Kombucha, mito o realidad, ¿obtenemos beneficios al beberla?
Es una de las bebidas alternativas que no ha parado de ser una novedad, a pesar que ya lleva años en el mercado, sin embargo, todos tenemos la misma duda sobre el pseudo dilema nutricional. Para aclarar mitos y verdades de la kombucha conversamos con dos especialistas en nutrición.
Una bebida fermentada con un toque efervescente, algo agria, ha ganado popularidad como una opción aparentemente saludable. Algo curioso es que atraviesa un proceso de fermentación que involucra una serie de microorganismos, incluidas una variedad de levaduras y bacterias. Históricamente existe evidencia de que la gente en China bebía té de kombucha durante la dinastía Qin en 221 a. C., cuando se lo conocía como “El remedio para la inmortalidad” o “El divino Tsche”. Más tarde, por el año 414 a. C., un médico coreano llamado Kombu llevó el té a Japón para curar al emperador Inkyo. “Otro informe dice que proviene del área del este de Asia y llegó a Alemania a través de Rusia”, contaba Günther Frank, autor alemán en entrevista con la revista de Smithsonian.”Otro más nos dice que viene de Japón. Y otro dice Manchuria... y así sigue”, añadía.
¿Qué es la kombucha?
Andrea Valenzuela, nutricionista de Clínica Alemana, explica que el té de kombucha es una bebida fermentada, que se hace en base a té, azúcar y bacteria y levadura. Para entender el proceso, explica que “éstas bacterias y la levadura crecen juntas y forman un cultivo, este cultivo se agrega al azúcar y al té para dejar fermentar por una cantidad determinada de tiempo. “Esto finalmente es un vinagre con algunas vitaminas más del complejo b y tiene un gusto bastante ácido”, profundiza.
Volviendo a las bacterias y levaduras, María Jesus Zepeda, nutricionista de Examedi, ahonda es que este conjunto de microorganismos starter se conocen como SCOBY –acrónimo en inglés de Symbiotic Culture of Bacteria and Yeast–, es decir, “una colonia de microorganismos, en este caso bacterias lácticas-acéticas levaduras, que actúan de manera simbiótica, ayudándose las unas a las otras”, afirma.
¿Tiene (o no) beneficios para nuestro organismo?
Este es un punto álgido de debate. “Hay muchos defensores de la kombucha, algunos dicen que incluso ayuda a prevenir o tratar enfermedades, desde la presión arterial hasta el cáncer, pero la verdad es que datos y estudios y trabajos en relación a la kombucha y el té, son muy pocos”, señala Valenzuela. Asimismo menciona que se hizo una revisión sistemática en el año 2019 en el Annals epidemiology, en la que “ellos buscaron estudios en relación a la kombucha, salieron 310 artículos y de estos la verdad es que se encontró solo un estudio en humanos que no arrojó ningún resultado positivo para la salud en relación al uso de la kombucha”, asegura.
“Entonces la verdad es que los beneficios de este brebaje en humanos, no hay. Que hayan estudios, digamos hechos, que evalúan su uso para alguna patología, sin embargo, “podría ser una bebida fermentada, que podría tener algún beneficio en la flora intestinal y por ahí en el fondo asociarse a digamos, los beneficios similares a los que pueden tener los probióticos”, analiza la profesional de Clínica Alemana, por lo que los supuestos beneficios están asociados al tránsito intestinal, en relación al cuidado de la flora intestinal. “Pero digamos estudios asociados a patologías propiamente tal, no hay de manera directa”, enfatiza.
El primer enfoque es el que plantea Zepeda al ser preguntada sobre los potenciales beneficios de la kombucha: hace mención a beneficios similares a los que aportan los suplementos probióticos. “El siguiente estudio muestra un meta análisis de los beneficios de la kombucha, recalcando que aún falta la estandarización de su administración y elaboración para poder afirmar los beneficios a la salud”, comenta. También cuenta que en algunas investigaciones, se sugiere que el té de kombucha puede favorecer la salud del sistema inmunitario y prevenir el estreñimiento.
Desde la otra vereda Valenzuela plantea que en su opinión como profesional, la kombucha puede ser peligrosa si no se hace o no se prepara en condiciones higiénicas adecuadas. “Tomar kombucha de cualquier parte puede ser incluso perjudicial, y generar que crezcan bacterias perjudiciales para nuestro cuerpo y producir algún tipo de cuadro gastrointestinal”, comenta, y lo que puede ocasionar en cuanto a hechos es alguna diarrea por alguna bacteria patógena que se está fermentando en este cultivo en el cual se realiza la kombucha. Es así como la higiene es el primer parámetro para decidir si beber o no kombucha.
Sin embargo, también analiza que en caso que estés bebiendo una kombucha de la que sabes que se realizó en condiciones higiénicas favorables, “en el fondo y podría ser como una alternativa para hidratarse, mucho más saludable que bebidas azucaradas o jugos, con o sin azúcar”, plantea y vuelve a recalcar que “no hay estudios que digan que la kombucha tenga algún efecto positivo a nuestro cuerpo”.
Reemplazo estrella de bebidas alcohólicas
“Al ser un alimento fermentado, posee esa característica burbujeante – típica de espumantes y cervezas- que lo hace un buen complemento para los mocktail”, comparte la nutricionista Examendi, sin embargo, Valenzuela es un poco más tajante: “a la persona que le gusta beber alcohol, difícil que lo cambie por la kombucha (…) Como es una bebida gasificada, helada, ácida, sería mejor tomarse eso que una cerveza, sí claro”, aborda
Un detalle importante tiene que ver con la cantidad que consumes: tal como no deberías beber cervezas y espumantes de forma ilimitada, tampoco deberías hacer lo mismo con la kombucha. “Obviamente al ser un lácteo fermentado, no debería estar tomándose 2 litros de kombucha diaria”, dice Valenzuela, y en parte es que “al igual que los probióticos tiene en relación a estos efectos que pueden generar estas bacterias, el consumo no es excesivo durante el día”.
En caso que te animes a probar alguna de las alternativas de kombucha del mercado, Zepeda comenta que “como en cualquier alimento embotellado se debe revisar el etiquetado nutricional y privilegiar aquellos “más puro” –menos cantidad de ingredientes, porque para este bebestible solo es necesario té, el iniciador y un poco de azúcar– y preferir aquel que tenga un bajo contenido de azúcar”.
Veredicto: aún falta evidencia
“A veces puede causar malestar estomacal o algunas infecciones y si no está hecha con las medidas adecuadas, incluso reacciones alérgicas en algunas personas, entonces hay que tener ojo”, plantea la especialista de Clínica Alemana. “No hay suficientes pruebas para decir que este té fermentado tenga beneficios para la salud y diría que no es seguro que lo consuman mujeres embarazadas o en periodo de lactancia o alguna persona con su sistema inmune debilitado…. Creo que esas personas con mayor razón no deberían usar este tipo de brebajes”, enfatiza.
“Hay que tener algunos resguardos, ya que se suele preparar en hogares en condiciones poco higiénicas, aumentando la posibilidad de que crezcan bacterias perjudiciales para la salud”, también advierte Zepeda a pesar que ella sí es una defensora de la kombucha y otros productos fermentados.
“Los alimentos fermentados - como el kimchi, el kéfir, la kombucha o el tempeh - se han ido incorporando a nuestra alimentación accidental debido a los beneficios para la salud y como tal son motivo de estudios para avalar de manera científica su beneficios”, comenta y expresa que mientras sean bien tolerados, “pueden ser incorporados en la alimentación y disfrutar de las mejoras, sobre todo en el tránsito intestinal”. También coincide con la instrucción de Valenzuela: mujeres embarazadas o en periodo de lactancia o con el sistema inmunitario debilitado deben evitar tomar té de kombucha.
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