¿La cura para los olvidadizos? Cómo funcionan los tags o localizadores inteligentes

David es distraído por naturaleza. En su trabajo es dedicado, mateo y le va muy bien, sin embargo en casa convive con esta dualidad: su lado olvidadizo. Sus llaves pasan constantemente perdidas, y más de una vez a la semana da vuelta la casa buscándolas. Él piensa que es como si las paredes o los muebles se las tragaran, pero lo que realmente sucede es que desvía su atención cuando las saca porque anda pensando en otras cosas.

Es una lucha en la que pide ayuda a su familia y sus hijas, que más seguido de lo que quisieran tienen que colaborar en la búsqueda. Su esposa, como si fuese un sketch de comedia, suele repetirle: “¡Ay David! ... ¡Hasta cuándo!”. Por supuesto, él no es el único al que le pasa. Con el exceso de información que nos rodea, el celular que no deja de vibrar, los e-mails, los mensajes, los tikotks y las noticias, difícil es concentrarse en el presente. Nuestra atención está secuestrada y el recuerdo de dónde dejamos las llaves, la billetera o el banano queda sepultado por las notificaciones que caen como una cascada.

Por supuesto, el mercado ya desarrolló una respuesta. ¿Desconectarse? Todo lo contrario: son herramientas que ayudan a localizar los objetos que pierdes en el día a día, justamente desde el mismo teléfono que nos hace desconcentrarnos. Se trata de los tags, aparato que podría traducirse como “etiqueta”, aunque resulta más preciso usar el término localizadores, ya que eso es lo que hacen: localizar el objeto al que están unidos.

Los tags “son dispositivos de localización que se pueden colocar en cualquier objeto, siendo éste luego localizable en un mapa a través de un dispositivo móvil”, explica Felipe Mancini, CEO de Asimov Consultores, empresa que desarrolla soluciones tecnológicas para el sector público y privado.

Los más conocidos, por ahora, son los tags de Apple —AirTag— y Samsung —Galaxy Smart Tag—, y ambos tienen el tamaño de una moneda grande, parecido al de un llavero, y se pueden anexar a una mochila, un bolso, la billetera o, por supuesto, las llaves, entre otras cosas. Antes de usarlos, hay que configurarlos a través de la app correspondiente —Encontrar, de Apple, o SmartThings, de Samsung— y así enlazarlos con el teléfono.

Estos dos tags, eso sí, solo funcionan con dispositivos de la misma marca: es decir, el AirTag solo se puede enlazar con aparatos Apple y un SmartTag únicamente con móviles Samsung.

A través de una señal de Bluetooth con bajo gasto energético, se comunican con el dispositivo y así uno puede, mediante la app, encontrarlos cuando no sabe dónde diablos ha quedado el objeto taggeado. El rango de distancia varía según el modelo, pero suele estar en los 120 metros. En ese radio, uno puede saber exactamente dónde se encuentra el localizador o también pedirle que emita un ruido para que sea más sencillo encontrarlo.

¿Qué pasa si se me quedaron las llaves con mi tag en otro lugar o a una distancia mayor que esa? Primero, las apps informan de la última ubicación que fue registrada, pero si eso no es suficiente entonces hay que activar el modo “Perdido”, momento en que el tag se conectará anónimamente a otros dispositivos relacionados —aparatos Apple en el caso de los AirTags; Samsung en el de los Smart Tags—, quienes de forma encriptada enviarán la ubicación de tu localizador a la nube en pocos segundos.

En el caso de los Airtag, “utilizan una tecnología llamada banda ultra ancha (UWB) y un chip Apple U1, que permite una búsqueda precisa y segura, ya que toda la información de localización se maneja de forma encriptada para mantener la privacidad”, detalla. El SmartTag también posee UWB y, según se describe en el sitio especializado Xataka, permite localizar dispositivos en un rango de 120 metros, que es la distancia máxima de la tecnología Bluetooth 5.0 Low Energy.

“Donde sea que pongas el Airtag, si lo quieres buscar tendrás su geolocalización perfecta en unos pocos segundos”, complementa Mario Saavedra, más conocido como @MacGenio en redes sociales, influencer de tecnología y evangelizador de Apple.

Una de las diferencias fundamentales que tienen ambos productos se da en su capacidad de conectarse al smarthome, u hogar inteligente, concepto que lo tiene mejor logrado la empresa coreana. Con su app SmartThings (la red para el internet de las cosas de Samsung), uno puede desde encender las luces hasta prender la tv, activar la aspiradora robot o, en este caso, encontrar un objeto perdido.

Ambos especialistas están más familiarizados con el uso del AirTag, la etiqueta desarrollada por Apple. “Los AirTags son resistentes al agua (pueden estar sumergidos a 1 metro durante 30 minutos) y su batería tiene cerca de un año de duración”, cuenta Mancini. Si esta se llega a agotar, es fácil de cambiar. Se trata de las baterías CR2032, que pueden ser reemplazadas por uno mismo sin demasiada dificultad, un atributo que también comparten con el Galaxy SmartTag.

“El chip de los AirTag es del tipo NFC, el mismo que permite hacer compras con el teléfono, por ejemplo. Si encuentras uno, con un dispositivo móvil que también cuente con NFC puedes escanearlo con tu móvil iPhone o Android y ver a quién le pertenece”, dice el socio de Asimov. Para que esto sea posible, eso sí, “se debe activar el modo perdido del AirTag”.

“Una de las grandes ventajas del dispositivo AirTag es que no depende de una conexión de datos, ya que puede aprovechar la conectividad de cualquier producto de Apple a su alrededor para conectarse a la red y avisar a su dueño dónde este se encuentra”, asegura Mancini.

Eso se debe a la red Find My que poseen los dispositivos de Apple. “Esta funciona a través de las conexiones Bluetooth de los aparatos de esta marca que estén alrededor. El AirTag emite una señal específica hacia ellos, que dice dónde está ubicado, y ellos a su vez envían señales a los servidores de Apple que luego son transmitidas a tu cuenta”.

Para entender gráficamente, Mac Genio ejemplifica el siguiente caso: “puedo tener una maleta con un AirTag y perderla en el aeropuerto. Incluso pueden irse a otro país, pero yo voy a saber dónde están gracias a que se conecta a cualquier dispositivo Apple que esté a su alrededor —iPhone, iPad, Apple Watch o incluso un MacBook—, quienes automáticamente enviarán la localización a iCloud para que llegue a tu teléfono”.

Ambas etiquetas inteligentes son muy similares: tienen los mismos objetivos de origen y cuentan con tecnologías similares —las SmartTags, eso sí, no tienen NFC— para conectarse vía Bluetooth con los dispositivos de la misma marca.

Sin embargo, un valor añadido que tienen los tags de Samsung es que además de localizar los artículos a través del SmartThings Find, también se pueden usar al revés: ubicar teléfonos o tablets perdidas con el SmartTag.

¿Cómo funciona esto? El equipo cuenta con un botón físico, que se puede presionar dos veces para activar un toque en su teléfono inteligente detallan en el sitio oficial de Samsung. Por ejemplo, en caso que el teléfono o la Tablet sean el artículo perdido, se pulsa el botón SmartTag dos veces y el teléfono inteligente sonará un tono de alerta.

Si el objeto taggeado y perdido está cerca, podremos hacer sonar el SmartTag con dos volúmenes de intensidad (media y fuerte) si es que está dentro de nuestro rango de 120 metros. Si nos hemos salido del rango, se puede buscar vía navegación, para lo cual requiere que otros dispositivos Samsung —y que también cuenten con la app SmartThings— estén dentro del radio de 120 metros. Al igual que el AirTag, es resistente al polvo y al agua.

Como ya lo habíamos mencionado antes, más allá de ser una etiqueta, también funciona como un control remoto a la hora de registrar “rutinas” en tu smarthome. Al ser un botón programable, se puede configurar para que además sea capaz de encender la smart TV, las luces, la aspiradora robot u otros electrodomésticos Samsung.

Mancini plantea que uno de los aspectos más discutidos del nuevo AirTag es el tema de la seguridad de los datos y el posible uso para acoso o espionaje, puesto que el dispositivo permite localizarnos. “Esto implica que puede ser usado de manera inapropiada”, afirma.

Si alguien utiliza el AirTag con intenciones de espionaje o acoso —es decir, poniéndolo dentro del objeto de otra persona—, puede verse involucrado en problemas. “A través de su número de serie se puede obtener de Apple el nombre, email y la información personal del propietario que activó el AirTag, en caso de ser requerido por la justicia”, dice el especialista.

En el caso de los SmartTag, desde el sitio de Samsung expresan que el tratamiento de datos “es hecho siempre de forma segura, con los datos personales protegidos y encriptados de punta a punta”, lo que en otras palabras significa que “no se comparte información del dispositivo perdido con el servidor, los datos se transportan de forma segura a través de un canal cifrado y el servidor solo almacena información completamente cifrada”.

MacGenio resalta que es importantísimo cuidar las credenciales personales, porque “si pierdes o compartes tu usuario y contraseña de Apple, vas a perder la seguridad no solo del AirTag sino que de todos los equipos que tienen integrados en este medioambiente”.

Estos dispositivos prometen ser una especie de perros sabuesos para todos los olvidadizos, como también para quienes necesitan tener un control más estricto de algunos objetos preciados que no pueden perder de vista. “Son absolutamente útiles para artículos de uso personal”, dice Mac Genio, quien tiene varios amigos que, al igual que David, usan los AirTags como buscador de llaves. “Conozco gente que nunca se acuerda de dónde estacionan el auto cuando van al mall, entonces tienen un AirTag en la guantera del auto y listo”, asegura.

Felipe Mancini usa el AirTag para encontrar las llaves. “No hay que olvidar que está pensado para localizar objetos y no mascotas, niños ni menos espiar o acosar personas”. Aunque a diferencia del SmartTag, Apple sí recomienda el uso de sus dispositivos en los collares de las mascotas, para localizarlas en caso de extravío.

*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 23 de junio de 2022. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.