De origen milenario y un fervor tan extendido que el propio Jesús habría agasajado a sus discípulos con su frutal sabor. El propio Papa Francisco lo dijo hace unos días: “El vino es un regalo de Dios”. También lo sabían en la Antigua Grecia: Baco, quien no era otro que Dionisio, invitaba a los placeres de este brebaje en un ritual hedonista del que fácilmente se podía pasar a la locura. El culto al vino trasciende las épocas y hoy encuentra estímulos en una amplia variedad de cepas y, también, de utensilios que permiten elevar la experiencia de beber una – por qué no dos– copa de vino.
Consultamos a tres expertos en la materia quienes nos entregaron sus principales recomendaciones de accesorios que todo amante del vino debe tener en casa. Acá el listado. ¡Salud!
Pinza sacacorcho
El de dos tiempos y el de alas son sólo los tipos de sacacorchos más habituales dentro de una lista mucho más abundante en cuanto a variedades de este utensilio indispensable, que se distinguen en su estética, técnica de uso y función principal. Quienes están más avanzados en el mundo de los vinos, sabrán que el sacacorchos de pinza – también conocido como de láminas– es uno de los más particulares. ¿Por qué? Porque se utiliza para descorchar vinos de guarda. La sommelier de Viña Vik, Francisca Ramos, explica que su forma, basada en dos láminas que se contraponen – una más larga que otra– para formar una pinza, permite “extraer corchos delicados evitando su desintegración”.
“Para el uso de este corcho hay que tener un cierto grado de técnica porque, si es mal introducido, el corcho se puede hundir por completo en la botella de vino”, afirma Sebastián Lobos, sommelier del restaurante La Mesa. Sin embargo, como reza el dicho: “La práctica hace al maestro”. Básicamente, se debe introducir la pinza a través de la junta del cocho y la cara interna de la boca de la botella – comenzando por la lámina más larga. Una atenazado el corcho, se debe extraer realizando un movimiento de espiral, como si se estuviera desenroscando.
Algunos modelos de este sacacorchos están pensados para abrir botellas con más de 60 desde la cosecha, como es el caso del Durand, “uno de los chiches dentro de los fanáticos del vino”, según Ramos. Otros son menos sofisticados y más asequibles al bolsillo promedio.
Cava o enfriador de vinos
“Un vino se arruina al ser mantenido o guardado a altas temperaturas”, advierte Rodrigo Concha, enólogo y dueño de Vinos Copa. ¿El lugar menos adecuado para hacerlo? La cocina, responde, “porque suele haber muchos cambios de temperatura de forma brusca”. A menos que se cuente con una cava que permita mantener el vino a una temperatura constante y acorde a la variedad que se tenga: espumantes y champagne (entre 6 y 9ºC), vinos blancos (9 a 12ºC), tintos ligeros (12 a 15ºC), tintos más pesados y maderosos (15 a 18ºC).
Fundas enfriadoras
Llegar como invitado a cualquier reunión social con un vino bajo el brazo será siempre un golazo. Más aún si éste llega con la temperatura adecuada para beber y disfrutar de sus notas y aroma a plenitud. Sin embargo, es muy posible que durante el traslado la temperatura de la botella se vea alterada. Más aún en un verano como éste, en que los termómetros marcan cerca de 40 grados. “A mayor temperatura el alcohol se evapora generando la sensación de un vino muy alcohólico y menos expresivo”, expone Ramos.
La solución: contar con fundas enfriadoras. Sencillas de usar y de transportar. Tan sólo hay que encargarse de dejarlas en el congelador al menos por seis horas para que el gel con el cual están rellenas se enfríe lo suficiente – más fácil es tener siempre una en el congelador, como aconseja Ramos. La idea es que unos 30 minutos antes de salir, envuelvas la botella con la funda enfriadora. Así, llegarás donde vayas con tu vino en su temperatura.
Decantador y Aireador
Descorchar una botella de vino y servirlo directamente en una copa es un error habitual. Error porque los vinos suelen pasar mucho tiempo sellados y aislados del oxígeno. Cuando se les descorcha permanecen unos minutos “cerrados”, es decir, “no se siente el cuerpo ni los aromas”, como explica Ramos. El uso de un decantador y aireador permite que “los componentes aromáticos del vino entren en contacto con el oxígeno, liberando sus cualidades”.
En el mercado se pueden encontrar diversos tipos de aireadores. Ramos recomienda los de vidrio soplado, como los de la marca italiana Centellino. “Estos aireadores se ponen en la boca de la botella y poseen una estructura al final de forma ovalada, que permite que el vino decante por capas y en la cantidad justa para servir una copa (125 ml.)”. Se trata de un instrumento delicado por lo que debe utilizarse con precaución. Y no cometer el error de utilizar detergente lavaloza para su limpieza. Basta lavar con agua tibia, “poniendo atención a que el agua llegue a todas las superficies del aireador”, y luego, dejar secar a la intemperie.
Más económico es el decantador Magic Decanter que recomienda Sebastián Lobos, el cual incluye un filtro que impide el paso de los potenciales sedimentos contenidos en la botella – en especial si es de guarda. “Es perfecto para vinos antiguos y es un artefacto bastante sencillo de usar”.
Preservantes de Gas Argón
Este spray hace maravillas: ayuda a preservar el vino una vez abierta la botella, por lo que se puede beber una copa de vino sin desperdiciar el resto. “Utiliza gas argón de grado alimenticio que crea una barrera protectora entre el aire y el vino que queda en la botella, evitando el proceso de oxidación – que el vino se avinagre”, explica Ramos. Su efecto perdura por hasta tres semanas.
Más sofisticado y de mayor duración es el sistema de preservación que ofrece Coravin, el que cuenta con una aguja que se introduce a través del corcho para, así, inyectar el gas argón. “Así el vino no necesita ser descorchado para disfrutar de una copa”, dice Lobos, quien explica que este sistema se utiliza usualmente para preservar vinos de “alta gama” hasta por un año.
Spray quitamanchas
Un esencial, ya sea amantes primerizos o de avanzada. La mancha de vino siempre amenaza con dejar su huella en la ropa. “Siempre se ha dicho que el removedor natural de manchas de vino es la sal, pero es muy engorroso ocuparla al momento si estás cenando, en una comida de trabajo o en cualquier contexto”, dice Sebastián Lobos, quien recomiendas este spray quitamanchas cuyo efecto es instantáneo.
Set de copas
Son un elemento fundamental en la experiencia de beber vino. Tanto así que un mismo vino sabrá diferente dependiendo de qué tipo de copa se utilice. Las inadecuadas o de mala calidad, “no permiten una correcta aireación del vino”, explica Rodrigo Concha. En cambio, las adecuadas permiten la liberación de aromas y la suavización del vino al entrar en contacto con el aire. En el mercado se pueden encontrar una larga variedad que se diferencia en tamaño, forma, material de fabricación y tipo de vino – hay para tinto, blanco y otras aún más específicas. Concha recomienda, para comenzar, las de vidrio o cristal, “en general de entre 400 a 500 ml de capacidad y se debe servir unos 150 ml cada vez, para que el vino pueda agitarse y airearse en la copa”. Marcas recomendadas: Salto – “las más caras”–, Riedel, Spigeleau, Schott Zwiesel – más económicas.
Y para la limpieza de estas, un paño de microfibra es ideal, dada su delicadeza. De hecho, no se recomienda utilizar detergente lavalozas: sólo agua caliente, secado natural y sacar brillo.
Corta gotas
Este sencillo dispositivo evita que el vino chorree por la botella al momento de ser servido. “No mejora en nada al vino, pero resulta muy práctico”, dice Concha. Se pueden encontrar de diferentes tipos: algunos reutilizables, otros desechables. En general, son bastante económicos. “Hay algunos de plástico que se enganchan a la boca de la botella y otros que son una lámina de aluminio plastificada que se enrolla y coloca en la botella”, describe el enólogo.
*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 26 de enero de 2024. Los valores y disponibilidad pueden cambiar.