Es muy probable que uno de los dolores de cabeza más frecuentes para los padres modernos sea mantener un cierto control sobre el tiempo en que sus hijos pasan frente a una pantalla. No sólo la tele, claro está: hablamos también de celulares, tablets, computadores y cómo no, consolas de videojuegos. Más allá de ofrecerle al niño distintas actividades, todos los padres sabemos lo difícil y hasta titánico que puede llegar a ser apagar una pantalla o retirar al infante de su estado hipnótico. Es complejo, es difícil, pero —se supone— finalmente son los padres quienes mandan. Y para ayudarles existen múltiples herramientas que hacen que este control no sea una pesadilla.
El mundo digital sabe que esta dinámica es parte de la convivencia de buena parte de las familias que cuentan con niños pequeños. Actualmente, entendiendo el canto de sirena y el confort que puede producir estar frente a una pantalla —ya sea por dejar al niño (y a los padres) tranquilos un rato, o que se entretenga con los amigotes jugando en línea—, es absolutamente necesario contar con ayuda, especialmente en tiempos de cuarentena.
La misma tecnología es la que nos puede ayudar a realizar esto, y con muchísimo menos estrés a que si lo hiciéramos solo por nuestra cuenta. Los fabricantes y la industria tienen muy claros cuáles son los problemas que sus productos pueden llegar a causar, especialmente en niños pequeños. Hoy prácticamente cualquier aparato cuenta con algún sistema nativo de control parental —generalmente sumergido o escondido en los ajustes—, el que puede permitirle a los padres o personas a cargo de los niños tener algún control al respecto.
Pero además existen muchas apps, gratuitas y de pago, que le pueden dar una mano a los fatigados mamás y papás para controlar el tiempo de uso de sus dispositivos electrónicos. Vamos por parte.
YouTube y consolas de videojuegos
YouTube Kids
YouTube, el portal de videos más grande de Internet, es un destino más que habitual para que los padres puedan contar con algunos minutos de calma, y los niños con entretención prácticamente ilimitada. Pero todos sabemos los problemas —y peligros— que esto conlleva cuando se navega sin que algún adulto esté monitoreando el contenido que consumen los menores. Quizás no mucha gente lo conoce, pero por suerte existe YouTube Kids, variación de la plataforma estrictamente diseñada para niños, que fue creada por Google el año 2015.
A diferencia de la versión original, YouTube Kids ofrece un entorno seguro, sencillo y divertido en cuanto a los contenidos por los que una niña o niño puede navegar o escoger. Posee un sistema de acceso predeterminado por los mayores, además de una combinación de filtros automáticos diseñados por el equipo de ingeniería de YouTube, revisiones y herramientas manuales, bloqueos, temporizador y, claro, comentarios de los mismos padres. YouTube Kids funciona como una app aparte y está disponible de manera gratuita para Android, iOS y navegadores web.
Como sucede con la gran mayoría de las consolas de videojuegos, acaso las plataformas donde los menores pasan la gran mayoría del tiempo, éstas cuentan con variadas herramientas de control parental. En el caso de la PlayStation, Sony tiene herramientas para monitorear el uso y el tiempo de exposición frente a la pantalla. Para ello, se sugiere que el adulto pueda crear una cuenta en la PlayStation Network.
Una vez realizado esto, el usuario puede acceder, en la Administración de Cuentas, al apartado de Administración de Familia. Desde ahí, se pueden establecer o editar todo lo referente a restricciones de uso, edad, contenido generado por otros usuarios, gasto vía tarjetas de crédito o billeteras virtuales, juegos permitidos y horarios o cantidad de tiempo que los padres estimen convenientes para sus niños, entre otros detalles. Además, todo lo anterior también puede ser administrado desde la app de PlayStation.
La consola de Microsoft también cuenta con un nutrido set de herramientas de control parental. Tanto las distintas consolas del gigante norteamericano, como así también su acceso a juegos a través de Windows, tienen opciones únicas de acceso para menores de edad que le ponen límites a la interacción social, el gasto monetario en línea, el contenido a juegos para adultos y, sin duda, a administrar el tiempo que puedan pasar frente a la pantalla.
Lo interesante es que lo anterior se puede lograr directamente desde los ajustes de la consola o, quizás más cómodo, desde la Xbox Family Settings, una aplicación gratuita y descargable, tanto para Android como iOS. Microsoft permite generar grupos familiares para lograr administraciones cerradas y controladas para personalizar experiencias individuales, según las necesidades. Se pueden poner límites de tiempo, configuración de notificaciones, aprobación de compras en línea, consulta de informes de actividad y filtros de todo tipo, entre otras posibilidades de personalización, bloqueo y denuncia.
Nintendo
Finalmente, la Switch, la popular consola híbrida de Nintendo —que sigue siendo grito y plata—, tiene su propio set de regulaciones y restricciones para que sean administradas por un adulto. De hecho, a diferencia de otras plataformas, si bien se pueden regular algunos filtros y limitaciones desde la consola, Nintendo sugiere descargar su app gratuita de control parental, disponible para Android y iOS.
Luego de crear una cuenta, al igual que otras consolas, las posibilidades de control parental desde la app permiten monitorear y controlar las sesiones de juego y el tiempo que pasan frente a la pantalla. También se pueden establecer alarmas, límites por edad y notificaciones de actividad (compras, descargas, interacciones con otros usuarios, etc.) y restricción de contenidos en redes sociales, entre múltiples otras posibilidades de administración.
Otras aplicaciones
Pero existen múltiples formas de control parental, además de las anteriormente descritas. Internet es un universo vasto, especialmente cuando los niños ya poseen sus propios dispositivos móviles. Para ello, también existen opciones de administración adulta.
Esta funcionalidad, que se encuentra bajo los “ajustes” del sistema operativo iOS (en el apartado “Tiempo de Pantalla”), permite generar contraseñas para sitios no deseados, evitar compras en línea, restringir el Centro de Juegos, establecer límites de tiempo y monitorear y entregar reportes respecto a la actividad del usuario dentro del universo de aplicaciones y navegación que permite el celular, entre otras variables.
Android y Google también cuentan con un sistema de control parental, pero a diferencia de Apple, se utiliza una aplicación gratuita llamada Google Family Link for Parents, la que permite supervisar actividad de menores, establecer guías de “buen contenido” digital, administrar las aplicaciones que pueden utilizar e incluso destacar apps que sean recomendadas por profesores y académicos. Además, se pueden establecer tiempos frente a la pantalla, saber su ubicación vía GPS e incluso bloquear el aparato de manera remota por parte de un adulto.
En lo que respecta a aplicaciones de terceras partes, existe cierto consenso con Qustodio, una app que permite un control parental total entre todas las plataformas y sistemas operativos posibles. Cuenta con una interfaz muy intuitiva y bien diseñada, que le permite al usuario fácilmente acceder a las distintas posibilidades que ofrece el software y aplicarlas en un dos por tres.
Todas las variables, posibilidades y monitoreos son posibles, incluyendo filtros web, bloqueo de apps, un muy detallado registro de actividades y hasta un botón de SOS. El sistema también puede ser utilizado en establecimientos educacionales, pero es caro (comienza desde los 55 dólares anuales, dependiendo del plan), aunque existe una versión gratuita (de prueba, más bien) que permite controlar sólo un dispositivo y obtener un registro de hasta siete días.
Esta app, diseñada por una de las empresas de ciberseguridad más grandes del mundo, también ofrece un flexible y muy buen set de herramientas para usarlas en múltiples plataformas y en todos los dispositivos que sean necesarios. No es tan versátil como Qustodio, pero es una buena alternativa. Todo por un precio de 15 dólares al año, aunque también tiene una modalidad de prueba por una semana.