Nueva alerta sanitaria: ¿qué conviene hacer para evitar los contagios?
El covid-19 volvió a aumentar, mientras la influenza y el virus sincicial amenazan con volver a saturar las urgencias. Para prevenir, el gobierno volvió a decretar una alerta. ¿Qué medidas tomar para no sufrir estas enfermedades?
“Que termine la alerta sanitaria no significa que el covid-19 desaparezca”, dijo la ministra de Salud, Ximena Aguilera, el 31 de agosto del 2023, en una conferencia de prensa para anunciar la derogación del decreto Nº 4 de 2020, que estipulaba las medidas y restricciones para enfrentar la larguísima pandemia de coronavirus.
Fueron más de mil 300 días de vigencia de un decreto que obligatoriedad del uso de mascarilla, además de otras medidas, como los límites de aforo, el distanciamiento social y, en su momento, el confinamiento.
Ocho meses después, y cuando recién se inicia el otoño, la premisa de la ministra Aguilera recobra fuerza. El lunes 1 de abril comenzó a regir una nueva alerta sanitaria, declarada por el Ministerio de Salud, que se extenderá hasta el 31 de septiembre y que, entre otras cosas, trae de vuelta la obligatoriedad del uso de la mascarilla.
¿Hay que volver a cubrirse la cara para salir a espacios públicos? No: esta vez solo será obligatoria en los servicios de urgencias de salud —públicos o privados—, pero no así en el transporte público ni al aire libre.
La medida busca prevenir un mayor aumento de la circulación de virus respiratorios que, en las últimas semanas, han mostrado una preocupante alza. A diferencia de años anteriores, esta temporada aparece con fuerza el virus respiratorio sincicial (VRS), además del covid-19 —que nunca se fue del todo— y la influenza, lo que ha llevado a especialistas de salud a hablar de una “tripledemia”.
Claudio De La Hoz, broncopulmonar de Clínica Las Condes, dice que las proyecciones para este período invernal no son “muy alentadoras”. Estas se basan en modelos predictivos del comportamiento de los virus respiratorios de incidencia estacional que toman como referencia la experiencia de nuestro país en años anteriores y lo acontecido en los últimos meses en Estados Unidos y Europa.
Para este otoño-invierno, la incidencia, prevalencia, circulación viral, coinfección y sobreinfección por bacterias, tanto en niños como adultos “será brutal”, dice De la Hoz. A las altas tasas de infectados por los virus, se añade un alto porcentaje de casos graves y mortales en grupos de riesgo, como menores de 6 meses, adultos mayores, y pacientes inmunodepresivos.
“Ya estamos viendo un aumento del 9,5% en las consultas por causas respiratorias respecto al 2023, que fue muy complejo, así como un incremento de las personas afectadas por covid-19″, añade Sebastián Ugarte, jefe de Unidad Paciente Crítico (UPC) de Clínica Indisa.
Por su parte, Jaime Labarca, infectólogo de UC CHRISTUS, sostiene que en los últimos 14 días se ha visto un aumento de casos de Influenza tipo A, “lo que hace pensar que puede ser el comienzo del periodo epidémico de este virus y que aumente de manera significativa en las próximas semanas”.
La amenaza de una fatiga pandémica
Una de las preocupaciones del personal de salud sobre esta alerta sanitaria es que, pese a los antecedentes entregados para declararla, la población tenga una fatiga pandémica: un agotamiento a nivel psicológico tras el largo período de restricciones impuestas para enfrentar el período más crítico de la pandemia de covid-19.
“La fatiga pandémica podría afectar negativamente la percepción de riesgo y los objetivos de la alerta sanitaria, pues disminuye la adherencia a las medidas preventivas y a la vacunación”, expone Sebastián Ugarte. “Eso aumenta el riesgo de propagación de virus y la posibilidad de rebrotes”.
Tras el fin de las restricciones y el confinamiento, dice Ugarte, se ha observado una disminución en la adhesión a la vacunación contra covid-19. “Además, entre el 2021 y 2023, más de 2,4 millones de dosis de vacunas compradas por el Gobierno han vencido, según cifras oficiales”.
Claudio De la Hoz agrega que entre trabajadores sanitarios aún existe “cierto efecto postraumático” tras lo ocurrido en 2020 y 2021. “Los equipos de salud están cansados y con un nivel de estrés no menor ante la posibilidad de una nueva pandemia, lo que los llena de angustia”.
Pese a la amenaza, Jaime Labarca es optimista. El infectólogo asegura que Chile ha sido uno de los países que ha seguido con más éxito las recomendaciones de las autoridades sanitarias “dado el mensaje común, integrado de las autoridades, los expertos consultados y los medios de comunicación”.
Tras estos difíciles años, ¿qué hemos aprendido acerca de los riesgos y medidas de prevención que permitan un autocuidado más efectivo?
Uso de mascarilla
Hasta 2020, el uso masivo de mascarillas en la población local era impensado y más bien se asociaba a imágenes provenientes de Asia, donde su utilización se hizo común tras la epidemia del SARS en 2003. Tras la llegada del covid-19, las mascarillas se transformaron en un elemento vital de la estrategia de prevención impulsada por casi todos los gobiernos del mundo.
Para Claudio De la Hoz, es importante recordar que el contagio principal de virus respiratorios es por aerosolización de gotitas al toser o estornudar. Ante esto, diversos estudios a nivel internacional dan crédito de la efectividad de las mascarillas. Su uso “se asocia a un efecto protector frente a las infecciones respiratorias, tanto en los centros sanitarios como en los centros de cuidados de larga duración y en los eventos masivos”, se lee entre las conclusiones de un estudio publicado en la National Library of Medicine (NIH).
En la actual alerta sanitaria, el uso de mascarillas es obligatorio solo en servicios de urgencias. Y si bien De la Hoz dice que su utilización a nivel universal no se justifica, Sebastián Ugarte recomienda considerarla voluntariamente en otros lugares de alta afluencia, “como el transporte público, establecimientos educacionales, centros comerciales, supermercados y ferias”.
Jaime Labarca, en tanto, remarca que su uso está recomendado en “todas las personas que están cursando con un cuadro respiratorio viral”. También en aquellas que “pudieran tener consecuencias serias a raíz de un cuadro viral como enfermos crónicos o con defensas bajas”.
¿Qué tipo de mascarilla es la más efectiva?
Algunos estudios indican que las N95 y KN95 son las que ofrecen mayor protección. Sin embargo, De La Hoz sostiene que éstas deben ser reservadas para prevenir bacterias o virus con contagio vía respiratoria (no gotitas), como sería, por ejemplo, ante casos de tuberculosis o covid-19 en ambientes hospitalarios. Para el uso cotidiano en el contexto de la alerta sanitaria, en tanto, se recomiendan las clásicas mascarillas quirúrgicas.
Vacunas
“La vacunación es una herramienta efectiva para reducir la propagación de los virus respiratorios, proteger a la población vulnerable y también evitar la saturación del sistema de salud”, afirma Ugarte. Un estudio del Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos establece que la inmunización frente a la influenza puede reducir el riesgo de contagio entre un 48 y 60% en la población general durante la temporada anual de alta circulación de virus respiratorios.
En tanto, un estudio del 2022 elaborado por el Ministerio de Salud, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el CDC estima que la efectividad de las vacunas frente a hospitalización por covid-19 alcanza hasta el 95% cuando se había completado el esquema de dos refuerzos, disponible hasta entonces.
La actual campaña de vacunación se enfoca en grupos de riesgo prioritarios, que incluyen a personas mayores de 60 años, pacientes con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, respiratorias crónicas, inmunodeprimidos, así como mujeres embarazadas, trabajadores de la salud y personal esencial que esté en contacto directo con el público.
A las vacunas contra el covid-19 y la influenza se suma este año la del anticuerpo Nirsevimab en lactantes menores de 6 meses, y en aquellos de riesgo, para protegerlos del virus respiratorio sincicial (VRS). Esto, dice Ugarte, “marca un hito importante en la protección de la salud infantil, siendo Chile el primer país de América Latina en adoptar este medicamento”.
Lavado de manos
Para este período de alerta sanitaria, los especialistas coinciden en que la higiene de manos, tanto con agua y jabón o alcohol gel, deben ser reforzadas. “Una de las principales vías de contagio es por superficies o manos contaminadas con virus”, argumenta De la Hoz.
De acuerdo a la CDC, el lavado de manos previene hasta en un 21% el contagio de virus respiratorios, además de otras enfermedades, llegando hasta el 40% en la reducción de casos de diarrea.
El mismo centro estadounidense establece que no cualquier alcohol gel es útil para prevenir el contagio de enfermedades. Para asegurar la efectividad, se deben elegir aquellos con una base de alcohol entre 60% y 95%. Solo estas concentraciones son capaces de eliminar algunos virus, gérmenes y bacterias.
Otras medidas
Durante el período de alerta sanitaria y, en especial, durante la temporada invernal, otras recomendaciones útiles para el autocuidado son:
- Evitar acudir a lugares con alta afluencia de personas (especialmente si uno presenta síntomas).
- Evitar contacto con pacientes sintomáticos.
- En lo posible, evitar lugares de alta circulación viral como servicios de urgencia.
- Evitar acudir a urgencia por casos leves: tanto por la posibilidad de contagio como para no sobrecargar los sistemas sanitarios.
- Evitar estornudar o toser sin cubrir la boca de preferencia con el antebrazo o brazo.
Jaime Labarca aconseja que “cada vez que se tenga un cuadro viral respiratorio, tener conciencia de que puede ser covid o influenza. Hay que cuidarse, evitar el contagio con el uso de mascarilla y la distancia física, y hacerse los exámenes para descartar estos dos virus, que son lo que pueden causar mayor daño en la población”.
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