Guía para conseguir un sonido de alta fidelidad en casa
¿Quieres sacarle el mejor provecho a tu equipo de música y no sabes cómo? ¿O necesitas nuevos equipos para lograr ese audio soñado? Tres expertos dan sus consejos y recomendaciones para alcanzar el paraíso sonoro.
Dice la cosmología zen que el universo surgió como sonido. “Nada brahma” —Dios es sonido—, reza la creencia hindú. También así se llama el libro del fallecido escritor alemán Joachim-Ernst Berendt, en el cual retoma esta idea y la revive, asegurando que los avances científicos del siglo XX estaban más cerca de ella que de los modelos mecanicistas de Newton.
Mientras esperamos la resolución de esta incógnita, podemos hablar de otra certeza: la del sonido o el audio como un vasto universo, en el cual la ciencia y la tecnología en las últimas décadas han generando avances —y retrocesos, dirán algunos— que hoy podemos experimentar e incluso seleccionar a gusto.
La existencia de audiófilos —aquellos que no descansan en busca del sistema de reproducción que brinde la más alta fidelidad—, así como un mercado que se empeña en satisfacerlos, es prueba de ello.
Pero no hay que ser un especialista ni un fanático como para disfrutar de la música y tener ganas de conseguir un sistema de sonido que conforte, eleve el placer auditivo y ayude a viajar por el cosmos sonoro.
“Esta es la mejor época para armarse un equipo de audio”, asegura Francisco Martínez, dueño de la tienda especializada Needle. Hoy, según él, la oferta de sistemas de audio es infinita y sigue creciendo al paso de países como China o Inglaterra, que compiten por transformarse en el gran imperio en la materia. Consecuencia de esto, “los equipos que antes se conseguían por más de un millón de pesos, ahora están disponibles a 300 mil”, dice Martínez.
Con tanta oferta y opciones, elegir tu sistema de sonido no puede ser un trámite cualquiera. Menos cuando Brian Eno te lo plantea de esta forma: “El rock, sigo sosteniendo, es una música de timbre y textura, de la experiencia física del sonido, en un modo en que ninguna otra música ha sido o pudo serlo alguna vez ”.
Experimentar la música tiene tanto de metafísica como de técnica. Pero para impulsar la primera, se debe asegurar la segunda. ¿Quién puede disfrutar una canción en cuerpo y alma cuando sólo uno de los auriculares funciona y el otro está muerto dentro la oreja?
Si ya tienes tu sistema de sonido, pero no estás seguro de que necesites mejorarlo, piensa lo siguiente: ¿se te cansa el oído al rato de estar escuchando música? Si es así, “algo está mal”, explica Jorge Rodríguez, dueño de la tienda y fábrica de equipos de audio, Yahgan Audio Lab, situada en Limache. “Puede que el sonido sea muy ‘abombado’ —con los bajos y graves comiéndose todo el espacio—, o que esté muy brillante, con los platillos resonando demasiado fuerte”.
Las recomendaciones que nos entregan Martínez y Rodríguez, además de Rodrigo Rosas, gerente de ventas de la tienda de equipos de alta fidelidad Allegro HiFi, te servirán tanto para determinar si necesitas nuevos equipos o si solo basta con readecuar los que ya tienes. Como verás, si es que existe un paraíso sónico, la única forma de llegar a él es experimentando.
Elige tu formato
Bien atrás ha quedado en el tiempo la época en que las radioemisoras eran la única fuente de música. También la de la vitrola e, incluso, la de MTV. A esta altura, la tecnología y el mercado de la retromanía nos tiene bebiendo audio desde múltiples afluentes de este río: vinilos, CDs, streaming e incluso casete, un mercado pequeño, pero que aún tiene sus devotos.
Cada una de estas fuentes de audio tiene sus particularidades. Por ello, existen equipos de sonido diseñados particularmente para ellas. Es lógico, entonces, que le toque a uno, el usuario, tomar decisiones complicadas —aunque para muchas y muchos la cosa está clara—, como elegir el formato regalón sobre el cual se armará el murallón de sonido.
“Cualquiera de los formatos puede sonar muy bien”, asegura Francisco Martínez. “La gente cree que sólo el vinilo o el CD tienen buenos sonidos, pero lo cierto es que hay personas que se armaron pensando en el casete y tienen un sonido exquisito”.
Martínez recomienda, en todo caso, quedarse con dos formatos, uno físico y que el segundo sea el streaming. Suena lógico: a esta altura, la reproducción de música desde el celular o el computador es la más extendida entre la gente.
Si es vinilo o CD
“Vivimos en una era en la que la cultura pop ha enloquecido por lo retro y la conmemoración (...) Nunca antes una sociedad ha estado tan obsesionada como la nuestra con los artefactos culturales de su pasado inmediato”, ha dicho el periodista y ensayista cultural británico Simon Reynolds, a propósito del continuo —¿e inacabable?— rescate o reciclaje musical que se hace, tanto a nivel de sonido, de estética e incluso tecnología. Es esa retromanía la que nos tiene, por ejemplo, coleccionando vinilos o CDs.
Pero mientras para unos se trata de una moda, para otros tiene relación con que las promesas del futuro —esas que hablan de progreso— siguen sin cumplirse, y no hay hasta ahora formatos digitales que igualen la calidad sonora que ofrecen los discos físicos.
Como sea, si tu paraíso sónico tiene forma de vinilos y estás listo para comenzar a sumergirte en él, tienes que saber que no cualquier tornamesa tiene alas de ángel. Puedes echar un vistazo a este artículo, enfocado en los tocadiscos, para que tengas una introducción más informada.
De todas maneras, la tornamesa Rega Planar 2 es un buen modelo de nivel intermedio, con una relación precio-calidad bastante conveniente. Eso sí —y tal como sucede con la Planar 2— no todas las tornamesas cuentan con preamplificador incluido, el cual es necesario para levantar la señal que emite la cápsula al leer los surcos del vinilo. Si es el caso del tocadiscos que deseas, entonces tendrás que hacerte de uno para que se encargue, justamente, de potenciar dichas señales lo necesario para que puedan ser traducidas por los parlantes o altavoces en forma de ondas.
Por suerte, existen los amplificadores integrados, como este IO, también de Rega, que incorpora en su sistema la preamplificación, de manera que te puedas llevar dos en uno, y prescindir así de un equipo de música convencional, los que muchas veces perjudican la calidad del sonido.
Si esto es para ti materia pasada, ya vas de avanzada y lo que quieres es subir tu nivel de estos dispositivos, te recomendamos estos amplificadores y preamplificadores valvulares Yahgan de alta categoría.
Jorge Rodríguez sostiene que lo más importante está al comienzo y al final de la cadena de audio. En el caso del vinilo, el principio está en la cápsula de la tornamesa, la que será determinante respecto al sonido que puedas conseguir. Esa, de hecho, es una de las gracias de este formato en comparación a otros, como el CD: el reproductor puede ser modificado y personalizado para conseguir mejores sonidos, o simplemente distintos. Una buena tornamesa, por lo tanto, es también la que permite hacer ese tipo de modificaciones.
Una buena cápsula, para Rodríguez, es cualquiera que esté por sobre los $50 mil, como esta VM95C/H de Audio-Technica, que incluye un portacápsula.
Marcas como Shure y Ortofon son también muy cotizadas, debido a su confiabilidad. Dependiendo del lugar, estas se podrán encontrar a valores que fluctúan entre los $30 mil y los $200 mil.
Como es lógico, el final de la cadena de sonido está en los altavoces. En ese sentido, Rodríguez recomienda parlantes de dos vías: una a través de la cual se emiten las frecuencias graves —los bajos— y otra por donde salen las agudas. Esta última es la que se conoce como tweeter, señal que algunos modelos antiguos permiten manipular con una perilla.
La otra sugerencia del dueño de Yahgan es que los parlantes tengan una potencia entre 50 y 80 watts. “No es necesario que sea más fuerte que eso”, dice. “La idea es que se escuche a un volumen agradable para ti y para el vecino”. Una buena alternativa para un usuario de nivel intermedio, según Francisco Martínez, sería esta dupla Dali Oberon 5, diseñados en Dinamarca.
Si ya eres un usuario avanzado y buscas más potencia, te pueden interesar los YK53, hechos en Chile con componentes escandinavos, gabinete de madera de lenga y una potencia máxima de 90w.
Para quienes prefieren el formato CD, una opción sencilla es ir directo por un minicomponente de alta fidelidad que incorpore todo lo necesario para una reproducción impecable. Como el XHM36D de Pioneer, que tiene un reproductor de discos compactos, conexión Bluetooth y wifi, puerto USB y ethernet, y entradas auxiliares RCA y 3.5mm.
Sin embargo, si aún guardas ese viejo Walkman con el que te perdías en largas caminatas o paseos por la ciudad, este puede ser un buen momento para desempolvarlo. Pero, eso sí, vas a necesitar un amplificador al cual conectarlo, de manera de que el sonido se externalice y puedas sacarle todo su potencial. Una gran opción es el Rega Brio, al que se le pueden conectar seis canales distintos simultáneamente —CD, vinilo, radio FM, casete o TV, por ejemplo—, con una potencia de salida de 50W.
Si es la reproducción digital
Rosas apunta al pragmatismo: “No te compres una tornamesa o un reproductor de CDs de alta fidelidad si es que no tienes —o planeas tener— una buena colección de al menos 100 o 200 discos. Invertir en vinilos, y sobre todo en un equipo de sonido pensado en ellos, es caro, y lo mismo pasa con los CDs. En Tidal o Spotify tienes una biblioteca inmensa a disposición y a un muy buen precio”.
Si te sabes más un aficionado a la música que un audiófilo per se, lo más recomendable entonces es armar un sistema de sonido que le saque el mayor rendimiento posible a formatos digitales como el MP3. Y si eres de los que conecta el celular o el computador al equipo con un cable auxiliar, debes saber que no estás maximizando la calidad sonora —ya más limitada— que pueden ofrecer los archivos digitales. Pero, tranquilos, que para todo hay solución.
El Digital to Analog Converter, o DAC, es la pieza clave en el engranaje. Se trata de un convertidor que puede funcionar mediante USB, Bluetooth o incluso wifi, y que sirve como mediador entre el reproductor de audio —un smartphone, una tablet o el computador— y el equipo de música, pero sin necesidad de que estos estén conectados por un cable. Por lo tanto, les da autonomía. “No se te corta la música si te llaman por teléfono, por ejemplo”, dice Francisco Martínez.
La gracia es que el DAC, tal como indica su nombre, transforma la señal digital en análoga, de manera que podamos percibir esas ondas que transmiten el sonido. Lo cierto es que el DAC ya está incorporado en los distintos aparatos que ocupamos en el día a día, como el mismo celular o los audífonos, pero hoy se están desarrollando dispositivos cada vez más sofisticados que buscan mejorar la experiencia sonora.
“Los más jóvenes, los gamers, por ejemplo, que no necesariamente son gente audiófila, pero sí son personas muy informadas, compran mucho los DAC”, cuenta Rosas, quien además asegura que un buen modelo de estos puede ir desde los $300 mil a sobre el millón de pesos.
Sin embargo, es posible encontrar buenas ofertas, como es el caso del iFi Zen DAC. “Lo compran tanto audiófilos como gente interesada en la tecnología, para mejorar audio de audífonos o sistemas de audio del computador”, dice el gerente de Allegro HiFi.
Debes considerar que la tecnología con la cual opere el DAC tiene incidencia en su calidad sonora. En general, opinan los entrevistados, los que funcionan mediante Bluetooth no ofrecen la misma resolución que los que lo hacen desde un puerto USB.
Otra alternativa en el mundo digital son los parlantes inalámbricos con capacidad de streaming o bluetooth, un dispositivo muy popular en estos tiempos, pero que tiene ciertas particularidades que lo hacen limitado. Por ejemplo, el hecho de que solo sea una fuente que emite ondas sonoras, a diferencia de que lo que puede hacer un equipo estéreo con dos parlantes o uno multicanal, que permiten crear una “imagen de sonido”.
“A la gente que le gusta el pop tipo ochentero, con harto bajo y control de tono, les puede funcionar bien; no así a quienes les interesa la alta fidelidad”, opina Jorge Rodríguez. Francisco Martínez sostiene que este tipo de dispositivos se desarrollan acorde a las tendencias musicales actuales, en las que predomina el estilo urbano —como el trap, el reguetón, el rap y el hip hop—, y a la forma en que los artistas están grabando, muchos directamente en el computador.
“Es música comprimida y los streamer, como los de Bose, son poco transparentes, colorean mucho el sonido. No funcionan bien si se quiere escuchar una sinfonía o jazz”, afirma. Pero como dice aquella canción: “si te gusta el reguetón, dale”.
Otra buen alternativa recomendada por Martínez está en los Edifier R1700, parlantes activos —es decir, que incorporan el amplificador en su interior— tipo bookshelf, con doble entrada RCA, conexión Bluetooth y control de graves y agudos, además del volumen. Una marca china, especializada en audio y que, según el hombre de Needle, serán probablemente quienes dominen el imperio del audio digital en el futuro próximo.
No todas las grabaciones son iguales
Además de cada componente del sistema de audio, hay una variante muy importante que debes tener en consideración y que está en cada disco o canción que uno reproduce. En teoría, la alta fidelidad sería escuchar cada una de esas canciones o discos tal y como se pensaron. Francisco Martínez habla de una cadena de sonido transparente, que no agregue color ni elementos externos al audio original, pero esto es una especie de utopía para quien busca la alta fidelidad: no se puede ser fiel a todas las grabaciones porque cada una requiere de condiciones distintas. Lo que sí se puede hacer es acercarse a ese ideal sentando las condiciones materiales para ello.
“Es bueno tener un elemento de control de tono. Si la grabación no es buena, se puede tener la opción de alterarla”, dice Jorge Rodríguez. Rodrigo Rosas apela a la subjetividad: “los monitores de estudio, por ejemplo, son muy precisos en la reproducción del sonido, pero están hechos para trabajar, esa es su función. En la casa, en cambio, por lo general lo que se busca es emocionar, uno se da licencias de coloración y timbre. Pero eso, en estricto rigor, no es alta fidelidad”.
Piensa en el espacio
Sea el living de la casa, tu pieza u otra guarida que hayas destinado para el ocio, debes saber que siempre la acústica del espacio tendrá incidencia sobre la calidad sonora de tus parlantes. “El equipo de sonido interactúa con la sala”, dice Rodríguez.
Si el espacio tiene muchas ventanas, piso flotante y murallas de concreto, entonces es un lugar “muy vivo”, pues refractan las ondas sonoras en todas direcciones. En esa línea, una alfombra puede ayudar a contenerlas, o si se tiene una estantería, lo ideal es que no esté vacía. “Los libros ayudan mucho”, dice Martínez.
Las ventanas y ventanales, además, hacen que se pierda mucha información sonora, por lo que no es recomendable apuntar los parlantes en esa dirección, según explica Jorge Rodríguez. De todas maneras, si no queda otra opción, unas cortinas gruesas pueden ayudar a aislar y/o disminuir la pérdida de ondas.
Por otro lado, si el lugar que vas a destinar para escuchar música es una pieza, no tiene mucho sentido tener grandes parlantes, tipo columnas —como los que traían los equipos ochenteros— con mucha potencia. Es mejor, según recomienda Martínez, optar por altavoces tipo bookshelf, o de repisa, pues están pensados para poner en libreros. Son de menor tamaño y sus condiciones son óptimas para espacios reducidos.
Por eso, dice Martínez, antes de cotizar o evaluar una compra, es fundamental preguntarse: “¿van a servir estos parlantes en este espacio?”.
Forma un triángulo con los parlantes
¿Has pensado en la posición de tus altavoces? ¿Hacia dónde apuntan? En muchos casos, no queda otra alternativa que instalar los parlantes donde quedó lugar. Pero eso, por supuesto, no es lo ideal, porque la posición y dirección de estos importan.
Francisco Martínez dice que uno debiera “elegir un lugar de la sala donde se quiera obtener el mejor sonido”. Una vez definido ese punto, se deben posicionar los parlantes de manera que formen un triángulo isósceles o equilátero, siendo el auditor o auditora el tercer vértice. “La idea es que sean equidistantes a la persona”.
La distancia entre los altavoces también es un factor. No sirve de mucho que estén pegados, porque minimiza la dispersión del sonido. En otras palabras, se desaprovecha el potencial para crear una “imagen” sonora, desde derecha e izquierda, que sea más estimulante al oído. En ese sentido, la recomendación de manual, según explica Rodrigo Rosas, es que uno y otro queden separados por un rango de 1,5 a 2,5 metros. Aunque, claro, esto es sumamente relativo.
La altura de los parlantes es también un tema entre audiófilos. Los parlantes antiguos, tipo columnas, suelen ser de dos vías, con la emisión de frecuencias bajas y agudas segregadas, como se explicó más arriba. El tweeter, por donde se emiten las frecuencias agudas, suele estár dispuesto en la parte superior del parlante, porque la idea es que viaje directo al oído del usuario. “Se supone que el tweeter quede a la altura de la cabeza estando uno sentado”, explica Martínez. Por eso es que, en el caso de los parlantes más pequeños, se recomienda colocarlos en un lugar que les dé algo de altura.
Ojo con las paredes y la materialidad
Todos los objetos presentes en la sala intervienen en algún grado, y muchos de manera imperceptible, por lo que no da lo mismo si un parlante o reproductor está cerca de un objeto que resuene mucho. “Se necesita una buena aislación para reducir la distorsión y la resonancia”, dice Martínez, sabiendo que se trata más de algo a tener en cuenta que una ley. Un tip: el corcho y la espuma son buenos aislantes.
En el caso de los parlantes, Rodrigo Rosas recomienda no colocarlos en las esquinas, porque esto va a “exacerbar los bajos”. Martínez y Rodríguez concuerdan, aunque hacen la extensión hacia las paredes en general pues, cuando el altavoz está muy pegado a una de ellas, el sonido se “abomba”.
Existen otro tipo de parlantes con mejor relación con las paredes, como los bass reflex. Pero esa investigación te la dejamos de tarea.
Tu cadena de sonido debe ser consistente
Francisco Martínez hace la analogía de que el sonido es como el agua del río: el sistema de audio, finalmente, no es otra cosa que su caudal. “La idea es que lo haga correr bien, sin perder agua por todos lados ni que esta se estanque”.
Cuando se tiene una tornamesa, por ejemplo, el sistema de sonido consiste en ésta, un preamplificador —si es que ella no lo incluye— encargado de levantar la señal que emite la cápsula, el amplificador o reciever —que están incluidos en equipos de música o pueden adquirirse por separado— y finalmente los parlantes.
Los entrevistados hacen hincapié en que para que la cadena de sonido funcione como corresponde, hay que prestar atención a que cada uno de los dispositivos de ésta “hagan match”. Es decir, que las funcionalidades y características de unos y otros deben ser consistentes, en especial la relación entre el amplificador y los parlantes: estas deben coincidir de tal manera como harían dos piezas de un rompecabezas. De lo contrario, no sólo el sonido que se consiga no será el deseado, sino que además puedes terminar con los equipos quemados.
Es bueno, entonces, preocuparse de las especificaciones técnicas de los dispositivos. Hacer las consultas necesarias al vendedor, revisar manuales y reviews en Internet. Martínez recomienda que cada pieza de la cadena de sonido tenga un valor similar a la otra. “Equiparar los presupuestos”. Asimismo, aconseja que si se va a comprar uno nuevo, “lo mejor es que éste permita hacerle upgrades, de lo contrario, cuando quieras agregarle algo, va a significar tener que cambiarlo completo”.
No subestimes el poder de los cables
“Al menos hay que tener cables decentes”, dice Martínez. Unos buenos aportan en la información que termina emitiéndose a través de los altavoces, mejorando aspectos como la definición y su dimensionalidad. Por el contrario, unos cables de mala calidad no sólo omiten información relevante de la grabación, sino que también pueden emitir ruido. Unos como estos Dali Connect SC F215C están hechos de cobre puro, libre de oxígeno, prometiendo una bajísima distorsión.
Así como también desde el reproductor –ya sea un tornamesa, CD player, personal estéreo, DAC, smartphone, etc.– al amplificador.
Cable RCA QED Performance Audio 40i (1 metro)
Cable mini-jack 3.5mm QED Profile Audio J2J (1 metro)
Ahora, si eres de los que sufre porque cada vez que enciendes el equipo de música éste emite un ruido de fondo, un zumbido molesto, eso podría significar que estás con un problema de conexión a tierra.
A diferencia de lo que ocurre en los departamentos, donde suele haber una buena conexión a tierra, Jorge Rodríguez dice que “no hay que confiar” de la que tienen las casas. Por suerte, todo problema tiene solución. Y en este caso, una económica: “se puede comprar una barra de cooper, de esas de cobre o acero, y enterrarla en el patio. Con eso ya debiera mejorar la cosa”. Esta Valcarce es de acero y mide un metro.
Si el problema se da en un departamento, lo que hay que hacer, según Rodríguez, es conectar un cable de cobre desde el equipo a “cualquier cañería de agua, por ejemplo, a la del lavaplatos, porque esas llevan a tierra”.
Prueba, prueba y vuelve a probar
Hay que ganarse la entrada al cielo. Al paraíso sónico sólo se llega testeando combinaciones de equipos y elementos, posiciones de parlantes y los otros factores que hemos mencionado en este artículo. Francisco Martínez recomienda hacer las pruebas en base a dos canciones “que conozcas bien, para notar más fácil las diferencias”.
Rodríguez dice que hay que ser objetivos, no sirve de nada engañarse. Por ejemplo, asegura que Spotify y Tidal no tienen grandes diferencias en la calidad de audio, como uno supondría que hay, siendo que la segunda se vende como un servicio de alta definición. En fin, la experimentación lleva a los descubrimientos. Como se preguntaba Jimi Hendrix: “Are you experienced?”.
*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 26 de abril de 2021. Los valores y disponibilidad pueden cambiar.
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