Guía para elegir el mejor dispensador de alimento para tu perro

No hay placer como comer. Digan lo que quieran, pero incluso los perros lo saben: por un snack son capaces de cualquier cosa, hasta de prestarse para el chuleteo y hacer los trucos que les pidan. Esto lo plasmó muy bien Hanna-Barbera en Snuffles, la caricatura de un perro animado capaz de atrapar a cualquier bandido que se cruce por el Viejo Oeste a cambio de una galleta.

Cómo olvidar la sobre exagerada reacción que tenía cada vez que recibía su premio: se retorcía de goce, tapando sus ojos con un auto-abrazo, hasta que salía disparado por los aires para terminar cayendo, ligero como una hoja, en pose de César recostado por la satisfacción.

Más allá de los premios, una buena alimentación es fundamental para el desarrollo y bienestar de tu mascota. Además de tener el alimento adecuado a sus necesidades, implica dárselo en los horarios que le correspondan.

Por simple que parezca la tarea, en la práctica puede que no lo sea tanto. La rutina es demandante y no siempre uno puede estar en casa todo lo que quisiera, algo que no es excusa para abandonar tus deberes como cuidador del animal que decidiste tener bajo tu tutela.

Por suerte, en este escenario complejo, puedes contar con un aliado: un dispensador inteligente de alimentos. ¿Qué es esto? Es un dispositivo que provee comida a las mascotas sin necesidad de que intervengas presencialmente para su funcionamiento.

Existen dos modos generales de uso. El primero es programando los horarios en los cuales quieres que el dispositivo provea el alimento. Incluso puedes programar varias horas del día —por ejemplo: en la mañana, para el desayuno; en la tarde, para el almuerzo; y en la noche, para la comida.

Esto puede ser muy útil si te ves en la obligación de estar fuera de casa durante toda una jornada y no tienes con quién dejar a tu perro. También si eres una persona un tanto dispersa, con tendencia a olvidar los horarios y que recién se acuerda cuando el pobre perro llega con el plato vacío a reclamarte.

El segundo modo de uso es de manera remota, a través de tu smartphone. Esto es algo que los dispensadores más modernos permiten a través de sus aplicaciones. De esta manera, si por alguna emergencia no alcanzas a llegar a tiempo a casa, puedes disponer de la alimentación de tu mascota a distancia. Fin del problema, en teoría.

En ciertos casos, no basta con que el dispensador libere el alimento sobre el plato. Por lo mismo, algunos dispositivos incluyen una voz pregrabada que alerta al perro de que la comida está servida, para que así vayan a comer. Si eso no es suficiente, los modelos más modernos y mejor equipados permiten grabar tu voz, para que la respuesta del animal al llamado sea más positiva y efectiva.

La gran ventaja de los dispensadores inteligentes es que “permiten que nuestra mascota cuente con comida fresca siempre que sea necesario, en los horarios que complementen sus necesidades y nuestros ritmos de vida”, comenta Rodrigo Morales, médico veterinario de la Universidad de Chile y presidente ONG Compromiso Animal.

“Eso sí, las mascotas tienen más necesidades que solo la comida y el agua”, agrega Morales. Se refiere a las necesidades afectivas que tiene todo animal de compañía (desde el vínculo emocional al tiempo de juegos), así como a las de higiene (que pueda orinar y defecar oportunamente, o recibir un baño cuando le corresponda); y las físicas (salir a pasear y correr), materias de las que no se puede hacer cargo un dispositivo. “Entregar sólo lo básico no asegura el bienestar de nuestra mascota”, remata el veterinario.

Para Morales, lo más importante es que permita almacenar el alimento de manera “segura, seca y aislada del entorno”. Así se evita que pierdan las “características organolépticas del producto (sabor, textura, olor, color o temperatura) y su calidad nutricional”.

Al igual que buena parte de la comida humana, la de las mascotas es perecible y se puede ver afectada por microorganismos que tiendan a degradarla o incluso a pudrirla, lo que puede generar problemas en el animal. Esto incluye a los pellets. Por esta razón, es fundamental que el dispensador mantenga el alimento fresco y aislado del ambiente.

“Existen dispensadores para comida húmeda que mantienen fresco el alimento, con un sistema de enfriamiento a través de gel pack”, comenta Ana Francisca Soto, secretaria de la Comisión Nacional de Tenencia Responsable de Mascotas del Colegio Médico Veterinario de Chile (Colmevet) y etóloga clínica. En otros casos, los sistemas incluyen piezas y materiales que permiten sellar sus contenedores para evitar el ingreso de oxígeno y de potenciales invasores, como microorganismos, insectos o roedores.

Idealmente, los dispensadores incluir un contenedor que permita racionar el alimento en relación a las porciones que corresponden a cada comida. Además de su función de programación, con la que puedas disponer de los horarios en los que se debería liberar el alimento.

Soto además recomienda buscar modelos que sean silenciosos, “que no generen ruidos que puedan asustar a los perros”, que sean “fácil de manejar por el tutor” y también de instalar.

Siempre estará el riesgo de que tu perro no se pueda acostumbrar al dispensador de alimentos: ya sea porque se asusta o no le da confianza. Por ello, lo recomendable es “probar el dispensador con el perro cuando estemos en casa, para ver cómo reacciona o si necesita ayuda para acercarse a él”, dice Ana Francisca Soto.

Una buena idea es reforzar positivamente con un premio “cada vez que el perro se acerque al dispensador a olerlo o explorarlo”. Al mismo tiempo, lo ideal es activar el dispositivo para que libere la comida y de esa forma el animal “aprenda que es ahí donde puede alimentarse”. Una vez que veamos que nuestro perro se alimenta bien del dispensador, podemos comenzar a confiar en que todo estará bien, incluso si no estamos en casa.

Pero ojo: si en casa hay más de un perro, o se convive con otro animal, se pueden dar “problemas de protección de recursos con la comida o el dispositivo, que son difíciles de manejar sin supervisión”, advierte Soto. Esto no es algo que solucionen de por sí los dispensadores de alimentos, por lo que se requiere de otro tipo de alternativas, que podrías consultar con algún especialista en etología.

Otro detalle importante es limpiar con regularidad los dispensadores de alimentos, como dice Rodrigo Morales, “con el fin de evitar la acumulación de residuos que pueden provocar la generación de malos olores y hongos”.

Una segunda alternativa para alimentar a tu mascota cuando ésta se queda sola en casa es a través de los denominados juguetes cognitivos. ¿Qué son estos? Son aquellos que permiten esconder comida o premios en su interior, por lo que requerirá de una o más acciones por parte de las mascotas para conseguir comérselos.

Esto, dice Ana Francisca Soto, trae muchos beneficios, “como mantener al perro entretenido y activo mientras come, lo que ayuda a liberar energía”. Además “genera independencia y autonomía, ya que es una actividad que puede realizar en soledad, sin necesidad de interactuar con su tutor”.

Además de mantener ocupados y entretenidos a los perros, este tipo de juguetes estimulan cognitivamente al animal: lo hace recurrir a su “ingenio”, seguir sus instintos, utilizar el poder de su olfato. Para Rodrigo Morales, se trata de “un tipo de estímulo sensorial que mejora el consumo de alimento y el desarrollo de conductas exploratorias”. Según Soto, genera “relajación, disminuye la frustración y aburrimiento, y previene problemas de comportamiento”.

Justamente, este tipo de dispositivos se suelen recomendar cuando en casa hay un perro con problemas conductuales y tendencia a la ansiedad, como es el caso del siberiano que aparece en este video:

Los juguetes cognitivos están clasificados según distintos niveles de dificultad: baja, media y alta. En algunos casos, esto se expresa en números del 1 al 3, de menor a mayor complejidad.

El Kong Clásico es un recipiente con forma de pera hecho de goma ultra resistente, con un espacio en su interior que se puede rellenar de snacks o de alimentos húmedos. Muy útil para relajar y entretener a los perros mientras se quedan solos, aunque no les costará mucho tiempo ni esfuerzo sacar lo que haya en su interior.

Ana Francisca Soto sugiere que, si tu perro nunca ha tenido experiencia con desafíos cognitivos, “lo mejor es partir con dificultad baja, ayudarlo a resolverlo, y una vez que se le haga fácil y demore menos tiempo en obtener la comida, comenzar a aumentar la dificultad”.

Al comienzo, el uso del juguete cognitivo debe ser bajo supervisión, de manera que “podamos observar cómo se comporta el perro frente al objeto, si necesita ayuda, si se frustra mucho, o si requiere mayor motivación”. Una vez que juega sin problemas y que, efectivamente, logra obtener el alimento sin intentar destruir el juguete o frustrarse, lo podemos dejar sin supervisión.

Este punto es clave, porque si el animal se frustra por no poder conseguir su premio, entonces más temprano que tarde dejará de intentarlo y el juguete quedará rezagado en algún rincón de la casa.

Soto comenta que en algunos casos basta con el uso del pellet habitual para motivar a que el perro juegue con el juguete. Pero, en algunos casos, se debe ir un poquito más allá, por ejemplo, con snacks, lo que permitirá que se vaya acostumbrando al uso.

Hay algunos juguetes que traen distintos tipos de dificultad integrados en el mismo juego. Eso, dice la etóloga, “permite ir variando”, de manera que no se vuelva aburrido para el perro. Algo que ocurrirá eventualmente, momento en que se requerirá de un nuevo juguete.

Antes de comprar un juguete cognitivo, además de elegir el nivel de dificultad adecuado para tu mascota hay que fijarse en algunos detalles. Por ejemplo, su materialidad. Morales dice que el juguete debe ser suficientemente resistente a las mordidas, para que no se rompa en mil pedazos que puedan atragantar al perro. Pero esto no significa que deba ser duro como una roca, porque eso podría exponer a tu mascota a una fractura dental, una lesión muy habitual entre los perros, sobre todo a causa de la mordida de huesos.

Por otro lado, hay que regular la frecuencia del uso de estos juguetes. Rodrigo Morales sugiere “no usarlos como único método para entregar el alimento”, sino más bien como un estímulo que enriquezca el ambiente de la mascota. “El animal debe ser capaz de comer de manera independiente”, acota el veterinario.

Ana Francisca Soto, sin embargo, considera que si los animales “son muy activos, se aburren con facilidad y necesitan liberar energía, o suelen comer con muchas ansias”, entonces entregar todas las comidas en este tipo de dispositivos podría ser recomendable.

¿Recuerdas cuántas veces te fuiste de reto en tu niñez por “jugar” con la comida? Vemos ahora que para eso había que ser un perro. O bien, un miembro de la familia Addams. Como le ordenaría Morticia a su hija: “Merlina, ¡juega con tu comida!”.

*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 21 de diciembre de 2022. Los valores y disponibilidad pueden cambiar.