El coronavirus nos forzó a varias cosas: a encerrarnos por mucho tiempo, a cambiar nuestras rutinas pero también a descubrir nuevas maneras de consumir. El frenético ritmo previo a la pandemia, con poco tiempo y mucha compulsión, no siempre permitía reflexionar en lo que estábamos comprando, tampoco en cómo y menos a quién. Si algo bueno dejó el confinamiento es que muchos y pequeños emprendimientos, que proponían maneras más sustentables de producir, más cercanas de vender y más novedosas de promocionar, pudieron encontrar su público y demostrar que el consumo puede tener sentido y valor, más allá del dinero que se da y el producto que se recibe.
Para reconocerlos, en Práctico escogimos algunos de los proyectos que más nos llamaron la atención en estos meses. Cada uno ofrece distintos servicios o productos, pero todos se caracterizan por valores similares, que son también los opuestos de las grandes tiendas: sencillez, cercanía, sustentabilidad y una coherencia entre su discurso y sus prácticas.
Pedaleo Librería
Más que cambiar formas de consumo, la pandemia aceleró un proceso que desde la última década venía tendiendo fuertemente hacia lo digital. Como Carlos Cardani, que desde hace cuatro años vende libros online con su Pedaleo Librería. Al comienzo para amigos, hoy para una comunidad que se acerca a los 30 mil seguidores en Instagram, donde exhibe los miles de títulos de literatura y humanidades, firmados por autores nacionales e internacionales, con el estatus de clásicos, populares y figuras promisorias aún en el underground. De forma orgánica, sin un sobre esfuerzo de por medio, Cardani ha construido una plataforma que trasciende lo virtual y más parece una casa club para personas ávidas de conversación sobre lectura y de recomendaciones más rebuscadas, en un ambiente en el que confluyen también los gatos y la cultura ciclista. (Nicolás Violani).
De Huerta a la Raíz
Pocas veces uno se encuentra con un proyecto que logre juntar tantos valores en un solo lugar: por un lado, es sustentable; por el otro, completamente orgánico; también producen casi todo lo que venden (y lo que no lo consiguen de fuentes igual de sustentables y orgánicas que ellos); se preocupan de compartir sus conocimientos y experiencias; y toda la relación con su clientela, desde las consultas hasta las ventas, es directa pero digital. Ese resumen de lo mejor del siglo XXI es De Huerta a la Raíz, un espacio que produce alimentos con un método biointensivo —cultivados en poco espacio y sin pesticidas ni fertilizantes sintéticos—, respetando las estaciones y el suelo, y que los vende y reparte a sus clientes en la Región Metropolitana, además de publicar recetas y consejos de alimentación y cultivo. (Cristóbal Bley)
Jacque Comes
Las celebraciones tampoco son como las de antaño: ni el Día de la Madre o del Padre se han podido disfrutar con el familión reunido en torno a una mesa abundante en delicias disparadoras de felicidad instantánea. Sin embargo, algunos servicios de banquetería han descubierto ahí una oportunidad de negocio, ofreciendo tablas especiales para enviar de regalo, listas para llegar y servir. No era ésta la idea que tenía Jacqueline Becerra el 2019, cuando decidió dejar los restoranes y aprovechar su experiencia como chef para independizarse. Pero ahí está, realizando sus propios productos de panadería y bollería, que ofrece a través de Instagram en Jacque.comes —¿entendiste el chiste? ¿Ya-que-comes?. Hay desde la clásica baguette a las infalibles sopaipillas pasadas, pasando por croissants, pain au chocolat, bagels, galletas, y mucho más. Ojo que, también, hace servicio de catering. (N.V.)
Ecocitex
Si bien cada vez más personas reciclan o intentan reutilizar desechos como plásticos, cartones, vidrios o incluso los orgánicos, todavía son menos los que se preocupan de su basura textil: en el mundo, el 73% de las prendas terminan al poco tiempo en la basura, lo que en Chile equivale a unas 550 toneladas de telas y ropas en los vertederos. Mientras la industria del fast fashion invita a renovar el closet cada dos meses, hay proyectos como Ecocitex que buscan lo contrario: darle otra vida a ropa en buen estado, reciclar telas que aún pueden ser rescatadas y producir con ese material nuevos productos —tanto hilos como ecorellenos— que además dan trabajo a mujeres en reinserción social. (C.B.)
Taller Café
Teletrabajando en un oscuro e incómodo rincón de la casa, para muchos el café se reveló no solo como un pequeño placer dentro de la rutina sino como una herramienta básica e insustituible para empezar, atravesar y terminar las repetitivas jornadas frente al notebook. Y tiendas como Taller Café, por lo tanto, se convirtieron en aliados estratégicos, cuyos números figuran en el refri junto al de los bomberos y la ambulancia. En su caso, ellos han estado a la altura de las circunstancias, siempre con una web prolija, un catálogo surtido, una comunicación simpática y un despacho puntual, sin olvidar lo más importante: sus excelente cafés, tostados en Valparaíso —con despacho a todo Chile—, siempre frescos, llenos de carácter y a precios accesibles. (C.B.)
WAVV Espíritus
Si el 2020 se resumiera en una nube de palabras, encontraríamos más chiquitito, entre las inmensas “coronavirus” y “pandemia”, —y haciéndole la pelea a “apocalipsis”— al término “reinventarse”. Y entre aquellos que lo lograron, adaptándose al nuevo escenario pandémico, encontramos a Tomás Stewart y Álvaro Gómez, hombres con amplio currículum en el circuito musical y nocturno, dos de los rubros más golpeados por el virus. Ambos aprovecharon la pausa para crear un nuevo producto que, seguramente, hará bailar los paladares: WAVV Espíritus, un gin elaborado en Chile a base de grano neutral, macerado con 12 botánicos y redestilado, pero con una particularidad muy especial: ¡es el único reposado en música! O, más bien, en sus vibraciones sonoras, las que permiten que el destilado se mueva en su contenedor unificando las moléculas de agua, alcohol y aceites esenciales. El resultado: un destilado muy suave, que puede ser disfrutado solo, con hielo, y también combinado. (N.V.)