A diferencia de lo que pueden pensar algunos que se resisten a los cambios tecnológicos, la programación informática no sólo es útil para los videojuegos o los computadores. Las plataformas de streaming tipo Netflix o Spotify, servicios de mensajería como Whatsapp, las redes sociales, el correo electrónico o cualquier herramienta digitalizada operan a partir de sistemas automatizados que fueron configurados por un grupo de programadores.
También sitios webs institucionales y aplicaciones de servicios como Uber, Cornershop, Webpay o de cualquier banco existen gracias a este trabajo. La programación “es la manera que tenemos de comunicarnos con las máquinas”, sintetiza Andrés Gallardo, director ejecutivo de Desafío Latam, una academia de talentos digitales que ofrece cursos intensivos de tecnología y, justamente, de programación.
Es un lenguaje a través del cual se pueden generar “una serie de instrucciones que nos permiten desde ver una película a hacer una compra en línea, jugar un videojuego o tener una videollamada con nuestros amigos. Cualquier cosa que queramos hacer a través de un computador requiere de que alguien haya entregado las instrucciones vía programación”, complementa.
Sebastián de Andraca, quien forma parte del equipo de desarrollo de un banco, define a la programación como un arte que permite crear soluciones a un sinfín de problemas que se pueden presentar a lo largo de la vida. La labor de Sebastián es crear herramientas digitales que permitan a sus clientes realizar todo tipo de operaciones. ¿Necesitas hacer una transferencia? ¿Pagar una cuenta o tu tarjeta de crédito? Puedes hacerlo sin necesidad de ir hasta una sucursal a través de los servicios digitales de tu institución bancaria.
De Andraca se va armando como programador en el día a día, sin cursos de por medio, solo con la experiencia que le da su trabajo para el banco. Pero también la que acumula desde otra actividad a la que se dedica en paralelo: el arte digital. Sus obras, que se venden como NTFs, nacen del uso de la técnica del learning machine, una disciplina de la inteligencia artificial que consiste en “automatizar procesos de aprendizaje” por medio del análisis masivo de datos.
Es lo que le ocurrió también a Felipe Alfonso, quien recién a los 21 años cuando tuvo sus primeros acercamientos a la programación, pero como suele suceder en el mundo de la programación, la práctica hizo al maestro: aunque no tomó cursos formales, contó con la ayuda y el apoyo de “gente muy talentosa” de su lugar de trabajo, que lo fueron guiando en su aprendizaje. ¿Por qué quiso aventurarse en estas lides? “Porque tenía ganas de hacer mis propios videojuegos y no depender de otras personas”, responde.
Digamos que va encaminado a esa meta. Durante 12 años, Felipe se ha dedicado a programar videojuegos para la compañía argentina Nimble Giant Entertainment. Su tarea es optimizarlos para que “corran” lo mejor posible en todas las plataformas.
“De hecho, el rol que cumplo ahora es liderar técnicamente al equipo que se encarga de que los juegos desarrollados por la empresa se puedan jugar en (las nuevas consolas) Playstation 5 y Xbox Series X/S”, especifica. Este año tendrá algunos lanzamientos, entre otros el de una franquicia producida por Warner Bros Games, en la que trabajó durante los últimos tres años.
La programación, dice de Andraca, es una “tecnología viva y cambiante”, que cada día se está “optimizando y expandiendo sus límites”. Por eso, “no puedes quedarte mucho tiempo en una zona de confort; te vuelves obsoleto rápidamente”. Un ejemplo de eso tiene que ver con los desafíos que plantean las criptomonedas para la banca. “Deben adaptarse a esta divisa digital”, sostiene.
Por qué aprender programación
De Andraca dice que se da una paradoja interesante: “Vivimos en el mundo digital, pero no entendemos cómo funciona”. Pese a esa brecha que supone el desconocimiento, hay industrias que en los últimos 30 años han logrado encaramarse en la cima de las de mayor valía. Es el caso de los videojuegos: según el portal alemán Statista, el valor de este mercado en 2021 fue 198 mil millones de dólares. Y se proyecta que para 2027 éste ascienda a más de 339 mil millones.
Por otro lado, Andrés Gallardo asegura que existe un déficit de profesionales dedicados a la programación, pese a que “ha existido un aumento en las carreras asociadas a la informática”. De acuerdo al Ministerio de Educación, el incremento fue de un 28% entre 2019-2021. “Es positivo, pero está lejos de las demandas de profesionales que existen en el mercado laboral”, asegura el director ejecutivo de Desafío Latam.
Además de aumentar el número de carreras vinculadas a la informática, se ha dado también un alza en el número de profesionales de todas las áreas que buscan complementar sus estudios con conocimientos sobre lenguaje digital. Esto a través de programas conocidos como Bootcamps, “que buscan entregar habilidades de programación en menos tiempo, entre tres a seis meses”, dice Gallardo. Instituciones como Desafío Latam o programas públicos como Talento Digital Para Chile dan la posibilidad de aprender competencias digitales a bajo costo.
Gallardo advierte que no sólo se trata de saber programar para dedicarse profesionalmente a ello. Sino que también de “entender cómo funcionan los sistemas, sus limitaciones y proponer soluciones”. Aprender programación, dice, es “importante en una sociedad digital, tal como aprendemos Historia o Ciencias para entender el mundo que nos rodea”.
El coordinador de Tecnología de la Información (TI) del departamento de Informática de la Universidad de Santiago (USACH), Cristóbal Acosta, agrega que “cada vez más productos incorporan sistemas computacionales, los que al mismo tiempo van siendo más pequeños: el televisor, el sistema de sonido, el aire acondicionado, relojes, cafeteras, etc. Esto es lo que se conoce como IoT, o Internet of Things (Internet de las cosas). Aquel que aspira a un nuevo trabajo no puede no conocer herramientas de ofimática (aquellas que a nivel informático permiten optimizar el trabajo en una oficina)”.
Comenzar a programar desde la infancia
Los especialistas coinciden en que lo ideal es aprender a temprana edad. “Una exposición temprana a la programación fue el inicio de personajes tales como Bill Gates o Steve Jobs”, ejemplifica Acosta. “Yo diría que es lo mismo que aprender un nuevo lenguaje: mientras más temprano sabemos hablarlo, más fácil es para nosotros comunicarnos más adelante”, añade.
La encuesta Stackoverflow 2021, en la que participaron más de 49 mil programadores de diversos países, establece que el 53% de los encuestados declara haber escrito su primera línea de código entre los 11 y los 17 años. Tim Sweeney, el creador de Fornite, uno de los videojuegos más exitosos y rentables de la historia, programó su primer juego cuando sólo tenía 11 años. Hoy, a los 52, amasa una fortuna de 7,6 mil millones de dólares, según Forbes.
No es que toda niña o niño que se transforme en programador vaya a transformarse en multimillonario, pero como dicen Felipe Alfonso y Andrés Gallardo, podrían desarrollarse en una profesión que es cada vez “más cotizada” y que actualmente tiene “cesantía casi nula”.
Sebastián de Andraca cuenta que en algunos países de Europa se enseña programación desde la enseñanza básica. “También está el caso de China, donde se enseña a los niños desde los 6 años, por lo que podríamos esperar que Chile siga el mismo camino”. Por su parte, Alfonso tiene sus dudas respecto a los beneficios que pudiera haber fijando a la programación como una materia obligatoria en la etapa escolar. “No siento que sea para todas las personas, pero sí creo que cualquier persona puede aprender a programar”, dice.
Programar jugando
Actualmente, y sobre todo entre los padres, predomina la idea de que pasar tiempo en los videojuegos es perderlo, y que acarrea consecuencias más graves que positivas. No siempre tiene que ser así. Minecraft, el popular videojuego de construcción y de tipo “mundo abierto” (sin límites de movimiento y con la posibilidad de modificar los elementos a voluntad), es considerado como una buena puerta de entrada al mundo de la programación. En especial, su edición Education.
El juego “te inserta en entornos creativos que permiten crear sistemas con lógica binaria (la base de la computación) y, a su vez, permite ser extendido libremente mediante Java (uno de los lenguajes más utilizados por los programadores a nivel mundial), generando gran interés en los niños para comenzar a aprender programación y poder modificar el juego a su antojo”, describe Sebastián de Andraca.
Minecraft para Nintendo Switch
Otros títulos que permiten adentrarse al mundo de la programación se pueden encontrar en plataformas web y aplicaciones de smartphones, como CodeCombat y Kodable. “Ambos tienen una gran cantidad de ejercicios en los que se aprenden lenguajes de programación reales y desde la perspectiva de la construcción de juegos interactivos”, sostiene De Andraca. Algo similar ocurre con Tynker y Code Monkey, recomendados por Andrés Gallardo.
Felipe Alfonso recomienda Roblox, popular programa para PC, smartphones y Xbox, donde existe infinidad de juegos creados por los mismos usuarios, que los desarrolla a través del lenguaje Lua.
El prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), ofrece de manera gratuita la comunidad de programación para niños y niñas Scratch, en la que se puede aprender jugando. A nivel de blogs y vlogs (blogs en formato video), puedes revisar los contenidos que Desafío Latam sube frecuentemente a su sitio de posteos o a su canal de YouTube.
Finalmente, un pequeño consejo para quienes estén interesados en aprender de estas materias. “Es importante tener paciencia. Define pequeñas metas que encuentres que son alcanzables con el conocimiento que tienes y cúmplelas. Por último, nunca dejar de aprender”. Lo dice Felipe Alfonso.
*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 6 de junio de 2022. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.