Doce buenas cervezas para tomar en invierno

Un producto ya clásico de esta cervecería nacional. Es una mezcla de varios tipos de malta y variedades de lúpulo, con una maduración en roble tostado, lo que da como resultado una cerveza ale de tono rojizo, con 7,2 grados de alcohol y una gama de sabores y aromas que se pasean entre el caramelo y la vainilla. Más que para beberla sola o al aperitivo, me parece más adecuada para comer. Por ejemplo, un pastel de papas o unos huevos revueltos con un toque de trufa le vendrían perfecto.

Cremosa, con 5,3 grados y un sabor con suaves notas de caramelo y lúpulo: así es esta cerveza mexicana que tiene bastantes adeptos en Chile. Y por algo será, ya que en aroma se siente como esas maltas nacionales que conocimos hace muchos años, pero un par de tonos más baja. En resumen, estamos ante una cerveza oscura que luce muy potente pero que tanto en nariz como en boca se percibe con una deliciosa suavidad. Resulta ideal para beberla sola o quizás con alguna cosa salada, como maní o pistachos.

Cerveza fuerte que, aunque producida en Estados Unidos, tiene un estilo que obedece más bien a la usanza de las ale belgas. Con 7 grados de alcohol y un color dorado intenso, en boca entrega sabores a frutos secos y clavo de olor, mientras que en nariz se puede percibir un suave aroma a levadura. Como toda buena cerveza, se puede beber sola sin problema alguno, aunque con algún buen salame o incluso un plato en base a pato, funciona mucho mejor.

Una lager suave producida en Argentina, que posee tenues notas aromáticas a caramelo y que entrega un muy suave dulzor en boca. Con tan solo 4,5 grados, es ideal para disfrutarse en generosas cantidades y en combinación con sabores agridulces, como por ejemplo un pollo con salsa barbacoa, un costillar con piña o pescado frito con salsa de tamarindo.

Esta cerveza irlandesa corresponde al estilo stout, y por lo mismo tiene ese color oscuro producto del tostado de su cebada. Es una bebida más bien cremosa y de un sabor obviamente tostado, ligeramente acaramelado pero sin ser derechamente dulce. Con 4.3 grados, es ideal para refrescarse pero también para acompañar algunas comidas. ¿Sugerencias? Puede ser un guiso de contres o —por qué no— unos riñones al jerez. Además, la Guinnes Draught en lata lleva dentro una pequeña bolita con nitrógeno, que se libera al momento de abrirla, lo que al servirla en un vaso ayuda a que se forme su característica espuma blanca, tal como si fuese un schop.

Cerveza italiana pero con un estilo más propio de las ale belgas, con 6,2 grados de alcohol. Hecha en base a trigo, lo cierto es que posee un aroma delicado a levadura y luego en boca unas dulces notas provenientes del maíz. Tiene potencia, pero no como para incomodar, por lo que puede servir perfectamente para acompañar pescados en conserva o vegetales encurtidos.

Aquí estamos ante una cerveza del tipo scotch ale, muy potente, de 8,5 grados, pero que gracias a su proceso de hervido del lúpulo de 110 minutos (casi el doble de lo normal) posee un exquisito sabor y aroma a caramelo, lo que suaviza su potencia alcohólica en el paladar. Y para sentirla aún mejor en boca, recomiendo acompañarla con papas fritas de bolsa, ojalá las más saladas que puedan conseguir.

Con 6 grados de alcohol, esta cerveza nacional que mezcla los estilos stout y porter resulta ser bastante intensa y bien aromática, paseándose por aromas como los granos tostados, los frutos secos y el café. En boca se manifiesta también de manera intensa, con notas muy de caramelo. Es un deleite disfrutarla sola, pero también puede funcionar muy bien con unos calamares a la romana untados en salsa tártara.

Otro palo de cerveza, que con 8,2 grados de alcohol se hace respetar, aunque su cremosidad y aroma ayudan a pasarla bastante bien. Lo mismo su sabor, con suaves notas tostadas e incluso algo de dulzor. ¿Se puede tomar sola? Claro que sí, tal vez con unas almendras tostadas y saladas para acompañar. Sin embargo, es ideal para preparaciones más complejas, como un cancato de salmón. Ahí, entre el pescado, el queso y el chorizo, seguro se expresará en toda su dimensión.

Es una de las ales belga más famosas, tiene triple fermentación y 8,5 grados de alcohol. Huele a chocolate y frutos secos, es de color café oscuro y en boca sabe más bien a caramelo y fruta bien madura, aunque también puede presentar notas levemente picantes. Funciona a la perfección acompañándola con quesos fuertes.

Otra stout nacional bien cremosa y que reconforta con sus 8 grados. Como todas las de su tipo, es de un color café oscuro, con notas aromáticas a chocolate e incluso algo de canela. Su sabor obviamente es complejo, porque si bien predomina cierto dulzor, a la larga resaltan algunos toques picantes. Aún así es muy armoniosa y resulta ideal para acompañar comidas picantes, ojalá con queso y carne. Por ejemplo, tacos.

Esta lista de recomendaciones cerveceras no podía dejar afuera a nuestra tradicional Malta Morenita, que durante décadas fue la única opción de cerveza negra presente en el mercado nacional. Con 5,3 grados y un color café muy oscuro, lo cierto es que no ofrece muchas notas aromáticas. Sin embargo, en boca se expresa primero con un leve amargor para dejarnos luego con un gusto final medio dulzón. Más que un sabor, es un recuerdo que va directo al paladar y a la mente. Ideal para acompañar esos sánguches típicos de los locales de chicha y chancho. Es decir: pernil, arrollado o queso de cabeza en marraqueta, siempre con mucha salsa de ají rojo.

*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 9 de junio de 2022. Los valores y disponibilidad pueden cambiar.