Pese a que su práctica se ha popularizado en los últimos años, muchos todavía miran al yoga con cierta sospecha. La primera es física, en el sentido de que para practicarlo se necesita ser muy deportista o flexible. La segunda se refiere a la idea de que hay que meterse mucho en "onda zen", algo que espanta a no pocos.

Bueno, si tú eres uno de esos que se mueren de ganas de hacer yoga pero que no te consideras ni quieres ser un yogui, hay muchas formas de hacerlo. Y los beneficios de la práctica te sorprenderán.

Partamos derribando mitos. Desde afuera, el yoga puede parecer como una serie de posturas ideal para personas flexibles que posean un control impecable de su cuerpo como gimnastas y bailarines. O, como una práctica lenta y pausada que sólo sirve para estirar el cuerpo y soltar tensiones —en especial en las articulaciones— que la "gente mayor" podría necesitar.

Yo también tenía esa percepción. Siempre sentí que el yoga era para un tipo de gente en particular, pero no para todos. Pensaba que necesitaba tener ciertas características o conocimientos para entrar a una clase. Y eso frenaba cualquier intento de lanzarme a la práctica. Todo cambió el día que me vi frente a una situación en la que el yoga era un gran camino para superar una enfermedad. Así que decidí darle una oportunidad. Hoy, cuando escribo esta columna se cumplen cinco años desde que conocí este increíble estilo de vida.

Lo primero que aprendí es que la práctica de yoga es tanto física como mental. Sin esa conexión se pierde la magia. Porque, más allá de las posturas y el movimiento, la respiración y conexión con uno mismo es lo que se trabaja en mayor grado. Y no se trata de algo muy complejo, a medida que vas practicando lo vas generando. Básicamente, lo que aprendemos es a encontrarnos a nosotros mismos mediante lo que curiosamente siempre hemos tenido y pocas veces usamos a consciencia: nuestro cuerpo.

Es por eso que, al practicar yoga, nuestra atención se traslada hacia la respiración mientras estamos en movimiento. Esa pequeña atención te da la consciencia de tu propio rango de movimiento, cómo este se va ampliando a medida que vas practicando y genera esa sensación de satisfacción por tu esfuerzo y disciplina. Es justamente esa pequeña sensación la que se transforma en el motor que te lleva a seguir y presentarte nuevamente en tu mat.

A medida que avanza tu práctica, el yoga también agrega otros beneficios que son impensados y que tienen que ver con la salud y el bienestar. Hoy, lo tradicional es buscar respuestas a nuestros propios problemas mediante medicamentos y/o terapias tradicionales externas que actúan como calmantes, pero que no siempre extraen ese nudo que genera nuestro malestar. Pero, ¿qué tan seguido recurrimos a nuestro propio cuerpo (al lugar donde se generó ese nudo o problema) para poder tratarlo y resolverlo?

El camino del yoga te enseña a que la respuesta muchas veces está dentro de ti, solo tienes que darte el tiempo de escucharte y entenderte para poder resolverte. Y esto no es magia. Las posturas en yoga ayudan a que se active la circulación de la sangre y la respiración para permitir una conexión más profunda con tu ser. Entonces, ¿qué es todo lo que necesitas para comenzar a practicar? Sólo tu cuerpo, tu mente y tu propia curiosidad.

Entonces manos a la obra. Si te hizo sentido lo que has leído hasta ahora, o si siempre has estado tentada o tentado a entrar a un clase de yoga sin atreverte, aquí hay algunos tips para hacer yoga sin ser un yogui.

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La yoguini Sara Bravo.[/caption]

Guía básica de 8 pasos

1- Atrévete: todas las clases de yoga, salvo las para alumnos avanzados, están preparadas para recibir a principiantes. Basta que entres a una clase y sigas las instrucciones del profesor y, si te confundes, sigue los movimientos del resto de la gente. Nadie te va a estar mirando si lo haces bien o mal, porque el yoga es un práctica que se concentra en uno mismo.

2- Posturas básicas: si quieres tener una idea inicial, el yoga tiene una serie de posturas principales que se realizan generalmente al principio de la práctica para entrar en calor y activar tu musculatura. Los saludos al sol A y B, en sanscrito Surya namaskar, son secuencias entre 10 a 15 posturas, que puedes recordar fácilmente para practicar las veces que quieras y donde quieras. Puedes encontrarlas en internet y guardarlas en tu teléfono o Tablet.

3- Por Internet: si prefieres practicar por tu cuenta y en la comodidad de tu casa, te recomiendo descargar las aplicaciones para iOS y Android:

-Down Dog: Las clases están divididas por nivel, duración y tipo(lenta o power)

-Yoga – Poses & Classes. Esta app tiene muy buen material para principiantes, además de que es súper fácil de usar.

-Daily Yoga: Además de la variedad de videos y secuencias para todos los niveles, esta aplicación incluye clases de Pilates y meditación, que te podrían interesar.

También te pueden interesar algunos canales de Youtube como:

-Xuan Lan, habla español y entrega material muy diverso, desde videos de iniciación para principiantes hasta posturas más complicadas.

-Yoga with Adriene, con más de 2 millones de suscriptores y una amplia variedad de videos, puedes encontrar: "Yoga para principiantes", "Fundamentos del yoga","30 días de Yoga", o "Secuencias de Yoga", entre muchas otras.

-Fightmaster Yoga: Este canal ofrece videos más avanzados para cuando lleves más tiempo practicando.

Si necesitas motivación para practicar, mi cuenta de instagram @vinyasara te puede ayudar.

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Sara Bravo.[/caption]

4- El mat: todos las salas de yoga tienen mats que puedes usar las veces que quieras, pero si algún día quieres tener tu propio mat, debes fijarte en que el material se adhiera bien a tus manos para evitar que te resbales. También busca un grosor que soporte tus rodillas y codos, ya que muchas veces soportaras el peso de tu cuerpo y la idea es evitar lesiones. En cuanto a la marca, te recomiendo revisar: PrAna, Manduka y Jade. Son las marcas en las que personalmente confío, ya que duran muchos años (y cumplen con todo lo anterior).

5- La ropa: nada específico, solo cosas cómodas, que usarías para estar en tu casa relajado. Poleras sueltas, peto deportivo, patas o shorts que te cubran lo suficiente, especialmente para posturas un poco más jugadas.

6- Estilos de Yoga: los más comunes son: Ashtanga, Vinyasa, Hatha e Iyengar. Ashtanga es una práctica más fuerte que se basa en series de posturas ya definidas en un orden en particular, usualmente se practica en forma personal y el profesor está en la sala para apoyar. Vinyasa es un estilo más flow, la práctica es de respiración y movimiento con secuencias variadas y el profesor te va guiando de forma más activa durante la clase. Hatha es la madre del yoga, es aquí donde a través de la respiración activa se trabaja la alineación de la mente con el cuerpo y el espíritu. Por último, la práctica de Iyengar trabaja cada postura con la ayuda de accesorios para poder posicionar el cuerpo de forma correcta y recibir todos los beneficios. Cada estilo tiene algo que aportar, por lo que te recomiendo probar los diferentes estilos hasta que encuentres el que más te identifique.

7- Para tu primera clase: intenta tener el estómago vacío, ideal no comer de 1 a 2 horas antes de practicar, ya que trabajaras con todos tus órganos, especialmente los digestivos. Llega 15 minutos antes de que empiece la clase para poder ubicarte en la sala con tu mat y los accesorios que necesites como bloque, cuerda, cojín, (tranquilo, todo lo encontrarás en la misma sala). No te preocupes de los zapatos ni calcetines porque no los vas a necesitar. Confía en tu profesor y durante la clase siéntete libre de hacer la postura del niño (postura de reposo) cuando quieras.

8- Agradecer: date las gracias por presentarte en el mat a practicar y tener tu momento contigo mismo.

Namaste.

Sobre la autora:

Instructora de yoga. En Instagram es @vinyasara.