El verano nos regala días de sol, diversión en la playa y refrescantes chapuzones en la piscina, playa o el lago, sin embargo, hay que tener en cuenta a un fantasma que puede andar rondando, en especial si has pasado horas y horas en el agua. La otitis, una inflamación del oído, es una preocupación común durante esta temporada, especialmente para aquellos que disfrutan de actividades acuáticas. En concreto es cuando ocurre una inflamación del conducto auditivo, causando molestias, dolor e incluso pérdida temporal de la audición.
“La otitis externa es una consulta muy frecuente en niños durante la temporada de verano”, dice la Dra. Paulina Cristino, pediatra de Cuidado Intensivos Pediátricos de Clínica Santa María. “Es fácil de reconocer, dado que el menor presentará dolor intenso del oído y secreción proveniente del conducto auditivo”, comenta.
El Dr Ramón Readi, otorrinolaringólogo de Clínica Dávila y Dávila Vespucio, explica que es frecuente la infección de los oídos durante el verano que se produce al bañarse, “sobre todo en aguas contaminadas o en piscinas si se está durante mucho rato y eso se conoce como otitis del nadador”, ahonda el profesional. La pediatra complementa que “debido a la exposición al agua y la humedad, se crea un entorno propicio para el crecimiento bacteriano”.
En cuanto a la sintomatología, lo que puede llegar a sentirse cuando se atraviesa un cuadro de otitis es:
- Sensación de cuerpo extraño
- Quemazón o picor
- Dolor de oído
- Fiebre
- Vértigo
- Pérdida de audición
- Otorrea
- En los niños pequeños se manifiesta como irritabilidad
Desde el sitio de la universidad de Navarra, los gérmenes que se detectan con más frecuencia en la otitis son el Streptococcus pneumoniae, el Haemophylus influenzae y con menor frecuencia la Bramanella catarralis, el Streptococcus del grupo A y el Staphylococcus aureus. Se debe acudir a un médico si se presenta alguno de los síntomas mencionados anteriormente.
Factores gatillantes comunes de otitis en verano:
-Agua contaminada: “Hay que tener mucho ojo que puede existir y aumentar el riesgo de infecciones en los oídos al meterse en esas aguas”, dice Readi, ya que las aguas de curso natural como lagos, ríos, incluso termas, al ser aguas no están ni tratadas ni cloradas, pueden transmitir alguna bacteria o gérmenes al oído a través de la humedad y asimismo generarse una otitis.
-Exceso de humedad: permanecer con los oídos húmedos durante mucho tiempo, especialmente después de nadar, puede facilitar el desarrollo de infecciones. Con la humedad se cultiva un ambiente propicio para que bacterias y gérmenes puedan proliferar.
-Uso inadecuado de tapones: si bien los tapones son una buena manera de prevenir, también pueden ser factor incidente en el desarrollo de una otitis cuando se usan y estos están húmedos o sin limpiar. Aumenta el riesgo de otitis al exponer directamente el conducto auditivo a agentes externos.
Tratamiento
Quien debe diagnosticar la otitis debe ser siempre personal médico, vía exploración otoscópica. A veces se realiza una otoscopía neumática puede ser esencial para precisar y determinar la movilidad de la membrana timpánica. El tratamiento habitual de la otitis se realiza con antibióticos durante 10 ó 14 días, además de analgésicos. Desde las primeras 48 horas deberían sentirse aliviados respecto a dolores.
Consejos de prevención:
-Secado: después de nadar, asegúrate de secar bien tus oídos utilizando una toalla suave o inclinando la cabeza para permitir que el agua salga naturalmente. La idea es remover toda humedad que pueda ser un posible factor. Una buena idea: secar y limpiar el oído con una toalla de papel limpia y seca. Jamás húmeda para no proliferar bacterias y gérmenes.
-Utiliza tapones para los oídos: en especial si el agua en el que te bañes no tiene tratamiento. Al incorporar esta barrera evitas que el agua contaminada con bacterias y gérmenes lleguen al conducto auditivo. Una vez que termines de usar los tapones debes limpiar y dejar secar bien para evitar el efecto contrario.
-Evita la exposición prolongada al agua: por aburrido que suene es importante limitar el tiempo que pasas sumergido. De esta forma evitas que tu oído esté constantemente expuesto al agua durante períodos extensos. Mantener tu cabeza afuera o refrescar tu cabeza de vez en cuando.