Pantis: qué hay que saber antes de comprarlas y cómo hacerlas durar más tiempo

Con la llegada del otoño las temperaturas bajan gradualmente, y si queremos seguir usando faldas y vestidos, no queda otra que aguantarse el frío o recurrir a las pantimedias.

Lo bueno es que el abanico para elegir es cada vez más amplio gracias a las innovaciones en materiales, colores y diseños. Todas las pantis tienen su gracia y particularidad, una variedad que a veces puede llegar a abrumar a las consumidoras que solo buscan algo simple y resistente. ¿Cómo saber, antes de comprarla, que una panti será abrigadora y duradera? Dos especialistas en ellas nos entregaron consejos y claves para tener más claridad y no improvisar al momento de elegirlas.

“En general, las pantis son una construcción compuesta de hilados de poliamida y de elastano”, comenta Valeria Moya, encargada de e-commerce y comunicaciones de Daily Basics, marca nacional especializada en ropa interior femenina, cuyas prendas son diseñadas y fabricadas en Chile. “La poliamida tiene la función de darle cuerpo y textura a las telas, mientras que el elastano se encarga de la elasticidad y su capacidad de retorno”. Es así como según el modelo estas variaciones de composición van cambiando.

La forma del hilado también cambiará las características de la panti, pues según la manera en que se componga el hilo —las llamadas “torsiones”, que son los distintos tipos de hilaturas— “variará el grosor y la textura del producto”.

Para quienes buscan o privilegian la durabilidad en sus pantis, el factor en el que deben fijarse es el porcentaje de elastano que tenga la tela. “Entre mayor sea, es más probable que dure más tiempo, ya que este material ayuda a que la conformación de los puntos del tejido se mantengan estables”. De la misma forma, si una panti tiene muy poco o nada de elastano, seguramente resistirá menos uso ya que “su estructura va a ceder y perderá la forma original con mayor facilidad”.

Por si no lo sabías, el espesor de las pantis y otras telas se mide en deniers —que muchas veces se abrevia en DEN o simplemente en D—, una unidad que designa “el grosor de los hilados que la componen”, expresa Moya. Entre más alto es este número, más denso es el material.

En temporadas de temperaturas altas, como la primavera y el verano, lo que se suele y recomienda usar son las pantis de 10, 15 y 20 DEN, dice la especialista, porque “son telas translúcidas que, a pesar de tener un color, permiten ver el tono natural de la piel, no retienen temperatura y se visualizan como un filtro de color”.

En otoño, o en instancias más frescas, se sugiere usar un DEN más alto (por ejemplo, entre 40 y 60). “Ahí la panti ya es más opaca, por lo que disminuye su transparencia y aumenta su capacidad de abrigo y duración”.

“Ya para un full invierno y máximo abrigo, las medidas pueden ir desde 70 hasta 100 o más DEN, lo que significa que tendremos una lámina de tela completamente opaca, donde la piel quedará oculta, como sucede con las ballerinas”, apunta.

“Esta es una ballerina súper elasticada y gruesa, que protege 100% del frío y además tiene una carta de color divertida para combinar con cualquier outfit”, recomienda Moya para estas mañanas más frescas.

Para Kena Zavala, dueña de KZ Trends —otra tienda especializada, enfocada en la importación—, hay un elemento crucial en el que fijarse antes de comprar un par de pantimedias. Es el refuerzo de la punta, puesto a que “la mayoría de los accidentes ocurren en esa zona de la panti”. Si no se ve bien reforzada, o el modelo no hace hincapié en esa característica, mejor dudar de ella.

Otro atributo que se debe tener en mente es “distinguir los hilos”, dice. “La calidad de un hilo y su tecnología te asegurará mayor durabilidad que una panti estándar”.

Para Zavala, en Chile el uso de pantis tiene una temporalidad muy marcada, y es por estas semanas, en otoño, cuando las mujeres adquieren sus nuevos modelos para encarar los fríos meses que vienen. Además de las delgadas, existen algunas que son más gruesas e incluso térmicas, “donde a través de su innovación puedes olvidarte de pasar frío pero sin sacrificar estilo, ya que su tecnología permite que se pueda mantener la temperatura corporal hasta 10 grados más respecto a la temperatura exterior”.

Elaboradas con cáscaras de semilla de café y de 150 DEN, en estas pantis térmicas no se forman las clásicas pelotitas, y su durabilidad es bastante alta. Se han transformado en sensación, tanto en mujeres como hombres, puesto a que “pueden ser usados como primera capa, incluso para hacer deporte durante el invierno”. Este modelo es de la marca española Cecilia de Rafael, una de las más prestigiosas de ese país.

Cuando compran sus pantis, mucha gente asumen que les durará solo una o dos posturas, y que más temprano que tarde se correrá un punto, se rasgará con algún accidente o simplemente se romperán. Pero esta idea, dicen las expertas, debe ser completamente erradicada. Las pantis sí pueden tener una vida más larga, solo hay que saber cuidarlas.

“El principal cuidado pasa por la manipulación de las pantis más delgadas, que son las que más tienden a romperse”, expresa Zavala. Según ella, “cómo ponérselas” es clave para alargarles su vida útil. Para conseguirlo, lo que sugiere es:

• Enrollar la panti desde la cintura hasta la punta.
• Posicionar correctamente la punta y el talón en el pie.
• Subirla delicadamente desde el tobillo hasta la rodilla.
• Estirar hasta por debajo del abdomen, eliminando las arrugas y luego distribuirla cuidadosamente por la cintura.
• Las pantis delgadas siempre hay que lavarlas a mano o en la ducha, con un jabón suave.

Sí se pueden meter a la lavadora, pero para eso, como aconseja Moya, lo mejor es utilizar esas bolsas de malla especiales para las ropa interior o las prendas delicadas. “El movimiento y el roce con otra ropa y sus accesorios las puede enganchar o pueden sufrir deformaciones, ya que es muy fácil que se enreden”.

Cuando te pongas una panti, siempre hazlo con las manos libres de accesorios “como anillos o pulseras, y al momento de calzarla se debe recoger el tubo de la pierna en toda su extensión y luego ingresar el pie subiendo paulatinamente hasta llegar a la cintura, sin forzar la tela con las puntas de los dedos”.

“Si un punto se corre, técnicamente podría volverse a tejer, como el tejido a palillo”, dice Moya. Sin embargo, “es difícil que quede completamente invisible”. Tomando esto en cuenta, si se detecta algún enganche del tejido, ella aconseja “rodearlo de inmediato con barniz de uñas invisible, para evitar que se siga destejiendo o corriendo el punto. Este es un truco de la época de nuestras abuelas y sigue funcionando”.

Según explica la fundadora de KZ, “arreglar una panti si su DEN es muy bajo no se puede”. Pero hoy existen tecnologías que evitan que esto pase. En España, por ejemplo, se les conoce como “anticarreras”, donde “si se rompe, no corre el punto”.

Otro consejo es crear una pantimedia a través de dos. La abuela de Zavala fue quien le enseñó este interesante truco, en el que se unen dos piernas de pantimedias y así poder reutilizarlas. A su vez, el engendro sirve como una expresión artística. “Una panti jamás se elimina, por lo que la invitación es a mezclar y crear”, acuña.

Hoy también existen pantimedias confeccionadas con materiales más amigables con el medioambiente. Por ejemplo, la Eccola 20, que está fabricada con hilo Amni Soul Eco, 100% biodegradable, reciclable y recuperable.

*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 25 de marzo de 2022. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.