ayuda psicológica es una herramienta en la gestión de situaciones de emergencias y desastres. Esta guía brinda apoyo a la comunidad, incluyendo tanto a los damnificados como a los miembros de los equipos de ayuda y rescate.
-Evitar sobreinformarse
Para quienes perciben desde fuera, la psicóloga destaca que es relevante evitar sobreinformarse. “A uno le angustian este tipo de situaciones por cómo ves que las personas sufren hay que tratar de mantenerse informado, pero no todo el tiempo”, señala y la recomendación es tampoco seguir el minuto a minuto en redes sociales, ya que aumenta esta sensación de alerta e incertidumbre.
-No forzar un relato
Bajo ninguna circunstancia se debe forzar a alguien afectado a narrar lo sucedido con lujo de detalles. “Cuando la persona quiere contarlo, ahí hay que escuchar activamente sin realizar ningún juicio, sino más bien escuchar lo que pasó, sin pedir tanto detalle porque esto genera que la persona reviva una y otra vez el evento”, dice Castañeda, por lo que la recomendación para las personas que no vivieron directamente lo sucedido es otra: cuidar a estas personas previendo no preguntar: ¿y cómo fue?, o el cuéntame en detalle. “Si la persona no quiere hablar, hay que respetar”, asegura.
-Ejercicios de respiración para la calma
Como ya mencionamos, esta es una técnica que puede ayudar a una persona afectada. La idea es que una vez que esté resguardada su vida, pueda en un lugar seguro, comenzar a respirar. “Son técnicas de respiración que ayudan a la calma. El foco tiene que estar en inhalar y exhalar, se usa por lo general una técnica de cuatro tiempos inhala en cuatro tiempos, retiene en cuatro tiempos, exhala en cuatro tiempos”, aconseja.
Niños en desastres socionaturales
Si como adulto puede ser difícil reaccionar, la dificultad incrementa cuando tenemos niños pequeños en el preciso evento. Ante esto, Castañeda señala que debemos no asumir que los niños no saben o no entienden. “Hay que explicarles y hablar con ellos en un lenguaje sencillo qué es lo que está pasando, sin alarmar y cómo preparase frente a esto”, dice la psicóloga y ejemplifica una respuesta: “resulta que estamos viviendo un incendio, pero no se preocupen, vamos a estar bien, vamos a ir a un lugar seguro, van a venir las autoridades, sabemos que están preocupados pero vamos a estar bien como familia”, ahonda. La idea es poder entregarles el contexto: qué está pasando y qué es lo que haremos.
Otro punto importante es normalizar las emociones. “Decirles está bien que esto te de miedo, a mí también me da miedo y yo también estoy asustado, pero nos vamos a proteger, las autoridades nos están ayudando”, profundiza.
Niños menos de 2 años
Con las niñas y niños que no tienen capacidad de lenguaje, Castañeda menciona que hay que estar super atentos a los ciclos de sueño. “Si lloran más de lo normal y si antes se quedaban solos y ahora no les gusta y nos siguen para todos lados… Tenemos que ver en su comportamiento qué está pasando”, explica.
Educación geográfica para niños
Es probable que varios niños y niñas, por películas de Hollywood o videos de Tik-Tok tengan una visión casi apocalíptica de terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas y otras amenazas. “Puede generar situaciones de miedo o ansiedad por imaginarios distorsionados de cómo se desarrollan estos fenómenos”, explica Insunza.
“Es importante que, desde la educación pre-escolar, se inculque a las infancias que los desastres se pueden prevenir si estamos preparados y, para ello, hay distintos acercamientos lúdicos posibles”. Uno de los proyectos de Insunza es “Kay-Kay, conociendo el riesgo de tsunami”, una serie que está disponible en YouTube, en el que dos personajes –Panki y Kay-Kay– “recogiendo la narrativa mapuche sobre tsunamis, enseñamos qué son los tsunamis, cómo se forman, cómo armar un kit de emergencia y cómo debemos evacuar, reconociendo cada una de las señaléticas”, dice. Actualmente están preparando un juego de mesa relacionado a la temática. “Debemos enseñar sobre desastres a niños no solo con charlas, sino también mediante el juego y metodologías participativas”, puntualiza.
El último consejo general de Castañeda es verificar siempre las vías de evacuación. “Si buscamos el mapa de amenaza de tsunami o si sabemos cómo protegernos en un terremoto eso baja bastante la ansiedad frente a estos eventos que son disruptivos… La preparación y una respuesta oportuna son claves para el cuidado de la salud mental en general”, finaliza.