Puede que te hayas dado cuenta que algunos antejardines han ido integrando una técnica para resguardar y maximizar los recursos de los suelos. A simple vista, se ve como una corteza decorativa, que le da un toque minimalista y rústico a los exteriores. Sin embargo, estos trozos de materia vegetal no están ahí solo por estética: tienen varios beneficios que pueden sentarle bien a tus plantas.
“El mulch es cualquier tipo de capa, ya sea orgánica o inorgánica, que usemos para cubrir el suelo de nuestro jardín o macetas”, dice Wilma Borchers, ingeniera en Medio Ambiente y Recursos Naturales. “Simula el mantillo que está presente en la naturaleza, esa capa de hoja que protege al suelo y sus habitantes pequeños habitantes de los cambios de temperatura o de humedad”, añade Verónica Blackburn, jadinera agrónoma.
“No estamos acostumbrado a verla en la ciudad, porque la gente tiene la obsesión de barrer y quitar cada hoja que cae a la tierra”, dice Blackburn, que crea y difunde contenido botánico en @plantivista.
Beneficios del mulch
Borchers, que también entrega consejos y recomendaciones de jardinería en @eljardindeirenee, resume que el mulching tiene los siguientes beneficios para el suelo y las plantas:
1. Ayuda a disminuir considerablemente el riego y retiene humedad
Si el suelo está al descubierto —es decir, sin mulch—, la evaporación del agua retenida en el sustrato se facilita, lo que exigiría regar con más frecuencia. Pero si contamos con acolchado, este actúa como una especie de esponja, mejorando la absorción del agua de riego o de lluvia y manteniendo la tierra húmeda por más tiempo. Asimismo, se convierte en un gran aliado en verano, ya que amortigua la radiación solar y evita que el suelo se sobrecaliente.
2. Evita la compactación del suelo
Los suelos más arcillosos tienden a compactarse rápido, por lo que el agua —tanto del riego como de la lluvia— suele encharcarse en la superficie y no escurre hasta las capas más profundas. Así es como un jardín que parece bien regado en realidad está seco por debajo, lo que además significa un desperdicio del recurso hídrico. El milagroso mulch también tiene algo que decir aquí: al aplicarlo ayuda a mejorar la estructura del suelo, y si además es orgánico, aportará nutrientes a medida que entre en descomposición.
3. Disminuye la aparición de malezas
Al filtrar la cantidad de radiación solar que llega al suelo, el mulch también evita —o al menos retarda— la aparición de maleza o vegetación no deseada, que tiende a proliferar en sustratos secos y con mucho sol.
4. Protege las raíces de las las temperaturas extremas, tanto en invierno como en verano
Como decíamos, el mulch funciona como un filtro contra la radiación solar y también como un retenedor de humedad. Por eso, entre sus servicios también está ofrecer una capa protectora que reduce las discrepancias térmicas. Las raíces requieren de un rango de temperatura para poder crecer de forma adecuada, y el mulch ayuda tanto a mantener el suelo más tibio en invierno —ya que frena el avance de las heladas desde la superficie— y más fresco en verano —puesto que retiene la humedad y cubre del sol.
5. Entrega una “mejora visual”: es muy decorativo
Por si todo esto fuera poco, el mulch además hace un aporte estético. Ayuda a contener el polvo del ambiente y logra que las zonas más áridas se vean prolijas, sanas y bien mantenidas. Puede ser usado en tasas de árboles y arbustos para entregar color al jardín.
Cuándo y cómo usarlo
“Lo peor es el suelo desnudo”, asegura Blackburn, por lo tanto el mulch puede usarse en cualquier tipo de sustrato. Sin embargo, hay que tener en consideración que “las plantas de clima árido prefieren el maicillo o las piedras, pues no les hace bien el exceso de humedad que brinda el mulch orgánico”.
Borchers está convencida de que “el mulch puede ser un gran aliado en nuevos jardines, donde las plantas son pequeñas y aún no han arraigado lo suficiente. Las ayudará a mantenerse hidratadas y frescas por más tiempo”.
Por los beneficios mencionados antes, el mulch es capaz de hacer aún más sustentables nuestros patios o jardines. “Las zonas que tengan césped residual pueden ser reemplazadas por mulch; así se disminuirá el riego sin dejar zonas ‘áridas’ al descubierto”, añade.
Tipos de mulch
Existen dos grandes tipos de mulch: el orgánico y el inorgánico. “Entre estos dos se incluyen variedades diferentes. Ahí cada uno debe encontrar cuál es la que mejor se adapta a su suelo, clima o al tipo de planta que queremos cultivar”, dice la creadora del Jardín de Irene.
Mulch orgánico
“Más allá de proteger del suelo, que es lo más importante, cuando este tipo de mulch se descompone también tiene propiedades fertilizantes”, explica. Eso significa que al degradarse enriquece al sustrato y lo hace más nutritivo para las plantas que habitan en él. Los clásicos mulch orgánicos son:
- Las cortezas de árboles —normalmente de pinos (estas últimas muy recomendables en suelos con plantas acidófilas —como las camelias o rododendros—, que necesitan un sustrato más ácido).
- Las astillas de madera o la paja.
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- Césped cortado. Puedes convertir el pasto cortado en mulch, así no lo desperdicias. Eso sí, hay que usar una capa muy fina, ya que en exceso puede generar putrefacción. El detalle es esperar a que se seque antes de aplicarlo.
- Hojas secas. Su excelente relación carbono/nitrógeno permite compostar naturalmente, lo que aporta muchos nutrientes al suelo.
- Cáscaras de nueces. Son ricas en fósforo, potasio, sodio, hierro y zinc. Las cáscaras troceadas o enteras liberan estos nutrientes a medida que se van descomponiendo.
Mulch inorgánico
“Son una muy buena opción en terrenos con pendientes, alrededor de las bajadas de agua”, dice Borchers. “Pueden hacer que un lugar como un macizo floral se vea más limpio y atractivo”. Las alternativas más conocidas son las piedrecillas y rocas, además de distintos tipos de gravas, gravilla o ladrillo triturado, entre otros.
“Como no se descomponen, cumplen su función de cobertura por más tiempo que los orgánicos, ya que no necesitarán volver a aplicarse o completarse con la misma frecuencia que un mulching de pino, por ejemplo”. Eso lo convierte en una alternativa rentable, a pesar de que su costo inicial pueda ser superior a sus contrapartidas orgánicas.
También es aconsejable usarlo para plantas de bajo requerimiento mineral —como cactus o suculentas—, puesto a que el mulch inorgánico no aporta nutrientes al suelo. Este punto es importante “para cumplir con las fertilizaciones correspondientes en plantas más demandantes”.
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Consejos previos a la aplicación de mulch
Antes de ponerte manos a la obra, Borchers recomienda seguir el siguiente checklist para aficionados a la jardinería.
- No hagas mulching en suelo congelado o escarchado, ya que retrasará su recalentamiento. Siempre —siempre— hay que aplicarlo antes de las heladas.
- Asegúrate de eliminar las malezas, de airear el suelo y de agregar compost antes de aplicar el mulch.
- Riega con abundante agua antes y después de realizar el mulching.
- Si vas a usar la opción orgánica, hay que agrega 2-3 cm de mulch cada año para compensar las pérdidas.
- Juega con texturas y colores en tu jardín. Hay que considerar que si se usa mulch de colores, el tinte se va perdiendo con el riego, las lluvias, el sol y el paso del tiempo. Es normal y se debe reponer.
Siempre será bueno “utilizar las hojas caídas —altas en carbono— y el pasto cortado —alto en nitrógeno— sobre los macizos”, agrega Blackburn. “A fin de temporada va a haber desaparecido por completo, porque son inmensamente biodegradables y muchos insectos benéficos hibernan ahí”.
“Lo más importante de un jardín es su mantención”, remata Borchers. “Independiente de la intervención realizada, el mulch se debe mantener para lograr el resultado final esperado”.
*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 28 de abril de 2022. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.