Quienes ya se han sumergido en el expansivo universo de los tocadiscos y los vinilos, sabrán que cada detalle cuenta en la experiencia sonora. Tus álbumes favoritos no cambiarán nunca, las canciones serán las mismas, pero la forma en que las escuchas sí puede diferir: tal vez con graves más gruesos, con agudos más nítidos, o bien con mayor naturalidad, por ejemplo.

Todo incide en la experiencia sonora, más aún cuando se trata de vinilos y tocadiscos. Esto implica que la búsqueda del “sonido perfecto” tiene múltiples caminos y posibilidades, es decir, es personalizable. Y por ende, lo que entendemos como “perfecto” no es más que una percepción subjetiva: cómo creemos que debe ser el sonido.

“No es una ciencia exacta”, dice Pablo Gutiérrez Verdi, dueño de la disquería Vinilo Garage y co-organizador del Día Internacional del Vinilo en Chile. Es cierto, customizar tu sistema de sonido para alcanzar el resultado más satisfactorio posible está lejos de tener certezas matemáticas, pero la infinidad de factores que entran en juego y de posibilidades de elementos a incorporar —espacio, equipos, formato, accesorios y más— es lo que abre el campo para la experimentación, e incluso para las excentricidades propias de un científico que disfruta experimentando.

Quizá uno de los aspectos más sencillos con los cuales comenzar a entrenar el oído es con el mat o alfombrilla que va sobre el plato del tocadiscos. Su función es amortiguar el disco de vinilo, protegerlo de posibles daños que se produzcan en el roce con la superficie del plato, además de absorber las vibraciones que aparecen durante su reproducción, de manera que la aguja circule por los surcos con mayor suavidad y consistencia.

Todo esto, como se podría esperar, tiene un impacto en el resultado sonoro. Pero, ¿cuánto? Pues, depende del material del cual esté hecho el mat y su calidad.

“No da lo mismo el mat que escojas, ya que cada fabricante diseña su propio producto buscando contribuir a un sonido más dinámico, con menor estática y de rendimiento preciso”, expone Gutiérrez. En muchos casos, advierte, las diferencias son “demasiado sutiles” al momento de comparar y escuchar.

En tanto, blogs de audiófilos y amantes de los discos de vinilos, como The Sound of Vinyl, Sound Matters y Vinyl Chapters, son algo más enfáticos respecto a los resultados que se obtienen cuando se utilizan mats de materiales como fieltro, corcho y cuero.

Un poco de historia

En los años 80, previo a la entrada del CD y masificación del cassette, cuando aún el vinilo vivía su época de oro, los tocadiscos y tornamesas solían incorporar “de fábrica” un mat de goma. Este material garantiza un soporte de agarre antideslizante para los discos: mat y vinilo giran al unísono, de forma consistente. También brinda una muy buena absorción de las vibraciones, por lo que suelen proveer ese sonido limpio, libre de resonancias y distorsiones, que persiste en el imaginario colectivo de la década.

Sin embargo, algunos aspectos hicieron necesaria la búsqueda de alternativas a la goma: entre otros, su rápido desgaste, la liberación de un aroma no muy agradable y, más importante aún, que sus cualidades no iban en la línea de la creciente escena de djs.

El mat de goma “no permitía deslizar los discos para hacer scratch y mixear, así que crearon los slipmats de fieltro, que permiten el contacto entre el plato y el disco, sirviendo de soporte al vinilo para dar mayor estabilidad”, comenta Andrés Reyes, vendedor de Funtracks, disquería que funciona desde 1994 en Providencia. “También sirve para amortiguar”.

Así aparecieron los slipmats, término utilizado principalmente en el circuito de DJs para referirse a las alfombrillas (“mats”, en inglés) que permiten deslizar (“slip”, en inglés) manualmente los discos mientras se reproducen.

Para qué sirve el mat de una tornamesa (y cómo elegir el mejor)

Así, también se abrió el camino a la creatividad y la sofisticación: hoy prácticamente se pueden encontrar mats de cualquier material que ofrezca protección a los vinilos durante la reproducción: lana, metal, acrílico, plástico, vidrio, silicona, fibra de carbono, etc.

“La mayoría de los slipmats se describen con la capacidad de eliminar la estática de los discos; pero esto es falso”, asegura Pablo Gutiérrez. El tema, dice, es que la electricidad se genera “con la propia fricción de la aguja sobre el surco, y con la extracción del disco de su funda, en especial si ésta es de papel”.

Es decir, la estática es prácticamente inevitable. Lo que sí puede ofrecer una alfombrilla es disiparla al punto de que sea imperceptible durante la reproducción de un disco, de manera que el sonido sea limpio.

“Un tiempo probé un slipmat bellísimo hecho de un papel japonés. Pero al ser delgado como hoja, tiene poca tolerancia a la estática y en más de una ocasión terminó pegándose completamente al disco al momento de retirarlo del plato, pese a declararse ‘antiestático’”, ejemplifica Gutiérrez.

El fundador de Vinilos Garage suele participar en encuentros y actividades vinculadas al formato. Cuenta que, en una feria a la que asistió en Washington, Estados Unidos, se topó con la exhibición de un slipmat hecho de “una aleación con materiales carísimos”. “Costaba 4 mil dólares y te pasaban guantes blancos si es que querías tocarlo. Por supuesto que no le colocarás semejante cosa a cualquier tornamesa”.

Distintos tipos de mats

Volvamos a la tierra. En el mercado nacional se pueden encontrar con mayor frecuencia las alfombrillas de fieltro, corcho y, en menor medida, las de cuero. Centremos en estas opciones la evaluación.

Mat de fieltro

Estas son las alfombrillas que suelen traer por defecto los tocadiscos modernos. El fieltro es un material suave y sumamente ligero, que proporciona muy buena amortiguación al vinilo.

“Es ideal para los diyeis, porque permiten deslizar el disco para hacer scratch y mezclar”, dice Andrés Reyes. Por lo mismo, es un muy buen complemento para las tornamesas direct drive —de tracción directa—, “que permiten hacer scratch y retroceder el plato”.

La mayor debilidad de los mats de fieltro está en su propensión a juntar polvo y suciedad en el tejido. Cuando se deteriora, tiende a generar pelusas que dan a parar en los discos y, eventualmente, en la aguja, afectando al sonido. Su capacidad antiestática no es la más alta, por lo que tampoco ofrece la mayor antiadherencia ni el sonido más libre de resonancias y distorsión.

“Si bien el fieltro otorga un buen contacto del disco con el plato, no entrega una adherencia óptima y acumulan polvo. Por esto mismo, cuando vienen de fábrica aconsejo cambiarlo y no recomiendo comprar slipmat baratos que incluyan logos de bandas o diseños cosméticos”, apunta Pablo Gutiérrez.

Mat de fieltro Rega


Mat de corcho

Económicos, ligeros y de grandes cualidades en relación a la protección que pueden ofrecer a los discos y a la experiencia sonora, los mat de corcho “mejoran significativamente la calidad del sonido, ya que reduce la estática, las resonancias y ofrecen mayor agarre y soporte al disco, reduciendo el giro”, describe Reyes.

Esa mejora en el resultado tiene que ver con una cierta calidez que el material proporciona en la reproducción, pero sin alterar los graves del disco, por lo que está en línea con el audio de alta fidelidad.

Que el corcho reduzca la estática implica, de paso, que acumula menos polvo y suciedad que el fieltro. Sin embargo, su vida útil puede ser más reducida que otros materiales. Su desgaste va de la mano con un desgranaje que deja baches e irregularidades, aumentando las vibraciones y las inconsistencias en el sonido. Este tipo de mats tampoco sirven para las labores de DJ, debido a la nula capacidad de deslizamiento del disco que ofrece.

Pese a estos puntos en contra, los mats de corcho son súper recomendados por usuarios en sitios especializados y, también, por nuestros entrevistados. “Un tiempo utilicé slipmat de corcho y me dio buenos resultados”, asegura Gutiérrez. Reyes, en tanto, aconseja fijarse en que el modelo sea “consistente y no se doble con facilidad”, al momento de comprar.

Slipmat de corcho Music Jungle


Mat de cuero

Menos común en el mercado y, en comparación a los mats de fieltro y corcho, menos amigable con el bolsillo. Sin embargo, los mats de cuero poseen algunas características que pueden resultar muy interesantes para algunos oídos. De textura suave, peso ligero y apariencia sofisticada, este tipo de alfombrillas ofrecen una gran capacidad de absorción de la vibración —quizá no tanto como la goma— y prácticamente anulan la estática.

Esto significa que son más sencillas de mantener limpias y no tenderán a ensuciar tus discos. Respecto a su efecto en la sonoridad, hay quienes plantean que resaltan las frecuencias graves, dándoles mayor rango dinámico y haciéndolas más distintivas.

Pablo Gutierrez dice que actualmente utiliza un mat que combina corcho y cuero, marca Wooden Bull. “Estamos hablando de un paño que tiene un valor de 50 euros, sin considerar envío, lo que es bastante económico para todo lo que aporta tanto en firmeza, agarre y contacto con el disco. Están definitivamente en un espectro más audiófilo y que recomiendo para tornamesas tanto de gama media como alta, ya que además cuenta con un grosor denso pero de ajuste preciso”.

Mat Wooden Bull corcho y cuero

Si bien hay quienes recomiendan no utilizar ningún tipo de alfombrilla, lo que llevaría el sonido hacia el campo de la alta fidelidad, se trata de una opción que sólo tiene asidero cuando se posee un tocadiscos de alta gama. Si tu equipo tiene un plato de metal o aluminio, no te queda otra que ponerle un mat. Ya sabes, opciones hay para todos los gustos y bolsillos.


*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 15 de febrero de 2024. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.