El titular es impactante: "Ciudadano Haitiano con VIH positivo, abusa sexualmente de menor de edad.". El pantallazo muestra a dos personas de raza afroamericana usando ropa Adidas, y sólo el título.
Aunque no se señala la fecha de publicación, se ve claramente el medio atribuido: es una captura, desde un celular, de un artículo de La Tercera firmado por las periodistas Lorena Leiva y Gabriela Sandoval.
O, al menos, eso parece. Porque ese artículo jamás existió.
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Al hablar de "noticias falsas", es importante hacer diferenciaciones. El término, muy en boga tras la polémica ocurrida por el uso de Facebook como herramienta política por diversos grupos durante la última campaña presidencial estadounidense, a veces se ocupa para cuestionar o criticar información que, en la opinión de una persona, es tendenciosa o no refleja fielmente la realidad.
Pero el uso más correcto del término apunta a términos muy lejanos de la opinión. Una noticia falsa es, derechamente, una mentira. Algo que no ocurrió y que se quiere hacer creer que pasó para conseguir fines específicos, que pueden ir desde generar tráfico y visitas en redes —un mecanismo que, por el sistema de avisaje programático vigente en la actualidad, puede ser muy lucrativo—, o derechamente fines políticos, ideológicos y de impacto en la conversación de la sociedad completa.
No hablamos, por supuesto, de los sitios que crean titulares humorísticos e inverosímiles, protegidos por el concepto de animus iocandi: aquello que se escribe en broma no se puede tratar como si hubiera sido planteado en serio. Algo similar a lo que ocurre con las denominadas "cuentas parodia", siempre y cuando se mantenga la idea de humor como central.
Y en el caso del presunto ciudadano haitiano con VIH positivo, las consecuencias son tan peligrosas que está claro que no es ninguna clase de broma. Es, pura y simplemente, una noticia falsa.
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El sábado 12 de mayo de 2018, a las 21:46 horas, en el sitio web del diario La Tercera se publicó la nota "Banco Mundial plantea que Chile necesita una reforma estructural en salud", firmada por las periodistas Lorena Leiva y Gabriela Sandoval, de la sección Nacional. De acuerdo a los registros internos, era la primera nota que ambas firmaban en conjunto en más de un año.
Cinco horas después, a las 2:34 de la madrugada del domingo 13, el portal T13.cl subió el artículo "Dos ciudadanos haitianos acusados de violar a una mujer con deficiencias mentales", que relataba un hecho ocurrido en la comuna de La Granja ante una denuncia de la mujer, de 21 años.
La tarde de ese mismo domingo, a las 18:51 horas, una nota de La Tercera en Internet daba cuenta de que los ciudadanos haitianos habían quedado en libertad, y que el fiscal a cargo de la causa había solicitado más peritajes. Ésta fue la primera información publicada en el medio sobre el caso.
¿Por qué todos estos datos son relevantes? Porque permiten trazar con bastante exactitud la forma en que el creador de la noticia falsa realizó su trabajo.
El primer registro de ese supuesto artículo en redes sociales aparece el 16 de mayo, a las 11:55 de la mañana. En ese momento, el usuario "Cortés Ricardo" publica en su perfil el presunto pantallazo. "VIOLACIONES DE HAITIANOS A CHILENAS SUMAN Y SIGUEN. Con el agravante que el violador esta (sic) infectado con VIH. ¿Y los tribunales izquierdistas? Bien, gracias", era su comentario.
El supuesto pantallazo afirma que la noticia fue publicada "hace 13 horas", sin indicar la fecha. Pero Lorena Leiva y Gabriela Sandoval no registran ningún artículo publicado antes de esa fecha sobre el tema: sólo el del Banco Mundial. Recién su primer tema en conjunto tras dicho texto aparece la noche del 17 de mayo.
Así, el pantallazo falso fue tomado a partir de la noticia del Banco Mundial. Y, por el antecedente del tiempo contenido en la imagen, permiten saber que se hizo en algún punto entre las 10:46 y las 11:46 de la mañana del domingo. Es decir, cuando algunos medios ya habían publicado la información sobre el incidente de La Granja.
Hay un elemento adicional: la imagen se capturó desde un celular, con sistema operativo de Android y muy probablemente accediendo desde alguna red social o bien desde el buscador Google. Esto porque el estilo del artículo replica el estándar AMP, usado por La Tercera específicamente para las visualizaciones de noticias en dispositivos móviles.
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Es complejo trazar los orígenes de las noticias falsas. En momentos en que los celulares y las vías de comunicación están en manos de la gran mayoría de la población, los creadores de la desinformación la tienen fácil para ocultarse en medio de la multitud.
Eso es exactamente lo que ocurre en este caso. Responsablemente, y pese a que la búsqueda en redes sociales detecta a "Cortés Ricardo" como el primero en compartir la imagen en Facebook, no es posible atribuirle a él la creación ni tampoco suponer que estaba al tanto de que era mentira.
Entre las 10:46 de la mañana del 13 de mayo, la primera fecha en que se puede haber tomado el pantallazo, y las 11:55 del miércoles 16, cuando se registra la publicación, el contenido pudo haber circulado privadamente por aplicaciones de mensajería como Whatsapp. Una "bola de nieve" ideal para esconderse.
Sí hay un patrón. Tanto "Cortés Ricardo" como otros usuarios compartieron la información en diversos grupos de Facebook. Entre los que aparecen en el buscador de la red social están "Por una derecha con 'sentido común'" y "Recuperemos Chile! Kast 2022". De nuevo, la lógica de las redes sociales también hace difícil responsabilizar a los administradores: en la mayoría de los grupos, cualquiera de sus integrantes puede publicar libremente lo que le parezca relevante o atractivo.
Pero así, la desinformación se va extendiendo. Sólo el posteo inicial de "Cortés Ricardo" fue compartido 261 veces. Si el promedio mundial de amigos de Facebook por cuenta está en torno a las 150 personas, esto implica que —sin considerar eventuales duplicaciones— la noticia falsa pudo llegar a 40 mil personas. En Chile, sin embargo, diversos estudios han señalado que el promedio supera los 300, lo que elevaría la cifra potencial a cerca de 80 mil personas.
De acuerdo a los registros, el contenido también habría sido compartido por algunas cuentas de Twitter, pero que están en modo privado, por lo cual no se puede constatar rápidamente.
Y algo llamativo es que el mensaje de "Cortés Ricardo" se repite en varias cuentas, con leves variaciones. Algo que abre la pregunta de si quien está detrás es una persona concreta, una asociación o algún grupo.
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En una era en que replicar la estética de una publicación es más fácil que nunca antes, los pequeños detalles descuidados son los que permiten mostrar que la presunta noticia de La Tercera es una falsedad.
No se necesita más que ir a la redacción del título para detectar tres elementos extraños, alejados al estilo habitual de las notas del medio.
El primero aparece en la segunda palabra, donde se coloca "Haitiano" con mayúscula. Un uso que, en cuanto a las nacionalidades, no se realiza en este diario.
El segundo viene después de la palabra "VIH", donde se agrega una coma que no tiene razón ni sentido. Un error gramatical más que se añade.
Y el último error es, precisamente, el punto final. Por definición, los títulos de los artículos jamás deben llevar ese punto. Es un error que sería grave en la redacción.
¿Es posible que estos errores se cometan por descuido? Sí, por supuesto. Uno de ellos, o incluso dos. Pero una triple combinación en aspectos de estilo es muy difícil, e involucraría un nivel de descuido que no se corresponde con el cuerpo histórico de trabajo de este medio.
Por si todo esto fuera poco, el título tiene una separación del margen que no corresponde al estándar habitual de los artículos móviles de La Tercera. Y, aunque la fuente en que está escrito el título es similar, no es la original usada por este diario en dichas publicaciones.
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"Hay que matarlos, malditas lacras de mierda".
"Ya está weno que se dejen de recibir a estas lacras escorias".
"Negro asqueroso".
"Deportar a estos infelices".
La noticia es falsa, pero las consecuencias son reales. Las frases son citas textuales que aparecen tanto en los comentarios de Facebook ante las publicaciones como entre quienes las compartieron. Algunos, incluso, pidiendo un asesinato ante un hecho que no se cometió.
El daño también es real. Porque, a ojos de personas que no tienen necesariamente que fijarse en los detalles, La Tercera publica una noticia gravísima y que queda en el limbo.
En los comentarios de las publicaciones hay algunas personas que se cuestionan la veracidad del texto. Pero también hay quienes critican y reprochan al diario por un contenido que nunca existió.
De hecho, fue así como la nota falsa terminó llegando, por las mismas redes sociales, a sus presuntas creadoras, junto con reproches por el tono y cuestionamientos por la supuesta información.
Pero era complejo decidir qué hacer. ¿Desmentir una noticia que nunca se publicó? ¿No denunciarlo y dejar que quedara en la nebulosa?
La opción final fue asumirlo: estamos en una era de noticias falsas. Y entender y explicar esta realidad también es nuestra tarea.
Sobre el autor:
Periodista. Editor digital de La Tercera.