Las escuelas para perros, también conocidas como centros de entrenamiento canino, son establecimientos en los que se realizan actividades de desarrollo cognitivo conductual además de ser instancias en las que socializan con otros perros. En este último tiempo se puede ver que hay guarderías caninas que también cuentan con la modalidad de entrenamiento o los mismos hoteles de mascotas pueden tener este servicio adicional.

“Antes que todo, es importante diferenciar estos lugares”, dice el médico veterinario y etólogo Enzo Roubaud. “Por definiciones poco claras, la gente se confunde entre conceptos como hotel, guardería y escuela canina”, afirma. Estas últimas “tienen como misión educar no tan solo a los perros sino también a sus tutores, ya que son ellos quienes adquieren las herramientas para generar aprendizajes en el día a día del perro”.

¿Y qué aprenden los animales en una de estas escuelas? No a leer ni escribir, por supuesto, pero sí otra amplia gama de habilidades, desde la obediencia básica, corregir algunos problemas de comportamiento hasta el entrenamiento avanzado.

“Las escuelas pueden mejorar la comunicación entre tutor y mascota, también la ejecución de comandos de obediencia —como sentarse, echarse, esperar, etcétera— y sobretodo, al tratarse de dinámicas grupales, trabajar de manera adecuada la socialización con otros perros”, dice el etólogo.

¿Cómo funciona una escuela canina?

Para Christian Valero, adiestrador canino profesional y director de la escuela Christian Dogs, estos lugares tienen como fin entrenar a las personas “para que entiendan a sus perros”. Aunque el foco está en los animales, “siempre velando por el bienestar de cada uno de nuestros alumnos”, el objetivo es que los humanos mejoren su relación y experiencia con sus mascotas.

En las escuelas, los perros no solo aprenden a dar la pata.

En el caso de Christian Dogs, desarrollan planes personalizados y manejan los problemas de acuerdo a cada caso. “Dividimos nuestros programas en módulos, y en cada uno de ellos preparamos al tutor y al perro para resolver sus problemas y mejorar su comunicación, ayudando a cada persona a ser partícipe y garante del progreso de su perro”, explica Valero.

Para él, esta metodología de jerarquización de acciones le facilita lograr el objetivo final, que se define en la evaluación inicial. “Es necesario ordenar y avanzar de manera progresiva, para no afectar ni al perro ni al tutor”, dice.

¿Pero qué es lo que se aprende en estas escuelas? ¿Historia de los perros en Chile? ¿Anatomía canina? “Aprenden sobre el manejo e interacción con personas y perros, ejercicios de obediencia, rutinas, manejo y control en entornos y transporte público, entre otras habilidades”, afirma. Su meta es que cada dupla de perro-tutor tenga una buena dinámica de comunicación y comportamiento, teniendo en cuenta el bienestar de cada uno.

En su caso, las sesiones pueden dividirse en presenciales con tutor o con el perro entrenando directamente en el centro con el profesional.


Guarderías y entrenamiento

Mucha gente, eso sí, puede confundirse y creer que una escuela es también una guardería, un lugar donde llevar a tu mascota para que la cuiden y no se quede sola en casa.

Pero no es necesariamente así: el objetivo principal de una escuela es mejorar el comportamiento y comunicación entre el perro y el tutor. Una guardería, en cambio, no pretende enseñar nada: su objetivo solo es cuidar a la mascota. Aunque también hay híbridos: guarderías que enriquecen la experiencia de cuidado con actividades de entrenamiento.

Es lo que hace Sofía Puente con Tour de France, su perro weimaraner de 5 años y 5 meses. “Lo comencé a llevar a la guardería hace un año, cuando una veterinaria conocida comenzó con PetLuz Guardería y Hotel”, cuenta Sofía. Su experiencia, hasta ahora, ha sido muy positiva.

Sofía Puente y su weimaraner llamado Tour de France.

“Vivimos en departamento y yo tengo trabajo híbrido: algunos días hago teletrabajo y otros voy presencial. Así, cuando no estoy en casa, Tour de France va a la guardería, socializa con otros perros, realiza actividad física y refuerza ejercicios de entrenamiento y convivencia que le he enseñado desde cachorro”, cuenta. También lo ayuda a gestionar de mejor manera la ansiedad por separación, todo un tema hace un par de años.

TDF asiste a la guardería dos veces por semana: lo pasan a buscar por en la liebre escolar a eso de las 7:10 de la mañana y lo traen de regreso entre 18:30 y 19:00. “Muchas veces sé que llegaron a buscarlo porque TDF se para en el balcón antes de que den la vuelta en la esquina; eso para mí es una buena señal, porque se pone feliz y quiere bajar y subirse inmediatamente”, narra Sofía.

Es tanta la confianza que en la guardería incluso tienen la llave de su departamento: si por alguna razón ella no está cuando lo van a dejar, ellos lo suben y lo dejan en casa.

En esta guardería también cuentan con un veterinario permanente, quien revisa, chequea e interviene si ocurre algún accidente o problema de salud entre los perros. “Es parte del paquete, es como si fuera la enfermería del colegio… Eso también es una tremenda tranquilidad”, dice Sofía.

Hoteles y entrenamiento focalizado

Perryland es uno de los hoteles-guardería más emblemáticos de Chicureo. Miguel Leiva, su fundador y CEO, lo comenzó para cubrir las necesidades de aquellos perros que durante la semana pasan mucho tiempo solos o sus tutores no tienen el tiempo suficiente para acompañarlos, pasearlos o jugar con ellos.

También tienen el sistema de recoger y dejar al alumno en un transporte escolar, y no solo cuidan, sino que realizan distintas actividades orientadas a mejorar la socialización entre los mismos perritos y humanos. Son “actividades de propiocepción”, que refuerzan sus habilidades motrices, con entrenamientos olfativos y ejercicios de agility.

“Todo se enfoca en una experiencia lúdica y cognitiva, para fomentar la tenencia responsable por parte de la familia”, dice Leiva. En cuanto a educación canina, tienen planes enfocados en el buen ciudadano canino, con cursos de obediencia básica e intermedia, además de planes modificación conductual.

Pero además de ser una guardería, Perryland también es un hotel canino. “A nuestros huespets, como los llamamos nosotros, les ofrecemos las mismas actividades que en el servicio de guardería canina”, cuenta Leiva.

Mi perro Ciro, un mestizo de galgo, ha sido uno de ellos. Hace un tiempo, en una estadía de de tres semanas, pudo aprender a subir una rampa de agilidad, algo que antes se negaba a hacer por miedo. Ahora sube como un rayo, incluso las disfruta.


¿Cómo encontrar el recinto indicado?

No siempre es fácil dar con el lugar preciso. No siempre cuadran los presupuestos ni las distancias, pero lo que siempre hay que intentar privilegiar son las necesidades de tu perro.

Por eso, al etólogo Enzo Roubaud le parece esencial que el lugar cuente “con la presencia de un médico veterinario, además de profesionales verdaderamente capacitados para trabajar en modificación conductual”, plantea. En su experiencia, el modelo de Easy Dog Academy, fundada por el etólogo Héctor Rojas en Curacaví, es un referente nacional a replicar.

Como escuela, ellos están compuestos por un staff integral de médicos veterinarios y entrenadores caninos, y abordan el entrenamiento en sesiones junto con la presencia activa de tutores. Poseen diferentes programas de entrenamientos caninos, y para perros que se hayan graduado de este programa, pueden continuar con el curso de obediencia avanzada, en el que aprenden a caminar al lado tuyo, sin correa, entre otras destrezas.


¿Cómo encontrar la escuela o guardería adecuada? Para Roubaud deben ser recintos con espacios controlados, con ambientes fumigados en sus exteriores,el etólogo Enzo Roubaud y que no puedan ocasionar daños físicos en ellos.

“La búsqueda y elección de estos lugares requiere de tiempo y dedicación. Antes de acceder a las clases con sus perros, acérquense a conocer físicamente estos lugares, hable con su staff, analice los documentos a firmar e involúcrense”, aconseja.

Sofía, la tutora de TDF, dice que lo principal es la confianza, algo que se puede intuir si quienes administran o trabajan en el lugar son “doglovers, un factor tremendamente importante cuando confías a tu perro. Es como cuando alguien elige el colegio para su hijo: espera que las personas sean apasionadas por la educación”.

Una forma de descifrar si el lugar es o no el adecuado para tu perro es chequear su ánimo cada vez que le toca ir: si no se ve muy animado a asistir, o se nota muy diferente al volver, puede ser que no sea el mejor recinto para él.

Para afinar mejor la puntería, conviene buscar experiencias y referencias de otras personas y mascotas: si te convence, no dejes de ir en terreno al lugar y mira antes de decidir. El mejor escenario es hacer una prueba o una evaluación, de manera que si tu perro se siente cómodo en el lugar, además de que los funcionarios y profesionales te den una buena sensación, puedas continuar alló.

¿Cuándo un perro es un buen candidato para asistir a una escuela para mascotas?

Uno nunca deja de aprender y tampoco los perros. Pero hay veces que ciertas mascotas necesitan una ayuda más personalizada, mientras que otras solo requieren reforzar algunos conceptos. Todo depende de la historia, la personalidad y la edad que tenga tu perro.

Cuando son cachorros

“En muchos casos, las clases pueden cumplir un rol preventivo en la aparición de ciertos problemas de conducta. Cuando son grupales suelen ser muy beneficiosas, porque facilitan la interacción entre perros que están en una misma etapa de vida, descubriendo el mundo con herramientas similares”, explica Roubaud.

“Cuando son cachorros es una buena etapa para evitar problemas futuros, tales como la ansiedad, reactividad, agresión o desobediencia, importantes de controlar para fomentar la seguridad de nuestros perros”, plantea Valero.

Cuando hace falta manejar una conducta/problema

Otro contexto en el que el perro es un buen candidato para ir a la escuela es cuando está atravesando un problema y necesita de un profesional para solucionarlo. En Christian Dogs trabajan problemas de ansiedad, reactividad o incluso pueden enfocarse en tratar comportamientos específicos que resultan perjudiciales, como comer cosas del piso, perseguir autos en movimiento.

Practicar lo aprendido siempre

Independiente de si tu perrito recibió sesiones de entrenamiento o está asistiendo activamente a una guardería canina, como tutor debes trabajar en las destrezas que han reforzado en estos establecimientos. “Lo ya aprendido debe ser replicado; de lo contrario, se olvida”, puntualiza el etólogo.

“Las sesiones de trabajo junto a nuestros perros deben estar relacionadas con experiencias positivas como contención, respeto o premios de alto valor para el perro”, ahonda el etólogo y bajo ningún contexto recurrir a el uso de herramientas que impliquen algún grado de dolor en nuestros animales. “El aprendizaje no se asocia a emociones negativas como el miedo, el dolor y la frustración”, dice.

En el caso de Christian Dog, hacen un registro audiovisual de la sesión para que después los tutores puedan repetir las rutinas en casa, ya sean de ejercicios físicos o para evitar comportamientos indeseados. La práctica de los tutores es muy importante y significa el 95% del trabajo. Nosotros damos, enseñamos y explicamos cada paso para mejorar su comportamiento, para garantizar su aprendizaje y cumplir con los objetivos fijados de cada perro”, dice Valero.