Mientras hay quienes sueñan con levantar grandes bibliotecas en casa, llenas de estanterías interminables y repletas de títulos como los que Borges decía disfrutar en su niñez, otras ven en la acumulación de libros nada más que un gastadero de plata y un proyecto sin sentido digno de Diógenes. Muchas veces, ambas personalidades conviven bajo el mismo techo.

No falta quien porfía e insiste en el plan de aumentar la biblioteca personal, comprando libros a los que borra el precio apenas sale de la librería, cual fugitivo que busca pasar desapercibido. Tampoco quien sucumbe a la presión de la pareja y termina, con los ojos humedecidos, deshaciéndose de buena parte de su colección.

¿Por qué no partir por los viejos textos escolares, que ya no sirven a nadie en casa pero se acumulan junto al polvo en los clósets? Quizá aligerar la carga y deshacerse de los títulos que ya no representan mayor interés personal no sea tan mala idea.

Cuando se sigue este plan, es una práctica habitual llenar cajas o bolsas y dejarlas en la calle a su suerte. Pero difícil es saber dónde terminan todos esos libros: ¿en manos de un nuevo lector o en un vertedero?

Mejor sería asegurarse de que esos libros tengan una segunda vida y otras lecturas. Para ello se puede acudir a lugares que aceptan donaciones y que luego los hacen circular nuevamente en proyectos con fines sociales. O venderlos a librerías de viejo para hacerse de un ingreso extra. No es que abunden los interesados, pero existen.

No cualquier libro sirve

Pero antes de salir a donar o vender tus viejos libros debes tener en consideración algunos detalles. El más esencial es el estado en el que se encuentran: si a un texto le faltan páginas, difícilmente será útil para otra persona.

Claudia Olavarría es coordinadora general de la Biblioteca Escolar Futuro de la Universidad Católica, un programa que desde hace 10 años apoya el aprendizaje escolar de niñas y niños. El programa, que también trabajaba con ejemplares nuevos, solía recibir donaciones de textos usados. Sin embargo, la práctica cesó hace cinco años. ¿Por qué?

“Dejamos de recibir donaciones porque mucha gente dona basura, libros en mal estado, rayados, sin tapa u obsoletos. Por ejemplo, enciclopedias tipo Ercilla o El Tesoro de la Juventud, que eran de los años 40, con mucha de su información ya obsoleta. Y nosotros quisiéramos tener siempre material interesante, diverso y actualizado para nuestras usuarias que, en su mayoría, son niñas y niños de la educación pública”, explica Olavarría.

Este tipo de situaciones, dice, es habitual en las donaciones y en general se debe al desconocimiento de las personas. Por ello, recomienda tener en cuenta algunos aspectos:

  • Hay que considerar a quiénes estamos donando: ¿les servirá o no?
  • Donar libros que también leeríamos o guardaríamos.
  • ¿Qué tan actualizada está la información? Hay libros, como las enciclopedias, que con los años quedan obsoletos pues su contenido queda desactualizado.
  • Lo más importante: el libro debe estar en buen estado. “No es apropiado donar material rayado, al que le faltan hojas o que no tiene tapa. En esos casos, mejor llevar al reciclaje”.

Librería Comuna Literaria

A pasos del metro Santa Isabel, en el número 0151 de la calle del mismo nombre, en Providencia, se encuentra Plan Sofâ, un espacio en el que conviven actividades culturales, talleres de oficios, una cafetería y la Librería Comuna Literaria. “Compra y venta de libros”, se lee en uno de los letreros que cuelga tras el vidrio.

Álvaro Arellano y Constanza Chacana abrieron la librería en 2010. Su catálogo se arma de libros nuevos pero también usados, cruzando temáticas como la filosofía, teología, arte, poesía, literatura e historia de Chile. “No tengo libros de colegio ni diccionarios ni enciclopedias, tampoco autores de moda”, detalla él.

Arellano cuenta que a diario le llegan unos treinta mensajes de personas que buscan vender sus libros. Sin embargo, “el 90 por ciento son de sagas o best sellers que no me interesan”. El número de oferentes llama la atención en la librería. “Nunca había visto a tanta gente ofreciendo libros; yo diría que hay un aumento de 200 a 250% respecto al año pasado”, comenta el librero.

Difícil decir con certeza cuáles son las razones detrás de este incremento, pero es fácil sospecharlas: “La gente debe estar más corta de dinero para todos los gastos de comienzo de año”, sostiene Arellano.

Quienes quieran ofrecer sus libros a Comuna Literaria, lo pueden hacer contactándose vía correo electrónico, teléfono fijo o Whatsapp (datos disponibles en el sitio web). Además de la línea editorial, deben tener en consideración lo siguiente:

  • No suelen comprar de a pocas unidades: adquieren desde 20 libros en adelante.
  • Los libros no pueden tener timbres de biblioteca (pero sí aceptan sellos personales tipo exlibris).
  • Los libros deben estar completos: esto incluye a la primera página en blanco, aún cuando ésta tenga escritos, como una dedicatoria. “Mucha gente ve un valor agregado en eso, una historia que vivió el libro”, dice Arellano.
  • Los clásicos de ediciones antiguas son bien valorados, aun cuando tengan “detalles”.

“Si quieren vender su biblioteca completa, yo voy a la casa, revisamos libro por libro, y vamos conversando un precio hasta llegar a acuerdo”, agrega Arellano.


Biblioteca Popular Juana Lucero

En el recuperado y céntrico Teatro Novedades —una joya patrimonial que se mantiene desde inicios del siglo pasado—, entre funciones de teatro y cine, conciertos, talleres y ensayos, se encuentra la Biblioteca Popular Juana Lucero. Este proyecto pertenece al Colectivo de Educación Popular del Barrio Yungay, un grupo autónomo y autogestionado que, a partir de octubre del 2019, se organiza para generar instancias de autoeducación, reflexión y transformación de la comunidad.

Clara Vega es la encargada de la biblioteca: según ella, es clave para el vínculo entre el edificio patrimonial y la comunidad, fomentando la lectura entre la vecindad. “Está siempre disponible para cualquier vecino, desde que abre el teatro hasta que cierra. Todos los días circulan libros: se prestan, se devuelven y se donan”.

Las donaciones son fundamentales para el crecimiento de la biblioteca, que se ha armado prácticamente por completo a partir de libros usados. “El catálogo está siempre cambiando”, comenta Vega.

En este lugar se aceptan todo tipo de libros sobre arte, cultura, literatura, poesía, dramaturgia, ensayos y política. Y a pesar de que los títulos infantiles son bien recibidos, Vega aclara que aquellos que están asociados a planes escolares “no forman parte de nuestro interés”.

El requisito principal es que los libros se encuentren en buen estado. “Pueden tener antigüedad siempre y cuando el libro conserve sus hojas y calidad de la portada, de tal manera que soporte bien la manipulación”, detalla la encargada.

Para hacer una donación a la Biblioteca Popular Juana Lucero, se debe escribir al correo miteatrocomunitario@gmail.com informando del interés.

Green Libros

Con presencia en varias comunas de Santiago y, también, en Valparaíso, Viña del Mar y Concón, Green Libros ha logrado posicionarse desde 2009 como una librería solidaria que ofrece soluciones ante el alto costo de los libros en el mercado local. “Queremos llevar libros a más sectores que no tienen accesos a ellos”, dice Rebeca Domínguez, encargada de alianzas de la empresa que tiene calificación B, por su trabajo con enfoque social y ambiental.

En sus tiendas se pueden encontrar libros nuevos y usados que van desde la literatura a los textos escolares, pasando por arte, arquitectura y diseño, ciencias sociales y ocio, siempre a precios asequibles.

“Los textos escolares se pueden encontrar a mitad de precio”, detalla Domínguez. Y el 10% de cada venta de cada libro es donado a instituciones de misión social, como el Hogar de Cristo, Fundación Las Rosas o Techo, entre otras.

Green Libros cuenta con una amplia red de alianzas con instituciones, colegios, municipios, clínicas, bibliotecas y cafés literarios, que sirven como puntos de recepción de las donaciones. Quienes estén interesados en donar sus libros, sólo deben acercarse hasta los contenedores y depositarlos. “Cuando son más de cien libros, vamos hasta las casas para recibirlos”, comenta Domínguez.

La encargada de alianzas de Green Libros explica que el único requisito que se pide para la donación es que los libros se encuentren en buen estado, es decir, “que las personas lo puedan utilizar”. Si los libros están rayados, le faltan páginas o está roto, no sirve y es mejor enviarlo al reciclaje.

Buscalibre

Otra alternativa para la venta de libros usados es la que ofrece Buscalibre, la librería online con presencia internacional. En su plataforma se puede encontrar una larga lista de títulos con ejemplares nuevos o de segunda mano, estos últimos a un precio entre un 30 y 80% más económico que su valor original.

Si quieres vender tus libros a través de la plataforma, debes descargar la aplicación de Buscalibre en tu dispositivo móvil, crear una cuenta y, luego, en la sección “Vender libros”, escanear el ISBN (el código de barras) de cada título. Tras esto el sistema calculará el precio de venta, que puedes aceptar o no.

“El algoritmo se basa tanto en el precio del libro nuevo como en otras variables que la empresa tiene en su consideración”, sostiene Daniela Breguel, gerente de la categoría libros de Buscalibre. El único requisito para la venta de libros usados, dice, es que estos se encuentren en buen estado: “no deben tener rayas, ninguna página o portada rota, tampoco que tengan páginas dobladas, además de no encontrarse con anotaciones entre los párrafos”.

Si se acepta el precio de venta que entrega la empresa, luego se coordinará el retiro (si es en Santiago) o envío (si es desde regiones, con costo a cuenta del usuario) de los libros que quedarán en bodega y aparecerán a la venta en el sitio web en cinco días hábiles.

“Cada vez que se venda uno de tus libros usados, recibirás una notificación en la app de tu celular”, explica Breguel. El pago por la venta se realiza dentro de los primeros cinco días de cada mes a la “Billetera” de la cuenta. “Además pueden solicitar una transferencia de los fondos a su cuenta bancaria o utilizar el dinero para comprar en la misma plataforma”, agrega la gerenta.